Todavía arrodillada sobre el pasto, Kyoko se inclinó hacia adelante mientras miraba que él entraba en el santuario y una niebla azul se encendía. Gritó cuando vio que un par de brazos salían de la luz y tomaban al ángel y que luego varios demonios emergían a su alrededor. Mientras su grito y el rugido del ángel sonaban en la noche, la luz de la estatua empezó a retroceder como si una aspiradora la succionara.
Kyoko pudo oír que la puerta trasera de la casa se cerraba de un golpe, pero no podía dejar de mirar al ángel. Se puso de pie con dificultad y empezó a correr hacia la puerta abierta del santuario. Podía oír que su abuelo y su hermano gritaban su nombre, pero era Tasuki quien se estaba acercando.
Justo cuando se estiró para tomar la mano del ángel, los brazos de Tasuki la aferraron y la elevaron un segundo tarde. Demasiado tarde. Cuando el índice de Kyoko rozó las manos estiradas de la estatua, enormes rayos de luz surgieron del lugar exacto que ella había tocado. Tasuki sintió como si un barril lleno de fuegos artificiales hubiera explotado justo frente a su rostro.
Y uno de esos rayos de luz lo golpeó en el costado izquierdo de su pecho y lo hizo retorcerse de sorpresa. En lugar del dolor del impacto, sintió que algo lo embargaba rápidamente... como si le hubiera faltado algo toda su vida y ahora finalmente estaba llegando a casa.
Sus ojos se abrieron asombrados cuando vio el hermoso lazo de luz azul fluorescente que aún unía las manos de la estatua con los dedos de Kyoko, como si tratara de mantenerlas conectadas. Tasuki parpadeó cuando, por una milésima de segundo, vio que un hermoso cristal giraba dentro del haz de luz. Queriendo alejar a Kyoko, se tambaleó hacia atrás sujetándola firmemente entre sus brazos.
El cristal giró cada vez más rápido hasta que explotó. Esquirlas de luz salieron disparadas por toda la ciudad. Parecía que un hermoso brote estelar en la oscura noche.
Tasuki respiraba agitado. Al escabullirse de regreso a la ventana, había visto al extraño hombre con Kyoko en sus brazos y entró en pánico al verla desvanecida. No sabía bien qué le había hecho ese hombre, pero se había sentido satisfecho cuando esa luz se lo había tragado y se había llevado a esos demonios de ojos rojos con él.
El ángel necesita nuestra ayuda aulló Kyoko tratando de soltarse, pero Tasuki era más fuerte. Al ver que su abuelo se interponía entre ella y la estatua, gritó que no entendía. Hay demonios dentro de ese estatua y lo van a lastimar. Tú luchas contra los demonios... Ve a ayudarlo... ¡Por favor!
Apoyándose contra Tasuki, lloró cuando vio la expresión de miedo que ya había percibido en la cara de su abuelo. Pero esta vez era mucho peor.
¿No puedes ayudarlo?
El abuelo Hogo volteó y miró dentro del santuario. Los pergaminos que había dispuesto como una barrera por toda la pequeña estructura aún estaban ardiendo, la mayoría reducidos a cenizas. Saliendo del santuario, miró al chico que abrazaba a su nieta y sintió escalofríos. Los ojos de Tasuki normalmente eran de un suave marrón... No las iracundas amatistas con las que ahora miraba la estatua.
Se le había helado la sangre al presenciar la conexión que Kyoko había hecho con la Estatua de la Doncella. Supo que finalmente se habían quedado sin tiempo. La aparición el cristal ya era algo malo, pero que hubiera estallado así lo llenó de miedo. Tampoco se le escapaba el hecho de que un fragmento del cristal había golpeado en el pecho a Tasuki.
Los pergaminos tenían razón susurró con aspereza, deseando que hubiera sido mentira.
El abuelo Hogo alzó sus ojos al cielo y elevó una plegaria silenciosa a cualquier deidad que estuviera escuchando para que lo guiara. Tenía que sacar a los niños de aquí. Y lo más importante: tenía que mantener a Kyoko lejos de Tasuki. Sin quererlo, el muchacho conduciría a los demonios hasta Kyoko, y los guardianes del cristal llegarían poco después.
Tasuki se encogió de dolor al sentir que le arrebataban a Kyoko. Volvió su mirada de amatista hacia quien se la había quitado... el abuelo. Realmente no tendría que estar tomándola de los hombros así.
Tasuki, no deberías estar afuera por la noche. Si no quieres que despierte a tu padre, te aconsejaría que vuelvas a tu casa. Ahora exigió el abuelo Hogo con dureza. Empujó a Kyoko a los brazos de Tama y se dirigió hacia los niños que habían dejado a su cuidado.
Tasuki miró a Kyoko, que hundió su cara en el pecho de Tama mientras seguía llorando por el ángel que estaba segura de que había sido asesinado por los demonios.
Kyoko, te estaré esperando para ir a la escuela mañana declaró Tasuki y le echó un último vistazo al santuario antes de volver a su casa.
El abuelo Hogo esperó hasta que Tasuki entró trepándose por la ventana de su dormitorio. Respiró hondo. Sabía que le esperaba una dura conversación una vez que sus nietos entendiera lo que estaban a punto de hacer.
Empaquen, niños. Nos vamos en una hora ordenó.
*****
Presente Cuartel general de FIP, el Castillo.
Storm se reclinó en la silla y miró el techo, perdido en sus propios pensamientos sobre los guardianes. La leyenda detrás de los primeros guardianes hablaba de una extraña historia de amor que era paradójica en su naturaleza.
Esa rara historia le había causado curiosidad y la había rastreado hasta llegar a un poderoso cristal conocido como el Cristal del Corazón Guardián. Eso en sí mismo no había sido nada fácil: la leyenda estaba escrita en papel o grabada en piedra en un momento y desaparecía al minuto siguiente, sin dejar pruebas de su existencia. Era un enigma hasta para el Caminante del Tiempo.
La leyenda más antigua que había encontrado sobre el cristal dimensional contaba la historia de dos guardianes mellizos, dos inmortales que protegían a todos los mundos humanos paralelos para que no se superpusieran con el reino de los demonios. Estos dos poderosos inmortales se habían enamorado de una humana que había atravesado una fisura entre las dimensiones con la ayuda de un cristal que su padre había creado.
Los dos guardianes se pelearon por ella, y casi destruyen el sello que debían proteger.
Uno de los mellizos había buscado poner fin al peligroso conflicto tomando el cristal paradójico y fundiéndolo con el alma de la muchacha junto con una estatua que él había hecho usando el tejido que separaba todas las dimensiones. Pensaba que fundiendo esas tres cosas, ella aparecería en cada mundo paralelo que ellos protegían.
Su intención era empujar a su hermano en uno de esos mundo paralelos y sellar la entrada al mundo demoníaco, así ambos podrían estar con ella. Pero las cosas no salieron como había planeado. Al fundirse la muchacha, la estatua y el cristal, de repente ella había desaparecido del reino de los demonios y la grieta quedó sellada.
Cuando el otro hermano se enteró de lo que él había hecho para separarlos, inmerso en una oleada de furia y celos, lo mató, y sus dos almas quedaron destrozadas. Como eran inmortales y no podían verdaderamente morir, sus almas se reformaron y surgieron cinco nuevos guardianes que aún sentían la atracción por esa muchacha que ahora existía en todos los mundos paralelos.
Miró el techo sabiendo que esos eran los mismos cinco guardianes que habían tomado residencia en el tercer piso del castillo.
El acertijo era difícil de entender para Storm, porque no solo el cristal cambió el espacio y el tiempo... También cambió las dimensiones. Hacía ya mucho tiempo que había aprendido a no meterse con las cosas que un Caminante del Tiempo era incapaz de manipular. Con la invasión de demonios en Los Ángeles y que él estaba teniendo problemas con sus poderes, no era el mejor momento para tentar a la suerte si no quería terminar atrapado en un mundo paralelo sin poder regresar.
No... Los guardianes estaban solos.
Capítulo 2
El humor de Tasuki no había mejorado demasiado desde que regresó a la estación. Durante todo el camino, pudo oír por la radio que otros oficiales informaban avistamientos de demonios. Eso le hacía recordar la primera vez que había visto un demonio... la misma noche que Kyoko desapareció.
Se tocó el costado en el que la luz lo había penetrado esa noche y frunció el ceño al rememorar el miedo y la decepción que sintió cuando a la mañana siguiente vio que la familia Hogo se había ido. Había ido a buscar a Kyoko para ir a la escuela, como había prometido, pero la casa estaba abandonada.
Fue algo que lo persiguió durante mucho tiempo y aún no lo había superado. Diablos, aún tenía el regalo de cumpleaños de Kyoko. Era una pequeña alianza de compromiso de oro que su abuela, la señora Tully, lo había ayudado a elegir.
Durante los últimos años, había tenido sueños sobre Kyoko y los demonios. Lo que era extraño era que, cuando creció, en sus sueños ella también había crecido y los demonios se fueron volviendo más frecuentes y perturbadores. Pensar que ella estaba en peligro en algún lugar no lo dejaba dormir.
Suspirando, apartó a Kyoko de su mente y observó que cuatro de los cinco guardas del depósito allanado eran llevados al precinto, en frente, para que fueran interrogados por Boris y su equipo.
Al guardia que casi le dispara a Micah lo iban a poner en una sala de interrogaciones aquí en el departamento de detectives. Esa sala había sido acondicionada y reforzada para llevar a cualquier tipo de paranormal, incluso algún demonio de bajo nivel, si fuera necesario.
Mirando al escuadrón de SWAT, Tasuki casi resopló al ver cómo se comportaban algunos de los oficiales, que, tan orgullosos de sí mismos por haber hecho un buen trabajo, se golpeaban el pecho y se daban palmaditas en la espalda.
En lo personal, Tasuki pensaba que lo único que habían hecho era salvar a tres de las muchas mujeres secuestradas y capturar a unos pocos guardias que eran más músculo que cerebro. Ni siquiera iba a considerar celebrarlo a menos que uno de esos guardias diga dónde Lucca mantenía al resto de las cautivas. Dudaba seriamente que es estos lacayos supieran algo que fuera más allá de sus pequeñas tareas y su siguiente cigarrillo.
Se apoyó contra la pared y miró cómo la gran camioneta retrocedía para entrar en la cochera lateral del edificio. Suponía que Titus sería quien supervisara cuando sacaran a la mujer lobo de la parte trasera de la camioneta, dado que Titus era un alfa y eso... Si dependiera de él, entraría al edificio sobre sus dos piernas... o cuatro patas... de cualquier manera, sería ella quien lo decidiría.
Por ahora, sus rescatistas la estaban manteniendo igual de prisionera que los traficantes de esclavas.
Tasuki lanzó una mirada asesina mientras Titus se bajaba del lado del conductor y daba un portazo. La razón principal de la furia en su mirada era la pequeña muchedumbre de hombres que esperaban al lado de la camioneta para poder ver a la presunta mujer lobo. Su atención se dirigió a Micah, que vino del otro lado de la camioneta con el quinto guardia... con nada de suavidad, podría agregar.
Micah sujetaba al guardia firmemente por el cuello de la chaqueta y lo empujaba para que avanzara. Tasuki sonrió por dentro al ver que el puma estaba temiendo una pequeña porción de revancha mientras obligaba a caminar al hombre que se resistía. Los pies del hombre lobo estaban encadenados con muy poca distancia entre sí, lo cual le dificultaba dar pasos más grandes.
¿Te estás divirtiendo? Tasuki le preguntó a Micah cuando se acercó.
Aún no dijo Micah con una mueca y dio un fuerte tirón al cuello de la chaqueta que hizo que la camisa le apretara la garganta al hombre lobo. Este hizo un ruido como si se estuviera ahogando y retrocedió. Pero en eso estoy.
Tasuki arqueó una ceja ante el comportamiento de Micah, pero tenía que admitir que, si alguien le hubiera apuntado un arma a la cabeza, él actuaría igual. El guardia lo miró y gruñó mostrando todos sus dientes humanos. Tasuki inclinó la cabeza y se preguntó por qué el hombre lobo pensaba que eso daba miedo cuando estaba en su forma humana.
Sí, sí. Gruñido, rugido y babeo para ti también, pendejo disparó Tasuki en un tono aburrido.
Micah rio ante el coraje de Tasuki frente a un hombre lobo enfadado. Estaba empezando a pensar que había grandes posibilidades de que Tasuki fuera el que se echara atrás si se desataba una pelea. Había algo en el novato que siempre lo dudar, y un cambiaformas nunca ignoraba lo que le decía el instinto.
Empujó al guardia hacia la sala de interrogatorio especial y le dio una patada en el trasero como medida preventiva. El guardia se tropezó y su hombro golpeó contra el borde metálico del marco de la puerta. Un involuntario aullido escapó de los labios del nombre... Y sonó como el de un cachorrito al que patearon y no como el de un hombre lobo feroz.
Uh... La voz de Micah derramaba sarcasmo. ¿Dolió? Sería más suave, pero al parecer tengo problemas con las personas que tratan de meterme agujeros de bala en la cabeza. Así que, si parezco de mal humor, por favor, tómatelo como algo personal.
Se dio un gusto extra literalmente arrojando al hombre lobo hacia adentro. Suspiró con satisfacción cuando este se estrelló contra la mesa de titanio que estaba atornillada al suelo en el centro de la sala.
Entrando detrás de él, Micah lo tomó y lo obligó a sentarse en la silla de titanio, que era muy similar a las sillas eléctricas que usaban para las ejecuciones en las prisiones. Apenas se dio cuenta de qué tipo de silla era, el hombre lobo pareció tener otra explosión de energía e intentó pelear. Micah realmente disfrutó forzar las muñecas del guarda hasta poder ajustarlas con las bandas que había en los apoyabrazos.
Nada de arrancarte los brazos a mordiscos hasta que terminemos, ¿de acuerdo? Micah indicó que se ignorara la larga letanía de insultos que le fueron dirigidos.
Tasuki sacudió la cabeza ante las payasadas de Micah y luego dirigió su mirada hacia la camioneta, en la cual, a través de las puertas abiertas, podía ver los bordes de una jaula. Solo saber que había una mujer dentro de esa jaula lo perturbaba en muchos sentidos, pero solo él tendía completamente por qué.
Bloqueando el recuerdo, se alejó de la pared cuando Titus caminó hacia él con las manos vacías.
Y ¿qué vas a hacer? Tasuki preguntó con calma. ¿Poner su jaula dentro de la celda?
El tono sarcástico en la voz de Tasuki hizo que Titus frunciera el ceño.
En unos minutos, abriré la jaula y la pondré en la celda. Ponerle una jaula doble sería una exageración en este punto, pero necesitamos un lugar hasta que decidamos qué es lo más seguro para ella.
¿Por qué no dejarla en el Night Light con el resto de los hombres lobo? Al menos, así estará supervisada propuso Tasuki, tras haberlo pensado por el camino.
Titus negó con la cabeza.
Eso es peor que ponerla en una celda.
No entiendo. Tasuki frunció el ceño.
Ves la forma en que todos están alrededor de su jaula, ¿no? preguntó Titus mirando con desaprobación a la muchedumbre.
Sí, me está exasperando señaló Tasuki.
Titus lo miró a los ojos y sintió un poco más de respeto por el nuevo recluta.
Quizás deberíamos interrumpir el espectáculo.