Arena Dos - Морган Райс 6 стр.


Me acerco y me arrodillo a su lado.  También acaricio a Sasha, por siempre agradecida con ella por protegernos.

“¿Te ayudo a enterrarla?”, le pregunto.

Bree asiente con la cabeza, mirando hacia abajo, mientras cae una lágrima.

Juntas bajamos las manos para recoger a Sasha, y nos inclinamos hacia adelante con ella, por el costado de la embarcación.  Ambas la sujetamos, ninguna de las dos queremos soltarla.  Miro hacia abajo, en el agua oscura y congelada, del río Hudson que está abajo, con las olas flotando.

“¿Quieres decir algo?”, le pregunto, “Antes de soltarla”.

Bree mira hacia abajo, parpadeando para contener las lágrimas, con su rostro iluminado por la luz de la luna.  Se ve angelical.

“Ella fue una buena perrita. Me salvó la vida.  Espero que esté ahora en un lugar mejor. Y espero que la vuelva a ver”, dice con la voz entrecortada.

Nos estiramos todo lo que podemos y colocamos dentro a Sasha. Con una ligera salpicadura, su cadáver cae al agua. Flota uno o dos segundos y empieza a hundirse. Las olas del río Hudson son fuertes y rápidamente tiran de ella, hacia mar abierto. Vemos cómo flota, medio sumergida, a la luz de la luna, yendo a la deriva, cada vez más lejos. Siento que se me rompe el corazón. Me recuerda lo cerca que estuvo de que me quitaran a Bree para siempre, de ser arrastrada por el río Hudson, igual que Sasha.

*

No sé cuántas horas han pasado.  Ya es de noche, y estoy ahí acostada en la lancha, hecha un ovillo alrededor de Bree y de Rose, pensando, sin poder dormir. Ninguno de nosotros ha dicho una palabra desde que enterramos a Sasha en el agua.  Todos estamos ahí sentados, en un silencio sombrío, la lancha meciéndose suavemente. A pocos pies de nosotros está Ben sentado, perdido en su mundo. Parece más muerto que vivo; a veces, cuando lo miro, siento que estoy viendo a un fantasma caminando.  Es extraño: estamos todos ahí sentados, pero cada quien está en su mundo.

Logan está a nuevemetros, vigilando el muelle, con el arma en la mano, mirando el entorno.  Lo imagino como soldado.  Me da gusto que nos proteja en el primer turno.  Estoy agotada, mis huesos están cansados, y no tengo ganas de tomar el siguiente turno.  Sé que debería estar durmiendo, pero no puedo. Tumbada ahí, con Bree en mis brazos, mi mente vuela.

Pienso en lo loco, loco, que es el mundo ahora.  Me cuesta trabajo creer que todo esto sea real.  Es como una larga pesadilla que no termina. Cada vez que siento que estoy a salvo, algo sucede.  Pensándolo bien, casi no puedo creer lo cerca que he estado de perder la vida a manos de Rupert. Fue muy tonto de mi parte tener piedad de él, dejarlo venir con nosotros. Todavía no puedo entender por qué se asustó.  ¿Qué esperaba ganar? ¿Estaba tan desesperado que iba a matarnos a todos, tomar nuestra embarcación y desaparecer—sólo para tener más comida para él? ¿Y a dónde la habría llevado? ¿Solamente era una mala persona? ¿Era un psicópata? ¿O era un buen hombre y llevaba tantos años solo y hambriento y congelado que lo hicieron colapsar?

Quiero pensar que fue lo último, que en el fondo era un buen hombre que enloqueció por las circunstancias. Eso espero.  Pero nunca lo sabré.

Cierro mis ojos y pienso en lo cerca que estuve de ser asesinada, en cómo sentí el frío metal de su cuchillo contra mi cuello.  La próxima vez, no confiaré en nadie. No me detendré por nadie. No le creeré a nadie.  Haré todo lo que pueda para asegurarme que Bree y Rose y yo y los demás sobrevivamos. No me arriesgaré más.  No tomaré más riesgos. Si esto significa volverme insensible, pues así será.

En retrospectiva, creo que cada hora en el Hudson ha sido una batalla de vida o muerte.  No sé cómo podremos llegar a Canadá. Me sorprenderá poder sobrevivir los próximos días, o incluso los siguientes kilómetros en el agua. Sé que no tenemos muchas posibilidades. Abrazo fuerte a Bree, sabiendo que ésta puede ser nuestra última noche juntas.  Por lo menos moriremos luchando, sobre nuestros pies, y no como esclavas o prisioneras.

“Tuve mucho miedo”, dice Bree.

Su voz me asusta en la oscuridad.  Es tan suave, Primero me asombré de que hablara. Llevaba horas sin decier nada y pensé que estaba dormida.

Volteo a verla y sus ojos están abiertos, mirando con miedo.

“¿Qué te dio miedo, Bree?”.

Ella mueva su cabeza y espera varios segundos antes de hablar.  Me doy cuenta de que está recordando.

“Ellos me secuestraron.  Yo estaba sola. Después me subieron a un autobús y me llevaron en una embarcación. Todas estábamos encadenadas.  Hacía mucho frío, todas teníamos mucho miedo. Me metieron a esa casa y no creerías las cosas que vi. Lo que le hacían a esas otras chicas. Todavía escucho sus gritos.  No puedo sacarlos de mi mente”.

Su rostro se arruga y empieza a llorar.

Mi corazón se rompe en mil pedazos.  No puedo ni imaginar lo que ha pasado.  No quiero que piense en ello. Siento que quedará marcada para siempre y que es mi culpa.

La abrazo con fuerza y le doy un beso en la frente.

“Shhh”, susurro. “Tranquila. Eso ya quedó en el pasado. Ya no pienses más en eso”.

Pero aún así, sigue llorando.

Bree entierra su cara en mi pecho.  La arrullo mientras llora y llora.

“Lo siento mucho, mi amor”, le digo. “Lo lamento mucho”.

Quisiera poder borrar todo eso de su mente. Pero no puedo.  Ahora forma parte de ella. Siempre quise protegerla, cuidarla de todo.  Y ahora su corazón está lleno de cosas horribles.

Mientras la mezo, quisiera que pudiéramos estar en cualquier otro lugar y no aquí.  Quisiera que las cosas fueran como antes.  Regresar el tiempo.  Volver a cuando el mundo era bueno. Volver a cuando teníamos a nuestros padres. Pero no podemos.  Estamos aquí.

Y siento un desazón – estoy preocupada, sintiendo que las cosas empeorarán.

*

Me despierto y me doy cuenta que es de día. No sé cómo puede ser tan tarde, ni cómo dormí tanto tiempo. Veo alrededor de la lancha y estoy totalmente desorientada.  No entiendo qué es lo que está pasando.  Nuestra embarcación está flotando a la deriva, en el Hudson, en medio del enorme río. Bree y yo estamos solas en la lancha.  No sé dónde están los demás y no puedo entender cómo llegamos aquí.

La dos estamos en el borde de la lancha, mirando al horizonte, y veo que tres embarcaciones de los tratantes de esclavos vienen corriendo hacia nosotras.

Trato de entrar en acción, pero siento que me atan los brazos por detrás. Volteo a ver a varios tratantes de esclavos en la lancha, y noto que me han esposado por detrás, y me sostienen por atrás. Lucho con todas mis fuerzas, no puedo hacer nada.

Se detiene una lancha de los tratantes de esclavos y uno de ellos baja, una máscara cubre su rostro, sube a nuestra embarcación, se agacha y sujeta a Bree. Ella se retuerce, pero no puede contra él.  La levanta de un brazo y empieza a llevársela.

“¡BREE! ¡NO!”, grito.

Lucho con todas mis fuerzas, pero es inútil. Me veo obligada a estar ahí parada, mientras se llevan a Bree, pateando y gritando hacia su lancha. Su barco se aleja en la corriente, hacia Manhattan. Al poco tiempo, ya van lejos.

Mientras veo a mi hermanita alejarse más y más de mí, sé que esta vez la perdí para siempre.

Grito, es un grito sobrenatural, suplicando, llorando para que regrese mi hermana conmigo.

Me despierto sudando.  Me incorporo como relámpago, respirando agitadamente, mirando alrededor, tratando de averiguar lo que ocurrió.

Fue una pesadilla. Veo alrededor y Bree está acostada junto a mí; todos los demás están dormidos en la lancha. Fue un sueño.  Nadie ha venido. Nadie se ha llevado a Bree.

Trato de recuperar mi respiración, mi corazón sigue palpitando fuertemente. Me incorporo y veo al horizonte y empieza a amanecer, hay una franja tenue en el horizonte. Miro hacia el muelle y veo a  Ben haciendo guardia sentado.  Recuerdo que Logan me despertó, recuerdo haber hecho guardia.  Después desperté a Ben, le di el arma, y tomó mi lugar. Debo haberme quedado dormida después de eso.

Al mirar a Ben, me doy cuenta que se desplomó. Veo desde aquí, con la luz tenue de la aurora, que también está dormido.  Se supone que debería estar haciendo guardia.  Estamos indefensos.

De repente, detecto movimiento, veo sombras en la oscuridad.  Parece que un grupo de personas o de criaturas, se acercan a nosotros. Me pregunto si mis ojos me están engañando.

Pero después, mi corazón empieza a palpitar con fuerza en mi pecho, y mi boca se seca, al darme cuenta de que no es un truco de la luz.

No estamos preparados.  Y la gente nos va a emboscar.

CINCO

“¡BEN!”, grito, sentándome.

Pero es muy tarde.  Un segundo después, nos atacan.

Uno ha tomado a Ben, derribándolo, mientras los otros dos saltan corriendo a nuestra lancha.

La embarcación se mueve violentamente mientras toman posesión de nuestra lancha.

Logan despierta, pero no a tiempo. Uno de los hombres va directamente hacia él, con el cuchillo en la mano y está a punto de hundirlo en su pecho.


Reaccionan mis reflejos.  Me volteo, sujeto el cuchillo de mi cintura, me inclino hacia adelante y lo lanzo. El cuchillo vuela dando vueltas.

Es un tiro perfecto. Se aloja en el cuello del hombre, un segundo antes de que apuñale a Logan. El hombre se derrumba, sin vida, encima de él.

Logan se incorpora y arroja el cadáver, y cae en el agua, salpicando.  Por suerte él tiene la  entereza para quitarle el cuchillo antes de lanzarlo.

Otros dos vienen a atacarme. Habiendo un poco más de luz, puedo ver que no son hombres, son mutantes. Mitad hombres, mitad no sé qué. Irradiados por la guerra. Son los Locos. Esto me aterra: esos tipos, a diferencia de Rupert, son muy fuertes, sumamente malos, y no tienen nada que perder.

Uno de ellos se dirige a Bree y a Rose, y no puedo permitirlo. Me lanzo hacia él, derribándolo al suelo.

Ambos caemos con fuerza, la lancha se mueve salvajemente. Veo a Logan por el rabillo de mi ojo, encima de otro sujeto, golpeándolo con fuerza y lanzándolo por la borda.

Hemos detenido a dos de ellos.  Pero un tercero corre hacia nosotros. Al que derribé me da vueltas y me arrincona. Está encima de mí y él es fuerte. Llega por la espalda y me golpea con fuerza en la cara, y siento una punzada en mi mejilla.

Pienso rápidamente: levanto una rodilla con fuerza y lo golpeo entre sus piernas.

Es un golpe perfecto.  Gime y cae y al hacerlo, llego por la espalda y le doy un fuerte codazo en la cara.  Se oye un crujido cuando le rompo el pómulo y él se derrumba en la lancha.

Lo lanzo por la borda al agua.  Fue un movimiento estúpido.  Debí haberlo despojado de sus armas primero.  El barco se balancea violentamente mientras su cuerpo se hunde.

Ahora me dirijo al último, al mismo tiempo que Logan.

Pero ninguno de los dos somos lo suficientemente rápidos.  Él pasa corriendo ante nosotros y por alguna razón, ataca primero a Bree.

Penélope salta en el aire, y gruñendo, encaja sus dientes en su muñeca.

Él la sacude como si fuera un muñeco de trapo, tratando de quitarla. Penélope se aferra, pero finalmente le da una violenta sacudida y la envía volando a través de la lancha.

Antes de que pueda alcanzarlo, está a punto de descender sobre Bree.  Mi corazón se detiene cuando me doy cuenta de que no voy a llegar a tiempo.

Rose salta para salvar a Bree y se interpone al ataque del hombre. Él levanta a Rose y hunde sus dientes en su brazo.

Rose deja escapar un grito escalofriante, mientras él rasga su carne con los dientes. Es una escena nauseabunda, horrible, que se alojará en mi mente para siempre.

El hombre se inclina hacia atrás y está a punto de morderla nuevamente—pero esta vez lo atrapo a tiempo.  Saco el cuchillo que tengo en mi bolsillo, tomo puntería y me preparo para lanzarlo.

Pero antes de hacerlo, Logan se acerca, apunta con su pistola y dispara.

La sangre salpica por todos lados, mientras dispara al hombre en la parte posterior de la cabeza.  Él se derrumba en la lancha y Logan se adelanta y lanza su cadáver por la borda.

Corro hacia Rose, quien grita histéricamente, sin saber cómo consolarla.  Arranco una tira de mi blusa y la envuelvo alrededor de su brazo que sangra profusamente, tratando de contener la sangre lo mejor que puedo.

Detecto movimiento por el rabillo de mi ojo, y me doy cuenta de que un Loco ha arrinconado a Ben en el muelle. Él se inclina hacia atrás, a punto de morder el cuello de Ben. Giro y lanzo mi cuchillo.  Vuela dando vueltas y se aloja en la parte posterior del cuello del hombre. Su cuerpo no se mueve, mientras se desploma sobre el suelo.

Ben se incorpora, aturdido.

“¡Regresen a la lancha!”, grita Logan. “¡AHORA!”

Oigo la furia en la voz de Logan, y también la siento. Ben estaba de guardia y se durmió.  Nos dejó vulnerables al ataque.

Ben sube tambaleando a la lancha y al hacerlo, Logan llega con su cuchillo y corta la cuerda.  Mientras, me hago cargo de Rose, quien grita en mis brazos, y Logan toma el timón, poniendo en marcha la embarcación y oprimiendo el acelerador.

Aceleramos fuera del canal, en el amanecer.  Hace bien en sacarnos de aquí.  Esos disparos podrían haber alertado a alguien; quién sabe cuánto tiempo tengamos ahora.

Salimos del canal hacia la luz púrpura del día, dejando varios cadáveres flotando detrás de nosotros. Nuestro refugio ha sido rápidamente transformado en un lugar de horrores, y espero no verlo nunca más.

Corremos otra vez hacia el centro del río Hudson; la lancha se bambolea mientras Logan acelera.  Estoy en guardia, buscando por todos lados una señal de los tratantes de esclavos.  Si están cerca de nosotros, no hay ningún lugar dónde escondernos:  los sonidos de los disparos, los gritos de Rose y de un motor rugiendo, no nos hacen pasar inadvertidos.

Rezo porque en algún momento de la noche regresen a buscarnos y estén más al sur que nosotros; si es así, están en algún lugar detrás de nosotros.  Si no, vamos a encontrarnos con ellos.

Si realmente tenemos suerte, se dieron por vencidos y dieron vuelta dirigiéndose hacia Manhattan.  Pero lo dudo.  Nunca hemos sido tan afortunados.

Como esos Locos.  Fue un golpe de mala suerte estacionarnos allá.  He oído rumores de grupos depredadores de Locos que se volvieron caníbales, que sobreviven por el consumo de los demás, pero nunca lo creí.  Todavía me cuesta trabajo creer que es verdad.

Sujeto a Rose con fuerza, la sangre se filtra a través de la herida, en mi mano; estoy meciéndola, tratando de consolarla. Su vendaje improvisado ya está rojo, así que rasgo otro pedazo de mi bllusa, exponiendo mi estómago al frío congelante, y reemplazo su vendaje.  No es nada higiénico, pero es mejor que nada, y tengo que contener la sangre de alguna manera. Me gustaría tener medicamentos, antibióticos o al menos analgésicos—lo que sea que pudiera darle. Al quitar el vendaje empapado, veo el trozo de carne que falta en su brazo y miro a otro lado, tratando de no pensar en el dolor que debe estar pasando. Es horrible.

Penélope se sienta en su regazo, gimiendo, mirándola, claramente queriendo ayudar también.  Bree parece estar traumatizada, una vez más, de la mano de Rose, tratando de acallar sus gritos.  Pero ella está inconsolable.

Desearía desesperadamente tener un tranquilizante—lo que fuera. Y entonces, de repente, me acuerdo. La botella de champaña que dejamos a la mitad.  Corro al frente de la lancha, lo sujeto y corro de regreso hacia ella.

“Bebe esto”, le digo.

Rose llora histéricamente, gritando en agonía, y ni siquiera me toma en cuenta.

Lo acerco a sus labios y la obligo a beber.  Casi se ahoga con ella, derramando un poco, pero la bebe.

“Por favor, Rose, bebe. Esto te ayudará”.

La acerco nuevamente a su boca, y entre sus gemidos toma unos sorbos más.  Me siento mal por dar alcohol a una niña, pero espero que eso la ayude a mitigar su dolor; no sé qué más hacer.

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