Cuando una familia llega a un nuevo país, es natural que haga uso de los beneficios que ofrece el gobierno (por ejemplo, asistencia social, vivienda, escolarización, etc.). Sin embargo, tardarán mucho tiempo en poder "pagar" dichos servicios (es decir, en forma de impuestos). Esto significa que los europeos cargarán con los gastos de los beneficios que disfrutan los inmigrantes. Pagar la cuenta de alguien más no hace a una persona rica.
Envejecimiento de la población
Este es otro argumento favorecido por los defensores de la inmigración masiva. Insisten en que la población europea está envejeciendo. Por lo tanto, los jóvenes de otros países deben ser traídos para mantener el estilo de vida al que los "viejos europeos" están acostumbrados.
Hay algo de verdad en este argumento. La tasa de fertilidad de los países europeos ha estado por debajo de los niveles recomendados durante los últimos años. Sin embargo, la suposición de que los europeos no pueden tener más hijos y que los jóvenes inmigrantes deben sustituir a la generación anterior es errónea y peligrosa.
En primer lugar, las parejas europeas pueden decidir tener más hijos. La tasa de fecundidad registrada en el continente puede cambiar rápidamente. En segundo lugar, los inmigrantes no van a las zonas poco pobladas donde se les necesita. Más bien, van a las más densamente pobladas (por ejemplo, Londres) debido a las mejores oportunidades. Por lo tanto, los problemas de los europeos en las regiones poco pobladas no se satisfacen. La inmigración masiva a lugares densamente poblados puede afectar negativamente el estilo de vida de los europeos allí.