El Entrenador De Fútbol - Marco Bruno 3 стр.


FC max = 220  edad    para las mujeres

FC max = 205 (edad/2) para los hombres

O bien la fórmula de Karvonen:           FC max = 220 frecuencia en reposo

O mejor todavía la fórmula de Tanaka:     FC max = 208 (0,7 x edad)


Hay que recordar que:

 Entre el 50-60% de la FC max, se realiza un trabajo moderado.

 Entre el 60-70% de la FC max, se realiza un trabajo grande, también llamado «cardiotraining».

 Entre el 70-80% de la FC max, se realiza un trabajo sublímite aeróbico cercano al umbral.

 Entre el 80-90% de la FC max, se realiza un trabajo límite anaeróbico.

 Más allá del 90% se realiza un trabajo máximo (poco aconsejado).


Desde el punto de vista de la duración, el esfuerzo puede ser:

Corto o largo.

Continuo o variable.

Con o sin interrupciones.


Desde el punto de vista de la complejidad, el esfuerzo puede ser:

Simple (por ejemplo, la maratón).

Complejo (por ejemplo, el fútbol).


Desde el punto de vista de los procesos metabólicos de producción de energía, el esfuerzo puede ser:

Aeróbico.

Anaeróbico.

Mixto.

Para el fútbol, el esfuerzo específico se considera:

Por intensidad:

Sublímite (frec. card. 180/200 frec. resp. 30/40)

Por duración:

Variable con numerosas interrupciones.


Por complejidad:

Complejo, porque recurre a cualidades físicas diversas (velocidad, fuerza, etc.) para acciones técnicas y tácticas con situaciones de contacto físico.

Por procesos metabólicos:

Mixto, con notable esfuerzo anaeróbico aláctico.

La tercera componente es la de establecer el aumento y la disminución de los esfuerzos durante el entrenamiento.


En la práctica, establecer el plan de entrenamiento y el programa de preparación física.


El objetivo principal de todo entrenamiento futbolístico debe ser la mejora de la capacidad de actuar del futbolista (Bisanz-Gerisch, 1990). Esta afirmación sirve para revisar la importancia de los factores de las condiciones para evitar su excesiva sobrevaloración o infravaloración en el entrenamiento. En un entrenamiento futbolístico dirigido se tratará de favorecer ejercicios de velocidad de acción que se dirijan a la práctica del juego, teniendo en cuenta todos los factores de prestaciones a nivel psicofísico, técnico-táctico y social. Las siguientes citas demuestran que una teoría específica del entrenamiento futbolístico se debe basar en las exigencias de la competición y que el entrenamiento de las condiciones debe semejarse a la práctica del juego o, si es posible, integrarse en esta.


«El mejor maestro para el entrenamiento es la competición» (Cramer, 1987).

«De la competición aprendemos qué debemos entrenar» (Krauspe-Rauhut-Teschner, 1990).

«Si la competición es el mejor entrenamiento entonces es verdad que un buen entrenamiento debe por fuerza tener las características de una competición» (Northpoth, 1988).

«El secreto del fútbol está siempre en el entrenamiento de la competición» (Beenhakker, 1990).

«El objetivo central de todo entrenamiento futbolístico debe ser la mejora de la capacidad de acción del jugador» Bisanz-Gerisch, 1990).


De estas citas se deduce que el entrenamiento futbolístico debe asemejarse a la práctica del juego o, si es posible, integrarse en esta. El entrenamiento no es por tanto un fin en sí mismo, sino que persigue el objetivo de «mejorar la capacidad de jugar y optimizar la capacidad de actuar».


Si por una parte se quiere revisar la importancia de los factores de la condición física, por otra será oportuno favorecer en el entrenamiento futbolístico un ejercicio de la velocidad de acción que se oriente a la práctica de juego, teniendo siempre presente todos los factores de prestaciones a nivel técnico-táctico y psicosocial. Esto significa que es necesario atribuir más importancia a un entrenamiento similar a la práctica del juego con métodos y medios cada vez más especializados (Lottermann, 1990).

EL ENTRENADOR DEBE

1) Conocer bien a los deportistas y trabajar para mejorar constantemente su aprendizaje y su formación.

2) Analizar con los deportistas y los dirigentes las razones del éxito o las causas de los malos resultados.

3) Contribuir a la formación del grupo y a su sentido de la responsabilidad y el respeto.

4) Inducir a los deportistas a seguir un entrenamiento regular.

5) Preocuparse por el estado de salud de los deportistas.

6) Inculcar en los deportistas el sentimiento de los colores del club y el respeto por la propiedad social.

7) Animar a los deportistas a participar de forma activa en cada entrenamiento.

8) Estar profesionalmente al día.

9) Documentar diariamente los entrenamientos.

10) Preparar el entrenamiento de modo que suscite el interés de los futbolistas por los ejercicios físicos, técnicos y tácticos.

EL ENTRENAMIENTO DE LOS FUTBOLISTAS JÓVENES

Es oportuno detenerse en primer lugar a analizar los graves errores que se cometen con respecto a los objetivos del entrenamiento juvenil.


El primer error está en considerar a los jóvenes una imagen reducida de los adultos, sin considerar que tienen una personalidad todavía en formación, un modo de pensar todavía en evolución y sobre todo un físico y capacidades completamente diferentes. No es posible trasladar a la esfera juvenil el entrenamiento de los adultos, limitándonos a prestar atención solo a reducir la cantidad y la intensidad.


El aumento de las capacidades físicas no puede proponerse de la misma manera a los jóvenes que a los adultos, más bien debe haber una diferenciación ulterior en el mismo ámbito juvenil, de acuerdo con las franjas de edad.


Por ejemplo, dirigir un ciclo de entrenamiento para niños de 12-13 años (muy jóvenes) teniendo como objetivo el máximo rendimiento para alcanzar un éxito inmediato significa alterar el espíritu del propio entrenamiento, Por el contrario, se debe llevar al joven gradualmente y a pequeños pasos y a lo largo de los años hacia el rendimiento deseado.


Una preparación demasiado veloz y precoz, que en general siempre está ligada al cumplimiento de objetivos ambiciosos entre los adultos, producirá resultados notables a corto plazo, pero seguramente producirá daños, que casi siempre son irreversibles.


Cuando los jóvenes y los adolescentes en particular son sometidos a una carga física y psicológica excesiva disminuye su motivación por lo que están haciendo, disminuye su deseo hasta llegar a un verdadero rechazo ante los primeros fracasos. Así se puede entender cómo muchas veces los jóvenes futbolistas después del entrenamiento con su equipo se reúnen (en un gimnasio, en un patio o en un espacio abierto) para jugar por fin al fútbol.

Un entrenamiento gradual y cuidadoso conduce a un grado más alto de preparación física y atlética en edad adulta y la mantiene estable durante más tiempo.


Al acabar el ciclo juvenil, el jugador deberá:


Haber alcanzado la maduración física apropiada.

Haber adquirido un bagaje técnico completo.

Haber adquirido un sentido táctico correcto.

Haber desarrollado la llamada «cualidad de la voluntad» indispensable para obtener resultados duraderos, es decir:

Disposición al trabajo en grupo.

Espíritu de colaboración.

Disposición a aprender y trabajar.

Conciencia de la mejora mediante el empeño.

Deseo de progresar.

Estas cualidades actúan positivamente no solo en el ámbito deportivo, sino que son de gran ayuda para afrontar la vida y las dificultades cotidianas.


Junto a estos objetivos primarios, debemos considerar otros aspectos que revisten gran importancia para la formación de los jóvenes:

 El mantenimiento y el cuidado de la salud y de la higiene personal.

 La organización y la ocupación del tiempo libre.

 El fútbol y su entrenamiento correspondiente deben permanecer en segundo plano con respecto a la escuela o el trabajo.

 El entrenamiento no debe comportar riesgos para la salud y el futuro crecimiento del joven.

 La alegría y la serenidad deben estar siempre en primer plano: hay que evitar por tanto entrenamientos fatigosos, monótonos o repetitivos (esto no significa que no se puedan repetir ejercicios ya efectuados).

 Los jóvenes deben poder siempre obtener del entrenamiento experiencias constructivas y socializadoras.

 Además del fútbol, los jóvenes deben poder cultivar otros intereses, sobre todo a nivel cultural.


El entrenador de juveniles debe saber reconocer un potencial futbolista valorando sus capacidades y competencias en relación con:


TÉCNICA:

 Actitud global ante el movimiento.

 Sensibilidad al contacto con el balón y habilidad en su control.

 Buena actitud al defender el balón en situaciones concretas de juego.


TÁCTICA:

 Sentido de la orientación.

 Rapidez en la capacidad de juicio para prever por anticipado situaciones de juego en ataque y en defensa.


CUALIDADES DEL CARÁCTER:

 Capacidad de autoafirmación.

 Resolución en los propósitos.

 Voluntad constante.

 Buen comportamiento social.

 Modestia para saber ponerse también al servicio de los demás.


CARACTERÍSTICAS FÍSICAS:

 Constitución física que deja entrever un desarrollo adecuado y regular.

 Dotes atléticas potenciales.


Entrenar a los jóvenes significa sobre todo poner en práctica correctamente todas las fases de la estrategia general de la educación.

 Conocimiento del alumno en relación con su desarrollo motor.

 Conocimiento de los problemas educativos en las diversas franjas de edad.

 Valoración continua de las variaciones inducidas en la personalidad y la maduración del joven, de la influencia ambiental y de la acción educativa físico-motora.


El entrenador debe ajustarse, sobre todo para los jóvenes hasta los 14/15 años, en la medida de lo posible, el principio de la polivalencia.


La polivalencia constituye la vía principal para hacer que los alumnos se inicien de una manera seria, correcta y válida la práctica deportiva.


Requiere:

 Intervenciones de tipo analítico (desarrollo de las percepciones auditiva, visual, coordinación sensomotora, movimientos concretos).

 Intervenciones de tipo global (secuencias múltiples, recorridos mixtos, juegos polivalentes, juegos en equipo).

 Intervenciones apropiadas (lo justo en el momento justo).


Efectos de algunas disciplinas deportivas sobre los jóvenes

(G. Frohner, 2002)



Esto podría llevar a pensar que realizar todas estas actividades podría garantizar un desarrollo completo del individuo.


Eso no es verdad si no se organizan las actividades de tal modo que se integren entre sí sin que una predomine sobre la otra. Motivo por el cual se aconseja siempre, con respecto a la formación del futbolista, que se realicen actividades polivalentes, sobre todo en edad preadolescente y adolescente, independientemente de la actividad que esté practicando la persona. Por tanto, resulta importante que las propuestas de entrenamiento comprendan todos los factores (sin olvidarse de cuál es la actividad principal).

LA RESPONSABILIDAD DEL ENTRENADOR

Muchos entrenadores, como ofrecen gratuitamente su tiempo, piensan que no tienen responsabilidad en el progreso y la salud de los chicos a los que entrenan, sino solo en el resultado deportivo de sus acciones. Al entrenador de juveniles sin embargo se le considera responsable del daño psicológico que pueda producir al joven y sobre todo de los daños físicos causados por negligencia o inconsciencia: los dirigentes (corresponsables) deberían acordarse de informar siempre al entrenador acerca de sus responsabilidades antes de que empiece su trabajo.

Sería importante saber por lo menos que existen unas fases de progreso en las que se desarrollan diferentes características y capacidades coordinativas, llamadas FASES SENSIBLES.


Las fases sensibles

Fases de mayor sensibilidad de las diversas capacidades motoras y cualidades psicofísicas en las edades de seis a quince años.


Entre los 5 y los 9/10 años se consiguen los patrones motores de base y aumenta la precisión en los movimientos.

Entre los 6 y los 8 años mejora rápidamente el equilibrio.

Entre los 7 y los 10 años mejora la rapidez de movimientos.

Entre los 8 y los 10 años madura la aptitud para prever la velocidad y la dirección de objetos en movimiento.

Entre los 9 y los 10 años se alcanza la máxima frecuencia de paso.

Entre los 9 y los 11 años se consiguen progresos en la coordinación senso-motora (ojo-mano, ojo-pie y dinámica general).

Entre los 11 y los 12 años se completa el desarrollo de la lateralización.

Entre los 12 y los 18 años se redobla la fuerza muscular. Para las chicas, a partir de los 13 no aumenta sustancialmente.

Hasta los 14 años hay que evitar ejercicios pasivos de movilidad, en la práctica, de aquellos que se realizan con la ayuda de los otros.

A partir de los 10 años hay que iniciar la educación en el estiramiento muscular y la movilidad.


Fases de la preparación deportiva


Antes de enumerar las diversas fases de la preparación deportiva es necesario recordar que las edades cronológicas indicadas son puramente indicativas, en la preparación de los jóvenes es mucho más serio y correcto considerar la edad biológica de los distintos sujetos.



Estas indicaciones son importantes para poder establecer cuáles serán las propuestas de entrenamiento y para poder programar la actividad.


Principio del ejercicio con un fin

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