Trevor no pudo contener la pequeña sonrisa que se dibujó en sus labios. Así que Envy quería que se involucrara... quería mantenerlo cerca. No podía culparla. Tal y como Devon la estaba protegiendo no le bastaría para sentirse tranquila. Saber que ella le necesitaba hizo que se desvaneciera la rabia que le quedaba dentro.
De todos modos, nos habríamos colado en esa fiestecita. Miró hacia Zachary, quien asintió. Volvió a sonreír y se dio cuenta de que vería a Envy en un par de horas. Supongo que ya es hora de contaros lo que está pasando.
Se avergonzaba de cómo estaba usando su rango para poder reencontrarse con Envy. También era plenamente consciente de lo que aquello parecería a los ojos de los otros.
Devon asumiría que estaba utilizando de nuevo a Envy, pero nada más lejos de la verdad. Por otra parte, ¿quién era él para utilizar a su hermano con el fin de acercarse a ella y hacer su trabajo al mismo tiempo? Devon tendría que aprender que todo era válido en el amor y la guerra... y que triunfe el mejor cambia formas.
Soy todo oídos refunfuñó Chad mientras cruzaba los brazos sobre el pecho para llamar la atención de Trevor que parecía distraído. Nunca se había considerado un adivino, pero estaba haciendo un buen trabajo adivinando las intenciones de Trevor en este momento.
No sabemos mucho sobre el demonio, sólo que ha permanecido atrapado allí durante varios siglos. Su existencia es anterior a todo lo que tenemos archivado en el P.I.T., pero aún estamos buscando pistas comenzó diciendo Zachary esperando que Trevor interviniera.
¿Así que sabías que un demonio fue encarcelado bajo el cementerio por quien sabe cuánto tiempo y no hiciste nada al respecto? preguntó Chad.
Trevor frunció el ceño: ¿Qué esperabas que hiciéramos al respecto? ¿Ayudar a liberarlo? Estaba atrapado allí y ni siquiera sabemos cómo un caído y un vampiro fueron capaces de romper el hechizo que lo retenía.
¿Caído? preguntó Chad. ¿Te refieres a uno de los ángeles de los que me habló Envy?
Zachary asintió con la cabeza: Sí, los conocemos desde hace mucho tiempo. Sabemos que hay otros, pero no podemos localizarlos en ninguna parte, y aparentemente, los dos caídos que viven en la ciudad ni siquiera sabían de la existencia del otro atrapado en la cueva hasta que uno de ellos bajó allí.
También tenemos a alguien que sabe cómo tratar con los demonios dijo Trevor. Con un poco de suerte, será capaz de averiguarlo una vez que la llamemos.
No es demasiado tarde para echarse atrás le dijo Zachary a Chad. Sólo da la orden y borraremos de tu memoria todo lo que pasó.
Chad frunció el ceño y comenzó a servirles café a los tres. Había sido policía toda su vida porque quería hacer algo importante. Sin embargo, más de una vez sintió que no estaba haciendo lo suficiente. Siempre había otro traficante de drogas, o un asesino más, u otra infracción de tráfico.... a veces no parecía valer la pena. Pero lo que Trevor y Zachary estaban haciendo marcaba la diferencia... el tipo de diferencia que Chad siempre había querido lograr.
Tomando un largo trago de café, dejó la taza y asintió. Me apunto.
*****
Angélica llegó a la conclusión de que los teléfonos eran peores que los demonios cuando sonaban a las tres de la mañana. Mirando el identificador de llamadas, entornó la vista y agarró el auricular. Al contestar, se lo colocó contra la oreja mientras se apartaba el pelo de la cara.
A menos que el mundo se esté desmoronando, los mares se hayan vuelto rojos, las siete plagas de Egipto hayan regresado o estés muriéndote, será mejor que haya una buena explicación para que me hayas despertado dijo gruñendo.
Ah, vamos Boo... ¿es esa la forma de hablarle a tu oso Zachy?
Angélica colgó y dejó caer la cabeza sobre la almohada. Acababa de volver a dormirse cuando volvió a sonar el teléfono. Sin mirarlo siquiera, descolgó y volvió a hablar.
Voy a atraparte, Zachary murmuró ella. A ti y a tu perrito.
Oh no, memorias del Mago de Oz dijo Zachary con voz entrecortada mientras Angélica sonreía ante sus payasadas, contenta de que él no pudiera verla.
¿Qué quieres? Se sentó y se quitó el pelo de la cara.
Tenemos algo realmente desagradable para ti llamado Misery dijo Zachary.
Angélica se levantó de la cama y encendió la lámpara. ¿Cómo de importante?
No estoy seguro, pero voy a suponer un nivel siete. Sonriendo, sabía que eso llamaría su atención.... y le encantaba llamar la atención de Boo.
Angélica entró en la sala de estar y encendió su portátil. Escribió algunas cosas y frunció el ceño.
¿Nivel siete? ¿Estás seguro? preguntó ella. Cualquier cosa que superase un nivel cinco era muy peligrosa y extremadamente rara.
Es sólo una suposición respondió Zachary. Fue capaz de atrapar a uno de los dos caídos que hemos estado siguiendo y aparentemente otro caído habría estado ahí abajo con él durante mucho tiempo. Puesto que se consideran nivel siete, supongo que cualquier cosa lo suficientemente poderosa para atrapar a uno, solo puede ser un igual.
Angelica estaba buscando en su base de datos. Más de tres cuartas parte de esta información había sido obtenida ilegalmente de los archivos del Vaticano, pero nadie podía cuestionar su autenticidad. El hecho de que un demonio de nivel siete pudiera haber sido descubierto en Los Ángeles, fue una razón más que suficiente para despertar no sólo a ella, sino también al resto de la tripulación del P.I.T.
Cada demonio había sido clasificado en un nivel del uno al diez, siendo el nivel diez el equivalente al del propio Satanás. Odiaría encontrarse con alguien que poseyera la suficiente magia para atrapar a un demonio de nivel siete... se necesitaría una fuerza sobrehumana para lograrlo.
No encuentro nada sobre un demonio llamado Misery en el área de Los Ángeles dijo después de unos minutos. Déjame conectar mi disco duro externo y echar un vistazo a esos archivos.
Escuchó a Zachary hablando con alguien y pensó que era Trevor hasta que oyó otra voz que se unió a la conversación.
¿Con quién estás hablando? preguntó con curiosidad.
El miembro más nuevo de nuestro equipo respondió Zachary. Es Chad, un policía local que sabe demasiado, así que lo hemos traído para proteger a las masas, y por masas me refiero a los otros idiotas con los que trabaja.
Angélica sonrió con satisfacción: Probablemente hay cosas peores ahí fuera.
No son mucho peor dijo Zachary.
De acuerdo dijo Angélica . Lo tengo conectado, echemos un vistazo y veamos qué es todo lo que hay aquí.
¿Quieres decir que no lo sabes? preguntó Zachary sorprendido.
Angélica suspiró: Ya sabes cómo soy. A veces me olvidaría la cabeza si no la tuviera pegada. Sólo he tenido la oportunidad de explorar una mínima parte de esta cosa.
Sí, lo descargaste con mucha prisa dijo Zachary suspirando . Buenos tiempos aquellos, buenos tiempos.
Angélica accedió al disco duro, escribió una palabra en su solicitud de búsqueda y presionó la tecla Entrar.
Supongo que no te has estado portando bien le preguntó Angelica recostada en su sofá mientras el ordenador hacía su trabajo.
Claro que no se río Zachary no me puedes llevar a ninguna parte, ¿recuerdas?
Angélica esbozó una mueca al recordar que hacía sólo un par de meses habían ido a una gran fiesta mientras perseguían a un hombre lobo de tan solo cuatro años que se había perdido, y que por ello no estaba de muy buen humor. Al final de la noche, Zachary había perdido sus pantalones porque el hombre lobo se había transformado durante una rabieta y los había hecho pedazos.
Claro que no se río Zachary no me puedes llevar a ninguna parte, ¿recuerdas?
Angélica esbozó una mueca al recordar que hacía sólo un par de meses habían ido a una gran fiesta mientras perseguían a un hombre lobo de tan solo cuatro años que se había perdido, y que por ello no estaba de muy buen humor. Al final de la noche, Zachary había perdido sus pantalones porque el hombre lobo se había transformado durante una rabieta y los había hecho pedazos.
La parte más graciosa fue que Zachary no había dicho nada, sólo se los quitó y anduvo en ropa interior, chaqueta y camisa de esmoquin. Angélica no sabía si sentirse avergonzada o morirse de risa. Casi le da algo cuando varias jovencitas decidieron agolparse a su alrededor queriendo bailar con él al ver sus piernas con los calcetines altos hasta la rodilla y los zapatos de vestir.
Su portátil emitió un pitido y ella se sentó a mirar los resultados de la búsqueda.
¿Encontraste algo? preguntó Zachary.
Angélica abrió algunos de los archivos que tenían la palabra Misery localizada en ellos y comenzó a leer. El cigarrillo se le escapó de entre los dedos mientras leía y aterrizó sobre su pie.
¡Ay, maldita sea! maldijo mientras recogía el cigarrillo para apagarlo rápidamente.
¿Todo bien? Zachary frunció el ceño con preocupación y levantó una mano cuando Trevor quiso saber qué estaba pasando.
Angélica leyó la información de nuevo para estar segura.
Voy a coger el siguiente vuelo le informó antes de apartar el teléfono de la oreja. Colgó el teléfono antes de responder a las preguntas de Zachary y volvió a mirar la pantalla. No fue lo que había leído lo que la convenció de que esto era peligroso... fue que el jefe del P.I.T. de alguna manera había bloqueado el acceso al archivo.
Si Storm estaba guardando secretos.... entonces ella quería saber por qué.
Capítulo 2
Anthony se paseaba impaciente por el suelo de mármol de su estudio. Se pasó una mano por el oscuro cabello, se sentía frustrado y enfadado. Sabía que había perdido los estribos cuando mató a Arthur y ahora también habría perdido su influencia para que Jewel se le uniera como pareja.... pero aquello no le detendría.
Hubiera querido que la situación se mantuviera en calma... pero cuando Arthur mencionó al padre de Anthony, su parte de hombre lobo se volvió loca. Ahora se vería forzado a usar otro tipo de coacción sobre su fugitiva novia. El único problema era que primero tendría que encontrarla.
Alguien llamó a la puerta y Anthony dejó de caminar para alisarse el pelo y la ropa. Él era el alfa, y ello conllevaba una cierta dosis de decoro.
Entragritó con voz fría.
La puerta se abrió y uno de sus lobos entró, cerrando la puerta tras él.
¿Qué encontraste? preguntó Anthony.
El miembro de la manada parecía muy nervioso y aclarándose la garganta contestó: Como usted ordenó, me quedé atrás para ver si el sacerdote regresaba a la iglesia. No estuve mucho tiempo cuando se desató el caos en la iglesia y en el cementerio que hay detrás de ella. La gente aparecía a diestro y siniestro, la mayoría de ellos saliendo de la nada.
Se detuvo y tragó con nerviosismo antes de añadir: Ahí fue cuando noté que Jewel estaba con ellos.
Entonces, ¿dónde está? preguntó Anthony mientras cerraba la distancia entre ellos a pasos agigantados. ¿Por qué no la trajiste de vuelta contigo?
El lobo retrocedía mientras el pánico asomaba a su mirada, sabía que traer malas noticias a un alfa nunca fue nada bueno. No pude, dijo mientras se estremecía.
La mano de Anthony se abrió repentinamente y agarró a su subordinado por la garganta, levantándolo en el aire. Eres un hombre lobo. ¿Por qué no te la llevaste?
Estaba rodeada de hombres.... demasiados, explicó el lobo, forcejeando con sus manos para tratar de aliviar la presión alrededor de la garganta.
La mano de Anthony le apretaba y sus ojos se volvieron de un extraño color dorado. Por fin su hermano había vuelto de Italia, estaba seguro de ello. ¿Te enseñé o no a pelear con otra manada por tu cuenta? Mi hermano no debería haber sido un rival para ti.
Era mentira. El lobo habría estado tirado en una zanja en alguna parte si se hubiera atrevido a pelear con Andreas Valachi.
No eeeeran loooooobos, jadeaba el lobo mientras intentaba respirar.
Anthony volvió a prestar atención al hombre al que estaba estrangulando y retiró la mano, viendo que casi lo había matado. ¿Quién era? preguntó con voz enfurecida.
El lobo yacía tendido en el suelo tratando de recuperar el aliento. Se apresuró a ponerse de rodillas antes de postrar su frente en el frío suelo de mármol. Exhibiendo la parte posterior de su cuello para mostrar sumisión a su líder deseó haber huido cuando tuvo la oportunidad.
Gatos... olí gatos, dijo después de unos segundos. Pumas y jaguares.... había muchos. Levantó la cabeza y vio los ojos de Anthony entornados de forma amenazadora.
Rápidamente añadió: Había un puma siguiéndola a cada paso. El lugar también estaba lleno de vampiros. Parte de la iglesia explotó, y luego apareció un coche de policía.
Anthony permanecía allí de pie tratando de dominar su creciente ira. Sin embargo, cuanto más tiempo pasaba más enfadado estaba. Su plan para recuperar a su compañera ahora fugitiva había sido frustrado repetidamente, ya fuera por sus propias acciones o por las acciones de sus inútiles subordinados.
Hizo señas a sus guardias personales para que se acercasen.
Llevadlo al sótano para que pueda reflexionar sobre su fracaso.
El lobo se arrodilló con una expresión de súplica en su cara. Había oído historias sobre el sótano y lo que contenía. Algunos de los hombres lobo que sobrevivieron a la tortura todavía tenían las cicatrices en sus cuerpos como recordatorio. Se quejó lastimosamente cuando los guardias tomando sus brazos le pusieron de pie.
Sin mirarle siquiera a la cara, los guardias no dijeron nada, ni reconfortante ni despectivo. Si se hubieran atrevido, lo habrían dejado escapar. Para ellos, la señorita Jewel tenía motivos para huir de su alfa. Ella era infeliz y, a pesar de los mejores intentos de Anthony, nunca lo amaría. Vivir así, aprovechándose de la desgracia de los demás no era el verdadero estilo de vida de los hombres lobo... era el estilo de vida de la mafia.
En otro tiempo, habían protegido a la humanidad de los males que amenazaban con invadir el mundo. Ahora, con la excepción de unas pocas tribus localizadas en los Estados Unidos y en alguna parte del extranjero, ellos representaban el mal. No es de extrañar que los humanos hicieran películas que los retrataran como perros rabiosos empeñados en causar muerte y destrucción.
Anthony siguió a sus guardias hasta el sótano y sonrió cuando el joven hombre lobo gimió silenciosamente. El sótano de la mansión había sido convertido en una gran cámara de tortura subterránea que cubría varios cientos de metros cuadrados. Había cadenas que colgaban de la pared con grilletes para mantener a una persona atada y sujeta contra la fría piedra.
En la parte derecha había una mesa llena de látigos y fustas de varios tamaños. Sobre un fuego ardía una caldera de la que sobresalían unos cuantos hierros que se usaban para hacer marcas, algo que Anthony rara vez había usado. Por último, en el muro opuesto, se hallaba una fila de celdas que albergaban a unos cuantos ocupantes.