Aldivan Teixeira Torres
Yo soy
Yo soyAldivan Teixeira Torres
Yo soy
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Por: Aldivan Teixeira Torres,
©2018-Aldivan Teixeira Torres
Todos los derechos reservados.
E-mail:aldivanvid@hotmail.com
Traductor: Arturo Juan Rodríguez Sevilla
Reseña: Aldivan Teixeira Torres
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Este libro, incluyendo todas sus partes, está protegido por derechos de autor y no puede ser reproducido, revendido o transferido sin el permiso del autor.
Calificaciones académicas: licenciatura en Matemáticas con especialización en la misma área.
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Breve biografía: Aldivan Teixeira Torres, nacido en Arco verde (Brasil), creó la serie El vidente, las series Los hijos de la luz, y también ha publicado libros de poesía y guiones. Su carrera literaria comenzó a finales de 2011 con la publicación de su primera obra romántica Opposing forces. Por razones que no han trascendido, dejó de escribir sólo para reanudar su carrera en la segunda mitad de 2013. Desde entonces no ha parado. Espera que su escritura contribuya a la cultura pernambucana y brasileña, despertando el placer de la lectura en aquellos que aún no tienen el hábito. Su lema es: "Por la literatura, la igualdad, la fraternidad, la justicia, la dignidad y el honor del ser humano para siempre".
Dedicatoria
Dedico este trabajo a todos los espíritus iluminados y luchadores que han tenido el valor de enfrentarse a los dictados sociales y difundir sus creencias y visiones del mundo. En especial, a los estigmatizados por la sociedad que están siendo juzgados constantemente. Para ellos tengo un mensaje: "Yo soy" cree en ti.
Agradecimientos
Primero, a mi buen Dios que me considera su hijo. A mis padres y familiares, que siempre están presentes en los momentos buenos y malos. A mis amigos, compañeros de trabajo, conocidos, vecinos y aquellos que han formado parte de mi vida. A mis lectores que siempre me alaban. Finalmente, agradezco a todos los que creen en la literatura brasileña.
"Jesús estaba diciéndole a los judíos que habían creído en él: Si permanecéis en mi palabra, seréis mis verdaderos discípulos y conoceréis la verdad y la verdad os liberará. Ellos respondieron: Somos descendientes de Abraham y nunca fuimos esclavos de nadie; ¿cómo es que dices "serás libre"? Jesús contestó: En verdad os digo que todos los que pecan son esclavos del pecado. El esclavo no se queda en casa todo el tiempo; el hijo, sin embargo, se queda siempre allí. Si, entonces, el hijo te libera, serás verdaderamente libre. Sé que sois descendientes de Abraham, pero tratáis de matarme, porque mi palabra no os penetra. Hablo de lo que vi junto con mi padre y vosotros hacéis lo que habéis oído de vuestro padre. Ellos respondieron: Nuestro padre es Abraham. Jesús les dijo: Si fuerais hijos de Abraham, haríais la obra de Abraham. Ahora, sin embargo, tratáis de matarme, a mí que he predicado la verdad que he oído de Dios; Abraham no hizo esto. Estáis haciendo el trabajo de vuestro padre. Ellos respondieron: No nacimos de la fornicación; sólo tenemos un padre que es Dios. Jesús les dijo: Si Dios fuera vuestro padre, entonces me amaríais, porque yo soy de Dios y vengo de él: yo no vengo de mí mismo, sino que él me ha enviado. ¿Por qué no entendéis mi idioma? ¿Por qué no podéis oír mi palabra? Sois del diablo que es vuestro padre y queréis satisfacer los deseos de vuestro padre. Él ha sido un asesino desde el principio y no persistió en la verdad, porque la verdad no está con él; diciendo mentiras, habla de sí mismo, porque es un mentiroso y padre de las mentiras. Yo, sin embargo, que digo la verdad, no creéis en mí. ¿Quién de vosotros me acusa de pecar? Si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, escucha la palabra de Dios. No escucháis porque no sois de Dios. Los judíos respondieron: ¿Quizás no hemos hablado bien diciendo que eres samaritano y que estás poseído por el diablo? Jesús contestó: No tengo ningún demonio, pero glorifico a mi padre y vosotros me deshonráis. No busco mi gloria; hay alguien que busca y juzga. En verdad, en verdad os digo, los que observan mi palabra nunca verán la muerte. Entonces los judíos dijeron: Ahora sabemos que tienes un demonio. Abraham murió, y también los profetas; y tú dices: Si alguien guarda mi palabra, nunca saboreará la muerte. ¿Por casualidad eres más grande que nuestro padre Abraham, que murió? ¿Y los profetas que murieron? ¿Quién pretendes ser? Jesús respondió: Si me glorifico a mí mismo, mi gloria no vale nada; el que me glorifica es mi padre que decís que es vuestro Dios y a quien no conocéis; yo, sin embargo, lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería como vosotros, un mentiroso. Pero lo conozco y cumplo su palabra. Tu padre Abraham se regocijó al ver mi día; lo vio y fue feliz. Entonces los judíos le dijeron: ¿No tienes ni cincuenta años y has visto a Abraham? Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo que antes de que existiera Abraham, yo soy". (Juan, 31-58)
Introducción
"Yo soy" se presenta como un reto, un atrevimiento, frente a una sociedad muchas veces atrasada y conservadora. El primer gran pensador que enfrentó este paradigma fue un judío llamado Jesucristo hace unos dos mil años. Declarándose hijo de Dios y afirmando su "Yo soy", rompió las estructuras entonces existentes. Inspirado por este ejemplo, este libro da un grito de libertad que todo ser humano debe experimentar. No somos lo que dicen los demás, y muchas veces somos la personalidad que creamos. Debemos ser nosotros mismos con la verdad desnuda y cruda. Siguiéndolo, despertaremos nuestro verdadero "Yo soy" y esto nos liberará para siempre de nuestros propios miedos.
"Yo soy" también pone en contradicción las reglas, la falsa moral, los prejuicios, la intolerancia y el orgullo. Sólo cuando encontremos nuestro eje principal definiremos nuestras prioridades y la mejor manera de realizarlas. El libro plantea preguntas relevantes sobre la correlación e intercorrelación de las relaciones.
Finalmente, "Yo soy" es una obra primordial que debe ser leída a la luz de la sociedad actual y si conseguimos trasladar el argumento a nuestra vida, resolveremos nuestros propios fracasos y descubriremos que no hay mayor felicidad en el mundo que estar junto a nuestros amigos, a nuestros maestros, a nuestra creencia y a nuestro Dios. Con ellos somos más fuertes, y nos transformaremos en defensores, propagadores y protectores de las cosas buenas. Hazlo. Sé un apóstol de buena voluntad, de la verdad, del Padre y practica siempre el amor. Un abrazo y buena lectura.
NOTAS PARA EL EDITOR:
«Sirviente» como «discípulo», etc.
Psicografía
Era el día uno de enero de 2015, una mañana agitada, oscura, sombría, tormentosa, a pesar de ser el comienzo del nuevo año, en un cierto lugar del interior de Pernambuco, donde, descansando en una recién comprada cama box, se encontraba el glamuroso vidente, el viejo soñador que había conquistado la cueva de la desesperación y su fuego.
Entre pesadillas conflictivas que lo despiertan varias veces durante la noche, se debate incansablemente en busca de signos que alumbren una mayor realización de sus sueños más profundos. Sin embargo, ninguno parecía muy prometedor.
Exactamente a las tres de la madrugada se despierta del último sueño de la noche, se levanta de la cama y se acerca a su escritorio donde están su cuaderno, su impresora, los libros, el cable para conectarse a Internet, formularios y otros documentos.
Se sienta en la silla, abre el cajón, saca un bolígrafo y un papel. El espíritu de Yahvé lo agita y luego comienza a psicografiar:
"Se acerca una nueva era y en estos nuevos tiempos quiero darte, hijo mío, todo el honor, la gloria y el éxito que mereces. Yo actúo de esta manera porque tú eres el único en la tierra que me entiende, que me escucha y que es completamente obediente. Por lo tanto, te digo: Toma tu saco, tu bastón, tu cruz y sígueme. No te preocupes por lo que estás dejando atrás ni por lo que sucederá después, porque todo ha sido planeado desde el principio de los tiempos. Quiero, a través de ti, tocar el corazón de las personas, hacerlas reflexionar y que tomen un nuevo rumbo en sus turbulentas vidas. De nuevo, tengo la intención de buscar a los pecadores, pues como dice el viejo dicho: Quien necesita un médico es quien está enfermo. A los que creen, les prometo vida eterna y un lugar especial en nuestro reino. A quienes lo repudien, se les quitará el nombre del libro de la vida, porque los que no reconocen al hijo que pueden ver, mucho menos reconocerán al padre que no ven. Estos últimos no merecen el polvo de tus pies. No tengas miedo, siempre estaré contigo dirigiéndote internamente. No hay secretos entre nosotros y mi gracia te protegerá. Busca una señal."
El vidente deja de escribir. Recoge el periódico y se preocupa. ¿Qué iba a pasar? A cada momento, la gigantesca rueda en la que se ha transformado su vida se vuelve más interesante.
Ya ha congregado las fuerzas opuestas, ha comprendido profundamente su noche oscura del alma, ha vuelto a visitar el pasado, ha descifrado el código de Dios y ahora está ante más demandas.
El cansancio es intenso y decide volver a dormirse. Está seguro de que no podrá dormir, pero al menos puede descansar su cuerpo fatigado. Y así lo hace: guarda el papel en el cajón del escritorio, se levanta de la silla y en cuatro pasos se desploma sobre la cama. Ahora, sólo había que esperar al amanecer para tomar las medidas necesarias.
Hasta entonces, aprovecha para una reflexión interior sobre sí mismo, su misión y sus desafíos, sus círculos sociales y sus respectivas necesidades, sus compromisos, la batalla diaria; y trata de prever los matices del destino, cada vez más asombrosos. Pero lo más importante es que todo permanecía en paz y al ritmo esperado. Su estrella pronto brillaría.
Y así, el tiempo pasa. Cuando el despertador suena exactamente a las cinco de la mañana, salta de la cama, se viste, grita de alegría porque es fiesta, va a la estantería, coge el cable de la radio y lo conecta. En el mismo estante elige uno de sus CDs favoritos y lo reproduce. Escucha tres canciones, se desnuda, coge champú, jabón, cepillo, pasta de dientes, crema y navaja de afeitar, la toalla envuelta alrededor de su cuerpo menesteroso, delgado y sudoroso. Al salir de la habitación, pasa por dos salones y al final del pasillo entra en el baño. Cerrando la puerta detrás de él, se quita la toalla, pone los objetos personales en el lavabo y comienza los procedimientos necesarios.
Con cuidado se salpica un poco de agua en la cara y aplica la crema. Ahora tiene la oportunidad de analizar su aspecto externo. Su cara está negra y azul como resultado de restregarla constantemente contra la almohada durante la noche anterior. Al ser vanidoso, inmediatamente comienza a afeitarse para sentirse joven lo antes posible. A medida que se afeita, se rasura el bigote, la piel se vuelve suave, a pesar de algunos cortes causados por no prestar atención. Nada serio.
Cuando termina, se mete bajo la ducha, la abre y el contacto con el agua fría despierta sus emociones más profundas. Todo va encajando en su vida, haciendo cada vez más interesante su destino. Aunque aún no se ha dado cuenta, se siente plenamente seguro de sí mismo y capaz de volver a ganar. Está dispuesto a ir hasta el fondo en busca de la señal mencionada por su padre en el mensaje psicográfico de hace un momento. Incluso aunque no tenga ni idea de por dónde empezar. El vidente cierra la ducha. Se pone jabón hasta en el último rincón del cuerpo y lo lava una vez más. Con la exfoliación de la piel, ahora es más fácil eliminar completamente las impurezas corporales, espirituales y psicológicas que de vez en cuando le afligen. Aprovecha para concentrarse en la limpieza, dejando sus pensamientos para otro momento.
Entre champú y jabón y más agua fría, termina de bañarse en quince minutos. Vuelve al lavabo, se cepilla los dientes blancos, haciéndolos brillar. Ahora está listo para un día libre y quién sabe, quizá interesante en su vida casi monótona. Se siente confiado, recoge la toalla, se seca, se viste y sale del baño; por el mismo camino regresa a su habitación. En este momento, todos en la casa están despiertos y amablemente desean buenos días a aquellos con los que se encuentran y son correspondidos rápidamente a pesar de que no es lo usual. En la habitación, se pone ropa sencilla pero limpia. Luego se dirige a la cocina ubicada al final del pasillo. Pasando por los mismos lugares que antes, llega allí, va a la mesa y se sienta en una silla vacía. En este punto huele el café y los huevos fritos que está preparando su amable hermana. Los otros comienzan a llegar haciendo el lugar más animado, con las habituales contradicciones familiares.
A continuación se sirve el desayuno, que consta de huevos, panecillos y galletas. Mientras comen, mantienen una conversación sobre temas cotidianos, noticias regionales, deportes, política, religión y relaciones, y cada uno tiene la oportunidad de dar su opinión. Todo es muy agradable.
Una vez terminado el desayuno, el vidente se despide y regresa a su habitación. Allí comienza a empacar su mochila, sólo los artículos necesarios para el uso. Su objetivo es salir y empezar a buscar la señal mencionada por su padre. Con todo listo, sale de la habitación, pasa por el salón, dice el último adiós y cruza la puerta. Va a seguir su intuición.
Afuera, se dirige hacia el este, lugar de una vista peculiar. En el camino, se encuentra a dos personas, las saluda y sigue adelante, porque no hay tiempo que perder. El desafío exige una decisión.
En cinco minutos ya está en el campo contiguo a la escuela del pueblo. Camina un rato y en un momento dado todo parece cambiar: el suelo tiembla, el cielo se oscurece y se acerca la sombra negra de la aflicción. Fue como el sueño que tuvo hace dos años. Desde dentro de la sombra tres hombres salen y se acercan. Con una sonrisa engañosa, agarran por la fuerza al vidente de ambos lados y lo aproximan al interior de la sombra. Cada vez más cerca, el hijo de Dios entiende que sería su perdición entrar en la sombra y lucha por liberarse.
Sin embargo, sus esfuerzos son inútiles, ya que está en desventaja, son tres contra uno. Sin salida, la solución es pedirle ayuda a su padre a través de la siguiente oración llamada Oración de Liberación:
"Te invoco, Dios de los ejércitos, para que me rescates en este momento de desesperación. He aquí que los malhechores se apoderaron de mi alma y de mi cuerpo tratando de llevarme a la perdición. Estoy atascado. Así que, te lo ruego, padre mío, rescátame, muéstrame tu poder y llévate a todos los malhechores. Te ruego en nombre de tu plan, tu bondad y tu amor insondable. Libérame para que pueda dignificar tu nombre ante los otros. Que así sea".
Tan pronto como termina de rezar la oración, la situación cambia por completo: una gran luz se acerca, se para frente a los hombres y de su interior salen dos ángeles fuertes. Uriel y Rafael, viejos conocidos suyos. Agarran a los hombres y con una agilidad espectacular los arrojan de vuelta a la sombra. Después, soplan un fuerte viento que los envía al Seol, el gran abismo. ¡Hecho! Ahora el vidente está a salvo.