El Encargado De Los Juegos - Jack Benton 5 стр.


¿Puedo ayudarlo?

Slim, pasando un dedo por el polvo del mostrador, dio un respingo al oír la voz. Venía de abajo. Se inclinó sobre el mostrador y encontró a un niño con pantalones cortos sentado en el suelo con las piernas cruzadas y una consola de juegos en las manos parpadeando en el espacio entre sus piernas. El niño no llevaba zapatos ni calcetines y una camiseta de un color azul desvaído mostraba una piel pálida a través de agujeros de polilla en los hombros.

Um buscaba periódicos dijo Slim, escogiendo lo primero que se le vino a la cabeza.

El niño puso los ojos en blanco como si eso fuera algo absurdo. Miró un momento a su videojuego y luego, como si se diera cuenta de que la conversación no había acabado, miró hacia arriba y dijo:

¿Hay alguno que quiera pedir? Puedo preguntarle a mamá.

¿Dónde está tu madre?

El niño no le miró.

En la trastienda.

¿Qué hace?

Yo qué sé.

La conversación se iba volviendo inútil, así que Slim tomó un paquete de pasta de una estantería y lo dejó sin ceremonias sobre el mostrador.

Me llevo esto, por favor.

El niño se puso en acción, poniéndose en pie y gritando:

¡Mamá! A través de una cortina que cubría la entrada al interior.

El chirrido de los muelles de un viejo sofá, el arrastre de las zapatillas sobre el linóleo y un largo suspiro anunciaron a la señora de la casa antes de cruzar la cortina. Vio la pasta antes de ver a Slim, empujó a lo alto de su nariz sus gruesas gafas y luego miró hacia arriba.

Cualquier atractivo de juventud que pudiera haber tenido había desaparecido con el paso del tiempo. Un cuerpo grueso y sin formas se escondía debajo de un jersey gris con un rasgón en una manga. Sus ojos grises miraban desde una cara cara con demasiada piel y una boca con dos babosas por labios se abría para revelar el destello de una muela de plata.

¿Es usted Cathy? preguntó Slim, recordando algo que había dicho Croad y esperando que el viejo no se hubiera referido a la tienda cerrada al otro lado de la calle.

Si la mujer se sorprendió, no hubo ninguna señal de ello en su cara.

¿Quién es usted? preguntó, mirando hacia otro lado, ordenando abstraídamente una cesta de mimbre sobre el mostrador llena de latas de maíz dulce. Una luminosa estrella rosa aparecía delante anunciando una oferta de otoño a mitad de precio.

Voy a estar por la zona algunos días dijo Slim, evitando lo esencial de la pregunta. En realidad, estoy buscando a Dennis Sharp. O lo estaba, pero he oído que se fue.

Es una manera educada de decirlo. ¿Qué quería de él?

Es personal. Prefiero no contarlo.

Ella se encogió de hombros.

Eso es cosa suya. Un libra con diez por eso.

Tomó la pasta del mostrado y la colocó en una bolsa de papel. Slim buscó suelto en su bolsillo, haciendo ciertos aspavientos para ganar tiempo. Sacando finalmente un par de monedas, dijo:

¿Querían a Dennis por aquí?

¿Qué la importa si está muerto?

Solo estaba comentando.

Supongo que podría encontrarse gente peor. Siempre estaba bromeando, aunque era un poco atrevido con las manos.

¿Qué quiere decir eso?

La mujer empujó al niño en la espalda con la rodilla.

Vuelve ahí y haz algo útil. Limpia el suelo o algo.

Mientras el niño se iba, se dirigió a Slim y le mostró una sonrisa más amistosa de lo que él habría creído que era capaz.

Le gustaban las mujeres. Nunca debería haberse acercado a esa niña.

¿Qué niña?

Ellie Ozgood. Den nunca estaba contento con lo fácil. Iba buscándose problemas y no podía haber encontrado algo mejor.

Me gustaría conocerla. ¿Sabe dónde vive?

En la mansión, por supuesto. Pero buena suerte si va a allí. Es más probable que la encuentre en el trabajo, si se puede llamar trabajo a su señorío sobre ese lugar. Mi Tom siempre se está quejando de ella, dice que no hace nada salvo sentarse sobre su Cathy se calló. Se pasó una mano por el pelo, dejando un rastro grasiento detrás de su oreja derecha. Bueno, supongo que ya está bien.

¿Dónde?

¿Ha estado viviendo en un hoyo? En Vincents. El matadero. Segunda calle a la derecha a partir de aquí. No se preocupe por equivocarse. Lo olerá desde una milla.

11


Capítulo Once

¿Vincents? No hace falta que vaya allí dijo Croad sentado al otro lado de la mesa. ¿Tengo que recordarle quién lo contrató?

Me han dicho que Ellie Ozgood trabaja allí. Si alguien sabe acerca de Dennis Sharp, es ella.

Croad sacudió la cabeza.

Mr. Ozgood quiere a Ellie fuera de esto. No quiere que la violación vuelva a salir a la luz.

Pero

Déjelo, Mr. Hardy. Soy solo el mensajero y estas son las reglas del trabajo. Tómelo o déjelo.

Slim quería levantarse e irse, pero el recuerdo de casas barco escoradas y patadas hacían de este un lugar seguro por ahora.

Como dice dijo, haga algo seguro, ¿vale? Consígame una lista de personas relacionadas con Dennis. Familia, amigos, conocidos.

Croad sonrió.

Solo tiene que pedirlo. Sacó del bolsillo un papel arrugado y lo dejó sobre la mesa, con sus ajados dedos de trabajador haciendo todo lo posible por alisarlo.

Esto debería de valerle.

Parecía una telaraña de escritura infantil. Slim la miró, esperando desentrañar algo legible o comprensible. Al no conseguirlo, miró de nuevo a Croad.

Tal vez me pueda explicar esto dijo.

Croad golpeó un garabato que podría decir cualquier cosa.

Shelly Holland. La madre de Den.

¿Casada de nuevo?

Nunca lo estuvo. Extramatrimonial. Den tomó el apellido de su padre solo para mortificarla.

Oh. ¿Dónde la puedo encontrar?

Croad se puso en pie. Agitó una mano hacia la cazadora de Slim colgada en el respaldo de una silla y se dirigió hacia la puerta.

Ahora mismo le llevo. Si ella sigue allí.

Tomaron el coche de Croad, pero en menos de dos minutos se volvieron a bajar, al aparcar Croad en un seto descuidado fuera del cementerio. Había enfrente una hilera de casitas al otro lado de un camino de grava con hierbajos, más deteriorado de lo que Slim habría esperado para unas propiedades tan potencialmente lucrativas.

¿Ozgood también es el dueño de esto? preguntó Slim.

Croad hizo un gesto despectivo hacia ellas.

De todas. Hay inquilinos en tres. El cuarto se fue después de un año. Seis meses sin pagar.

Apuesto a que no le gustó.

A los responsables no nos gustó demasiado, pero para Mr. Ozgood, no fue más que una picadura de pulga en la espalda.

¿Los otros tres?

Trabajan en Vincents, como la mayoría por aquí.

¿Esa es la principal fuente de ingresos de Ozgood?

Croad se encogió de hombros.

Una de ellas. ¿Quiere conocer a Shelly o no? Por aquí.

Croad le llevó hasta las puertas del cementerio. Slim se detuvo mientras Croad quitaba unas hierbas enredadas y las dejaba abiertas.

Pensaba que estaba viva.

Lo está. Al menos la última vez que vine.

Croad se encogió de hombros.

Una de ellas. ¿Quiere conocer a Shelly o no? Por aquí.

Croad le llevó hasta las puertas del cementerio. Slim se detuvo mientras Croad quitaba unas hierbas enredadas y las dejaba abiertas.

Pensaba que estaba viva.

Lo está. Al menos la última vez que vine.

El cementerio estaba muy descuidado. Slim se preguntó si mantenerlo era otra de las tareas de Croad y si merecía la pena preguntárselo al viejo. Lápidas antiguas y torcidas aparecían de entre las malas hierbas que se agitaban, con sus inscripciones cubiertas de liquen y apenas legibles.

Parece que nadie viene por aquí dijo Slim.

No lo hacen. Ya no. Que no haya mucha gente por aquí no significa que haya habido muchas muertes. Den fue uno de los más recientes y ya han pasado seis años desde su entierro.

¿Dónde está?

Ya lo verá.

El camino rodeaba la parte trasera de la iglesia y luego se dividía subiendo un pequeño altozano hacia una hilera de árboles que lo separaba de un segundo cementerio adyacente que parecía un pequeño campo añadido para hacer frente al desbordamiento. Slim trató de ver más allá de Croad hacia dónde iba el camino. Solo pudo suponer que giraría a la derecha pasado el cementerio a una pequeña propiedad al otro lado, aunque no podía ver nada, salvo más campo.

¿No hay una forma más rápida de atravesarlo? preguntó Croad. Parece bastante descuidado.

No vamos a atravesarlo dijo Croad. Vamos allí precisamente.

Pasó a través de la hilera de árboles. El cementerio secundario era después de todo un campo. Había una hilera de nuevas tumbas cerca de los árboles, pero el resto del campo estaba sin cuidar. El camino acababa un par de metros más allá, enterrado por la hierba.

Cuidado con eso dijo Croad, mientras Slim casi tropieza con un cable eléctrico oculto entre la hierba. Uno de los fariseos locales del pueblo lo electrificó.

Slim frunció el ceño, con varias preguntas en la punta de la lengua, pero Croad siguió adelante. Slim, deseando haberse puesto pantalones impermeables, eligió con más cuidado su camino al seguirlo.

Unos pasos más Adelante, Croad se detuvo.

Aquí estamos dijo. Huele como si estuviera cocinando. Eso significa que está en casa.

Slim observó. El campo descendía hacia un pequeño arroyo. A medio camino, aparecía una pequeña lona verde sobre la hierba, apoyada en unos postes desordenados, algunos de los cuales habían rasgado el plástico y habían sido reparados con cinta americana. A medida que se acercaba, Slim vio una pieza de madera vieja todavía con clavos curvos y oxidados, mientras que otra era en realidad parte de una rama baja de un árbol que se levantaba y bajaba con el susurro del viento.

Croad se detuvo más adelante. Se volvió a Slim con una sonrisa desdentada en su cara.

¿Está listo para esto? preguntó.

¿Para qué?

¿No ha sido militar? Bueno esté listo para ponerse a cubierto. Las bombas están a punto de empezar a caer.

Slim miró involuntariamente al cielo. Croad dio un paso adelante y sacudió el borde de la lona. Esta crujió y cayeron varios puñados de hojas acumuladas.

¿Shelly? ¿Estás ahí? Soy Croad. He traído a alguien que quiere preguntarte por Den.

Desde el interior les llegó un sonido similar al de alguien caminando sobre papel seco de periódico. Una esquina de la lona se abrió para mostrar una cara anciana y salvaje enmarcado por un pelo ensortijados de un color rubio gris que salía de una bandana azul. Entornaba lo ojos y fruncía los labios con un gruñido salvaje. Siseando, chasqueó la lengua hacia Slim y luego le mostró un palo. Dio un paso atrás, levantando la mano.

Venimos en son de paz dijo Croad-. Este es Mr. Hardy. Quiere preguntarte por Den. Un antiguo amigo de la escuela, ¿verdad?

Slim no se esforzó por contestar. Shelly le dirigió sus gruñidos, con mugre en sus mejillas agrietadas y despellejadas. Frunció los labios, como si quisiera mandarle un beso y luego escupió una flema que cayó cerca de los zapatos de Slim.

Salid de aquí les dijo, con una voz ronca y chirriante, señal de su abuso del tabaco o del alcohol, o de ambos.

Busco a Dennis Sharp dijo Slim.

Shelly miró detrás de sí, como si buscara algo que arrojarle.

Hay gente loca que cree que Den sigue vivo dijo Croad. Muéstraselo, Shelly, para que me deje en paz.

Sal de mi maldito porche, sabandija le escupió a Croad, haciendo que este diera otro paso atrás. Solía gustarme tu mirada, pero te has convertido en un esbirro de Ozgood desde hace tanto tiempo que la veo llena de

Puedo volver en otro momento dijo Slim.

Shelly gruñó y le tiró algo. Le dio en el muslo y rebotó. Slim frunció el ceño. Un muñeco artesanal, sucio y arañado como si alguien lo hubiera arrastrado con el pie por cemento. Su cabeza hecha con cable tenía pequeñas depresiones y quedaban restos de pegamento en los ojos que le habían sacado, mientras que su boca estaba cubierta por cinta adhesiva. Frunciendo el ceño, Croad levantó un pie y la pateó hacia la hierba.

Solo enséñaselo, Shelly dijo el viejo. Déjale que lo vea.

Shelly lanzó una retahíla de juramentos a Croad, pero dio un pequeño paso atrás y dio un pequeño empujón a algo oculto bajo el toldo con un zapato sucio y desgastado.

Una pequeña cruz de madera.

Mi chico está ahí dijo. Aquí conmigo, como debe ser. Donde nadie más pueda hacerle daño. Ahora iros y no volváis.

12


Capítulo Doce

Slim estaba demasiado traumatizado por la visita a Shelly como para hablar mientras Croad conducía de vuelta a la casa. Había demasiadas cosas que no olvidaría: los ojos salvajes de la mujer, el muñeco destrozado y la pequeña cruz, rodeada por una cadena de margaritas que podía haber hecho un niño.

¿Ha tenido bastante por hoy? preguntó Croad mientras se apeaba. ¿Ha conseguido suficiente de ella? ¿Cree que lo está escondiendo?

Slim se limitó a encogerse de hombros. Dijo adiós con la cabeza a Croad, luego subió y entró, sintiéndose aliviado mientras el coche se iba.

Por primera vez en un par de días tenía un ansia desesperada de beber y se sentó a la mesa con la cabeza entre las manos, esperando que se pasara esa sensación.

Croad le había traído más listas y, tan pronto como fue capaz, llamó a un hombre llamado Evan Ford, con la indicación de detective inspector entre corchetes junto a su nombre, seguido por una nota que decía: «en caso de que quiera comprobar que Den está realmente muerto».

Ford aceptó ver a Slim en el pueblo cercano de Stickwool. Reticente a que Croad le acompañara, Slim caminó hasta la carretera principal, donde tuvo la suerte de poder detener a un autobús local que pasaba y que lo dejó en las afueras del pueblo.

Ford llevaba una chaqueta ligera de paseo y tenía un bastón sobre sus rodillas. Su pelo se arremolinaba en mechones y unas gafas descomunales hacían que pareciera un agente de policía tratando de pasar inútilmente inadvertido. Se levantó para sacudir la mano de Slim y luego pidió a la única camarera dos cafés antes de que Slim hubiera podido siquiera ver una carta.

Oí que podía llamarme en algún momento dijo Ford como bienvenida. ¿Es usted quien pregunta por Dennis Sharp? Algo acerca de una herencia.

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