Impresionante. Dijo Graham. La esposa de Blackmore creció entre caballos e incluso participo en algunas carreras. Así fue como ella y Blackmore se conocieron. No fue ninguna sorpresa conocer que la duquesa y Lady Hannah eran amigas antes de que se casara con Blackmore. Una pena que Lady Hannah no parecía poseer el buen sentido de la duquesa. ¿Tienes en mente planeado correr con ella?
Rotundamente. Narissa espera que Glitch, así se llama, este lista para Epsom. Blackmore paró para saludar con un gesto de la cabeza a su esposa y a su hermana, quienes estaban dando un paseo a cierta distancia.
La mirada de Graham quedó fijada en Lady Hannah y que le cuelguen si ella no estaba preciosa con ese vestido, también. ¿Cómo es que el no había reparado en ella en el pasado? Quizás fuera porque el vestido no le sentaba tan bien como los pantalones. Embutida en un elegante vestido de paseo con sombrero y los rayos del sol iluminándole la cara ella parecía toda dama- dulce y apropiada.
Un absoluto contraste con la verdad. También una autentica lastima, porque Lady Hannah, era una verdadera belleza. Si no fuera por su comportamiento inapropiado, ella sería una encantadora esposa. Pero con su forma de ser- bueno el se compadecía del hombre que se atara a la muy bruja.
Graham miró a Blackmore. ¿Como están las cosas con Hannah? ¿Algún progreso en su búsqueda de pareja? Tan pronto como el hubo preguntado deseó apartarse de la cuestión. ¿Qué diantres le importaba a el si a ella le estaban cortejando o no?
Blackmore dejó escapar un suspiro. Ningún progreso en absoluto, y está más necesitada que nunca. Narissa dice que me preocupo demasiado, pero la verdad es que Hannah, esta al borde de la ruina.
Graham no pudo evitar si no pensar que Blackmore no sabía ni la mitad. La culpabilidad le embargaba de nuevo. El tenía que se honesto con su amigo. Graham se arriesgo a mirar otra vez en la dirección de Lady Hannah mientras abría la boca para confesar. Ella le dedicó una amplia sonrisa, y las palabras murieron en su lengua. El iba a ir al infierno.
Anoche volvió a desaparecer y justo cuando estaba a punto de abandonar la búsqueda apareció de nuevo misteriosamente en su habitación.
¡No me digas! Graham se alisó la corbata, y, ¿Cuál fue su explicación?
No me dio ninguna. Solo dijo que me preocupo demasiado. Blackmore se paso la mano por el pelo. No tengo ni idea de como ella consigue siempre escaparse. Tengo a unos sirvientes apostados ante su puerta y patrullando el rellano y aun así ella siempre consigue escabullirse.
Quizás debas hacer como te sugerí y presentarle a unos cuantos buenos caballeros entre los que escoger. Graham le recordó su antigua sugerencia.
Sabes que no puedo hacer eso. Le prometí a mi madre que nunca la obligaría a casarse.
Si, ya me lo has dicho. Graham posó su atención sobre el árbol en el que había visto a esa diablesa escalar hasta su habitación la noche anterior. El señaló con la cabeza hacia este y dijo, Puedes talar ese árbol ahora.
Blackmore siguió la mirada de Graham, con los ojos entrecerrados. ¿Qué es lo que tiene que ver ese viejo árbol con nada de esto??
El árbol esta demasiado cerca de su balcón. Graham podría añadir mucho más sobre el asunto, pero, aun así, ya había dicho demasiado. Quizás el podría lamentar el pacto que había hecho con Hannah, pero su palabra era su honor. Y el no traicionaría su confianza.
Blackmore cambió la dirección de sus pasos y empezó a caminar hacia el viejo árbol torcido. Graham moró a través del césped con los ojos entrecerrados, buscando a las señoras, pero ahora no podía verlas. Una vez determinó que no había moros en la costa, el siguió a Blackmore y pararon al lado de la base del árbol.
Blackmore estiró la mano y cogió una de las ramas inferiores del árbol. ¿Supones que usa este árbol para escapar?
Graham sabía demasiado bien que así era. Pero en lugar de admitirlo el sacudió la cabeza. No tengo la más mínima idea, pero no hará ningún mal si talas este árbol.
Ciertamente no. Blackmore se subió a la rama. No se rompe. Seguro que también puede aguantar a Hannah. Haré que la corten inmediatamente.
Graham miró de nuevo hacia donde había visto a Lady Hannah. Ella se iba a poner furiosa. Después de sentirse culpable rápidamente se sintió aliviado. Una pequeña sonrisa se extendió en sus labios. Deja que se irrite. No es menos de lo que merece por haberse puesto en peligro a sí misma. Además, ahora que el se había involucrado, el le debía a Blackmore el proteger a la diablesa tan bien como podía. Y cortar el árbol sería un buen paso en esa dirección.
¿A dónde fuiste anoche? Preguntó Narissa,
Hannah sonrió y subió la barbilla, permitiendo que los rayos del sol se filtraran bajo sus sombrero.
Fui a ver jugar a la garra,
¡No!, ¿lo hiciste? Me prometiste que no harías algo tan estúpido otra vez.
Mis acciones no fueron estúpidas, fui precavida. Alegó Hannah. Además tu compartías mi deseo por ir. ¿Cómo puedes condenarme por algo que tu misma pensaste hacer?
La verdad es que ella le había prometido a Narissa que se abstendría de hacer nada escandaloso o peligroso después de su ultima arriesgada escapada, y para la manera de pensar de Hannah, ella había cumplido su promesa. Pero a juzgar por la cara de horror de su cuñada, Narissa no estaba de acuerdo.
No puedes comparar mi deseo de ir con el hecho de que tu has ido. Narissa sacudió la cabeza y continuó, ¿Cómo puede una ser cuidadosa estando en Seven Dial? ¿Y además sola? Narissa arqueó la ceja mientras observaba a Hannah.
Me vestí con mis pantalones y me llevé la pistola. Hannah dio unos golpecitos en su cadera, donde había estado la pistola. No pasó nada, pero si algo malo hubiera pasado, habría estado preparada.
Narissa tomó una gran bocanada de aire y lo dejó expulsar lentamente. Hannah, eres mi amiga. Es difícil enfadarme contigo porque comprendo tu necesidad por tener aventuras, pero Seth es mi marido, mi deber hacia el está por encima de todo.
Hannah asintió, pensando que ella se sentiría culpable por poner a Narissa en esa tesitura, pero no se sentía culpable. Su cuñada se divirtió al máximo antes de casarse con Seth. Más aún, ella era su amiga y enemiga de Seth. Hannah no veía ningún motivo por el que debiera cambiar su amistad solo porque ella se había casado con Seth.
No puedo seguir guardando tus secretos cuando estos le causan a Seth tanto estrés.
¿Qué? Dijo Hannah incrédula. Estaba claro que Hannah estaba equivocada sobre su relación ¿Quieres decir que me vas a delatar.?
Quiero protegerte de ti misma., dijo Narissa.
Hannah cerró los ojos y sacudió la cabeza. Las cintas de su sombrero le hacían cosquillas en el pecho con el movimiento. No necesito protección.
Hannah empezaba a estar harta de que todo el mundo deseara protegerla- excepto ella. Ella sabía lo que hacía y los riesgos que corría. Eran riesgos que ella quería correr. Ella tenía un fuerte deseo de vivir u vida según sus términos y no podía entender por que todo el mundo quería entrometerse. Todo sería diferente si ellos fueran unos retrógrados lores y ladis, pero cada uno de ellos tenían su lado salvaje-
Seth fue un pícaro de renombre antes de sentar la cabeza con Narissa. Hananh conoció a Narissa cuando ella la invitó aun juego femenino infernal. Por no mencionar el hecho de que Narissa participaba en carreras de caballos masculinas. Además, ella la entrenó. Todo eso no era adecuado para una duquesa. Y Ramsbury Hannah apretó los labios. Se iba a enterar de lo que vale un peine.
Narissa descanso una mano en el hombro de Hannah. Eres joven y enérgica. No eres capaz de ver el peligro.
Siempre sopeso los riesgos antes de hacer algo. Contratacó Hannah.
Narissa sonrió. ¿Nunca has deseado casarte?
No de manera inminente. Dijo Hannah, entonces añadió rápidamente. Y no a menos que me enamore.
Chica lista su cuñada al cambiara de tema sin abandonarlo totalmente. Sin embargo, lo que Hannah opinaba sobre el asunto no había cambiado en absoluto.
Reducirás enormemente tus posibilidades si por el camino te arruinas. Narissa le dio unos golpecitos en el hombro a Hannah. Solo quiero lo que es mejor para ti. Quizás en el futuro, deberías llevarte a Brooke o Katherine cuando te aventures por ahí. Así al menos no estarás sola.
Hannah estaba quieta, su mirad estaba puesta en el árbol cerca de su balcón. Ella no podía creer lo que estaba viendo. ¿Qué demonios estaba pasando? Ella tocó a Narissa con el codo. Mira.
Narissa miró al árbol y entonces de nuevo a Hannah. Yo no
Por supuesto que no. Ha sido Ramsbury. Hannah miró al hombre desde la distancia. Nunca debería de haber confiado en ese sinvergüenza.
Narissa se giró para mirar a los hombres. ¿Qué tiene Ramsbury que ver con todo esto?
Es un entrometido, eso es lo que es. Volvamos a la casa. Hannah giró sobre sus talones y empezó a caminar a grandes zancadas hasta el porche. Ella no tenía ningún deseo de discutir con Ramsbury. No hasta que pudiera hacerlo cara a cara. No te equivoques. Ramsbury me las pagara por hacer que corten el árbol.
CAPÍTULO 3
Hannah contuvo el aliento antes de entrar en el salón. Lo ultimo que ella quería era entretener a un chivato. De todos modos, Lord Wayfair le esperaba y Hannah no tenía motivos para ser desagradable con el. Ella haría todo lo que pudiera por ser una anfitriona cortés y entonces una vez se hubiera marchado, ella se las vería con Ramsbury. Forzando una sonrisa en su rostro, ella caminó por la habitación hasta donde se encontraba Lord Wayfair. Cuando ella se detuvo, el le tomó la mano y le dio un beso en los nudillos. Buenas tardes milord, dijo Hannah.
El se puso recto, devolviendo la sonrisa. Efectivamente lo son, milady.
Hannah se soltó de la mano y miró alrededor del salón buscando el carrito de te que ella había ordenado traer cuando el mayordomo anunció la visita. La bandeja de te plateada descansaba sobre una mesa situada a lo largo de la pared más alejada de donde ellos se encontraban. Hannah volvió de nuevo su atención hacia Lord Wayfair. ¿Le apetecería una taza de te?
El sonrió titubeando antes de decir, Si, por favor.
Hannah caminó por el salón hacia donde se descansaba la bandeja de te antes de girarse hacia el. ¿Te y azúcar? preguntó ella.
Lord Wayfair asintió, un terrón.
Hannah sirvió dos tazas, entonces añadió leche y azúcar. Ella se giró hacia llevando una taza en cada mano, ¿A que debo el placer de su visita? ella le ofreció una de las tazas y el la cogió.
Hannah se sentó en un sillón orejero mientras aguardaba su respuesta. El hombre la miraba fijamente. Ahí parado con una expresión extraña mirándola fijamente. ¿Qué diantres iba mal? Hannah tragó saliva, obligándose a ser paciente mientras le subían un poco las pulsaciones del corazón. Ella arqueó una ceja.
Lord Wayfair, ¿Ocurre algo?
El sacudió la cabeza. No, no todo anda bien. Lord Wayfair apoyó la taza de te, y sus miradas se encontraron. Al menos, eso espero.
Me temo que no le comprendo. Hannah entrecerró los ojos, concentrándose, mientras intentaba descifrar el significado de sus palabras.
Lord Wayfair se acercó y capturó sus manos. No hay nada que temer. El les dio un apretón. No lo estoy haciendo muy bien.
El corazón de Hannah se golpeaba contra sus costillas. Dios mío, me va a pedir matrimonio. Ella se puso en pie e intentó liberar sus manos, pero el las tenía bien agarradas.
Espera, no te sorprendas. Dijo el.
Hannah volvió a girar la cabeza para mirarle. No estoy sorprendida. Es solo que no estoy preparada para esto. Incluso si deseara casarse, Lord Wayfair no sería su elección. ¿Acaso habría hablado el con su hermano? La cara se le puso blanca de solo pensarlo.
El le dedicó una amplia sonrisa. Lady Hannah, me gusta desde que la conocí. Me tiene usted cautivado y me divierte.
Déjelo ya, dijo Hannah con voz vacilante.
Lord Wayfair la miró cabizbajo. Ya que he llegado hasta aquí, déjame terminar.
Hannah apretó los ojos. Desearía que no lo hiciera.
¿Entonces no se casará conmigo? El le frotó el dorso el de sus manos en pequeños círculos. No tema, estoy herido, pero no destrozado.
Hannah abrió los ojos, y liberó sus manos. Lo siento. No estoy lista para tal compromiso.
Lord Wayfair miró hacia la puerta del salón. No se disculpe. No ha ocurrido nada malo. Seguiremos siendo amigos.
Si, amigos. Hannah esbozó una débil sonrisa.
Quizás algún día pueda cambiar de opinión. Lord Wayfair colocó un dedo bajo su barbilla y le inclinó la cabeza para mirarla a los ojos. Si es así. Allí estaré. Mi oferta sigue en pie.
Hannah se forzó a si misma a aguantarle la mirada. Gracias.
Lord Wayfair dio un paso atrás y entonces se inclinó ante ella. Que tenga un buen día.
Si,, dijo Hannah asintiendo con la cabeza mientras dejaba escapar un suspiro y desaparecía por el recibidor. ¿A que diantres venía eso? Ella no tenía ningún motivo para creer que le gustaba a Lord Wayfair. El no la había cortejado de manera oficial. Ni le había mandado flores, notas o regalado ninguna baratija.
Ellos habían bailado varias veces junto y dado un paseo juntos en el picnic de la semana pasada. Ella tomó unos sorbos de su te. Lord Wayfair también se había sentado al lado suya en el musical de Tisdale.
Hannah dio unos golpecitos en su mandíbula. Ahora que lo pensaba, el lord le había estado prestando bastante atención. ¡Caray! ¿Cómo es que ella no se había dado cuenta?
Hananh dejó la taza de te en la bandeja. Ella necesitaba algo más fuerte que ese caliente brebaje. Algo que pudiera calmarle los nervios. Si, whisky sería perfecto. Ella iría al Fortuna por la tarde. Seth no pondría ninguna objeción, ya que Narissa era la dueña del club.