No hablo absolutamente con nadie, nadie habla conmigo y luego llego a casa a las siete de la tarde totalmente agotada y muerta de hambre, una casa que nunca se limpia a sí misma y una cena que nunca se prepara a sí misma. Hago esto cada día.
Los sábados por la noche me reúno contigo, salimos de copas y me paso todo el domingo con una resaca espantosa. Esto significa que me convierto en una zombi y me quedo tumbada en el sofá como un trozo de brócoli. La casa sigue sin limpiarse sola y, por más que le grite, se niega a ordenarse. El lunes me despierta el espantoso lamento de mí despertador y vuelvo a empezar otra vez por el principio.
Rosie, ¿cómo puedes decir que no necesito un cambio? Necesito un cambio desesperadamente.
Rosie: Ruby, ambas necesitamos un cambio.
Para una amiga especial
¡Que éste sea el principio de un año lleno de éxitos y felicidad!
Perdona, Ruby, ésta era la única tarjeta medianamente decente que pude encontrar que no diera la lata sobre que tu vida ya está casi terminando. Gracias por estar siempre a mi lado, ¡hasta cuando preferirías no estarlo! Eres una amiga fantástica. Disfrutemos este cumpleaños y buena suerte en tu año nuevo.
Besos, Rosie
P. D.: Espero que te guste el regalo.
¡No vuelvas a quejarte de cambios nunca más!
Este vale da derecho a diez lecciones de salsa.
Ricardo será tu profesor cada miércoles a las ocho de la tarde en el pabellón de la Escuela Secundaria San Patricio.
Tiene un mensaje instantáneo de: RUBY
Ruby: ¡Estoy salseada! La última vez que tuve tantos dolores fue cuando los colegas de Teddy le regalaron el libro delKama Sutrapor Navidad. Prácticamente tuvieron que subirme a la oficina con una carretilla elevadora después de las vacaciones, ¿te acuerdas? Bueno, pues esta vez he tenido que tomarme la mañana libre. ¡¿Puedes creerlo?! Me he despertado con la sospecha de que había sufrido un accidente grave de coche, he mirado a Teddy y me he convencido de que era verdad. Claro que se me olvidaba que las babas, el sudor y los ruidos molestos formaban parte del paquete de Teddy. He tardado veinte minutos en despertarlo para que me ayudara a levantarme de la cama. Luego he tardado otros veinte en levantarme. Mis articulaciones se habían declarado en huelga. No hacían más que holgazanear por ahí en piquetes gritando: «¡Articulaciones en huelga, articulaciones en huelga!». Las caderas eran las instigadoras de esta conspiración.
Así que he llamado a mi jefe y he acercado el teléfono a mis caderas para que las oyera. Ha estado de acuerdo conmigo y me ha dado la mañana libre. (Bueno, ahora sostiene que no lo ha hecho, pero me aferro a mi versión de la historia.)
No me figuraba que algo pudiera doler tanto. Dar a luz no es nada comparado con el ejercicio, y Gary fue un bebé enorme. Esto es lo que tendrían que hacerles a los prisioneros de guerra para interrogarlos: obligarlos a tomar lecciones de salsa. Ya sabía que no estaba en forma pero, por Dios, conducir el Mini ha sido horrendo. Cada vez que cambiaba de marcha era como si alguien me arreara un martillazo en el brazo. Primera marcha, dolor; segunda marcha, mucho dolor; tercera marcha, tortura. Me dolía tanto que he terminado yendo al trabajo en segunda. No ha sido seguro ni saludable para el motor, pero el coche se las ha apañado para llegar hasta el trabajo tosiendo y resoplando, igual que su propietaria.
Si me hubieses visto caminar habrías jurado que Teddy y yo habíamos practicado todas las posturas del Kama Sutra. Hasta escribir a máquina ha sido una experiencia traumática: de repente me he dado cuenta de que el hueso del dedo está conectado con el del brazo, que por alguna razón me tiraba del ligamento de la corva provocándome dolor de cabeza. Tendría que haber previsto que me encontraría tan mal. Cuando anoche me dejaste en casa estaba tan entumecida que casi tuve que entrar a gatas al vestíbulo, donde mis oídos recibieron el saludo de la sesión de intercambio de gruñidos que Teddy y Gary celebraban en la sala de estar. He descubierto que ése es su sistema particular de comunicación.
Así que dejé en paz a mi maravillosa e inteligente familia, me hundí en la bañera y consideré la posibilidad de ahogarme. Entonces recordé que aún quedaban sobras del pastel de chocolate de ayer y saqué la cabeza del agua para respirar. Hay cosas por las que merece la pena vivir.
Pero gracias por el regalo, Rosie; nos divertimos lo nuestro en clase, ¿verdad? No recuerdo haber reído tanto en toda mi vida, lo cual, pensándolo bien, seguramente sea el motivo de que me duela tanto la barriga. Gracias por recordarme que soy una mujer, que tengo caderas, que puedo ser sexy, que soy capaz de reír y pasármelo bien.
Y gracias por meter al sexy de Ricardo en mi vida. Me muero por volver a sentirme así la semana que viene. Y después de todos mis quejidos y lamentos, dime, ¿cómo te encuentras?
Rosie: Muy bien, gracias. No me quejo.
Ruby: ¡Ja!
Rosie: Vale, vale, estoy un poco entumecida.
Ruby: ¡Ja!
Rosie: Vale, esta mañana el autobús ha tenido que bajar la rampa para minusválidos porque no podía levantar las piernas.
Ruby: Eso empieza a ser creíble.
Rosie: ¡¡Ay, qué guapo es Ricardo, Ruby!! Anoche soñé con él. Me he despertado sin camiseta y con la almohada llena de babas. (Vale, no es verdad.) Cada vez que oía esa voz italiana tan sexy gritando: «¡¡Ro-sie!! ¡Pres-ta ten-sión!» y: «¡¡Ro-sie!! ¡Le-van-ta del sue-lo!» se me estremecía todo el espinazo. Pero lo que realmente me puso fue cuando dijo: «¡Muy bien, Rosie, un meneo de caderas fantabuloso!». Mmmm, el rico Ricardo y sus caderas…
Ruby: ¡Sí! ¡Las caderas! Aunque creo recordar que se refería a mí con lo del «meneo fantabuloso».
Rosie: ¡Oh, Ruby! ¿No tiene derecho a soñar una chica? Me sorprendió que hubiera tantos hombres. ¿A ti no?
Ruby: ¡Sí! Me hizo pensar en cuando iba a las discotecas siendo todavía una colegiala: siempre era una de las chicas a las que les tocaba como pareja de baile otra chica. Anoche había más hombres bailando con hombres que mujeres con mujeres.
Rosie: Sí, es verdad, pero algo me dice que lo hacían por gusto. Aunque se tomaron demasiado en serio lo de llevar tacones altos, ¿no crees? ¿Te imaginas a Teddy y a Greg asistiendo con nosotras a clase?
Ruby: ¡Ay, esa visión nos dañaría los ojos! Teddy no alcanza a tocarse los hombros con las manos, ¡imagínate abrazarme! Cuando terminara de dar una vuelta ya habría pasado un año.
Rosie: ¡Ja! Sí, y Greg seguramente se obsesionaría tanto con Ricardo contando los pasos en voz alta que se pondría a hacer cálculos mentales sumándolos, multiplicándolos, restando el primer resultado a la raíz cuadrada del sexto o lo que fuera. Greg, el director de banco y su aventura amorosa con los números. Me parece que sólo quedamos tú y yo, Ruby.
Ruby: Eso parece… ¿Y qué tal le van las cosas a Alex últimamente?
Rosie: Sigue rondando al padre de Bethany la Putilla con la intención de conseguir un empleo en el que hacer picadillo los cuerpos de la gente.
Ruby: Ya… ¿Quién es Bethany, por qué es una putilla y a qué se dedica su padre?
Rosie: Ay, perdona. Bethany es el amor de infancia y la primera novia de Alex; es una putilla porque lo digo yo y su padre es médico.
Ruby: Qué emocionante: el regreso de una de las ex novias de Alex. Esto sí que será una vuelta de hoja.
Rosie: No, ella no pinta nada. Alex está asistiendo a unas conferencias que da su padre.
Ruby: Ay, Rosie Dunne, espera lo inesperado, por una vez. Quizás así no te quedes tan patidifusa cuando las cosas se te pongan en contra.
Capítulo 28
Aries
La vertiginosa combinación de Urano en Aries junto con tu regente Júpiter opuesto a Venus y la cuadratura del Sol con Plutón anuncian complicaciones. La luna nueva trae cierto alivio aunque dando un extraño giro al destino.
CIRUJANO IRLANDÉS SE INCORPORA AL EQUIPO DE WILLIAMS
Por Cliona Taylor
El cirujano irlandés Reginald Williams, que acaba de lograr un gran éxito al dar a conocer su nuevo método de cirugía cardiovascular, ha anunciado hoy la inminente incorporación de su compatriota el doctor Alex Stewart a su laureado equipo. El doctor Stewart, de treinta años y licenciado por Harvard, declaró: «Siempre he seguido los estudios del doctor Williams con gran interés y admiración», y añadió que para él es un placer y un honor convertirse en miembro del equipo pionero en esta nueva cirugía que sin duda servirá para salvar muchas vidas.
El doctor Stewart nació en Dublín y se mudó a Boston a los diecisiete años cuando su padre accedió a un puesto en el renombrado bufete de abogados estadounidense Charles amp; Charles. El doctor Stewart ha completado cinco años como residente de medicina general en el Hospital Central de Boston antes de unirse al equipo del doctor Williams para proseguir sus estudios de cirugía cardiovascular. En la foto superior (de izquierda a derecha) aparecen el doctor Reginald Williams con su esposa, Miranda, y su hija, Bethany, que anoche acompañó al doctor Stewart al baile benéfico organizado por la Fundación Reginald Williams para Enfermedades de Corazón.
Véase el artículo de Wayne Gillespie sobre este nuevo método de cirugía cardiovascular en la página 4 del suplemento de Salud.
Tiene un mensaje instantáneo de: ROSIE
Rosie: Hola, Ruby, ¿a que no adivinas lo que acabo de leer en el periódico esta mañana?
Ruby: Tu horóscopo.
Rosie: ¡Oh, venga! Concédeme un poco más de crédito. ¿Crees que leo esas cosas cada día?
Ruby: Claro que lo lees cada día. Te ayuda a decidir si estás de buen o mal humor. No entiendo el mío de hoy. Dice: «Aprovecha al máximo la oportunidad que te brindan las circunstancias económicas favorables para tomar la iniciativa a finales de mes. Marte ha entrado en tu signo y deberías rebosar energía. Experiencias emocionantes a la vista».
No he estado tan arruinada, agotada y aburrida en toda mi vida. Así que todo eso es pura basura. Aunque tengo muchas ganas de que llegue nuestra próxima clase de baile. Me cuesta creer que esta semana termine el primer curso y que pronto comencemos el segundo. Estas últimas semanas han pasado volando. En fin, ¿qué había en el periódico aparte de tu signo del zodíaco?
Rosie: Mira la página tres del Times.
Ruby: OK, página tres, voy leyendo los titulares mientras escribo… Oh, Dios mío, mira por dónde. ¿Ésa es Bethany la Putilla?
Rosie: ¿Necesitas preguntarlo?
Ruby: Perdona, cariño, pero la veo como la típica treintañera asquerosamente rica y bien vestida, aunque puedo llamarla Bethany la Putilla, si insistes.
Rosie: Sígueme la corriente.
Ruby: Muy bien… ¡Pero fíjate, Rosie, Bethany la Putilla sale con Alex en el periódico! En la página tres. Parece… parece una putilla.
Rosie: Y que lo digas. De todas formas tiene treinta y dos. Mi horóscopo decía que…
Ruby: ¡Ajá! Te dije que…
Rosie: Corta el rollo de los «Te dije» y atiende. Mi horóscopo decía que sentiría un cierto alivio, pero con un extraño giro en mi destino.
Ruby: ¿Y…? El mío dice que soy rica, ya ves.
Rosie: Bueno, me alegra que Alex por fin haya conseguido el trabajo de sus sueños después de tantos años, pero no deja de ser irónico que para conseguirlo haya tenido que verse con ella.
Ruby: Te dije que esperaras lo inesperable, Rosie, y que dejaras de prestar atención a los horóscopos. No son más que basura.
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: ¡Enhorabuena!
Me he enterado de la buena noticia. Hoy has salido en todos los periódicos de aquí (te guardo todos los recortes de prensa) y te he oído hablar en la radio esta mañana. No sé muy bien de qué hablabas, pero parecía que estuvieras resfriado. Prácticamente puedes resucitar a la gente de entre los muertos, pero no puedes librarte de los mocos.
¿Cómo está Josh? El otro día llamé a tu madre y lo tenía pasando el fin de semana con ella. ¡Le dijo a Josh que se pusiera al teléfono y me pareció increíble mantener una conversación con él! Es muy inteligente para no haber cumplido los tres, un chico listo, igual que su padre, nada que ver con su madre. Me contó un montón de cosas sobre los animales que había visto en el zoo e imitó los ruidos que hacía cada uno de ellos. Le sugerí a tu madre que ensayara el ruido del gorila con él, ya que Josh no supo imitarlo, pero me informó de que el pobre gorila está tan deprimido que se pasa todo el rato sentado en su jaula sin decir ni pío. O sea que Josh es un gran imitador además de un cerebrito.
Me encantaría volver a verlo alguna vez; me encantaría verte a ti. Tenemos que ponernos al día de nuestras vidas. Cuéntame algo sobre ti que no puedan contarme los periódicos, la radio ni la tele.
Querido Alex:
Aquí me tienes otra vez. No sé si recibirías mi e-mail de hace unas semanas. Sólo te felicitaba por la gran noticia. Aquí todos estamos muy orgullosos de ti: mamá, papá, Steph, Kev, Katie y Toby te mandan su enhorabuena. Me parece que Toby quiere ser médico igual que tú cuando sea mayor, porque así hablará en la radio y su foto saldrá en el periódico.