Toya se dio cuenta de todo, el suave cuerpo debajo de él, el sabor de la miel y la cegadora necesidad que recorrÃa sus venas. Por mucho que no quisiera, soltó sus labios de los suyos y se levantó sobre ella una fracción para mirar hacia abajo en los ojos de Kyoko. Ãl acababa de besarla y realmente querÃa continuar.
Kyoko no pudo evitarlo cuando un rayo de fuego disparó a través de su cuerpo. Dejó de luchar mientras profundizaba el beso. La sensación de sus labios dominando la suya con tanta pasión era una sensación embriagadora. Entonces sintió la evidencia de su excitación presionando fuerte contra su muslo y que disparó otra ronda de calor a través de ella.
Ella lo sintió lentamente cambiarse y levantarse por encima de ella mientras terminaba el beso. Lo que vio casi le detuvo el corazón. Sus ojos eran dorados, todos los rastros de la sangre demonÃaca habÃan desaparecido. Miró hacia la daga que aún sostenÃa en su mano y notó que él la estaba tocando. Suspiró aliviada al darse cuenta de que Toya estaba de vuelta.
Toya miró a Kyoko mientras miraba hacia la hoja y su mirada seguÃa la suya. Asà que eso es lo que pasó. HabÃa cambiado, y luego habÃa intentado... SabÃa que estarÃa enojada con lo que casi habÃa hecho. Incluso su lado fuera de control la habÃa elegido como su compañera de vida.
Se sentó, tratando de no mirarla mientras rodaba de su cuerpo. Sólo después de que él estaba completamente fuera de ella se confió en sà mismo para mirarla. Lo primero que llamó su atención fue sus labios hinchados por el beso. Sintió que un rubor ardÃa en sus mejillas mientras recordaba el beso y la sensación de sus labios contra los suyos.
-Asà que eso es lo que es el cielo -musitó en silencio y se frotó los ojos con una mano, sin otra razón que para esconder su reacción de ella.
Kyoko apartó la cara de él mientras se levantaba lentamente. Ella sabÃa que él no habÃa querido besarla y probablemente ahora lo lamentaba. Localizó la otra hoja y le devolvió las dagas.
Toya también se puso de pie, sin decir una palabra. El silencio a su alrededor era ensordecedor.
CapÃtulo 2 "Llama de Celos"
Kyoko apretó los dientes, la tensión entre ellos era casi tangible y estaba comenzando a enojarla. Toya se sentó en una rama del árbol cerca del fuego y Kyoko se sentó en el fuego por sà misma. TodavÃa no se habÃan dicho una sola palabra y ahora ni siquiera la miraba.
Ella frunció el ceño sintiéndose ligeramente insultada. ¿Besarla fue realmente tan malo?
Toya se sentó en el árbol, enfurruñado. La habÃa visto fruncir el ceño. ¿La habÃa besado tan mal? No le habÃa dicho una palabra de lo que habÃa hecho. PreferÃa que le gritaran o algo asÃ, pero no sabÃa qué pensar de ella sin decir nada. ¿Estaba tan enojada con él? ¿DeberÃa disculparse?
Sus labios se diluyeron en negación. No se disculparÃa por algo que no habÃa pensado hacer. ¿DeberÃa simplemente ignorarlo y actuar como si no hubiera ocurrido? En este punto, sólo deseaba que todo volviera a ser como era, aunque él mismo no olvidarÃa el beso. Toya miró hacia atrás y se preguntó qué estaba pensando.
Kyoko observó el cielo cuando empezó a oscurecer. Deseaba que Kamui estuviera aquÃ, pero sabÃa que no volverÃa hasta la mañana. La compañÃa habrÃa sido bienvenida. En este momento, incluso se conformarÃa con que Shinbe y Suki comenzaran una pelea entre ellos. Ella sonrió... ahora eso siempre fue divertido.
Jugaba con la idea de volver a casa, pero ya era tarde y tardarÃan horas en volver al Corazón del Tiempo, a menos que Toya la llevara. Recordar la forma en que actuaba cada vez que querÃa ir a casa le impedÃa pedirle que la llevara. ParecÃa pensar que era un pecado dejar este mundo, incluso por un dÃa. Lo último que querÃa era empezar una pelea con él ahora mismo.
Ella metió la mano en su bolsa de lona y sacó su delgada cubierta, sin saber qué más hacer. Tal vez si se apresuraba y se fuera a dormir, cuando despertara, alguien estarÃa allÃ... alguien más que él. Actuó como si ya se hubiera olvidado de besarla y eso la molestaba. No dijo que le gustara. Y no dijo que lo lamentara. Ãl simplemente no dijo nada, como que nunca sucedió.
Kyoko tiró la manta y se estiró sobre ella, decidiendo mirar las estrellas que poco a poco comenzaban a aparecer. Ella no podÃa evitarlo, pero la habÃan besado dos veces en las últimas veinticuatro horas, y después de no haber sido besada antes, eso era todo lo que podÃa pensar. Comenzó a comparar los dos besos.
El beso de Kyou era poderoso y excitante, aunque algo la asustaba por quien era. Sin embargo, tenÃa los labios calientes, pensaba que eran frÃos. Sus manos sobre su cuerpo eran calientes, en lugar del toque escalofriante que habÃa supuesto que tendrÃa. Ella gimió cuando el recuerdo envió una ola de calor a través de su cuerpo.
Toya se estremeció al oÃr un leve gemido de Kyoko. Mirándola, notó que parecÃa perdida en sus pensamientos. Sus ojos se oscurecieron a un oro fundido. Su olor estaba cambiando y lo atraÃa hacia ella. Inhaló el dulce olor. ¿Estaba pensando en él?
Sus pensamientos volvieron a su mente cuando recuperó los sentidos, después de cambiar de su forma maldita. Sus labios eran suaves y ella no estaba luchando contra él. TodavÃa podÃa saborearla. Nada lo habÃa afectado de esa manera. Kyoko era una historia diferente. Cuando ella no le gritaba, era una de las personas más felices que habÃa conocido. No es que hubiera conocido a muchos humanos, pero aun asÃ, ella era como su luz en la oscuridad.
En secreto amaba protegerla y mantenerla cerca. Casi hizo que el Cristal del Guardián del Corazón de Cristal valga la pena... casi. Ahora tenÃa que protegerla de Hyakuhei y de cada demonio alrededor. Volvió a mirarla y notó que se habÃa quedado dormida. SabÃa que si no se mantenÃan enfocados en recoger el talismán, las cosas podrÃan llegar a ser muy mortales... demasiado mortales para ella estar en medio de todo. Por eso constantemente empujó al grupo a seguir buscando.
Toya saltó ligeramente del árbol y aterrizó en silencio cerca de ella. Se acercó a ella y se sentó. A menudo hacÃa esto después de que se fuera a dormir para poder estar cerca de ella si algo pasaba, eso y el hecho de que simplemente le gustaba estar cerca de ella. Se relajó en un sueño ligero. El menor ruido lo despertarÃa y él estarÃa listo.
Kyoko lanzada en su sueño⦠soñando. Toya acababa de matar a Hyakuhei y sonreÃa mientras se acercaba a ella, aplastándola contra él. ParecÃa más grande que la vida. Mirándola profundamente a los ojos, sus labios se acercaron a los de ella mientras sus ojos se suavizaban. PodÃa ver el amor brillando en ellos. Ella dudó, súbitamente insegura de lo que estaba sucediendo.
"¿Qué pasa con el portal del tiempo... no necesito llevar al Guardián del Corazón de Cristal de vuelta a mi mundo?" Ella susurró preocupada.
Toya sólo le sonrió y sacudió la cabeza. "¿No sabes que te quiero y nunca dejarÃas que te fueras?" Bajó sus labios a los suyos y el beso le quitó el aliento. Era profundo y apasionado. Se sentÃa tan real. Cerró los ojos y el beso cambió.
El beso era hambriento y sensual, todo al mismo tiempo. Al darse cuenta de la diferencia, abrió los ojos y miró a los ojos dorados de Kyou. PodÃa sentir sus manos sobre su cuerpo, moviéndose lentamente y tentándola a responder. Ella cedió a la sensación y cerró los ojos una vez más.
Toya sólo le sonrió y sacudió la cabeza. "¿No sabes que te quiero y nunca dejarÃas que te fueras?" Bajó sus labios a los suyos y el beso le quitó el aliento. Era profundo y apasionado. Se sentÃa tan real. Cerró los ojos y el beso cambió.
El beso era hambriento y sensual, todo al mismo tiempo. Al darse cuenta de la diferencia, abrió los ojos y miró a los ojos dorados de Kyou. PodÃa sentir sus manos sobre su cuerpo, moviéndose lentamente y tentándola a responder. Ella cedió a la sensación y cerró los ojos una vez más.
Fue entonces cuando todo cambió y Kyoko sintió un escalofrÃo subir por su espina dorsal. Los cálidos labios se convirtieron en escaldados y ella sintió el mal que irradiaba de ellos. Las manos que acariciaban su cuerpo eran como el fuego y las garras dibujaban finas rayas de sangre por todas partes que tocaban. Sus ojos se abrieron para mirar a los ojos de la medianoche... Hyakuhei.
Ella lo oyó susurrar en una voz suave y seductora manchada de maldad, "nadie puede salvarte".
Kyoko comenzó a luchar y se oyó a sà misma gritando, pero él era demasiado fuerte. La estaba sujetando con un agarre mortal. Ella gritó de nuevo, tratando de luchar contra él. Las manos que la sostenÃan abajo desaparecieron y ella se sintió levantada y presionada contra algo sólido.
"Kyoko, despierta... Kyoko." Espera... que no era Hyakuhei... sus luchas disminuyeron. Ella sintió una mano deslizándose por su cabello, acunándola y haciéndola sentir segura.
Lentamente, abrió los ojos y pudo ver el cabello oscuro con reflejos plateados. Ella estaba presionada contra el pecho de Toya y él la estaba sosteniendo... moviéndola lentamente hacia adelante y hacia atrás. Pensando que seguÃa soñando, Kyoko se acurrucó en él y volvió a cerrar los ojos sin querer que el sueño terminara.
Mientras Toya la sostuviera entonces Hyakuhei no volverÃa a sus sueños para atormentarla. Estaba casi en su regazo y podÃa oÃrlo. "Está bien, Kyoko, te tengo, está todo bien ahora... Shhh..." Ella podÃa sentir su cuerpo todavÃa temblando del sueño, pero ella se calmó en la suave voz de Toya. El sonido del latido de su corazón la envolvió en un sueño sin sueño.
Toya podÃa sentir que se estaba calmando lentamente. Casi lo habÃa asustado hasta la muerte, temblando y gritando en su sueño asÃ. Fuera lo que fuese, le habÃa asustado el infierno y ella lo habÃa asustado. Ãl la atrajo hasta que estuvo todo el camino en su regazo. Ãl la abrazó con fuerza mientras su temblor lentamente se calmaba. Su mejilla estaba apretada contra su pecho y él estaba acunando su cuerpo en sus brazos. Ella era ligera como una pluma para él y Toya amaba la sensación de que ella lo acunaba otra vez.
"Shhh... te tengo, nada te va a lastimar, no lo dejaré, ahora vuelve a dormir, Kyoko". Ãl la balanceó suavemente mientras la punta de sus dedos le cepillaba el pelo de la cara. Estaba enrojecida del sueño y tenÃa los ojos cerrados... pero podÃa sentir que sabÃa que él era el que la sostenÃa. Su corazón saltó de un golpe pensando que Kyoko sabÃa que él la estaba sosteniendo y aun asà ella no se oponÃa.
Ya estaba cayendo de nuevo a dormir mientras tocaba ligeramente su mejilla, trazando el contorno, sintiendo su sedosa piel. En su sueño, parecÃa un ángel en sus brazos... su ángel. Esto era lo que querÃa. Nunca habÃa dejado que nadie la tomara de él, no a los demonios y especialmente a sus hermanos.
Lentamente, para no despertarla, Toya se echó hacia atrás sobre la manta y los puso a ambos, tirando de la parte superior por encima de ellos. Ãl la mantuvo firme, manteniendo su cuerpo contra el suyo y se acurrucó alrededor de ella en un abrazo protector. Era lo más cómodo que habÃa estado en su vida y sólo le llevó un minuto caer en el primer sueño profundo que habÃa tenido desde... para siempre.
Fue varias horas más tarde que Kyoko sintió calor y lo alcanzó. Ella se congeló. Lentamente, como si temiera saber la verdad, volvió la cabeza hacia el lado justo cuando Toya se sentó.
Sintiendo que estaba revolviendo, frunció el ceño, sabiendo que debÃa haberse levantado y alejado de ella horas atrás.
Kyoko lo miró con curiosidad, tratando de ver sus ojos, pero su cabeza bajó y su cabello cayó sobre ellos, protegiendo su expresión. Se puso en pie sin decir nada y entró en el follaje que rodeaba su campamento.
Las cejas de Kyoko bajaron en confusión. ¿Ha dormido aquà con ella anoche? Entonces un recuerdo volvió a ella. Recordó soñar y Toya... Ella se quedó sin aliento. No era un sueño. Ãl la habÃa abrazado anoche. Ella miró hacia abajo en la manta que todavÃa tenÃa su impronta en ella. Ãl debe de haber dormido junto a ella. Ella sonrió su sonrisa secreta, acercándose y trazando sus dedos sobre la huella que habÃa dejado atrás.
Ella miró hacia arriba mientras Kamui entraba en el claro, "Hola, Kamui. Sus brillantes cabellos brillaban con reflejos morados en el sol de la mañana y sus ojos mostraban los colores más hermosos. Aquellos que estaban lo suficientemente cerca como para ver sabÃan que tenÃan un brillo multicolor en los brillantes orbes pero a Kyoko, fue su sonrisa lo que lo hizo irresistible.
Kamui miró a su alrededor viéndola sola y se preguntó por qué. "¿Dónde está todo el mundo? ¿Suki y Shinbe no han vuelto todavÃa? ¿Y dónde está Toya?" Kamui sacó un saco de su hombro y lo colocó en frente de Kyoko con las cejas levantadas.
-No, todavÃa no, pero Toya deberÃa estar de vuelta en unos minutos, ¿qué tienes aquÃ? Kyoko observó cómo Kamui empezaba a sacar la comida de la bolsa.
"Sennin me envió esto y me dijo que lo disfrutara ya que casi nunca conseguimos una comida realmente buena a menos que la traigas de tu tiempo." Kamui la miró con sus grandes ojos brillantes con una variedad de colores y radiante en su expresión Cuando vio los dulces que venÃan con el pequeño banquete. -Vamos, vamos a sacar -anunció Kamui.
-Bueno, has vuelto temprano esta mañana, Kamui -dijo Toya, perezosamente, mientras caminaba hacia el claro-Miró a Kyoko con unas emociones ilegibles reflejándose en sus ojos dorados y rápidamente apartó la vista.
Kamui miró a Toya. Lucharon mucho, pero en verdad, Kamui miró a Toya. HabÃa cambiado mucho desde que pasaba tanto tiempo cerca de Kyoko. En opinión de Kamui, Kyoko hizo de Toya una mejor persona.
"Sennin dijo que el bosque al este ha tenido una sublevación de demonios aterrorizando el área durante la semana pasada. PodrÃa haber talismanes involucrados, asà que debemos comprobarlo". Lo último fue dicho mientras Kamui se rellenó la boca con un sabroso trozo de pan.
"Hey, me vas a guardar algo de eso, ¿verdad Kamui?" Toya se sentó a su lado y comenzó a agarrar algo de la comida para sà mismo.
Kyoko sonrió mientras los veÃa pelear por una bola de arroz de fresa que Sennin habÃa enviado. Sin embargo, la normalidad no duró mucho.
Toya se puso tenso, agarrando un olor que monta la brisa. "¡Maldición!" Se puso de pie de un salto cuando sus ojos se angostaron. -¿Qué diablos quiere?
Antes de que Kyoko pudiera preguntar quién, una corriente de aire sopló a través del claro y se detuvo a menos de un pie delante de ella, golpeando a Toya fuera de balance. Kyoko se encontró mirando los ojos azules de Kotaro, uno de los cinco guardianes. Al igual que Kyou, cazó el talismán solo, en busca de pistas de donde Hyakuhei se estaba escondiendo.