Ãl atrajo el rostro de Kyoko a la suya y le dio un suave beso sobre sus labios inocentes. Mirándola a sus tempestuosos ojos verdes, él entró a su mente usando el poder del guardián de corazón de cristal.
Hyakuhei buscó entre sus recuerdos el de los guardianes a quienes tanto amaba para quitárselos. Al robar los recuerdos de las personas por las que ella luchaba debilitarÃa su poder y fortalecerÃa el de él.
Kyoko no podÃa pestañear. Ella sintió sus garras maliciosas dentro de su mente tratando de destruir sus recuerdos arrancándole la razón de esta pelea y tratando de arrancarle el amor. Sus amigos, todos ellos, ella no lo permitirÃa.
Kyoko sintió que su control se quebraba, dejándole sólo una cosa que podÃa usar en contra de él, y esa cosa era aquello que él intentaba tomar y destruir. Sus ojos destellaron de rabia, la cual ya no se encontraba reprimida. Ella colocó sus manos en sus suaves rizos de medianoche y juntó sus frentes, temblando con una oleada de poder.
Su voz atravesaba el silencio del campo de batalla, ella gritó. "¿Lo deseas con tanta fuerza? ¡AQUÃ! ¡Tómalo!"
Los ojos dorados de Kyou brillaron intensamente, mientras el miedo lo atravesaba cual cuchillo caliente. ¿Qué estaba haciendo la sacerdotisa? Ãl sabÃa que algo estaba terriblemente mal y sintió que sus poderes psÃquicos lo llamaban⦠le urgÃan para escuchar y ver ¡antes de que fuera demasiado tarde! Ãl combatió ese poder y entró en la mente de Kyoko, tratando de ver qué estaba pasando. Ãl habrÃa caÃdo de rodillas con lo que vio si no hubiera tenido a los demonios sombrÃos tan envueltos a su alrededor manteniéndolo inmóvil.
Las imágenes y los sonidos estarÃan grabados en su mente para siempre y Kyou de alguna forma sabÃa que nunca serÃa capaz de alejar los sentimientos que lo invadÃan. Porque al mirar dentro de sus recuerdos, él se dio cuenta que Kyoko habÃa escondido el amor que tenÃa por él como también el que tenÃa por sus hermanos. Ãl podÃa ver cada toque, sentir cada emoción acariciándolo y cada lágrima escondida, destruyéndolo tal como si fuera ella.
Kyou también estaba estremecido hasta el alma por la premura, mientras se daba cuenta que Kyoko tenÃa más poder del que nadie hubiera pensado; un poder del que ni siquiera ella estaba consciente. Ãl podÃa ver y sentir cada recuerdo, mientras pasaba de su mente a la de Hyakuhei, como si le dispararan directo al corazón de donde nunca lo liberarÃa.
Años de amor, tristeza y sacrificio, todo entregado en un instante.
Lágrimas de tristeza corrÃan por las mejillas de Kyoko, mientras entregaba a la mente de Hyakuhei cada recuerdo, amistad, dolor y sentimientos secretos que tenÃa por cada persona que luchó con ella. Era la única arma que le quedaba.
Instantáneamente, la maldad de Hyakuhei estaba desestabilizada. Todo el mundo sintió el cambio de poder, mientras el cristal empezó a cambiar su brillo, de una luz oscura a una luz blanca cegadora y las apariciones sombrÃas que sometÃan a Toya y a Kyou se desintegraban en el aire.
Kyoko vio como el ángel de la oscuridad estaba confundido, su pálido y perfecto rostro se distorsionaba con el dolor.
Apenas se sintió liberada, Kyoko estiró ambas manos y tomó el cristal sacándolo de su carne. Ella sabÃa que debÃa hacerse porque ya podÃa sentir su mente libre de la lucha y con los recuerdos que no querÃa perder. Las lágrimas cristalinas corrÃan por sus manchadas mejillas.
Ella habÃa entregado sus recuerdos para poder salvarlos a todos. Rápidamente, antes de perder el pensamiento, ella sostuvo al Guardián del Corazón de Cristal contra su pecho, paralelo a su corazón.
Mirando a Toya y a Kyou saltando directamente hacia ella, ella susurró "Recuérdenme., por favor. Encuéntrenme".
La última cosa que Kyoko alcanzó a ver, mientras su vista se oscurecÃa, fue a los dos gritando su nombre y tratando de alcanzarla. Uno tenÃa los ojos lÃquidos y dorados y el otro fundidos y plateados, luego su mundo se oscureció.
Kyou sentÃa que Kyoko se desvanecÃa y pensó que ella estaba muriendo. Ãl saltó al unÃsono con Toya, tratando desesperadamente de alcanzarla cuando todo cambió, como si una gota de agua hubiera caÃdo sobre la superficie de su mirada. De Kyoko emergÃan olas y de repente se desvaneció en el aire. Luego Hyakuhei gritó con rabia mientras se desvanecÃa también.
La mente de Kyou se aceleró mientras el grito de su hermano que se habÃa unido al de él se detuvo de forma abrupta, como si ese sonido hubiera sido cortado con el parpadear de un ojo, allà él supo que Toya se habÃa desvanecido también. Kyou descendió con gracia al lugar que tenÃa sólo un segundo antes de desarrollar el objetivo previsto. Su mirada furiosa brilló a su alrededor en total negación. Todos se habÃan desvanecido.
Kyou sintió la adrenalina corriendo por sus venas y mezclándose con su sangre de guardián. Ãl habÃa visto y sentido todo, él ahora poseÃa todos sus recuerdos. Kyoko habÃa entregado todo su ser para salvarlos, y en el último segundo él habÃa escuchado su deseo. Ella probablemente no sabÃa lo que habÃa hecho pero se los habÃa llevado a todos dejándolo a él atrás.
El hechizo que habÃa lanzado a su alrededor para evitar que el cristal sagrado fuera usado contra él, le habÃa impedido ir a donde quiera que los otros se hubieran ido. Con tan sólo el susurro de un par de palabras, ella habÃa tomado todo de él.
Su cuerpo se mantuvo alto y orgulloso. El largo cabello plateado que llegaba sus rodillas revoloteaba a su alrededor y la seda blanca de su camisa temblaba con la brisa como si estuviera de pie en el ojo de alguna tormenta invisible que encajaba con la tormenta furiosa dentro de su corazón atormentado.
Su apariencia era como la de un ángel majestuoso, poderoso y perfecto, mientras contemplaba el desértico campo de batalla. Hasta que él llevó su mano a su mejilla, atrapando una lágrima solitaria y de color carmesÃ, que ni siquiera él habÃa tenido el poder de detener.
La visión de Kyou nadaba como plumas doradas haciendo remolinos junto a él provenientes de las alas que habÃan brotado a su alrededor en un vasto resplandor dorado, revelando su verdadera identidad por primera vez en su vida eterna.
La única herida que dejó la batalla fue el corte que apareció a través de su corazón, un corazón que nadie pensó que él poseÃa. Su mirada se fijó en la estatua de la doncella que se encontraba sólo a unos pocos pies de distancia, luego suspiró, "Kyoko, no te he abandonado. La distancia de más de mil años no es suficiente para evitar que vuelva a encontrarte".
CapÃtulo 2 "El Lado Opuesto"
Al otro lado del Corazón del Tiempo, dos años después y más de mil años hacia el futuro.
La carta fue dirigida al Santuario de Hogo. El abuelo Hogo miró el elegante sobre que el mensajero le habÃa entregado, mientras lo llevaba a la mesa donde él habÃa estado tomando el té. Antes de que tocaran la puerta, habÃa estado disfrutando de la paz y quietud de la casa que usualmente era muy activa.
Todos habÃan salido por la tarde. Tama estaba en el salón de juegos con unos amigos, y Kyoko habÃa ido a la biblioteca a estudiar, mientras la Sra. Hogo se habÃa ido a comprar los vÃveres.
Todos habÃan salido por la tarde. Tama estaba en el salón de juegos con unos amigos, y Kyoko habÃa ido a la biblioteca a estudiar, mientras la Sra. Hogo se habÃa ido a comprar los vÃveres.
Con un pequeño cuchillo que tomó de la mesa, el abuelo deslizó cuidadosamente el filo por el sobre enmarcado en oro. Tomó y sacó una carta notariada en papel, un papel resistente enmarcado en oro y luego comenzó a leer. Mientras más leÃa, más se abrÃan sus ojos de par en par. Era una beca, una beca completa para ir a una escuela muy costosa en las afueras al otro lado de la ciudad.
"Universidad K.L." Su vieja voz mostró asombro por primera vez en muchos años. Mientras leÃa que todo serÃa costeado, incluso el cuarto donde ella se quedarÃa y estaba firmaba por el fundador de la escuela usando sus iniciales K.L.
El rostro envejecido del abuelo mostraba la sonrisa más brillante de toda su vida. Kyoko iba a estar más que feliz. Ãl sabÃa que ella habÃa estado preocupada de que por faltar tanto a la escuela, ninguna academia la aceptarÃa, y ahora estarÃa asistiendo a una que habÃa superado a cualquier otra academia de la región.
Frunció el ceño de forma pensativa, era muy difÃcil entrar a esa escuela ya que sabÃa que todo el que habÃa aplicado no habÃa tenido éxito. También se rumoreaba que tenÃa muy pocos estudiante debido a que los requisitos de inscripción eran tan exigentes. ¿Cómo habÃa sido aceptada en un lugar donde ni siquiera habÃa ingresado una solicitud?
Su mente viajó al pasado dos años atrás. A Kyoko le habÃa tomado un tiempo volver al ritmo de las cosas, después de que habÃa regresado a casa tan desorientada. Todos se sintieron confundidos a su regreso, porque ella no recordaba nada del tiempo en que estuvo ausente.
La familia Hogo sabÃa a donde habÃa ido, porque ella habÃa viajado de atrás hacia adelante en el portal del tiempo muchas veces. Kyoko era la que de pronto tenÃa amnesia sobre ese tema.
Ella ni siquiera recordaba a Toya. Pero para el abuelo no habÃa problema, porque era mejor si ella se olvidaba del guardián del cruce del tiempo de todas formas. Era mejor si ella olvidaba todo lo relacionado al otro lado y el peligro que habÃa traÃdo.
Sus ojos se entristecieron por un momento. SÃ, la familia sabÃa casi todo lo que habÃa pasado, porque Kyoko viajaba entre mundos, iba y venÃa y mientras estaba en este mundo, los ponÃa al tanto de los últimos acontecimientos. Ãl también podÃa decir que ella habÃa callado mucho de lo que no querÃa que ellos supieran. Cosas que ahora nunca sabrÃan porque ella habÃa olvidado esos secretos.
Incluso después de que su hermano menor Tama le hubiera contado mucho de lo que sabÃa; ella sólo habÃa sacudido la cabeza y bajado la mirada. Ella sólo recordaba haber estado sola en el otro mundo, un mundo lleno de monstruos.
El abuelo afinó sus labios mientras reflexionaba. Ãl sabÃa que las cosas estaban bien, porque Kyoko dijo que recordaba algo acerca de que el Guardián del Corazón de Cristal entró a su cuerpo de nuevo, y luego todo terminó. Después de un par de semanas, ella se habÃa metido de lleno en sus tareas escolares y estaba obteniendo excelentes calificaciones y ahora todo eso habÃa valido la pena. El abuelo oyó que se abrÃa la puerta principal y sonrió aún más.
Besando la carta como si fuera un amuleto de la buena suerte, él vio como su nieta entraba en la cocina. A Kyoko le iba a encantar esto.
Tres semanas después...
Los ojos dorados miraban como la chica del pasado se acercaba a la academia. Ãl la habÃa encontrado y de alguna forma harÃa lo correcto esta vez. Ãl sintió que su escudo humano se resbaló por un momento mientras sus ojos ardÃan como oro lÃquido, al recordar todo lo que habÃa pasado ese fatÃdico dÃa en medio del campo de batalla.
Los rayos del sol de la mañana que entraban por la ventana albergaban una extraña sombra detrás de él como una imagen de alas. Ãl alzó sus garras y estrechó los ojos, mirando como las garras regresaban a su manto humano.
Mirando con sus ojos hechizados a la sacerdotisa, él calmó sus poderes internos. Ya era hora, y con la pureza de Kyoko, él también sintió el despertar de la maldad a su alrededor. La inconclusa batalla comenzarÃa pronto. Esta vez él no cometerÃa los mismos errores.
Kyoko miró hacia el gran edificio. Para ella se veÃa casi como un gran castillo de algún pasado desconocido. Ella sonrió para sà misma; no podÃa evitarlo, aún estaba muy feliz después de saber lo de la beca y por el hecho de que ella vivirÃa allÃ.
Se volteó para mirar a Tama. Ãl habÃa sido una gran ayuda al venir y ayudarla con sus maletas y a instalarse. Kyoko estaba contenta porque habÃa hablado con su mamá y su abuelo cuando estaba en casa y habÃa podido despedirse allá. Ahora ella se sentÃa casi mareada con esta gran libertad y respiró profundamente para saborearla.
"Kyoko, ¿te vas a quedar parada ahà todo el dÃa, o vamos a ir a buscar tu habitación?" Tama se quejó, aunque la vista también lo impresionó. Ãl miró hacia arriba con asombro al arco gigantesco que llevaba a las puertas principales.
Kyoko sostuvo el mapa en sus manos y apuntó al enorme edificio que conectaba el lado derecho de la academia. "Ese debe ser el edificio correcto". Ella se volteó y le hizo un guiño a Tama. "Gracias por ayudarme esta mañana".
Tama sonrió, sintiéndose un poco avergonzado. "De nada Kyoko, después de todo me deshago de ti por un tiempo, y eso es pago suficiente". Ãl se agachó y se fue tratando de escapar de ella mientras se morÃa de risa.
Kyoko empezó a perseguirlo pero paró a mitad de camino, sintiendo que unos ojos la miraban.
Mientras la brisa soplaba su cabello castaño alejándolo de su rostro, ella miró al edificio preguntándose qué ojos la acariciaban, pero no podÃa ver a nadie. Ella habÃa sido capaz de percibir cosas extrañas en los últimos años, y sabÃa sin duda alguna que alguien estaba ahà vigilándola. Ella casi podÃa sentir que la tocaban.
Pensó que habÃa visto movimiento en una ventana alta, pero al inspeccionarla de cerca vio que estaba vacÃa. Kyoko lanzó un suspiro al darse cuenta que esos sentimientos extraños se habÃan ido. Ella suavemente mordió su labio sopesando la decepción de irse. Rindiéndose, finalmente se encontró con Tama cuando entró a los dormitorios. Ambos se paralizaron al mirar a su alrededor.
"Ese lugar es asombroso", susurró Tama, mientras se inclinaba y añadÃa con una voz seria. "DeberÃas conservar ese mapa, conociéndote te vas a perder aquÃâ.
Kyoko parecÃa no escucharlo mientras sus ojos miraban el pasillo principal. La habitación en la que ellos se encontraban era de al menos tres pisos de alto, con escaleras que serpenteaban su camino a los otros pisos en forma de espiral. Por un lado, habÃa una librerÃa enorme, mientras que el otro lado parecÃa un área recreacional, y directamente en el medio habÃa una lámpara gigantesca colgando del techo abovedado.
"Realmente odiarÃa ver eso caer", dijo ella mientras movÃa la cabeza.
Debajo habÃa áreas para sentarse con muebles lujosos. Ya habÃa estudiantes despiertos y ocupados haciendo cosas, aunque era muy temprano en la mañana. Ella querÃa estar aquà tan temprano como fuera posible, y ya eran las 7:30 a.m. Miró rápidamente el papel, preguntándose a donde se suponÃa que debÃa ir.