Kamui la vio poner la bebida en el bar casi derramándola. Ãl sonrió mientras ella sentÃa su aliento, jadeando. "Tienes que vigilar a Kyoko, las bebidas aquà son fuertes". Frunció el ceño al bartender en desaprobación, y luego ella sonrió cuando parecÃa ser capaz de respirar de nuevo.
"No bromeo", Kyoko jadeó, limpiando una lágrima de su ojo. "Esa bebida esta hecha para matar, Dios", gimió, parpadeando.
Toya asintió con la cabeza a Kamui como si le hubiera dado permiso para hablar con Kyoko. Su mirada vagaba por la habitación notando que los guardianes y humanos no eran los únicos habitantes dentro de las luces parpadeantes del club. Sus labios se fruncieron sintiendo demonios ocultos dentro de las sombras.
Kamui observó a Kyoko sonreÃr a Shinbe y Suki mientras los veÃa bailar. Cuando las luces parpadeaban de rojo a verde y luego azul, un tono azul eléctrico parecÃa rodearla por un instante, causando la visión de Kamui cerrarse y otra imagen surgió.
En su imaginación, podÃa ver a Kyoko huyendo de un demonio enorme. A medida que su vista recorrÃa la zona, podÃa decir en el terreno en que estaba metida cayendo a un gran acantilado. Gritó su nombre para advertirle, pero cuando se volvió a buscarlo, nunca vio el borde peligroso del acantilado mientras luego tomaba ese paso letal.
Kamui podÃa sentir la adrenalina a través de él mientras sus alas brotaban de su espalda con un despliegue de coloridos destellos. Mientras volaba sobre el demonio, le disparó una explosión de fuerza vital furiosa que desintegró al demonio en el impacto. Retrayendo sus alas, dejó que su cuerpo se sumergiera en el acantilado en intento desesperado para llegar a ella.
Al igual que el suelo se acercaba a un ritmo y velocidad alarmante, agarró a Kyoko, soltando sus alas y flotando con seguridad en el suelo. Cuando sus ojos esmeraldas se conectaron con los de Kamui le preguntó: "Sólo querÃas que te salvara, ¿no?"
Saliendo de ese trance ligero, sabÃa que no podrÃa haber sido sólo un sueño, de alguna manera, en alguna parte, realmente habÃa sucedido. Sus ojos se centraron en ella y él querÃa una vez más sentirla en sus brazos como lo habÃa hecho en un extraño recuerdo.
Kamui se acercó y le agarró la mano, "Vamos Kyoko. Baila conmigo". En el momento en que su mano tocó la suya, sintió que su corazón se aceleraba con algún sentimiento desconocido. Un polvo brillante de cada color sobresaltó en sus ojos brillantes.
Ella asintió con la cabeza, encantada con la canción que estaba sonando y sintiendo ese ritmo que la hacia querer moverse. Se dirigieron directamente a Suki y Shinbe en la concurrida pista de baile.
Toya se volvió justo a tiempo para ver a Kamui llevarse a Kyoko hacia la pista de baile y frunció el ceño. Recorriendo sus dedos a través de sus flecos extravagantes, él se recostó hacia atrás contra el bar, luchando contra la sensación que tenÃa de simplemente tomar a Kyoko y ocultarla del mundo.
"Al menos no es una canción lenta", murmuró entre su aliento y luego apretó fuertemente los dientes sin creer que esas palabras se le habÃan escapado.
Suki y Shinbe estaban pasando un buen rato cuando Kamui y Kyoko se unieron a ellos. Los chicos miraban de frente a las chicas en un rápido baile. Kyoko no se habÃa divertido asà en mucho tiempo. Tres canciones más tarde, ella y Suki estaban listos para un descanso. Mientras se dirigÃan a la pista de baile, comenzó una canción suave.
Alguien agarró a Kyoko por detrás, susurrando en su oÃdo, "Mi turno", y la giró en sus brazos, lejos de los demás, y de vuelta a la pista de baile.