Tres Metros Sobre El Cielo - Федерико Моччиа 12 стр.


La Giacci interroga. Esta por cerrar el último trimestre antes de los exámenes de aptitud. Al terminar las materias no habría más interrogaciones. Revisa las marcas que tiene. Faltan solo tres para completar el ciclo. Quienes serian las afortunadas. Babi lee los nombres. Esta de nuevo Silvia Festa. Pobrecita, bella semana que le ha tocado. Babi se voltea hacia ella. Esta con las manos en las mejillas y mira al frente. Babi la llama con un susurro. Silvia se da cuenta.

Que pasa?

Pendiente que hoy la Giacci te interroga en griego.

Lo se. Silvia le sonríe, después mueve de la espalda de la compañera de frente el libro que ha apoyado en ella. El de gramática griega. Estoy repasando. Babi le sonríe. Para lo que le serviría de todas formas. Quizás era mejor si hubiera prestado atención a religión. En realidad, solo un milagro la salvaría. La campana suena. El joven pastor se aleja. Lleva consigo un maletín de piel suave oscura y también unas ultimas dudas. Su forma de caminar es una sincera confesión. Si de joven ha cometido pecados, ellas, las chicas en general, no tuvieron la culpa.

Hola Babi!

Pallina, como estas?

Pallina pone el morral sobre el pupitre de Babi.

Bien, con un litro de sangre menos!

Es cierto. Como te fue en los análisis?

Pallina se arremanga la camisa azul del uniforme mostrando su pálido brazo. Mira aquí! Le indica una inyección de la punta ligeramente enrojecida de sangre.

Esto no es nada. No sabes cuanto tardo ese medico para conseguirme la vena. Dos horas. Me ha pinchado todo alrededor y mas puyas bajo el brazo, decía el que para hacer salir la vena. Según yo, solo para hacerme mal, me odia. Siempre me ha odiado ese doctor. Después comenzó a decir que no iba a parar nunca. Clásico, para no hacerme pensar en la inyección. Me dice que tengo venas reales, la sangre azul, que debo ser una princesa! Y después ya! Me mete completamente esa aguja en el brazo. Pero yo le hice ver quien era la princesa. Le dispare un Hijo de puta

Pallina!

Eres mas gentil. Mi mama me dio una cachetada en la boca. No se quien me lastimo mas, ella o el doctor que odio. Cuando tienes miedo del dolor físico solo quieres silencio alrededor de ti, pero ellos nunca lo entienden. Imaginate que cuando estábamos saliendo se la dio de chistoso con mi madre. Pallina imita el tono.Una cosa es segura señora, con estas venas su hija difícilmente se podrá drogar. Pésimo, me dio ganas de vomitar. La única cosa positiva de todo esto fue que después, mi madre me llevo a desayunar en Euclide. Me comí un pastel fabuloso! Por cierto, recibiste mi paquete?

Si, gracias!

No, porque ese portero tuyo tiene la cara de uno que siempre debe saber lo que hay en los paquetes que dejas. Es peor que una maquina de rayos x se ve que todavía estoy alborotada por los análisis, no?

Bastante.

Entonces no se comió tu cornetto?

No. Dice Babi sonriendo.

Me perdonaste?

Casi.

Como que casi? Que, debo dejarte dos?

No, debes conseguirme mi Vespa antes de las ocho.

Tu Vespa? Y como hago? Quien sabe donde termino. Quien la tiene? Quien la agarro? Como se yo?

Que se yo? Tú siempre sabes todo. Estas bien metida en el ambiente. Eres la

mujer de Pollo. Una cosa es segura, cuando mi papa llegue esta noche a las ocho, la Vespa debe estar en el garaje

Lombardi! La Giacci esta en la puerta. Vaya a su puesto, por favor.

Si, discúlpeme profesora, estaba preguntando que habían hecho en la hora de religión.

Lo dudo igual vaya a sentarse. La Giacci va a la cátedra. Pallina agarra el morral. Babi la para. Tengo una idea. No se necesita conseguir mi Vespa, al menos no tan rápido.

Pallina sonríe.

Menos mal. Era imposible! Pero como haremos? Cuando tu padre regrese y no consiga la Vespa que dirás?

Mi papa si conseguirá la Vespa en el garaje.

Y como?

Facil, pondremos la tuya.

Mi Vespa?

Claro, para mi papa son idénticas. Nunca se dará cuenta.

Pero y yo como

Lombardi!

Pallina no da tiempo para responder.

Esta lección de religión debe haber sido interesantísima. Venga mientras tanto y déjeme ver la justificación. Pallina se pone el bolso y le da una última mirada a Babi.

Hablamos después.

Pallina va a la cátedra. Saca afuera el diario y lo abre en la página de justificaciones. La Giacci se lo quita de las manos. Lo lee y lo firma.

Esta bien, te hiciste análisis, no? A usted le deberían hacer una transfusión de cultura en vez de exámenes de sangre.

La Catinelli como fiel aduladora ríe con el chiste. Pero es tan chillona que hasta la Giacci se mantiene fastidiada de esa fingida diversión.

Cierto, hay alguien mas que debe enseñarme su diario firmado. La Giacci mira irónica a Babi. Cierto Gervasi?

Babi le lleva el diario ya abierto con la nota firmada. La Giacci lo revisa.

Que ha dicho su madre?

Me ha castigado. No es cierto, pero es mejor darle la victoria del todo.

De hecho, la Giacci sonríe al oírlo.

Ha hecho bien. Después se dirige al resto de la clase: Es importante que sus padres sepan apreciar el trabajo hecho por nosotros, los profesores, y lo apoyen plenamente. De arriba para abajo todas asienten. Su madre, Gervasi, es una mujer muy comprensiva. Sabe bien que lo que hago, lo hago solo por su bien. Tenga. Le devuelve el diario. Babi regresa a su puesto. Extraño modo de hacerme bien, un dos en latín y una nota. Y si me odiara que haría? La Giacci saca de su viejo maletín de piel las tareas de griego dobladas a la mitad. Se abren sobre el escritorio expandiendo en la clase la mágica duda de haber al menos alcanzado la suficiencia.

Los anuncio que fue una carnicería. Deben solo esperar que no salga griego en la prueba de aptitud. Todas están tranquilas. Ya saben cual saldrá: latín. Todas fingen no saberlo. En realidad esa podría ser una clase de actrices. Roles dramáticos, a juzgar por el momento.

Bartoli, tres. Simoni, tres. Mareschi, cuatro. Una detrás de la otra, las chicas van a la cátedra a retirar su tarea en silencio.

Allesandri, cuatro. Bandini, cuatro con mas. Hay una especie de procesión fúnebre. Todas regresan a su puesto y abren rápido la tarea buscando entender la razón de todos esos rayones rojos. Es un trabajo inútil, igual como el intento de traducción que les salio mal.

Sbardelli, cuatro y medio. Una chica se alza haciendo señal de victoria. De hecho, para ella lo es. Nunca ha salido del cuatro. Aquel medio voto es un verdadero regalo.

Carli, cinco. Una chica pálida, con los ojos gruesos y los cabellos pegados, siempre habituada al siete, se sorprende. Se alza del pupitre y va con paso lento hacia la cátedra preguntándose en donde se habrá equivocado. Un escalofrío de alegría recorre los pupitres. Es una de las sabelotodos de la clase, y nunca deja copiar sus tareas.

Que te paso? Quizás no estabas muy bien? O quizás esta clase de analfabetas también te ha contagiado a ti? La muchacha le da una sonrisa. Y con un débil Si, no me sentía segura. Regresa a su puesto. Una cosa es segura. Ahora esta verdaderamente mal. Ella, la Carli. Esa de las versiones imposibles, tener cinco. Abre la tarea. Lo lee rápidamente, encuentra su trágico error. Bate el puño sobre el pupitre. Como se pudo confundir? Se lleva la mano entre los cabellos desesperada. La felicidad de la clase llega a vértices increíbles.

Benucci, cinco y medio. Salvetti, seis. Ya paso. Esas de la clase que aun no habían retirado la tarea dan un suspiro. Ahora tienen la suficiencia asegurada. La Giacci entrega las tareas en orden creciente, primero las notas peores, después lentamente sale a la suficiencia y a algunos seis u ochos. Ahí se detiene. Nunca ha puesto mas nota. Y un ocho es un evento para nada malo.

Marini, seis. Ricci, seis y medio. Algunas chicas esperan tranquilas sus notas, habituadas a encontrarse en la zona alta de la clasificación. Pero para Pallina esto es un verdadero milagro. No cree sus orejas. Ricci seis y medio? Entonces ha tenido esa nota, si no más. Se imagina llegando donde su madre a almorzar y decirle Mama saque siete en griego. Se desmayaría. La última vez que saco siete fue en historia. Acerca de Colon. Cristóbal le gustaba mucho, desde que vio una foto de el en un libro que lo retrataban con una bandana roja en el cuello. Un verdadero jefe. Viajero, decidido, hombre de pocas palabras. Y entonces, bien o mal, el primero en ir a America. Fue el que lanzo la moda de los Status. Pensándolo bien, tiene una vaga semejanza entre el y Pollo.

Gervasi, siete. Pallina sonríe feliz por la amiga.

Que bien Babi. Babi se voltea hacia ella y la saluda. Una vez al menos no se sentirá tan mal por sacar más que Pallina.

Lombardi. Pallina salta fuera del pupitre y se dirige veloz hacia la cátedra. Esta eufórica. Ahora es al menos un siete.

Lombardi, cuatro. Pallina se queda sin palabras.

Tu tarea debe haberse metido entre estas por accidente. Se disculpa la Giacci sonriendo. Pallina agarra su tarea y regresa derrotada al banco. Por un momento lo creyó. Como hubiera sido bello tener siete. Se sienta. La Giacci la mira sonriendo, después regresa a leer las notas de las últimas tareas.

Lo ha hecho a propósito esa estupida. Pallina esta segura. Por la rabia los ojos se le llenan de lágrimas. Diablos, como logro engañarse? Siete en una versión de griego, es imposible. Debía entender que algo extraño había. Siente un susurro a su derecha. Se voltea. Es Babi. Pallina trata de sonreír con un resultado pobre. Babi le muestra un pañuelo. Pallina asiente. Babi lo anuda y se lo lanza. Pallina lo agarra al vuelo. Babi se inclina detrás de ella.

Llorona! Deberías hacer de groupie. Después de eso, todo el resto parece una tontería.

Pallina comienza a reír con gusto. La Giacci la mira fastidiada. Pallina alza la mano disculpándose, después se sopla la nariz y aprovechándose del pañuelo frente a la cara, alza el dedo del medio. Cualquier chica alrededor de ella se da cuenta y ríe divertida.

La Giacci golpea el puño contra la cátedra.

Silencio! Ahora voy a interrogar.

Abre el registro.

Salvetti y Ricci.

Las dos chica van a la cátedra, entregan sus cuadernos y esperan en el muro, listas para ser fusiladas de preguntas. La Giacci mira de nuevo el registro. Servanti. Francesca Servanti se alza del pupitre sorprendida. Aquel día no le tocaba a ella. Debía interrogar Salvetti, Ricci y Festa. Lo sabían todas. Va en silencio a la cátedra y entrega su cuaderno tratando de esconder su desesperación. En realidad, es bastante evidente. No esta preparada para nada. La Giacci recoge los cuadernos, los mete uno sobre el otro emparejando los bordes con las dos manos.

Bien, con ustedes termino el ciclo de interrogaciones, espero meter las notas de griego. Estudiaremos mas latino. Bueno, se los diré de una. Casi seguramente será esta la materia que saldrá

Gran secreto, piensa la mayor parte de la clase dentro de si mismo. Solo una chica tiene otro pensamiento. Silvia Festa. Como la Giacci no la llamo? Porque no la interrogaran a ella, en vez de a Servanti, como seria justo? Quizás la Giacci esta proyectando algo para ella? Su situación no es de las mejores. Tiene ya dos cincos y no es el momento de empeorarla. Igual, la profesora no puede nunca equivocarse. La Giacci no se equivoca nunca. Esta es una regla de oro de los Falconieri.

Silvia Festa quiere tener su tercera interrogación, que sobretodo la espera. Llama, sin hacerse ver, la atención de Babi.

Lo siento, no se que decirte. Según yo, deberías ser interrogada tu.

Que quieres decir? Que se equivoco la Giacci?

Quizás. Pero sabes como es. Mejor no decírselo.

Si, pero si no se lo digo no me dejan presentar los exámenes después.

Babi alarga los brazos. No se que hacer Se lamenta de verdad. Comienza la interrogación. Silvia se agita nerviosa en su pupitre. No sabe comportarse. Al final decide intervenir. Alza la mano. La Giacci la ve.

Si Festa, que pasa?

Lo siento profesora. No deseo molestarla. Pero creo que me falta la tercera interrogación. Festa sonríe tratando de hacer pasar el hecho de que la esta acusando de haberse equivocado. La Giacci resopla.

Veamos rápido. Agarra dos cuadernos para ayudarse en la búsqueda. Parece casi jugara batalla naval. Pero sobre el registro.

Festa Festa Aquí esta: interrogada el dieciocho de marco, naturalmente un menos. Satisfecha? De hecho revisa las otras notasno se si podrás presentar el examen.

Un débil gracias sale de la boca de Silvia. Prácticamente fue destruida. La Giacci con aire de suficiencia continúa interrogando. Babi revisa el diario. Dieciocho de marzo. Justo la fecha cuando Servanti fue interrogada. No hay dudas. La Giacci se tuvo que haber equivocado. Pero como lo puede probar? Es su palabra contra la de la profesora. Lo que significaría otra nota. Pobre Festa, tiene mala suerte. Si se queda todo así podría tener el año en juego. Abre las hojas de las otras materias. Dieciocho de marzo. Es un jueves. Revisa también las lecciones. Que extraño, ese día Festa no la interrogaron en ninguna materia. Quizás es solo casualidad, quizás no. Se estira en el pupitre.

Silvia.

Que pasa? Festa esta destruida. Se siente mal, pobrecita.

Me pasas tu diario?

Porque?

Debo ver una cosa.

Que cosa?

Después te lo digo pásamelo, anda.

Por un momento una luz de esperanza de enciende en los ojos de Silvia. Le pasa el diario. Babi lo abre. Va a las últimas páginas. Silvia la mira esperanzada. Babi sonríe. Se gira hacia ella y le regresa el diario. Tienes suerte! Silvia sonríe. Ahora esta mas segura.

De repente, Babi alza la mano.

Disculpe, profesora

La Giacci se voltea hacia ella.

Que pasa Gervasi? Tú tampoco fuiste interrogada? Hoy están fastidiosas muchachas. Que pasa?

Babi se alza. Se queda un momento en silencio. Los ojos de la clase están todos sobre ella. Sobretodo los de Silvia. Babi mira a Pallina. También ella, como las otras, espera curiosa. Le sonríe. En el fondo esta bien. La Giacci puso a propósito la tarea de Pallina entre las que tenían siete.

Le quiero decir, profesora, que usted se ha equivocado.

Un murmullo general inunda la clase. Las chicas parecen enloquecer. Babi esta tranquilla.

La Giacci se pone roja de la rabia, pero se controla.

Silencio! Ah si, Gervasi, y en que cosa?

Usted el dieciocho de marzo no pudo haber interrogado a Silvia Festa.

Como no, esta escrito aquí, en mi registro. Quiere verlo? Aquí esta, dieciocho de marzo, negativo a Silvia Festa. Comienzo a pensar que a usted le gustan las notas.

Aquel negativo es de Francesca Servanti. Se ha equivocado al escribir y se lo coloco a Festa.

La Giacci parece explotar de rabia.

Ah si? Bueno, yo se que usted marca todo en su diario. Pero es su palabra contra la mía. Y si yo digo que ese día he interrogado a Festa quiere decir que es así.

Sin embargo, yo digo que no. Usted se ha equivocado. El dieciocho de marzo no pudo haber interrogado a Silvia Festa.

Ah si? Y porque?

Porque ese día, Silvia Festa estaba ausente.

La Giacci se exalta. Agarra el registro general y comienza a hojearlo hacia atrás, como enloquecida. Veinte, diecinueve, dieciocho de marzo. Revisa frenéticamente las ausencias. Benucci, Marini y ahí esta. La Giacci se mueve en su silla. No cree sus ojos. Festa. Ese apellido escrito por su misma mano estampada en letras de fuego. Su vergüenza. Su error. No sirve de nada. La Giacci mira a Babi. Esta destruida. Babi se siente lentamente. Todas las compañeras se voltean hacia ella. Un murmullo general se alza rápido en la clase.

Así es Babi, así es. Babi finge no escucharlos. Pero aquel lento susurrar llega a las orejas de la Giacci, esas palabras como terribles pedazos de hielo la golpean fríamente, cortantes como el peso de lo que perdió. La imagen frente a la clase. Su clase. Y después esas frases que le salen así pesadas y fatigosas, el subrayar el error.

Servanti vaya a su puesto. Venga Festa. Babi baja los ojos al pupitre. La justicia se hizo. Después, lentamente alza la cara. Mira a Pallina. Sus miradas se cruzan y mil palabras vuelan silenciosas entre esos pupitres. De hoy en adelante, también la Giacci se puede equivocar. La legendaria regla de oro se rompe. Cae al suelo, rompiéndose en millones de pedazos como un frágil cristal fugado de las manos de una inexperta y joven camarera. Pero Babi no ve a ninguna dueña gritándole. Donde sea que se voltee, solo los ojos felices de sus compañeras, orgullosas y divertidas de su coraje. Después mira más lejos. Y eso que ve le da miedo. La Giacci esta ahí viéndola. Su mirada, privada de expresión, tiene la dureza de una piedra gris sobre la cual fue esculpida con cansancio la palabra odio. Por un momento Babi se arrepiente de no haber tenido miedo.

Mediodía. Step con un suéter y unos shorts entra en la cocina para desayunar.

Buenos días Maria.

Buenos días. Maria para rápido de lavar los platos. Sabe que a Step le fastidia el ruido cuando se levanta. Step saca del fuego la cafetera y la olla de leche y se sienta en la mesa cuando el timbre comienza a sonar. Pareciera que se hubiera vuelto loco.

Step se lleva la mano hacia la frente.

Pero quien co

Maria con sus pequeños pasos veloces corre hacia la puerta.

Quien es?

Es Pollo! Me abre por favor?

Maria, recordando el día anterior, se voltea hacia Step con cara insegura. Step asienta con la cabeza. Maria abre la puerta. Pollo entra corriendo. Step esta ahí enfrente sirviéndose el café.

Step, no sabes que mito! Una leyenda, una cosa extraordinaria!

Step alza la cesa.

Me trajiste sándwiches?

No, esos no te los traigo mas ya que no los sabes apreciar. Mira. Le muestra el diario El mensajero.

Ya tengo el periódico. Alza de la mesa La Republica, Me lo trajo Maria. Que por cierto, ni la saludaste.

Buenos días Maria. Después abre el periódico y lo pone en la mesa.

Viste? Mira que foto! Una leyenda estas en el periódico.

Step pone la mano en la página de las crónicas de Roma. Es cierto. Ahí esta. Esta sobre su moto con Babi detrás corriendo sobre una rueda frente a los fotógrafos. Perfectamente reconocibles: por suerte fueron fotografiados por el frente. La placa no se ve, sino estaría en problemas. Esta todo el articulo. Las carreras, algunos nombres de los detenidos, la sorpresa de la policía, la descripción de su fuga.

Leiste? Eres un mito Step! Ahora eres famoso! Si solo tuviera un articulo así.

Step le sonríe.

Tu no corres tu moto como yo. Es una buena foto! Has visto a Babi, no crees que se ve muy bien?

Pollo asienta fastidiado. Babi no es justamente su ideal de mujer. Step alza el periódico con las dos manos y mira extasiado la fotografía.

Claro que mi moto es muy bella! Exclama mientras se pregunta si Babi habrá visto ya la foto. Seguramente no. Pollo, me tienes que acompañar a un lugar. Toma, agarra un poco de café mientras me baño. Step va hacia su cuarto. Pollo toma su puesto. Mira la foto. Comienza a leer de nuevo el artículo. Agarra la taza y se la lleva a la boca. Que asco! Es cierto: Step toma su café sin azúcar. La voz de Step llega lejana y mojada de debajo de la ducha.

A que hora cierran los negocios? Pollo le echa la tercera cucharada de azúcar al café. Después mira el reloj.

Dentro de menos de una hora.

Caramba, debemos apurarnos. Pollo prueba el café. Ahora si sabe bien. Prende un cigarrillo. Step aparece en la puerta. Tiene puesto el pantalón y con una pequeña toalla se termina de secar bien los cabellos. Se acerca a Pollo y mira de nuevo la foto.

Que efecto tiene ser el amigo de una leyenda?

No exageres.

Step le quita la taza de las manos y toma un trago de café.

Que asco! Como haces para tomarlo tan dulce? Es terrible! Por eso es que eres así gordo. Cuantas cucharadas le pusiste?

Yo no soy gordo. Soy un flaco falso.

Pollo, ahora que tienes novia debes regresar al gimnasio, fumar menos, ponerte a dieta. Mira que ella te deja si no. Las mujeres son terribles, te descuidas un momento y terminaste. Ahora después de esta foto mía, mínimo debes salir tu también en el periódico.

Mira que ya yo he salido en el periódico, y antes que tu. Con los irreducibles. Tengo un primer plano gritando con la cara y los brazos alzados, me llamaron el jefe de la curva.

Pero no entiendes, el fanático ya no va. Ahora esta de moda el rebelde, el gangster ve, sacaron el artículo acerca de mi perseguimiento. Según tu, le puedo sacar dinero al Mensajero? difamación de imagen, no? Step va a terminar de vestirse. Pollo termina de tomar el café. Después se levanta y se pasa la mano por la barriga. Step tiene razón. Desde el lunes comienzo de nuevo a ir al gimnasio. No sabe porque, pero casi siempre todo el mundo comienza de nuevo los lunes.

Pollo esta en la calle Angélico, sobre su moto parada, apoyada lateralmente. Step se monta volando detrás de el.

Vamos Pollo, ve lento, que metí el periódico entre nosotros.

Cuanto te hicieron pagar?

Veintidos euros.

Mala suerte. Donde vamos ahora?

A Plaza Jacini.

A que?

Babi vive ahí.

En serio! Y nunca la habías visto?

Nunca.

Extraña la vida, no?

Porque?

Bueno, primero no la ves nunca y después comienzas a verla todos los días.

Si, extraña.

Aun mas extraña si después de que la comienzas a ver todos los días, le haces también regalitos.

Step le da un pellizco al cuello descubierto de Pollo.

Ayy!

Terminaste? Pareces uno de esos taxistas fastidiosos que no paran nunca de hablar cuando te llevan a un lugar y te hacen un montón de preguntas. Te falta solo la radio y eres igual.

Pollo comienza a manejar alegremente, imitando la radio de los taxis.

Plaza Jacini a Pollo 40, Plaza Jacini a Pollo 40.

Step le da otro golpe. Después comienza a caerle a golpes con las manos abiertas en la cara, en los cachetes, en la frente. Pollo continua a hacer la radio casi gritando.

Plaza Jacini a Pollo 40, Plaza Jacini a Pollo 40! Continúan así riendo y gritando, yendo en zigzag en el tráfico con todas los carros alrededor frenando preocupados. Se acercan a un verdadero taxi. Pollo le grita adentro de la ventanilla: Plaza Jacini a Pollo 40. El taxista se asusta pero no dice nada. La moto se aleja. El taxista alza la mano indicándole y negando con la cabeza.

Step y pollo le pasan cerca a una mujer policía. Casi la tocan, sonriéndole, tocándole el borde de la falda. Pollo le saca la lengua. Ella no trata siquiera de anotar su placa. Que podría escribir en la multa? El código de tráfico no castiga ese tipo de actos, aun si son tan molestos como esos.

Plaza Jacini a Pollo 40, llego! La moto de Pollo se para frente a la barra del complejo de Babi. Step saluda al portero que lo saluda de vuelta y lo deja pasar. La moto va a la subida. El portero mira esos dos energúmenos ligeramente perplejo. Pollo se voltea a Step.

Entonces ya has venido acá, el portero te reconoció.

Nunca. Los porteros son todos así, basta que los saludos y ellos te dejan pasar! Parate acá y esperame. Step baja de la moto.

Pollo la apaga. Apurate, el coso del pago corre

Taximetro.

Esta bien, como se llame, se llama. Muevete. Sino me voy.

Step, en el intercomunicador, consigue el apellido y toca.

Quien es?

Debo entregar un paquete para Babi.

Primer piso.

Step sube. Una camarera obesa esta en la puerta.

Buenos días: tome, debo dejar esto para Babi. Tenga cuidado que no se rompa. Una voz llega del fondo del corredor.

Rina, quien es?

Un muchacho trajo algo para Babi. Raffaella avanza mirando ese muchacho en la puerta. Hombros anchos, cabellos cortos, esa sonrisa. Lo ha visto, pero no recuerda donde.

Buenos días señora. Como esta? Traje esto para Babi, es una tontería. Se lo puede dar cuando regrese de la escuela?

Raffaella sigue sonriendo. Después recuerda todo. No sonríe más.

Tu eres ese que le dio el cabezazo al señor Accado. Eres Stefano Mancini.

Step esta sorprendido.

No creí que fuera así de famoso.

No eres para nada famoso. Eres solo un criminal. Tus padres saben lo que paso?

Porque, que paso?

Te denunciaron.

Ah, no pasa nada. Estoy acostumbrado. Sonríe. Y soy huérfano.

Raffaella se queda apenada por un momento. No sabe si creerle o no. Da igual.

Bueno, igual no quiero que estés cerca de mi hija.

Realmente es ella la que siempre va donde estoy yo. Pero no pasa nada, a mi no me fastidia ella. Se lo pido, no la regañe, no se lo merece, yo la entiendo.

Yo no. Raffaella lo mira de la cabeza a los pies tratando de hacerlo sentir apenado. No lo logra. Step sonríe.

No se porque, pero nunca le caigo bien a las madres. Bueno, discúlpeme señora pero debo irme. Tengo el taxi que me espera. Estoy gastando una cifra. Step baja por las escaleras, salta los últimos escalones justo a tiempo para escuchar la puerta cerrar con fuerza. Como se parece a Babi, esa señora. Es impresionante. Tiene la misma forma de los ojos, de la cara. Pero Babi es más bella. Espera que sea menos molesta también. Se acuerda de la última vez que se vieron. No, se parece en eso también. Por un momento desea volver a verla. Pollo toca la bocina.

Te quieres mover? Que carajo haces, estas encantado?

Step se monta detrás de el.

Es posible que no sirvas tampoco como taxista?

Que agallas las tuyas. Llevo esperándote una hora. Que estabas haciendo?

Hable con la madre. A Step le viene de repente un pensamiento. Alza la cabeza. De hecho, justo como lo predijo. Raffaella esta ahí, asomada fuera de la ventana. Ella da un paso atrás tratando de no ser vista. Muy tarde. Step la vio. El le sonríe saludándola. Raffaella cierra la ventana con fuerza mientras la moto desaparece detrás de la curva. Pollo se para frente a la barra. Step saluda al portero. Es mejor hacerse amigo de alguno en ese complejo.

Has hablado con la mama? Y que dijo?

Nada, tuvimos una pequeña discusión. En realidad me adora.

Step, ten cuidado.

A que?

A todo! Esta es la clásica historia que termina mal.

Porque?

Tu que llevas regalos hablas con la madre. Nunca lo habías hecho. Te gusta de verdad esta Babi?

No esta mal.

Y Madda?

Pero que tiene que ver Madda. Esa es otra historia.

Pero que, quieres ser novio de Babi?

Pollo!

Que pasa?

Supisten que ayer mataron a uno cerca de tu casa?

Pero que dices? No se nada de eso. Como paso?

Le cortaron la garganta. Step le pone rápido el brazo alrededor del cuello de Pollo y se lo aprieta.

Era un taxista que hacia muchas preguntas.

Pollo trata de liberarse del apretón. Es inútil. Ahora quiere hacer el gracioso e imita la voz de la radio portátil.

Pollo 40, mensaje recibido. Pollo 40, mensaje recibido. Pero no le sale como antes. Ahora la voz esta un poco apretada.

Que cara de rebelde tiene ese muchacho. Raffaella abre este extraño tubo. Un póster. Reconoce a Stefano sobre una moto con la rueda alzada. Pero esa detrás es su hija. Es Babi. Quien hizo esta foto? Esta un poco distorsionada. Parece la foto de un periódico. A la izquierda arriba tiene una escritura hecha a mano con un lapicero: Pareja mítica!. Seguramente es de ese muchacho. Abajo a la derecha tiene una escritura estampada: la foto de los fugitivos. Que quiere decir?

Señora, esta su marido en el teléfono.

Alo, Claudio?

Raffaella! Parece agitado. Viste El Mensajero de hoy? En la crónica de Roma sale la foto de Babi

No, no lo he visto. Voy rápido a comprarlo.

Alo? Raffaella? Su mujer ya colgó. Claudio mira al teléfono mudo. Su esposa nunca le da tiempo de terminar de hablar. Raffaella baja corriendo al kiosco de periódicos debajo de la casa. Agarra El Mensajero y paga. Lo abre sin esperar siquiera el vuelto. Esto quiere decir que esta verdaderamente estremecida. Va a la crónica. Ahí esta. La misma foto. Lee el titulo en grande: Los piratas de la calle. Su hija. La redada, la municipal, la persecución. La parada de la policía. Que tiene que ver Babi con toda esta historia? Las líneas le comienzan a bailar delante de sus ojos. Siente que se desmayara. Después respira profundamente. Lentamente se comienza a sentir mejor. Lo suficiente como para agarrar el vuelto. El vendedor, viéndola así tan pálida de repente, se preocupa.

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