Quizás le atraigan las chicas con un pasado roto y una tendencia a volcarse demasiado al trabajo, pensó. Los chicos encuentran eso sexy hoy en día, ¿verdad?
Para cuando llegó a la calle de su casa, sus nervios se habían calmado bastante. La ansiedad se iba convirtiendo en emoción de a poco. Habían pasado siete meses desde que ella terminó todo con Steven. Fueron siete meses sin besar a un hombre, sin tener sexo, sin…
No nos precipitemos, se dijo a sí misma mientras estacionaba su coche al final de su cuadra.
Ella salió del auto, mentalmente repasando si algo de lo que tenía en su armario se vería bien, pero no demasiado bien. Tenía algunas ideas de que ponerse, así como alguna idea de dónde podían ir a cenar, ya que últimamente estaba antojada por comida japonesa. Un poco de sushi sería perfecto, y…
Mientras caminaba hacia la escalera de su casa, vio a un hombre sentado el último escalón. Parecía bastante aburrido, su cabeza estaba apoyada en una de sus manos mientras miraba su teléfono con la otra.
Chloe aminoró su marcha y luego se detuvo por completo. Ella conocía a este hombre. Pero no había forma de que él pudiera estar aquí, sentado en los escalones de su edificio.
No hay forma de que…
Con lentitud, ella dio otro paso hacia adelante. El hombre finalmente se fijó en ella y levantó la vista. Sus ojos se encontraron y cuando lo hicieron, Chloe sintió como su corazón se estremecía.
El hombre en los escalones era Aiden Fine, su padre.
CAPÍTULO DOS
–Hola, Chloe.
Intentaba sonar normal. Intentaba hacer que sonora como si fuera algo muy normal el hecho de que él estuviera en la escalera. Sin mencionar el hecho de que había estado en prisión durante casi veintitrés años, cumpliendo condena por haber participado en el asesinato de su madre. Claro que, los recientes eventos que ella misma había descubierto mostraban que él probablemente fuera inocente de esos cargos, pero para Chloe el hombre siempre sería culpable.
Pero al mismo tiempo, ella tenía un pequeño anhelo de ir hacia él. Tal vez incluso para abrazarlo. No podía negar que verlo aquí, a la intemperie, le despertó una gran variedad de emociones.
Sin embargo, no se atrevió a acercarse más. Ella no confiaba en él, y peor aún, ella no confiaba plenamente en sí misma.
–¿Qué estás haciendo aquí? –preguntó.
–Sólo quería venir a visitarte –dijo poniéndose de pie.
Un millón de preguntas pasaron por su cabeza. La principal de ellas era, ¿cómo había averiguado donde vivía? Pero ella sabía que cualquiera que tuviera conexión a Internet y determinación podría descubrirlo. En su lugar, trató de ser civilizada sin ser cálida y acogedora.
–¿Hace cuánto saliste? –preguntó ella.
–Hace una semana y media. Tuve que hacerme de coraje para venir a verte.
Ella recordó la llamada telefónica que le había hecho al Director Johnson cuando encontró aquella última prueba hace dos meses, la prueba que aparentemente había sido más que suficiente para liberar a su padre. Y ahora él estaba aquí. Por causa de su esfuerzo. Se preguntó si él sabía lo que ella había hecho por él.
–Y esta es la razón por la que esperé tanto –dijo–. Este… este silencio entre nosotros. Es incómodo e injusto y…
–¿Injusto? Papá, has estado en prisión la mayor parte de mi vida… por un crimen del que ahora sé que no eres culpable, pero del cual no parecía importarte asumir la culpa. Sí, va a ser incómodo. Y dada la razón de tu encarcelamiento y las últimas conversaciones que hemos tenido, espero que entiendas si no me aproximo a ti bailando y llena de dicha.
–Claro que lo entiendo a la perfección. Pero… hemos perdido tanto tiempo. Puede que no puedas sentir eso todavía, siendo tan joven. Pero esos años que perdí en prisión, sabiendo lo que había sacrificado… tiempo contigo y Danielle… mi propia vida…
–Sacrificaste todas esas cosas por Ruthanne Carwile –lanzó Chloe–. Esa fue tu elección.
–Lo fue. Y es un remordimiento con el que he tenido que vivir por durante casi veinticinco años.
–¿Qué es lo que quieres? –preguntó.
Ella se aproximó en su dirección, sólo para abrirse paso a su lado, hacia su puerta. Se necesitaba más fuerza de voluntad de la que ella pensaba para pasar junto a él, para estar tan cerca de él.
–Esperaba que pudiéramos cenar juntos.
–¿Así de fácil?
–Tenemos que empezar por algún lado, Chloe.
–No, en realidad no tenemos que hacerlo –ella abrió la puerta y se volvió hacia él, mirándolo por primera vez a los ojos. Su estómago estaba hecho un nudo y ella estaba haciendo lo posible para no emocionarse frente a él–. Necesito que te vayas. Y por favor, no vuelvas nunca más.
Él parecía genuinamente herido, pero sus ojos nunca se apartaron de los de ella.
–¿Lo dices en serio?
Quería decir que sí, pero lo único que salió de su boca fue:
–No lo sé.
–Hazme saber si cambias de opinión. Tengo un lugar…
–No quiero saber –interrumpió ella –.Si quiero ponerme en contacto contigo, te encontraré.
Él le sonrió ligeramente, pero aún había algo de dolor.
–Ah, es cierto. Trabajas para el FBI ahora.
Y lo qué pasó entre tú y mamá es lo que me llevo por ese camino, pensó.
–Adiós, papá –dijo ella y cruzó la puerta.
Cuando la cerró detrás de ella, no se molestó en mirar hacia atrás. En cambio, fue hacia el elevador tan rápido como le fue posible sin que pareciera que tuviera prisa. Cuando las puertas se cerraron detrás de ella y el elevador comenzó a subir, Chloe apretó sus manos contra su rostro y empezó a llorar.
***
Ella miró fijamente su armario, pensando si debería llamar a Moulton y decirle que no podría salir esta noche después de todo. Ella no le diría la verdadera razón: que su padre había salido de la cárcel después de haber pasado allí veintitrés años y que de repente había aparecido en la puerta de su casa. Ciertamente, él entendería lo traumático de la situación, ¿verdad?
Pero decidió que no iba a dejar que su padre arruinara su vida. Su sombra ya había rondado sobre una parte demasiado grande de su vida. E incluso algo tan pequeño como cancelar una cita debido a su presencia le daba demasiado poder sobre ella.
Llamó al número de Moulton y cuando salió el buzón de voz, dejó su sugerencia de un lugar para cenar. Una vez hecho esto, se dio una ducha rápida y se vistió. Mientras se ponía un pantalón, sonó tu teléfono celular. Vio que era Moulton quien la llamaba y su mente se imaginó primero los peores escenarios.
Ha cambiado de opinión. Me llama para cancelar.
Ella realmente lo creyó hasta que atendió el teléfono.
–¿Hola?
–Entonces, comida japonesa me parece muy bien –dijo Moulton–. Ahora, quizás te des cuenta por mi falta de detalle y seguimiento, pero no hago mucho esto. Así que no sé, ¿voy a recogerte o si nos encontramos allí…?
–Ven a recogerme, si no te molesta –dijo, pensando de nuevo en el estado andrajoso de su coche–. Hay un lugar bueno no muy lejos de aquí.
–Suena bien –dijo–. Nos vemos entonces.
…No hago mucho esto. A pesar de que él lo habría admitido, a Chloe le resultaba difícil de creer.
Terminó de vestirse, se peinó un poco y esperó a que la llamaran a la puerta.
Quizás será tu padre de nuevo, se dijo a sí misma. Aunque en realidad, si estaba siendo honesta, no era su propia voz la que se lo decía. Era la voz de Danielle, condescendiente y confiada.
Me pregunto si ella ya sabe que él ha salido, pensó Chloe. Dios mío, se pondrá furiosa.
Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar en ello. Antes de que pudiera hacerlo, llamaron a la puerta. Durante un momento de parálisis, ella estaba segura de que era su padre. Esto la hizo congelarse por un segundo, sin querer contestar. Pero luego recordó que Moulton se había sentido igual de torpe que ella fuera del campo de tiro, y se dio cuenta de lo mucho que deseaba verlo. Especialmente después de lo que habían sido las últimas horas de su vida.
Ella abrió la puerta con su mejor sonrisa. Moulton tenía otra sonrisa. Tal vez fue porque rara vez se veían fuera del trabajo, pero a Chloe le pareció muy sexy su sonrisa. También ayudó el hecho que aunque estaba vestido simplemente con una camisa abotonada y un par de pantalones bonitos, se veía increíblemente guapo.
–¿Lista? –le preguntó él.
–Absolutamente –dijo.
Ella cerró la puerta y se dirigieron al pasillo. Una vez más, estaba ese silencio perfectamente tranquilo entre ellos, uno que la hizo desear que ya estuviesen más adelantados. Incluso algo tan simple e inocente como él intentando tomarla de la mano… ella necesitaba algo.
Y fue esa simple necesidad de contacto humano que la hizo darse cuenta de lo mucho que la había alterado la presencia de su padre.
Sólo va a empeorar ahora que él ha salido de la cárcel, pensó ella mientras Moulton y ella tomaban el elevador hasta el vestíbulo.
Pero no iba a dejar que eso arruinara esta cita.
Ahuyentó todos los pensamientos de su padre de su mente mientras Moulton y ella se salían a una cálida noche. Y para su sorpresa, realmente funciono.
Por un tiempo.
CAPÍTULO TRES
El restaurante japonés que había elegido era un lugar de parrilla hibachi, con las grandes cocinas abiertas para permitir que grandes grupos se sentaran a ver a los cocineros realizar su arte. Chloe y Moulton optaron por una mesa en la zona más tranquila y privada del restaurante. Cuando ambos estaban sentados, ella se alegró de ver que se sentía natural estar sentada en un lugar como este con él. Aparte de la atracción física, Moulton le había gustado desde el primer momento en que lo conoció. Él había sido lo único positivo en el día que la habían cambiado del equipo de respuestas de evidencias al programa de crímenes violentos. Y aquí estaba él, haciendo que los momentos incómodos de su vida fueran más soportables.
No quería arruinar su noche con tal conversación, pero sabía que si no se desahogaba, sería una distracción innecesaria.
–Entonces –dijo Moulton, doblando las esquinas de su menú al abrirlo–, ¿no fue extraño que te invitara a salir?
–Estoy segura de que depende a quién le preguntes –respondió ella–. El Director Johnson podría pensar que no es la mejor de las ideas. Sin embargo, para serte honesta, he estado esperando que me lo pidieras.
–¿Así que eres tradicional? ¿No me habrías invitado a salir tú? ¿Habrías esperado a que yo te lo pidiera?
–No es por ser tradicional, sino es por estar marcada por una relación pasada. Y supongo que es mejor que te lo diga. Hasta hace siete meses aproximadamente, estaba comprometida.
La sorpresa en su cara fue algo sólo momentáneo. Afortunadamente ella no notó miedo o incomodidad de su parte. Antes de que él pudiera comentar algo sobre esto, vino la camarera a tomar sus pedidos de bebidas. Ambos pidieron un Sapporo, haciendo el pedido rápidamente, para no dejar que el ímpetu de su conversación se interrumpiera.
–¿Puedo preguntar por qué se terminó? –preguntó Moulton.
–Es una larga historia. La versión resumida es que el tipo era autoritario y no podía separarse de la sombra de su familia, en particular de su madre. Y cuando de repente tuve la oportunidad frente a mí de tener una carrera en el FBI, él no me apoyó mucho. Tampoco me apoyaba en absoluto en mis propios problemas familiares…
Entonces se dio cuenta de que él quizás supiera algo de su historia familiar. Cuando fue a investigar sobre ello al final de su entrenamiento, estaba muy consciente de que era algo comentado en los pasillos de la academia.
–Sí, he oído un poco sobre ello…
Dejó el comentario en el aire. Chloe creyó que eso significaba que si ella quería contárselo, él la escucharía. Pero si ella prefería no hablar de ello, también estaría de acuerdo con eso. Y en ese momento, con todo lo que tenía en mente, pensó que era ahora o nunca. No tiene sentido esperar, pensó ella.
–Aunque te voy a evitar los detalles para más adelante, supongo que debería decirte que hoy vi a mi padre.
–¿Así que ya salió?
–Sí. Y creo que es sobre todo por los descubrimientos que hice sobre la muerte de mi madre en los últimos meses.
A Moulton le tomó un momento saber cómo continuar después de eso. Él también bebía sorbos de su cerveza como un método para tomarse un tiempo. Cuando dio un largo sorbo, contestó con lo mejor respuesta posible.
–¿Estás bien?
–Creo que sí, fue muy inesperado.
–Chloe, no teníamos que salir esta noche. Lo habría entendido si lo hubieras cancelado.
–Casi lo hago. Pero no le di el control de incluso otra parte de mi vida.
Él asintió y ambos tomaron el silencio que le siguió a ese momento como un tiempo para mirar sus menús. El silencio permaneció hasta que volvió la misma camarera para tomar sus órdenes. Cuando se fue, Moulton se inclinó un poco sobre la mesa y preguntó:
–¿Quieres hablar de ello o lo ignoramos?
–¿Sabes? Creo que preferiría ignorarlo por ahora. Sólo ten en cuenta que puede haber momentos de esta noche en los que podría estar distraída.
Sonrió y lentamente se levantó de su silla.
–Me parece justo. Pero déjame intentar algo, si te parece bien.
–¿Qué…?
Dio un gran paso hacia ella, se inclinó un poco y la besó. Ella retrocedió al principio, insegura de lo que estaba haciendo. Pero cuando se dio cuenta de su intención, dejó que sucediera. No sólo eso, sino que le siguió el beso. Era suave, pero con la urgencia suficiente para dejarle saber que de él había estado pensado en esto probablemente tanto tiempo como ella.
Él cortó el beso antes de que fuera incómodo, después de todo; estaban sentados en un restaurante, rodeados de personas. Y a Chloe nunca le han gustado las demostraciones públicas de afecto.
–No es que me queje –dijo ella–, pero, ¿por qué fue eso?
–Dos cosas. Era yo siendo valiente… algo que rara vez puedo ser con una mujer. Y también era yo dándote otra distracción… espero que pueda superar la distracción de tu padre.
Su cabeza daba vueltas y el calor subía por todo su cuerpo, ella suspiró.
–Sí, creo que eso pudo haber sido suficiente.
–Bien –dijo–. Además, supongo que eso anula el hecho de que se supone que debemos besarnos al final de la cita, cosa que siempre arruino.
–Oh, después de ese beso, será mejor que lo hagamos –dijo ella.
Y, como Moulton esperaba, los pensamientos sobre la repentina aparición de su padre parecían muy lejanos.
***
La cena fue mucho mejor de lo que ella esperaba. Una vez que pudieron superar el tema de la aparición de su padre y continuaron luego del inesperado beso de Moulton, todo salió muy bien. Hablaron de aprender los pormenores de la oficina, música, películas, conocidos e historias de sus épocas de la academia, sus intereses y pasatiempos. Se sentía natural de una manera que no esperaba.
Tristemente, le hizo desear haber terminado con Steven antes. Si esto era lo que se había estado perdiendo al salirse del mundo de las citas por él, se había perdido demasiado.
Habían terminado de comer, pero se quedaron a tomar unas copas más. Fue otra oportunidad para que Moulton mostrara su cuidado y afecto, ya que se detuvo en el segundo trago mientras Chloe se tomaba un tercero. Incluso le preguntó si ella se sentiría más cómoda tomando un taxi, por si se sintiera incómoda con él conduciendo.
La llevó de vuelta a su apartamento, llegando a su calle un poco después de las diez. Ella estaba lejos de estar borracha, pero estaba un poco alegre, lo suficiente como para preguntarse acerca de cosas que de otra manera no consideraría.
–La pasé muy bien –dijo Moulton–. Me gustaría hacerlo de nuevo muy pronto si no crees que se interpondrá con el trabajo.
–Yo también, gracias por finalmente invitarme.