Sin embargo, la trayectoria de Bernat en el ámbito de la actuación política y pertenencia al seno de la oligarquía municipal de Valencia nos es totalmente desconocida. No tenemos constancia de su participación activa en ninguna de las magistraturas más importantes de la capital del reino, salvo la mención puntual, como ya hemos visto, a que fue consejero de los menestrales de la ciudad por el oficio de tintoreros en 1423. Será su hijo Tomàs quien rellene ese espacio vacío en el currículum familiar, pues ocupó los cargos de jurado en 1475 y en 1478, pero también dedicó su tiempo y esfuerzo a actividades sociales y caritativas, pues fue mayordomo y administrador del Hospital dels Innocents en 1474 y 1484, y llegó a crear en torno a 1471 una institución asistencial para los pobres enviados por los bacins de pobres de las parroquias de Valencia, el llamado Hospital den Sorell (Rodrigo, 2013: 168-169).
Con todo, el prestigio social que debía tener Bernat Sorell en Valencia se tradujo, no en el ámbito político, sino en el reconocimiento de su posición a través de la posibilidad de construir una capilla en la iglesia de Santa Caterina, en la que pretendía ser enterrado tras su fallecimiento, y en los legados píos redactados en su testamento.22 Aquí Bernat se reserva 22.000 sueldos para poder cumplir con todos ellos. Además de las típicas cláusulas sobre misas y aniversarios, Bernat promueve la institución de un beneficio de 300 sueldos en dicha capilla que debía ser administrado, en orden descendente, por los miembros más capaces de su parentela y, si eso no era posible, por persona apta. Dejaba también 10 sueldos censales para mantener una vela encendida en dicha capilla, así como dos aniversarios, uno para San Mateo y otro para San Genís, sufragados con 10 sueldos cada uno. Dejaba un total de 48 libras repartidas entre los bacins ordinaris de las diversas iglesias de Valencia, y 3 sueldos por cabeza para cada pobre el día de su sepultura, aniversario y capdany. Pero también instituía en la iglesia de San Genís, de Torroella de Montgrí (de donde era originario), otro beneficio bajo advocación de Santa María, dotado con otros 300 sueldos censales, con su capilla y beneficiados, y con 10 sueldos censales para mantener una vela y otros 10 sueldos censales para los presbíteros de dicha iglesia. Y aún más, un año más tarde, en el codicilo de 1434, decía tener ya las tres lámparas de plata que había ordenado donar al monasterio de Montserrat (Barcelona). Y aumentaba las donaciones a su capilla con un paño de oro imperial bordado con señal de Sorell y de Bou (valor de 330 a 440 sueldos), paño que solo podía ser utilizado en la capilla la fiesta de San Genís y San Mateo, en la iglesia el día de Santa Caterina, y en casa de sus descendientes en tiempo de bodas. Finalmente, dota a la capilla con un misal (de 88 a 99 sueldos) y otros elementos de decoración.
5. EL INVERSOR INMOBILIARIO
Respecto a la propiedad de viviendas en la capital del reino, el inventario post mortem de 1453 nos muestra que Bernat poseía en el momento de su óbito hasta siete espacios diferentes. En primer lugar se mencionaban tres casas que tenía alquiladas a terceros, de las que al menos dos estaban situadas junto a una iglesia (la de Santa Caterina, suponemos), y por las que obviamente obtendría un censo anual por dicho alquiler. Poseía también una casa u hostal situado en el grao marítimo de Valencia, franco, frente a la calle mayor.23 Se documenta a su vez una casa sita en la parroquia de Santa Caterina, en la partida dels Tints Majors, frente a las casas de algunos tintoreros.24 Se sumaba otra casa en la parroquia de Santa Creu, cerca del llamado baño de la morería, bajo censo de 14 sueldos a los sucesores de mosén Guillem Bovet, y frente a dicho baño y calle sin salida. Poseía también otra casa franca, en la parroquia de San Bertomeu, frente al horno de Borràs. Además, en algún momento de su vida, Bernat poseyó alguna que otra casa, pues un documento de su archivo particular regestado en el inventario hace mención a unas casas compradas el 10 de julio de 1416 sitas en la parroquia de San Bertomeu.25 También cabe unir en 1433 la tintorería sita en la partida dels Tints Majors, pero este edificio fue donado en vida de Bernat a su hijo Jaume, como ya hemos visto.26
Por otro lado, en dicho inventario post mortem se listaba una serie de parcelas de tierra en las proximidades de la ciudad de Valencia, listado que se puede complementar parcialmente con las menciones a las cartas de compraventa que se regestan como parte del archivo particular de Bernat. En total, en 1453, poseía tres terrenos diferentes, con tierra cereal y viña. Así, se indica la propiedad de una cahizada de tierra campa, franca, situada en término de Campanar, frente a la alquería de un tal Gombau. A continuación se relacionan 9 hanegadas de tierra, antaño viña, sitas en el término de Chirivella, bajo señoría del señor de dicho lugar a censo de 7 sueldos anuales. Esta parcela fue comprada el 25 de octubre del año 1400. El señor en aquel momento era la orden de Calatrava. También se mencionan dos trozos de viña en el término de Alacuás, bajo señoría del señor de dicho lugar, a censo de 2 sueldos y 6 dineros, situado un trozo frente al otro. Una de estas parcelas fue comprada el 30 de julio de 1409, indicándose que era viña sita en el secano. La otra fue comprada el 10 de febrero de 1412 y eran 9 hanegadas de viña también en el secano de Alacuás.
De momento, observamos que Bernat invirtió más en inmuebles urbanos que en parcelas de tierra. Además, atendiendo a las fechas de compra de las que disponemos, todas se realizaron en los primeros años del siglo XV. Después solo hubo que mantenerlas. Sin embargo, la gran inversión de Bernat, o al menos la que ahora más nos interesa a nosotros, también aparece referenciada en ese inventario post mortem, como es el «loch de Cheldo, les terres e térmens del qual confronten ab terme de Castellnou, e ab terme de Torques, e ab lo camí real, e ab moltes e diverses possessions de hòmens de Sogorb».
6. EL SEÑOR DE GELDO
Geldo es una pequeña localidad próxima a Segorbe, con un limitado y reducido término municipal pero que resulta muy apto para la agricultura, pues se beneficia de las aguas del río Palancia. Su población es mudéjar, y sus efectivos humanos durante el siglo XV pasan de los 25 hogares de 1430 a los 41 documentados en 1493.27 La primera referencia documental al lugar se produce en el Llibre del Repartiment. Así, el 12 de julio de 1248, el rey Jaume I donó a García Pérez de Osa «turrim que vocatur Selda, que est in termino de Sogorbio, cum X jovatis eidem contiguis». También donó a la misma persona unas casas con establo en la ciudad de Segorbe. La bibliografía al uso muestra la escasez de referencias respecto de la titularidad de Geldo hasta una mención que hace recaer el lugar en manos de la familia Vallterra, siendo posteriormente adquirido el lugar en 1416 por Bernat Sorell.28 Pero las cosas parece ser que eran bastante más complejas, y algo diferentes. El inventario post mortem de los bienes de Bernat muestra un largo listado de documentos de archivo que conservaba aquel, documentos relativos a sus propiedades y al camino seguido por estas hasta llegar a sus manos. Son simplemente regestos informativos, a veces con la fecha, el notario que redactó el documento, los participantes y el tema central. Gracias a estos regestos podemos acercarnos un poco más a la titularidad del señorío de Geldo ya a finales del XIV.
Como hemos dicho, el 25 de agosto de 1445, Bernat Sorell otorgó carta puebla a los mudéjares de Geldo. Tal vez, posiblemente, hasta ese mismo momento las relaciones entre los vasallos y el señor se habían basado en alguna otra carta más antigua, por nosotros desconocida. Pero en 1445 algo debía de pasar para que se produjera una nueva redacción. Y una de las posibilidades que ofrece esta tipología documental es la de fijar por escrito toda, o una parte, de las condiciones concretas que se establecen en la relación entre señores y vasallos y, en este sentido, tienen un fuerte carácter de documentos fundacionales de las comunidades respectivas en el contexto de la repoblación de un territorio. Es este uno de los posibles elementos para entender por qué, a mediados del siglo XV, el señor de Geldo otorgó dicho documento: atraer a personas a fin de repoblar el lugar. Pero ¿acaso estaba desierto? Obviamente no era esa la situación, aunque sí es posible que se hubiera producido una cierta reducción del número de habitantes, pues se documenta una mortalidad en torno a 1450 que acabó, entre otros, con la vida de alguno de los jurados de Segorbe. Además, a la mención de la carta puebla se unen los diversos establecimientos de tierras que se documentan, todos, en una cronología muy definida, entre 1447 y 1451. Y esta situación no sería un caso aislado. En un pequeño señorío como es el de Bellaguarda (término de Vila-real, en la Plana de Castelló), el nuevo señor, Antoni Cubells, trató de atraer nuevos vasallos ofreciéndoles casa y tierra entre 1427 y 1428. Poco después vendió el lugar al médico Jaume Ferrer, quien siguiendo los mismos parámetros de atracción (casa y tierra), y añadiendo en algunos casos dinero para la compra de animales, consiguió atraer en 1434 a un cierto número de personas, algunas de las cuales procedían de alquerías próximas, como Carabona, sita en el término de Burriana (Aparici y García, 2004: 171-172). Bernat combinó la carta puebla con una política de establecimiento de tierras vacías a algunos mudéjares ya residentes en Geldo, que ampliarán así su parcelario y podrán establecer mejores políticas de racionalidad en la explotación del terrazgo a nivel privado, lo que redundaba, todo ello, en beneficio del señor por los ingresos en moneda y especie que la disponibilidad de dichas parcelas comportaba. Al menos sabemos que Bernat consiguió aumentar el número de vasallos, pues dos de los establecidos procedían de la vecina localidad de Navajas. Aun así, en esos mismos documentos se sigue mencionando alguna que otra casa vacía y también se mencionan afrontaciones de tierras sin brazos que las trabajen, parcelas todas ellas revertidas en esos momentos al señor del lugar.
Desplazado hasta Geldo, el notario de Valencia Ambrosi Alegret recogió los diversos establecimientos de casas y tierras hechos por Bernat. El 10 de febrero de 1447, varias heredades que fueron de Çahat Ayú fueron establecidas a Hamet Alphauy, alias Jafudá. Ese mismo día, casas, tierras en la huerta y secano, yermos, viñas, higueral y una era se establecieron a favor de Hamet Abrafim. El 12 de mayo de 1451, casas, tierra en la huerta y viña fueron establecidas a Açmen Ozmen, de Navajas, con la condición de residencia. Ese mismo día, también se estableció casas, tierra en la huerta, viñas y una era a Mahomat Muça, de Navajas, con la condición de residencia, y casas, tierras en la huerta y viña a Hamet Abençá, alias Alcayt.36 Finalmente, unamos el hecho de que en 1448 Bernat había iniciado el acondicionamiento del molino del lugar.37
Como vemos, Bernat trató de conseguir que Geldo fuese un señorío lo más rentable posible; ciertamente pequeño en extensión, pero no por ello despreciable para los intereses de un artesano y ciudadano valenciano que ha devenido señor de vasallos. Aun así, todavía cabe otra posibilidad que explique la carta puebla de mediados de siglo, como pueden ser los conflictos derivados del uso abusivo de la jurisdicción, de las exacciones sobre las labores de los mudéjares, o el no respetar usos y costumbres establecidos desde antaño. En ocasiones, los vasallos, como medida de protesta, podían abandonar el terrazgo y huir. Ese sería el caso de la vecina localidad de Sot de Ferrer, distante pocos quilómetros de Geldo, río abajo. En poco más de veinte años, dicho lugar sufrió dos despoblaciones parciales, una en 1394 y otra en 1421.38
¿Pudo Bernat tener conflictos de la misma índole como los tuvo el señor de Sot en una cronología y geografía tan próximas, obligándole a dar una nueva carta puebla? Tal vez sí, pues la documentación conservada en Segorbe muestra, y reitera en ocasiones, el enfrentamiento del señor de Geldo con sus vasallos mudéjares. En septiembre de 1430, Bernat acudió al baile general del reino solicitando un bon alcadí debido a que no lo había en Geldo. Abrahim Albaho, lugarteniente del alcadí de la morería de Valencia, fue requerido para juzgar los debates surgidos y producidos entre los propios mudéjares del lugar (Barceló, 1984: 60).
Pero los problemas de Bernat con sus vasallos mudéjares tuvieron como eje central las disputas respecto a las competencias jurisdiccionales. En 1403, el rey Martí procedió a anular a efectos prácticos un privilegio del rey Pere datado en 1350 por el que los vasallos mudéjares de señorío, al igual que los de realengo, podían heredar el patrimonio correspondiente aunque no fueran residentes. Atendiendo a este nuevo privilegio, en 1437, el señor de Geldo podía afirmar que los señores con jurisdicción plena tenían la capacidad de apoderarse de las posesiones de sus vasallos musulmanes fallecidos cuyos hijos no residiesen en sus dominios, y que esto formaba parte de la costumbre del reino (Torró, 2009: 29).
Cada enfrentamiento de Bernat con sus vasallos mudéjares de Geldo suponía cuestionar la posesión, o no, de determinada jurisdicción. Así, en abril de 1426, ciertas bestias propiedad de varios mudéjares del lugar habían cortado el cereal de algunas parcelas de la alquería, provocando con ello un cierto perjuicio. Bernat procedió a tomar, o requisar, garantías, para que los propietarios de los animales pagaran los daños causados. Pero estos escribieron al justicia de la ciudad de Segorbe, narrándole lo ocurrido, pidiendo una ferma de dret, y recordándole encarecidamente que Bernat no poseía ni la jurisdicción civil ni la criminal sobre ellos, y que solo podía percibir el cuarto y los diezmos de sus terratenientes, y nada más, y que ellos (los afectados) eran vasallos del señor de Segorbe, el conde de Luna, y que por tanto era ante este ante quien debía responder, y no ante Bernat. Por ello, en abril de dicho año, y hasta el propio lugar de Geldo, se desplazó el lugarteniente de justicia de Segorbe y conminó a Bernat a retornar aquellas prendas. La situación no se debió de resolver en primera instancia, negándose reiteradas veces Bernat a devolverlas, lo que aumentó el enojo de los munícipes segorbinos, que le impusieron una multa de 100 florines, que ascendió a 200 poco más tarde, hasta llegar a los 1.000. Aun así, Bernat seguía indicando que el justicia y jurados segorbinos le perturbaban en su jurisdicción. Pero también aquellos reiteraban que Bernat no la poseía. Finalmente, el lugarteniente de justicia ordenó a Bernat que lo acompañase a Segorbe, y allí quedó confinado, en la prisión de la ciudad. Los Palomar, pelaires y tintoreros de oficio, tomaron en capleuta a Bernat, comprometiéndose a que este no saldría de Segorbe. Pero el resentimiento de Sorell para con los mudéjares de Geldo debió de continuar, pues poco más tarde, en junio de 1426, Çaat Alcayt, moro del lugar de Geldo, acudió ante el justicia segorbino «et exposa de paraula que com ell, stant en casa sua, e li fos entrat fortívolament Johan Cafa, sclau den Bernat Sorell, demanant una gallina per lo dit en Bernat Sorell, e mà armada ab lo dart embagat e lo punyal tret, e li donàs un colp ab lo dit puntal en lo braz squerre», denunciando tal actuación y agresión. Incluso años más tarde, en diciembre de 1440, Mahomat Galbón, moro vecino de Segorbe pero a la sazón comorant en la alquería de Geldo, indicaba que estando asomado a la ventana de su casa para llamar a su hija, salió de la casa del señor Bernat Sorell un escudero de este llamado Antoni Ferrer, y le llamó goz, y que después le asaltó en la calle con una ballesta para matarlo, y que lo persiguió posteriormente con una lanza.39 Y todo ello bajo la imperturbable mirada, y oído, de Bernat, motivo por el cual el mudéjar clamaba justicia contra ambos. Ante tal situación, el justicia segorbino convocó una reunión con los munícipes, acordando estos que dicho justicia debía ir hasta Geldo y detener al escudero Antoni, e interrogar a Bernat, a quien se dejaría tranquilo si decía no saber nada. Bernat se limitó a decir no saber nada respecto al intento de agresión. Pero que, cuando lo supo, expulsó de casa a su escudero y a otro que le ayudó, su barbero. Aun así, reconoció haber acompañado a sus dos hombres hasta el lugar de Castellnou, haberles pagado la cena y la pernoctación de una noche en el hostal, y después haberles pedido que se marchasen a Valencia. Ciertamente, Bernat no colaboró con la justicia, ni tampoco a favor de su vasallo mudéjar. Y sin embargo, sí protegió a sus hombres.