Rosie
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: (ninguno)
¡Venga, Rosie! ¡Estás quedando fatal! ¡Más vale que tengas alguna locura que contarme la próxima vez!
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: Niña de tres años
Por si no lo sabías, tengo una niña de tres años, de modo que me resulta algo complicado poder salir y agarrar una borrachera de padre y muy señor mío, porque luego me despierto con un dolor de cabeza espantoso y una niña chillona que necesita que me ocupe de ella y que no me permite pasarme media mañana arrodillada delante del retrete.
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: Perdón
Perdona, Rosie. No quería parecer insensible. Sólo quería darte a entender que tú también tienes que disfrutar de la vida. Cuida de ti misma y no sólo de Katie. Perdona si te he ofendido.
De: Rosie
Para: Stephanie
Asunto: Un momento de queja
Oh, Stephanie, a veces tengo la impresión de que las paredes se están juntando y me van a aplastar. Adoro a Katie. Me alegra haber tomado la decisión que tomé, pero estoy cansada. Completamente agotada. A todas horas.
Me siento así y cuento con la ayuda de papá y mamá. No sé cómo me las voy a arreglar por mi cuenta. Y tarde o temprano tendré que hacerlo. No puedo vivir con ellos para siempre. Aunque en realidad me gustaría.
Pero no querría que Katie dependiera tanto de mí cuando sea mayor. Por descontado, quiero que sepa que siempre puede contar conmigo y que mi amor es absolutamente incondicional, pero es preciso que sea independiente.
Y yo también necesito ser independiente. Creo que ya ha llegado la hora de que crezca, Steph. Lo he ido posponiendo y eludiendo durante mucho tiempo. Katie pronto comenzará a ir al colegio. ¡Imagínate! Todo ha pasado tan deprisa… Katie conocerá gente nueva y comenzará su vida y yo me he olvidado de la mía. Tengo que hacer de tripas corazón y dejar de compadecerme de mí misma. La vida es dura, ¿y qué? Es dura para todo el mundo, ¿no? Quien diga que vivir es fácil miente.
Con todo esto, se ha abierto una brecha inmensa entre Alex y yo porque me da la impresión de que vivimos en mundos muy distintos y ya no sé de qué hablar con él. Y antes podíamos pasarnos la noche entera charlando. Me llama una vez por semana y escucho mientras me cuenta lo que ha hecho durante la semana y procuro morderme la lengua cada vez que me pongo a contarle alguna anécdota de Katie. La verdad es que no tengo otro tema de conversación y soy consciente de que eso aburre a la gente. Creo que en otros tiempos mi vida resultaba más interesante.
Total, que por fin he decidido ir a visitarle a Boston. Por fin voy a enfrentarme a lo que habría podido ser mi vida si Alex hubiese cogido ese avión y me hubiese acompañado al baile de debutantes en vez de…, bueno, ya sabes quién. A estas alturas podría estar licenciada y ser una mujer con carrera. Ya sé que parece una tontería atribuir todo lo que ha ocurrido al mero hecho de que Alex no asistiera a ese baile, pero si hubiese venido, no habría ido con Brian. No me habría acostado con Brian y no habría tenido un bebé. Pienso que debo enfrentarme a lo que podría haber sido de mí para comprender y aceptar lo que soy.
Con todo mi amor,
Rosie
Capítulo 7
Stephanie:
Cariño, soy mamá. Me estaba preguntando si podrías ponerte en contacto con Rosie para intentar hablar con ella. Ha regresado de Boston una semana antes de lo previsto y parece disgustada por algo, pero se niega a decir qué le pasa. Me temía que fuera a ocurrir algo así. Sé que tiene la impresión de haber perdido grandes oportunidades. Ojalá fuese capaz de ver el lado positivo de lo que tiene ahora. ¿Hablarás con ella? Siempre se alegra mucho cuando recibe noticias tuyas.
Te quiero, corazón.
Mamá
Tiene un mensaje instantáneo de: STEPH
Steph: Oye, tú, no estás contestando al teléfono.
Steph: Sé que estás ahí, Rosie. ¡Veo que estás conectada on-line!
Steph: Muy bien, voy a darte la vara hasta que contestes.
Steph: ¡Hooooooola!
Rosie: Hola.
Steph: ¡Por fin! ¡Hola! ¿Por qué tengo la sensación de que pasas de mí?
Rosie: Perdona, estaba muy cansada. No tenía ánimos para hablar con nadie.
Steph: Bueno, te perdono. ¿Va todo bien? ¿Qué tal el viaje a Boston? ¿Es tan bonito como en las fotos que nos manda Alex?
Rosie: Sí, es un sitio precioso. Alex me llevó a todas partes. No tuve ni un segundo libre mientras estuve allí. Me trató como a una reina.
Steph: Sólo faltaría. ¿Y dónde fuisteis?
Rosie: Me llevó al Boston College para que viera cómo habría sido mi vida de estudiante allí, y todo es tan mágico y bonito… Además hizo un tiempo buenísimo…
Steph: Caramba, suena fantástico. Deduzco que aquello te gustó, ¿verdad?
Rosie: Sí que me gustó. Es incluso mejor de lo que vi en las fotos cuando mandé mi solicitud de ingreso. Hubiese sido un buen sitio para estudiar…
Steph: Seguro que sí. ¿Dónde te alojaste?
Rosie: En casa de los padres de Alex. Viven en una zona muy pija; no tiene nada que ver con lo de aquí. La casa es maravillosa: salta a la vista que el padre de Alex está ganando un pastón en su nuevo trabajo.
Steph: ¿Qué más hicisteis? ¡Seguro que tienes alguna anécdota divertida que contar! ¡Tratándose de vosotros dos, seguro que no os aburristeis ni un instante!
Rosie: Bueno, fuimos a ver las tiendas, me llevó a un partido de los Red Sox en Fenway Park y no me enteré de nada de lo que pasaba en el campo, pero me tomé un perrito caliente muy rico; salimos a unos cuantos bares y discos… Lo siento, pero no tengo nada muy interesante que contar, Steph…
Steph: ¡Oye, eso es infinitamente más interesante que lo que he hecho yo durante la semana, puedes creerme! ¿Y cómo está Alex? ¿Qué pinta tiene? Hace siglos que no le veo. ¡No sé ni si le reconocería!
Rosie: Está la mar de bien. Se le ha pegado un poco el acento americano por más que lo niegue. Pero sigue siendo el mismo Alex de siempre. Tan encantador como de costumbre. Me mimó de mala manera durante toda la semana, no me dejó pagar nada, me llevó a un sitio distinto cada noche. Fue agradable sentirse libre otra vez.
Steph: Eres libre, Rosie.
Rosie: Ya lo sé. Pero a veces no me siento libre. Allí me sentía como si no tuviera ninguna preocupación. Las cosas me parecían estupendas y fue casi como si todos los músculos del cuerpo se me relajaran en cuanto aterricé allí. No me había reído tanto en años. Me sentí como una veinteañera, Steph. Y eso no suele ocurrirme últimamente. Ya sé que seguramente te parecerá raro, pero me sentí como la Rosie que pude haber sido.
Me gustó no tener que vigilar a nadie mientras paseaba por la calle.
No tuve los casi cincuenta ataques al corazón diarios que normalmente tengo cuando pierdo de vista a Katie o cuando se mete algo que no debe en la boca. No tenía que lanzarme apresuradamente al suelo para cogerla y evitar que algún coche la atropellara. Me gustó no tener que enfadarme con nadie, ni corregir la pronunciación de nadie, ni amenazar a nadie. Me gustó reírme de un chiste sin que me tiraran de la manga y me pidieran que lo explicara. Me gustó mantener conversaciones de adultos sin que me interrumpieran para que soltara exclamaciones de alegría y aplaudiera un baile estúpido o el uso de una palabra nueva. Me gustó ser sólo yo, Rosie, y no mamá; pensar sólo en mí, hablar de lo que me apeteciera, ir a donde quisiera sin tener que preocuparme de lo que Katie estuviera tocando o metiéndose en la boca, ni de sus berrinches por tener sueño. ¿No es espantoso?
Steph: No tiene nada de espantoso, Rosie. Sienta bien tener tiempo para ti misma, pero supongo que también te habrás alegrado de volver a ver a Katie, ¿no? Y dime, si todo era tan estupendo, ¿por qué has regresado tan pronto? Tenías previsto quedarte una semana más. ¿Ocurrió algo?
Rosie: No merece la pena comentarlo, la verdad.
Steph: Venga, Rosie. Siempre sé cuándo algo te tiene preocupada y puedes contarme lo que sea.
Rosie: Llegó el momento de irse y ya está, Steph.
Steph: ¿Acaso Alex y tú os peleasteis o algo por el estilo?
Rosie: No. Me da vergüenza explicarlo.
Steph: ¿Por qué? ¿Qué quieres decir?
Rosie: Nada, sólo que una noche me puse en ridículo.
Steph: No seas tonta. ¡Seguro que a Alex no le importó! Te ha visto ponerte en ridículo infinidad de veces.
Rosie: No, Steph, esta vez me puse en evidencia de una forma distinta. Créeme. No fue una de las gamberradas típicas de Alex y Rosie. Digamos que me arrojé a sus brazos y al día siguiente me moría de vergüenza.
Steph: ¿QUÉ? ¿Insinúas que…? ¿Me estás diciendo que Alex y tú…?
Capítulo 8
Rosie: ¡Cálmate, Stephanie!
Steph: ¡No puedo! ¡Esto es demasiado estrafalario! ¡Sois como hermanos! ¡Alex es como mi hermano pequeño! ¡No podéis hacerlo!
Rosie: ¡STEPHANIE! ¡NO LO HICIMOS!
Steph: Ah.
Steph: Pues entonces ¿qué ocurrió?
Rosie: Ahora no pienso contártelo, Doña Histerias.
Steph: ¡Deja de torearme y cuéntamelo de una vez!
Rosie: Vale, soy consciente de que fue una gran estupidez por mi parte y estoy profundamente avergonzada, así que no te pongas hecha una furia conmigo…
Steph: Continúa…
Rosie: Bueno, en realidad es mucho más inocente de lo que piensas, pero sigue siendo muy embarazoso. Le di un beso a Alex.
Steph: ¡Lo sabía! ¿Y qué pasó?
Rosie: Nada, que no me correspondió.
Steph: Vaya. ¿Y te importó?
Rosie: Lo que me tiene desasosegada es que sí. Me importó.
Steph: Oh, Rosie, lo siento mucho… pero estoy convencida de que Alex reaccionará. Probablemente se quedó de una pieza. ¡Seguro que siente lo mismo! ¡Qué emocionante! Siempre he pensado que algún día ocurriría algo entre vosotros.
Rosie: He estado tendida en la cama mirando al techo desde que llegué a casa, intentando entender lo que me ocurrió. ¿Perdí la cabeza y actué impulsivamente por culpa de algo que comí? ¿O fue algo que dijo Alex y que quizá malinterpreté? Estoy intentando convencerme de que no fue únicamente el silencio de ese instante lo que cambió mi corazón.
Al principio teníamos tanto que contarnos que hablábamos a más de cien palabras por segundo y cuando apenas habíamos escuchado el final de la frase del otro, ya habíamos pasado a la siguiente. Y nos reíamos. Nos reíamos mucho. Luego la risa cesó y se hizo ese silencio. Ese silencio extraño y cómodo a la vez. ¿Qué demonios fue eso?
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba en Irlanda. Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si Alex estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo Alex, y aquél era el rostro de mi amigo íntimo Alex con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.
Steph: Caray. ¿Y qué te dijo?
Rosie: Nada.
Steph: ¿Nada?
Rosie: No. Absolutamente nada. Sólo me miró fijamente.
Steph: ¿Y entonces cómo sabes que él no sintió lo mismo?
Rosie: En ese preciso momento llegó Sally dando saltos. Habíamos estado esperándola para salir los tres por ahí. Estaba muy emocionada. Quería saber si Alex ya me había dado la buena noticia. Él no dio muestras de oírla la primera vez. Así que Sally chasqueó los dedos delante de nuestras caras. Entonces repitió: «Alex, cariño, ¿le has dado a Rosie la buena noticia?».
Alex se limitó a pestañear, de modo que Sally lo abrazó y me la dio ella misma. Van a casarse. Por eso volví a casa.
Steph: Oh, Rosie.
Rosie: Pero ¿qué diantre fue aquel silencio?
Steph: Suena como algo que me gustaría. Tuvo que ser bonito.
Rosie: Lo fue.
Phil: ¿Qué clase de silencio?
Alex: Un silencio extraño.
Phil: Ya, pero ¿qué quieres decir con «extraño»?
Alex: Insólito, fuera de lo común.
Phil: Ya, pero ¿fue bueno o malo?
Alex: Bueno.
Phil: ¿Y eso es malo?
Alex: Sí.
Phil: ¿Por qué?
Alex: Sally es mi prometida.
Phil: ¿Alguna vez has notado «el silencio» con ella?
Alex: A veces tenemos momentos de silencio…
Phil: Margaret y yo también. No siempre hay que hablar, ¿sabes?
Alex: Ya, pero ese silencio fue diferente, Phil. No fue sólo un silencio, fue…, bah, ¡yo qué sé!
Phil: Hostias, Alex.
Alex: Vale, vale. Estoy hecho un lío.
Phil: Muy bien, pues no te cases con Sally.
Alex: Pero es que la amo.
Phil: ¿Y qué pasa con Rosie?
Alex: No estoy seguro.
Phil: De acuerdo, pues no veo dónde está el problema. Si estuvieras enamorado de Rosie y poco seguro de Sally, sí que tendrías un problema. Cásate con Sally y olvida ese condenado silencio.
Alex: Como siempre, me has hecho ver las cosas con perspectiva, Phil.
Querida Rosie:
Siento mucho lo que ocurrió. No tenías por qué marcharte de Boston tan pronto, podríamos haber arreglado esto… Siento no haberte contado lo de Sally antes de que vinieras aquí, pero quise esperar a presentártela para que la conocieras. No quería contártelo por teléfono. Quizás hubiese sido mejor…
Por favor, no te distancies de mí.