Samarcanda - Maalouf Amin 8 стр.


Nizam no se hace de rogar.

– Se que eres discreto, poco inclinado a la palabra, prudente, justo, equitativo, capaz de discernir lo verdadero de lo falso en cualquier caso y digno de toda confianza. Querria poner entre tus manos el cargo mas delicado de todos.

Omar espera lo peor y es efectivamente lo peor lo que le espera.

– Te nombro

XIII

se interna en la callejuela mas estrecha del bazar, serpentea a traves de hombres y animales, avanza bajo las bovedas de estuco, entre los monticulos de especias. A cada paso la callejuela es un poco mas oscura, la gente parece moverse cada vez mas despacio, vociferar en murmullos; comerciantes y parroquianos son como actores disfrazados, bailarines sonambulos. Omar va a ciegas, tan pronto hacia la izquierda como hacia la derecha, tiene miedo de caerse, de desmayarse. Subitamente desemboca en una placita inundada de luz, verdadero calvero en la jungla. La crudeza del sol lo azota, se yergue y respira. ?Que le ocurre? Le han propuesto el paraiso encadenado al infierno. ?Como decir si? ?Como decir no? ?Con que rostro volvera a presentarse ante el gran visir? ?Con que rostro abandona la ciudad?

A su derecha, la puerta de una taberna esta entreabierta; la empuja, desciende algunos escalones enarenados y va a parar a una sala de techo bajo, mal iluminada. El suelo es de tierra humeda, los bancos inestables, las mesas descoloridas. Pide un vino seco de Qom. Se lo traen en una jarra desportillada. Lo sorbe despacio, con los ojos cerrados.

Pasa el tiempo bendito de mi juventud,

para olvidar me escancio vino.

?Es amargo? Es asi como me agrada.

Esta amargura es el sabor de mi vida.

Pero de pronto surge una idea. Sin duda necesitaba bajar hasta el fondo de esa sordida taberna para encontrarla; le esperaba ahi, en esa mesa, al tercer trago de la cuarta copa. Paga la cuenta, deja una generosa propina y sale de nuevo a la superficie. La noche ha caido, la plaza esta ya desierta, cada callejuela del bazar esta cerrada por un pesado porton protector. Omar tiene que dar un rodeo para llegar a su caravasar.

Cuando entra de puntillas en su habitacion, Hassan duerme ya, su rostro es serio y torturado. Omar lo mira durante largo rato. Mil preguntas recorren su mente, pero las aparta sin intentar responderlas. Su decision esta tomada irrevocablemente.

Una leyenda corre por los libros. Habla de tres amigos, tres persas que marcaron, cada uno a su manera, los comienzos de nuestro milenio: Omar Jayyam que observo el mundo, Nizam el-MoIk que lo goberno y Hassan Sabbah que lo aterrorizo. Dicen que los tres estudiaron juntos en Nisapur, lo que no puede ser verdad porque Nizam tenia treinta anos mas que Omar y Hassan hizo sus estudios en Rayy, quiza un poco tambien en su ciudad natal de Qom, pero desde luego no en Nisapur.

?Esta la verdad en el Manuscrito de Samarcanda? La cronica escrita en los margenes afirma que los tres hombres se encontraron por primera vez en Ispahan, en el

del gran visir, por iniciativa de Jayyam, ciego aprendiz del destino.

Nizam se habia aislado en la salita del palacio rodeado de algunos papeles. Desde el momento en que vio el rostro de Omar en el marco de la puerta, comprendio que la respuesta seria negativa.

– Asi pues, mis proyectos te dejan indiferente.

Jayyam contesta, contrito pero firme:

– Tus suenos son grandiosos y deseo que se realicen, pero mi contribucion no puede ser la que me has propuesto. Entre los secretos y aquellos que los desvelan, estoy del lado de los secretos. La primera vez que un agente venga a contarme una conversacion, le impondre silencio declarandole que esos asuntos no nos conciernen ni a el ni a mi y le prohibire entrar en mi casa. Mi curiosidad por la gente y las cosas se expresa de otra manera.

– Respeto tu decision; no creo inutil para el Imperio que unos hombres se consagren totalmente a la ciencia. Por supuesto, todo lo que te he prometido, el oro anual, la casa, el observatorio, te son debidos, nunca quito lo que he dado por propia voluntad… Hubiera querido asociarte mas intimamente a mi accion, pero me consuelo diciendome que los cronistas escribiran para la posteridad: En el tiempo de Nizam el-Molk vivio Omar Jayyam. Se le honraba, estaba protegido de las inclemencias y podia decir no al gran visir sin arriesgarse a la desgracia.

– No se si podre algun dia manifestar toda la gratitud que merece tu magnanimidad.

Omar se interrumpe y duda antes de continuar:

– Quiza pueda hacer olvidar mi negativa presentandote a un hombre que acabo de conocer. Tiene una gran inteligencia, su sabiduria es inmensa y su habilidad desarma. Me parece totalmente indicado para la funcion de

– Te presento a Hassan Sabbah. Nunca han cabido tantos conocimientos en un turbante tan apretado.

Nizam sonrie.

– ?Asi que estoy doctamente rodeado! ?No dicen que el principe que frecuenta a los sabios es el mejor de los principes?

Es Hassan quien contesta:

– Tambien dicen que el sabio que frecuenta a los principes es el peor de los sabios.

Una gran carcajada franca pero breve, les une. Ya Nizam frunce las cejas; desea dejar de lado lo mas rapidamente posible el inevitable proverbio que introduce cualquier palabreo persa para exponer a Hassan lo que espera de el. Ahora bien, curiosamente, desde las primeras palabras se reconocen complices y Omar no tiene mas que eclipsarse.

De este modo Hassan Sabbah se convierte muy pronto en el indispensable colaborador del gran visir. Consigue establecer una tupida red de agentes, falsos mercaderes, falsos derviches, falsos peregrinos que recorren el Imperio selyuqui, con lo que ningun palacio, ninguna casa, ni lo mas profundo de cualquier bazar estan fuera del alcance de sus oidos. Conspiraciones, rumores, maledicencias, de todo se informa, todo sale a la luz y se desbarata de una manera discreta o ejemplar.

En los primeros tiempos Nizam esta plenamente satisfecho, la temible maquina esta en sus manos. Se siente orgulloso ante el sultan Malikxah, que se muestra reticente. ?No le habia recomendado su padre, Alp Arslan, que se opusiera a esa forma de politica? «Cuando hayas colocado espias en todas partes» le habia prevenido, «tus verdaderos amigos no desconfiaran de ellos, puesto que se saben fieles, mientras que los traidores estaran sobre aviso. Querran sobornar a los informadores. Poco a poco empezaras a recibir informes desfavorables para tus verdaderos amigos y favorables para tus enemigos. Ahora bien, las palabras, buenas o malas, son como flechas; cuando se disparan varias siempre hay alguna que alcanza el blanco. Entonces tu corazon se cerrara a tus amigos, los traidores ocuparan su sitio a tu lado y ?que quedara de tu poder?

Habra que esperar a que una envenenadora sea desenmascarada en su propio haren para que el sultan deje de dudar de la utilidad del jefe de los espias; de la noche a la manana lo convierte en uno de sus intimos, pero entonces Nizam se siente celoso de la amistad que se establece entre Hassan y Malikxah. Los dos hombres son jovenes y bromean juntos a expensas del viejo visir, sobre todo los viernes, dia del xolen , el banquete tradicional que el sultan ofrece a sus allegados.

La primera parte de la fiesta es muy oficial, muy, comedida. Nizam se sienta a la derecha de Malikxah. Sabios y eruditos los rodean, se entablan discusiones sobre los temas mas variados, desde comparar los meritos de las espadas indias o yemenies hasta diversas lecturas de Aristoteles. El sultan se apasiona un momento por ese genero de debates, luego se distrae, su mirada ya no se fija. El visir comprende que es hora de marcharse y los dignos invitados lo siguen. Al instante los musicos y bailarines los reemplazan, los cantaros de vino se balancean y la borrachera, tranquila o enloquecida, segun el humor del principe, se prolonga hasta la manana. Entre dos acordes de rabel o de laud, o al son del pandero, los cantores improvisan sobre su tema favorito: Nizam el-Molk. Incapaz de prescindir de su poderoso visir, el sultan se venga con la risa. Basta ver con que frenesi aplaude, para adivinar que un dia llegara a pegar a su «padre».

Hassan sabe alimentar en el soberano cualquier signo de resentimiento contra su visir. ?De que se vanagloria? ?De su prudencia, de su sabiduria? Hassan, habilmente, hace alarde tanto de una como de otra. ?De su capacidad para defender el trono y el Imperio? Hassan ha dado pruebas en poco tiempo de una competencia equivalente. ?De su fidelidad? ?Hay algo mas sencillo que fingir lealtad? Nunca parece tan verdadera como en las bocas mentirosas.

Mas que nada, Hassan sabe cultivar en Malikxali su proverbial avaricia. Le habla constantemente de los gastos del visir, le senala sus nuevos vestidos y los de sus parientes. Nizam ama el poder y la pompa; Hassan solo ama el poder. En eso sabe ser un asceta de la dominacion.

Cuando siente a Malikxah totalmente entregado, preparado para dar la estocada a su eminencia gris, Hassan crea el incidente. La escena tiene lugar en la sala del trono, un sabado. El sultan se ha despertado a mediodia con un molesto dolor de cabeza. Esta de un humor insoportable y el hecho de enterarse de que se han distribuido sesenta mil dinares de oro entre los soldados de la guardia armenia del visir le exaspera. Nadie duda de que la informacion ha llegado por el conducto de Hassan y su organizacion. Nizam explica pacientemente que para prevenir cualquier veleidad de rebeldia hay que alimentar a las tropas, incluso engordarlas, que para dominar cualquier sublevacion se verian obligados a gastar diez veces mas. Pero a fuerza de tirar el oro a espuertas, replica Malikxah, terminaremos por no poder pagar la soldada y entonces empezaran las verdaderas rebeliones. Un buen gobierno ?no debe guardar su oro para los momentos dificiles?

Uno de los doce hijos de Nizam, que asiste a la escena, cree oportuno intervenir:

– En los primeros tiempos del Islam, cuando acusaban al califa Omar de gastar todo el oro acumulado durante las conquistas, este pregunto a sus detractores: «Ese oro ?no es la bondad del Altisimo la que nos lo ha prodigado? Si pensais que Dios es incapaz de prodigar mas, no gasteis nada. En cuanto a mi, tengo fe en la infinita generosidad del Creador y no conservare en mi cofre ni una sola moneda que pueda gastar para el bien de los musulmanes.»

Pero Malikxah no tiene intencion de seguir ese ejemplo; abriga una idea de la que Hassan le ha convencido y ordena:

– Exijo que se me presente una relacion detallada de todo lo que entra en mi tesoro y de la manera precisa de como se gasta. ?Cuando podre tenerla?

Nizam parece agobiado.

– Puedo proporcionar esa relacion, pero necesitare tiempo.

– ?Cuanto tiempo,

me sean entregados, le presentare un informe completo de aqui a cuarenta dias.

El visir quiere responder, pero ya Malikxah se levanta. Se dirige a grandes zancadas hacia la salida y lanza:

– Muy bien, Hassan se instalara en el

. Todo el secretariado estara a sus ordenes y nadie entrara sin mi autorizacion. Y dentro de cuarenta dias decidire.

XIV

la tension es extrema. El gran visir ha tenido que dejar sus despachos a Hassan, pero su residencia linda con ellos, solo un jardincillo la separa de lo que se ha convertido en el cuartel general de su rival. Ahora bien, ese jardin se ha transformado en un verdadero acantonamiento donde la guardia personal de Nizam patrulla con nerviosismo, armada hasta los dientes.

Ningun hombre se siente tan contrariado como Omar. Desearia intervenir para calmar los animos, encontrar un arreglo entre los dos adversarios. Pero aunque Nizam lo sigue recibiendo, no pierde ni una ocasion de reprocharle «el regalo envenenado» que le hizo. En cuanto a Hassan, vive constantemente encerrado con sus papeles, ocupado en preparar el informe que debe presentar al sultan. Solo por la noche consiente en tenderse sobre la gran alfombra del

, rodeado por un punado de fieles.

Sin embargo, tres dias antes de la fecha fatidica, Jayyam quiere intentar una ultima mediacion. Acude ante Hassan e insiste en verle, pero le piden que vuelva una hora mas tarde, ya que el

. El malestar se propaga y se derramara sangre. El sultan mismo esta muy afectado, se ha vuelto irritable, sus gritos de colera resuenan en el haren. Esta situacion no puede prolongarse. La sultana sabe que estas haciendo lo imposible por reconciliar a los dos protagonistas, desea que lo consigas, pero eso le parece lejano.

Jayyam asiente con un movimiento de cabeza resignado. Yahan prosigue:

– Terken Jatun estima que, al punto al que han llegado las cosas, seria preferible alejar a los dos adversarios y confiar el visirato a un hombre de bien, capaz de calmar los animos. A su esposo nuestro senor no le convienen, segun ella, esos intrigantes que le rodean; solo necesita un hombre prudente, desprovisto de bajas ambiciones, un hombre de buen juicio y excelente consejo. El sultan te tiene en alta estima y ella querria sugerirle que te nombre gran visir. Tu nombramiento aliviaria a toda la corte. Sin embargo, antes de exponer semejante sugestion quiere asegurarse de tu aprobacion.

Omar tarda en comprender lo que se le pide, pero luego exclama:

– ?Por Dios, Yahan! ?Buscas mi perdicion? ?Me ves mandando los ejercitos del Imperio, decapitando a un emir, reprimiendo una rebelion de esclavos? ?Dejame con mis estrellas!

– Escucha, Omar. Se que no deseas dirigir los asuntos, tu cometido sera, simplemente, estar ahi. ?Otros tomaran las decisiones y las ejecutaran!

– Dicho de otro modo, tu seras el verdadero visir y tu senora el verdadero sultan. Es eso lo que buscas, ?no?

– ?Y en que te molestaria? Tendrias los honores sin tener las preocupaciones. ?Que mejor cosa podrias desear?

Terken Jatun interviene para matizar las palabras. Yahan traduce:

– Mi senora dice: el hecho de que hombres como tu se aparten de la politica es la causa de que estemos tan mal gobernados. Ella estima que tu tienes todas las cualidades necesarias para ser un excelente visir.

– Dile que las cualidades que se necesitan para gobernar no son las que se necesitan para acceder al poder. Para dirigir bien los asuntos hay que olvidarse de uno mismo, no interesarse mas que por los demas, sobre todo por los mas desgraciados; para llegar al poder hay que ser el mas ambicioso de los hombres, no pensar mas que en uno mismo, estar dispuesto a aplastar a los amigos mas intimos, ?y yo no aplastare a nadie!

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