No Hagas Soñar A Tu Maestro - Stephen Goldin 3 стр.


Para más inri, Wayne pareció notar como el tiempo se ralentizaba un poco. Como cualquier otra cosa en su Sueño, el flujo del tiempo estaba controlado por los Soñadores. A Wayne le podría tomar una eternidad hacer cualquier cosa, y parecerle como si ocurriera a cámara lenta, o hacer que cierto número de sucesos parecieran tan sólo un instante. Alargar el flujo del tiempo era un efecto artístico para crear suspense en el público incrementando el ratio en los láseres de los guardias. Cada hombre ahí afuera se identificaría con él en este Sueño. Él había, por supuesto, discutido la variación del flujo del tiempo con Janet, y también estaba ralentizando el sentido de su propio tiempo, de otra forma sus movimientos se difuminarían un poco para Wayne, y todo lo que los hombres vieran a través de sus ojos.

Al final, Wayne llegó hasta el botón. Lo pulsó y, obedeciéndolo, la puerta metálica se fue abriendo poco a poco hasta el techo. Cuando terminó, Wayne regresó el flujo del tiempo a la velocidad normal. Ahora todo parecía correcto para él a fin de hacerse con la bomba. Pero aquella alegría se desvaneció ante él, ya que fue alcanzado en la pantorrilla derecha por el láser de la pistola de uno de los guardias.

Aquel fue un gran truco, y Wayne estaba a punto de responder cuando el administrador de la estación lo avisó. En la industria había unas estrictas regulaciones acerca de provocar dolor durante los Sueños. Una sensación de dolor como aquella podía causar efectos traumáticos en alguien que permaneciera tranquilamente sobre la cama. Hubieron diversos juicios en contra de los Soñadores en los inicios de la industria, con los acusadores pidiendo dinero por los problemas mentales y psíquicos causado por tales traumas. El resultado fue que los Soñadores tuvieron que ir con pies de plomo, intentando no crear el menor estrés durante los Sueños.

Cuando Wayne entraba en un Sueño, nunca dejaba que terminase sin aliente. Cuando tenía que hacer algo duro, nunca lo hacía hasta cansarse, nunca dejaba que se lastimara un músculo, y ahora, cuando el guión le pedía que fuera herido, no sufriría daño real alguno. Sería despedido de inmediato si dejase que cosas como esas traspasasen el límite de los cables.

En su lugar, tenía que lidiar con todo el tema a nivel intelectual. En lugar de transmitir cierta agonía cuando el láser lo alcanzara, tenía que mostrar pensamientos calmados y racionales mostrando que su pierna había sido alcanzada por fuego enemigo y que estaba experimentando dolor. Su pie no podría sostener todo su peso y debería mostrar todos los efectos posteriores de la herida. El único ingrediente que faltaba era el dolor en si. Llevar todo el asunto con éxito era lo que diferenciaba a los expertos, y Wayne estaba contento de tener la experiencia de mostrar sus habilidades.

Gritó de dolor justo cuando el láser de Janet dio en uno de los guardas. Tan sólo quedaban unos pocos minutos para que la bomba explotara y él, no Janet, era el experto en detonaciones. Con la puerta abierta, parecía no haber nada que lo detuviera hacia su objetivo. No podía mantenerse de pie con la pierna en el estado que estaba, pero con la fuerza de la desesperación, empezó a levantarse del suelo a fuerza de brazos hasta alcanzar el final del corredor.

Dos guardias más aparecieron de la nada desde el otro lado de la puerta. Habían permanecido escondidos hasta ahora, con la esperanza que sus compañeros podrían hacerse cargo de la situación sin tener que abandonar sus posiciones. Eran la última línea de defensa, y sin duda alguna, los mejores hombres que los terroristas tenían.

Wayne podía escuchar a Janet detrás suyo murmurando cosas cuando se le agotó el láser, pero decidió no abandonar. Con la certeza del mayor de los lanzadores de la liga profesional de béisbol, lanzó su arma hacia la mano de uno de los guardias. Ahora era su turno reducir el sentido del tiempo, el arma se movió a cámara lenta por el aire hacia su objetivo. ¿Tendría tiempo el guardia de disparar antes de que le diera? No hasta el último momento Janet no aceleró el tiempo. Su pistola golpeó el guardia con la fuerza suficiente para noquearlo y dejarlo en medio de la habitación.

El otro guardia había sacado su arma, pero Wayne también. El movimiento de distracción de Janet le había dado tiempo suficiente para encargarse del segundo guarda. Disparó, pero en el mismo momento el guardia se desplazó siendo alcanzado por el disparo de Wayne tan sólo en la mano. Aunque el guardia todavía estaba de pie, el dolor era suficiente para que se le cayera su arma y para que sintiera una sensación punzante en él.

No había problema en que el guardia sintiera dolor en este Sueño, tan sólo era una figura creada por Wayne y Janet, y no habría telespectadores en sus casas identificándose con sus sentimientos.

Wayne preparó su pistola para otro disparo, pero descubrió, también, que se había quedado sin munición. Disgustado, se guardó el arma y retrocedió hacia el pasillo. Ocho metros y dos guardias suicidas es lo que le separaba de la bomba. Todo lo que podía hacer era esperar y tener la esperanza de que Janet pudiera encargarse de ellos.

El guardia cuya pistola fue arrancada de sus manos por la jugada de Janet buscó el arma para recuperarla, pero no pudo localizarla en un primer escaneado de la sala. Tras darse cuenta de que era más importante detener la misión de Wayne, los terroristas abandonaron su búsqueda y se dirigieron hacia el agente. En este punto, Janet acudió una vez más a su rescate. Su exquisito cuerpo, modificado en este Sueño para hacerla más sensual que en la realidad, le proporcionó unas piernas algo más poderosas de lo que podía esperarse como humana en la vida real, se elevó en el aire golpeando a los guardias haciéndoles caer al suelo. Tras golpearlos, acudió hacia el otro guardia, el cual ya se dirigía hacia Wayne.

Wayne no tuvo muchas posibilidades de ver venir la lucha. Estaba demasiado ocupado concentrándose en llegar a la bomba antes de que pudiera explotar. El haber leído el guión le hizo saber exactamente lo que estaba sucediendo: Janet estaba peleando con las manos, aunque el resto fue inesperado. Las mujeres identificadas con ella deberían estar pasando un momento excitante antes que ella finalmente terminara con sus dos oponentes. Mientras tanto, él tenía una bomba atómica que desarmar.

Mantuvo el sentido del tiempo adecuado y sencillo; no había razón alguna para darse prisa, y un poco de suspense no haría daño a nadie. Él siguió controlando el progreso de Janet con el rabillo del ojo; aquella era la escena más importante, y no tenía porque arruinarla llegando a donde estaba la bomba demasiado temprano, antes de que hubiera terminado con los terroristas.

Su tempo era perfecto; alcanzó su objetivo justo cuando el último de lo guardias cayó al suelo inconsciente. Janet no estaba ni cansada.

Contemplándolo, preguntó ¿Cuánto tiempo?

Wayne miró al reloj que había a un lado. Tres minutos contestó él.

Con sumo cuidado él se acercó hacia la pared, sacó su caja de herramientas en miniatura de su bolsillo y empezó con su trabajo.

Calmadamente, rechazando todo intento de darse prisa, desatornilló los cuatro tornillos que sujetaban el reloj de su base. Entonces poco a poco, cada vez más, sacó el dispositivo contador fuera de la caja de la bomba y la colocó con sumo cuidado sobre el suelo junto a él. Se secó el sudor que se había acumulado en su frente unas pocas veces, y secó sus manos mojadas en sus pantalones. El reloj marcaba dos minutos.

Había varios cables multicolores conectando el temporizador con la bomba en si tal cantidad de cables que confundiría a cualquier persona, pero Wayne ofrecía a los telespectadores una sensación de que sabía lo que estaba haciendo. Tengo que desconectar estos en cierto orden le digo a Janet mientras informaba, a su vez, al público. Si cometo un error, la bomba se activará inmediatamente. Tomó cierto tiempo para estudiar el orden de los cables. Esto no lleva a ninguna parte digo al final.

Había varios cables multicolores conectando el temporizador con la bomba en si tal cantidad de cables que confundiría a cualquier persona, pero Wayne ofrecía a los telespectadores una sensación de que sabía lo que estaba haciendo. Tengo que desconectar estos en cierto orden le digo a Janet mientras informaba, a su vez, al público. Si cometo un error, la bomba se activará inmediatamente. Tomó cierto tiempo para estudiar el orden de los cables. Esto no lleva a ninguna parte digo al final.

Tras sacar el destornillador eléctrico de su pequeña maleta, se puso con una serie de cables sin conectar del cuerpo del temporizador. Cuando bajó la mirada a sus manos, vio como sus dedos se alargaban y se volvían cada vez más rápidos otro efecto artístico, el hacer que tus manos parezcan más profesionales. Separó el último de los cables del temporizador un minuto antes de la explosión, aunque la bomba seguía armada. La contempló incrédulo durante un instante, y dijo deben haber un dispositivo auxiliar en ella El tiempo era oro. Hizo que la bomba parecía más ruidosa mientras buscada un segundo detonador. Deben haberlo puesto en algún lugar fácil de llegar comentó su compañero. Querrán apagarlo por ellos mismos si lo desean. Es tan sólo una cuestión de... ah, aquí está. Encontró un pequeño nódulo en uno de los lados de la bomba. Cuarenta segundos. El temporizador estaba unido por un solo tornillo. Sacó su destornillador eléctrico una vez más con la mano, y lo destornilló rápidamente. Veinte segundos. Usó sus largos y estrechos dedos con cuidado para fisgonear el temporizador y poder examinarlo. Solamente quedaban un grupo de cables.

Diez segundos. No había tiempo para fallar. Wayne guardó su destornillador electrónico y saco su cortador de cables. Con un par de movimientos certeros, un par de cables fueron cortados. La pantalla del temporizador se detuvo cuando faltaban cinco segundos para la detonación.

Se dejó caer junto al muro, soltando un gran suspiro de descanso. Janet se sentó junto a él, cuyo rostro también mostraba tranquilidad. Los abrazó y besó en los labios con delicadeza; la mirada en sus ojos prometían mayor recompensa más tarde.

Entonces se levantó y lo ayudó a que se pusiera en pie. Él puso su brazo alrededor de los hombros de ella para que no tuviera que usar su pie malherido. Aquella posición forzó a su cuerpo a permanecer cerca del de ella, permitiendo a los telespectadores y él mismo disfrutar de aquella sensación.

Veamos lo que el Jefe dice ahora sobre si somos capaces de llevar una situación con explosivos sonrió Janet, refiriéndose al inicio del Sueño. Wayne sonrió junto a ella mientras recorrían juntos el pasillo.

Alrededor suyo, las paredes empezaron a oscurecerse. El Sueño había finalizado. Era hora de regresar a la vida real.

Capítulo 3

El Casco del Sueño parecía quemarse cuando aquel cubículo blanco se materializó de vuelta a la realidad. Wayne tenía que luchar contra el impulso de arrancárselo; en su lugar, se lo sacó con cuidado de su cabeza y lo colocó sobre el sofá junto a él. A veces me pregunto como puedo aguantarlo, pensó, sabiendo que a su vez no podría vivir sin ello. Como Soñador, era adicto al Casco del Sueño emocional, no físicamente tal como lo era un yonki a su heroína. Existía una sensación especial que conocían todos los Soñadores. Soñar era una parte de ellos, por eso se convirtieron en Soñadores.

Su estómago estaba avisándole como de hambriento se sentía. Podía comer antes de empezar su Sueño, pero no copiosamente, pues lo distraería de su representación si su estómago estuviera demasiado lleno. Y Soñar en si mismo le cansaba mucho, y aunque la estación amplificaba sus señales para que pudieran llegar a miles de telespectadores que lo habían sintonizada, todavía tenía que proyectar una gran parte de si mismo en su papel. Cualquier buen actor conoce la sensación de entregarse a si mismo por completo a su trabajo convirtiéndose tal experiencia como la de un duro día de trabajo manual. Wayne solía terminar hambriento cuando terminaba un Sueño, y nunca dejada de preguntarse como sería Vince Rondel haciendo tal esfuerzo.

Ernie White llamó a la puerta de su cubículo. Ya está, Wayne. El Sueño había terminado oficialmente, sin ningún tipo de problemas técnicos de los que preocuparse. Si hubiera alguno en la red, deberían empezar un Sueño nuevo tras los obligatorios catorce minutos de descanso, simplemente trayendo a un nuevo Soñador para empezar otra historia. Pero Sueños Dramáticos tan sólo era una cadena local de L.A. No tenían la infraestructura para estar toda la noche emitiendo. A veces tenían la suerte de poder apretar todos sus recursos para hacer algo toda la noche. Podían usar a Wayne y Janet primero uno y después otro en lugar de ambos en el mismo Sueño, pero eso supondría un decrecimiento de la audiencia por el factor de identificación de género. Bill DeLong, el coordinador del programa, jugó con las audiencias usando dos Soñadores juntos. Fue un juego que, aparentemente, podría haber perdido.

Los telespectadores en sus casas no tenían que levantarse y reajustar la configuración de sus Cascos del Sueño para poder cambiar las cadenas durante la noche. Cada cadena publicaba resúmenes y horarios de sus Sueños de la noche, tanto en formato diario en papel como en la Web; el telespectador podía planificar la selección sin tener que moverse. En ese momento, veintidós mil Cascos del Sueño en L.A estaban funcionando a la vez. Algunos de ellos se apagarían por completo, pero la mayoría cambiarían la emisión de una cadena a otra.

Cuando Wayne salió de su cubículo, se encontró de frente con un hombre calvo con bastantes marcas en su frente. ¿Ha ido todo bien? preguntó Mort Schulberg, el mánager de la cadena. Ernie dijo que hubo un pequeño fallo en el penúltimo acto.

Pequeño es la palabra dijo Wayne algo irritado. Levantó la mirada para ver a White, pero el ingeniero hizo ver que no lo veía debido a lo ocupado que estaba en los controles. No tienes que preocuparte por ello.

Por supuesto, pero no es tan fácil como dices. Schulberg se puso a caminar dentro de la oficina como un muñeco articulado. Para ti, tan sólo es un trabajo. No tienes a ningún superior controlándote en todo momento, sobretodo los del FCC. Forsch, su hombre, estará pasado mañana aquí para comprobar el trabajo de Spiegelman. ¿Cuándo empezarás a preocuparte? ¿Después de que le quiten la licencia?

Solo fue un fallo tonto repitió Wayne. Parece que, una vez más, se le esté comparando implícitamente con el perfecto Vince Rondel. Rondel era un Maestro de los sueños. Todo lo que Rondel hacía era perfecto. Rondel nunca cometía errores. Por supuesto Rondel era bueno, y Wayne tan sólo un recién llegado a la cadena, pero eso no le daba derecho a criticar cada error que cometía.

Sé que no soy Vince Rondel, pero hago un buen trabajo en los Sueños añadió mientras su voz empezaba a apagarse. Janet y yo vamos perdiendo coordinación y lo haríamos mejor si tuviésemos nuestros guiones un día o dos antes.

Estamos trabajando bien juntos, Mort dijo Janet mientras salía de su cubículo. Había estado escuchando la conversación, y sus palabras interrumpieron a Wayne. Se dio cuenta que ella estaba intentando calmar la situación, y le gustaba. Este último acto funcionó como un reloj.

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