Un rápido registro de la sala resultó infructuoso. Hurgando en el desorden del dormitorio apenas pudo evitar pisar el marco de una fotografía. Alanna llevó el marco en forma de óvalo hasta su cara. Era una foto familiar de un larguirucho Javier con una sonrisa vacía parado al lado de sus padres y su hermanita. Pasó las puntas de sus dedos sobre su cara antes de colocar el marco sobre la cómoda blanca al lado de la cama.
Le dio al cuarto otra mirada general sin ninguna suerte. Nada en este desorden proporcionaba alguna ayuda. Cerró las piernas para detener el temblor. Era hora de irse. No es que supiera con certeza que la vida de Javier estaba en riesgo. Compartiría todo con Brayden, quizás entonces finalmente estaría dispuesto a hacer lo mismo con ella. Salió del dormitorio hasta la puerta del apartamento y apagó las luces antes de salir. Alanna se escabulló por el pasillo vacío, El ascensor más cercano estaba a varios pies de distancia cuando su agudo timbre la hizo detenerse. Un calvo, usando un traje oscuro con apariencia de profesional de la lucha libre, salió del ascensor. Al verla, dejó caer la quijada. Mientras la miraba lascivamente, ella resistió las ganas de retroceder.
Se tocó la cabeza mientras intentaba parecer amable y en control. ”Hola”.
Él le hizo señas con su mano derecha. “Detente ahí mismo. No te muevas”.
Sus músculos se pusieron rígidos. Su primer impulso fue obedecer su orden, pero su sentido común pesó más y entonces corrió en la dirección opuesta.
“¡Dije que no te movieras!” Gritó.
Al llegar al signo rojo de la salida, abrió la puerta rápidamente, se aferró a la barandilla y corrió escaleras abajo. Al cerrarse las puertas encima de ella cesaron el sonido de los fuertes pasos y los gritos desde el pasillo. Para cuando la persona que la perseguía entró a las escaleras, ella estaba llegando al último descanso. Al llegar a la planta baja, se lanzó hacia la puerta que tenía en frente.
Una ráfaga de aire húmedo le golpeó la cara cuando corrió hacia el estacionamiento. La entrada para los autos se encontraba en el extremo opuesto. Fue directo hacia la puerta de salida a su derecha, cuando giró el mango de la puerta, esta se movió apenas unas pocas pulgadas, algo la trancaba del otro lado.
Retrocedió algunos pasos para lanzarse fuertemente contra la puerta con sus hombros. Afuera, una rubia con cola de caballo, camisa de vestir blanca y pantalones oscuros trataba de recuperar el equilibrio. La mujer la miró como si ella estuviera tratando de atacarla también. Alanna tenía que actuar rápido antes que el calvo la alcanzara.
Cola de caballo estaba boquiabierta cuando ella estiró su brazo derecho “Ni siquiera lo pienses”. Demasiado tarde.
Alanna se le fue encima, lanzándola a la grama. Mientras corría hacia la vereda de concreto contigua, la mujer gritaba en frustración. Alanna siguió la hilera de palmeras frente a la marina a la izquierda del frente del edificio. En esta sección de Brickell rascacielos y concreto se encontraban frente a la bahía. Había poco tránsito en la calle y no había gente en la acera.
Estaba a campo abierto. El Kia de Brayden estaba a una cuadra de donde ella estaba, giró a la derecha en la esquina corriendo a toda velocidad con una sonrisa en los labios. La adrenalina la golpeaba como una droga. En la intersección su cabeza giró hacia el otro lado de la calle. Una van azul aceleraba por la calle unas pocas cuadra más adelante.
La calle donde Brayden se había estacionado apareció frente a ella. Si corría hacia su carro podían salir de allí en un minuto, pero no podía hacerlo. Suponía que quienes la perseguían eran policías o agentes federales; de ninguna manera lo iba a arrastrar hasta su desastre. Miró hacia adelante y siguió corriendo en la misma dirección.
Cuando Alanna volteó hacia atrás, vio al calvo que corría frente a la Cola de caballo. Necesitaba un lugar donde esconderse. En la calle siguiente, un estacionamiento vacío y un restaurante cerrado estaban a su derecha, y a su izquierda un rascacielos y una calle ciega, más adelante habían más calles. Corrió hacia el estacionamiento esperando poder esconderse detrás del restaurante.
Después de rodear la esquina se detuvo para secarse el sudor de la frente. Al lado estaba una pared blanca de madera demasiada alta para treparla, al otro lado había grandes árboles y un edificio de oficinas de ladrillos marrones. Tiró sus ganzúas en el árbol más cercano a ella, era la evidencia de su irrupción en el apartamento que podía ser usada para incriminarla. Una vez que sus preciosos recuerdos desaparecieron entre las hojas, apretó los dientes y continuó su escape.
Cortó a través del asfalto del estacionamiento. El sonido de las pisadas se acercaba. Estaba a medio camino del restaurante cuando comenzó a perder el aliento, sus pulmones, que le quemaban la forzaron a disminuir el paso. Poco después fue arrastrada por dos poderosos brazos que la tomaron por la cintura. Su cuerpo fue lanzado con fuerza contra el suelo del estacionamiento.
Todo su lado izquierdo latía con dolor. El pavimento le raspaba la mejilla a medida que jadeaba buscando aire. Su atacante se paró ante ella. Sus costillas golpeadas y su pierna y el codo raspados la hacían contraerse de dolor mientras trataba de levantarse, al girar su cabeza hacia arriba el calvo le clavó la rodilla en la espalda, Colapsó bajo la fuerza bruta.
Después de yacer boca abajo y quejándose en voz alta por un corto tiempo, se levantó una vez más. Su peso la empujó hacia abajo hasta que su cuerpo quedó extendido. Gente gritó detrás de ella. Toda su esperanza desapareció cuando vio a la Cola de caballo y dos tipos más corriendo hacia ella. El mundo entero se le vino encima.
“¡Quítenseme de encima, maldición!” Gritó.
Un dolor agudo atravesó la cuenca de su hombro izquierdo cuando su brazo fue forzado detrás de su espalda. Un aro de metal le sujetó la muñeca y luego hizo lo mismo con su brazo izquierdo. Luchó hasta que no pudo soportar las esposas hundiéndose en su piel. La sangre le latía en la cabeza. Cerró los ojos para bloquear la agonía y los gritos de sus captores. Lo siento papá. Te decepcioné – de nuevo.
2
SUPLANTACIÓN DE IDENTIDAD EN LA RED (PHISHING)
La gente te exprimirá si se lo permites. Prométeme que no terminarás indefensa como yo, una víctima.
Su padre sostenía una botella de whisky en la mano cuando ella le dio su palabra a los once años. Borracho o no, decía la verdad. Cuando llegó a Miami por primera vez fue testigo de cuánta razón había tenido su padre. Malvivientes se alineaban buscando fugitivos cómo ella para enviciarlas en drogas fuertes. Explotándolos hasta que ya no les sirviesen. A ella le fue mejor que a la mayoría.
Ahora su suerte se había acabado. Llevaba más de una hora sentada sin hacer nada en una fría sala de interrogatorios. El calvo le había leído sus derechos mientras le aplastaba la espalda. Después de recibir instrucciones de Cola de caballo, él y un tipo de cabello gris la empujaron en el asiento trasero de un auto del FBI y la habían llevado a su oficina del centro de Miami.
Le confiscaron el bolso con dinero en efectivo y su identificación. Su nombre, foto, huellas dactilares y ADN fueron registrados en su base de datos. Estaba en el sistema de identificación del FBI oficialmente. Era lo último que necesitaba y seguro que lo que vendría sería peor. Ella se burló de su reflejo en el espejo en la pared gris mientras golpeaba su pie en el suelo de baldosas negras. Si los federales la espiaban, era una forma de hacerles saber que estaba harta de esperar.
Los agentes que la arrestaron se llamaban a sí mismos FCCU, Unidad Federal de Delitos Cibernéticos (Federal Cyber Crimes Unit, por sus siglas en inglés). Era la primera vez que había oído hablar de ellos. Había tantas unidades, equipos y grupos de trabajo de delitos cibernéticos que les había perdido la pista. Al parecer, era el fin de sus estafas de ingeniería social. Las advertencias de Brayden resultaron ser correctas. Rezó para que sus captores de la FCCU no lo hubieran atrapado a él también.
Pasaron quince minutos antes de que un hombre alto y de mediana edad entrara en la habitación. Bronceado oscuro, pelo negro corto y traje gris. Dejó caer una carpeta de color canela, un bloc de notas amarillo y un bolígrafo sobre la mesa de madera entre ellos. Su mirada se posó en ella cuando se sentó en la silla de metal frente a ella. "Srta. Blake. Mi nombre es Ethan Palmer. Soy un agente especial del Servicio Secreto".
Permaneció inmóvil con los brazos colgando de los lados de la silla. Servicio Secreto y FCCU. Una exageración por una simple entrada ilegal a un apartamento. Se preguntó cuál de sus estafas apareció en su radar o cuánto tiempo habían estado observándola. Cualquiera que fuese la evidencia que tenían, no tenía intención de revelar nada acerca de sus estafas o el allanamiento.
El agente apoyó su mano derecha sobre la carpeta. “Su archivo dice que fue reportada como desaparecida en Carolina del Norte poco después de su decimosexto cumpleaños. Sin registro de ninguna actividad desde entonces. ¿Le gustaría decirnos qué ha estado haciendo en los últimos dos años? "
Ella se quedó mirando a un lado. Cada centímetro de la pared estaba pintado del mismo gris monótono y deprimente. Él tomó su pluma con una sonrisa. “Sus dos padres aparecen como fallecidos. ¿Tiene a alguien con quien quiera que la contactemos? ¿Un amigo o miembro de la familia?
"No".
"Siento escuchar eso. Debe ser duro, una chica de su edad que vive por su cuenta".
Lo último que necesitaba era que este tipo le tuviera lástima. "¿Tiene mucha experiencia con chicas de mi edad?"
"De hecho, mi hija mayor es un par de años más joven que usted".
Cuando sus labios se suavizaron en una sonrisa, ella hizo un esfuerzo consciente para no responderle con ninguna forma de emoción. El silencio momentáneo se rompió cuando Cola de caballo irrumpió con una chaqueta azul oscura sobre su camisa blanca manga larga. Masticaba un chicle mientras pasaba por un lado de la mesa hacia la parte posterior de la habitación.
El tipo hizo un gesto hacia ella mientras mantenía contacto visual con Alanna. "Creo que ya ha conocido a la agente especial de la FCCU, Sheila McBride".
Le lanzó una mirada rápida a la agente, que ella ignoró. "Lamento que hayamos comenzado sin ti".
La mujer se recostó contra la pared enfurruñada con ambas manos en los bolsillos de la chaqueta. Todo en ella delataba a una fanática del control. Alanna podía decirlo por la forma en que esta agente McBride ladraba órdenes en el momento de su arresto. También estaba bien familiarizada con la penetrante mirada que la agente le dirigía de vez en cuando. Toda su vida había crecido alrededor de gente que la tildaba de delincuente. Ella respondió con una amplia sonrisa burlona.
El agente del Servicio Secreto movió su mano para llamar su atención. "Entonces, ¿quiere decirnos qué estaba haciendo en ese edificio de apartamentos? ¿O por qué se escapó de los agentes de la FCCU que se le acercaron?
Ella apretó las yemas de sus dedos, mientras apoyaba sus hombros contra el respaldo de la silla.
“¿Le importaría decirnos cómo llegó allí? Hallamos su auto en su apartamento".
Ella apretó la mandíbula. Si no sabían de Brayden, estaba malditamente segura que no les diría nada. La agente McBride se acercó a la mesa. Definitivamente todavía estaba adolorida por el empujón que recibiera fuera del apartamento de Javier. Había hostilidad entre ambas. Alanna tenía poca simpatía por las personas que la enfrentaban. Especialmente las chicas con actitudes de superioridad. Ella lo atribuía a los años de ira acumulada por vivir con una figura materna disfuncional. Suficiente para durarle toda la vida.
La agente McBride se inclinó amenazadoramente. "¿Adivina qué descubrieron en tu computadora portátil después de una búsqueda ordenada por un tribunal en tu apartamento?"
Los datos de sus ataques por medio del phishing, la mayor fuente de dinero de todas sus estafas. Ella enviaba cadenas de correos electrónicos que parecían venir de Instagram, Facebook o cualquier otra fuente ampliamente aceptada. Algunas personas sin sospechar nada abrían los mensajes y enviaban su información personal a las páginas web falsas que ella había creado.
Ella bajó la barbilla antes de responder. "¿Minecraft?" Refiriéndose al conocido juego de computación.
Los ojos azules de la agente McBride se entrecerraron. "Obtención de información sobre personas. Robo de identidad. Resistir el arresto. Allanamiento. Estás a punto de hacer muy feliz a un afortunado fiscal federal".
El pulso de Alanna se aceleró. La mayoría de los datos en su servidor privado estaban encriptados. Excepto los correos electrónicos que había enviado en la mañana. Podía haber sido más cuidadosa, pero no contaba con una emboscada de los federales al comienzo de la tarde. Si no era un engaño, estaba jodida. Pero no iba a traicionarse a sí misma con ninguna señal de pánico. El juego de la Agente McBride era hurgar en su mente. Alanna había soportado tantas veces que fuesen contra ella que ya no se asustaba.
Ella volteó su atención hacia el Agente Palmer, debía tener unos cuarenta años. Las arrugas comenzaban a aparecer en su rostro. "Quiero un abogado".
“¿Tiene un abogado al que pueda llamar? Si no, tendrá que esperar horas antes de que el tribunal le asigne uno".
Ella frunció el ceño ante su pequeño intento de intimidación. "Esperaré. No obtendrá nada de mí hasta entonces".
El agente Palmer cortó a la Agente McBride antes de que ella pudiera replicar. "Bien, no hable ¿Escuchará primero lo que tenemos que decir?
"Muy bien, dispare".
Abrió la carpeta y luego golpeó una hoja de papel bajo de su rostro. "¿Está familiarizada con este grupo?"
Ella reconoció la captura de pantalla enseguida. En la parte superior había una bandera de anarquistas roja y negra con una estrella en el centro. Debajo había una imagen en blanco y negro del Che Guevara, como las que veía en las camisetas. Javier no estaba muy emocionado al ver ese rostro cuando Brayden alardeó sobre el sitio web pirateado. Su familia había huido de Cuba por lo que no era precisamente un fanático de todo lo que al Che se refería.
Junto a la imagen había una cita: "Ahora es el momento de deshacerse del yugo, forzar la renegociación de las deudas externas opresivas y forzar a los imperialistas a abandonar sus bases de agresión".
Ella giró su cabeza sobre su hombro izquierdo. "Sí, sé de Anti América, están en las noticias todos los días".
No es que estuviese interesada en hacerles un seguimiento, pero había recibido resúmenes y comentarios que no había pedido sobre el tema gracias a Brayden. Por mucho tiempo él había sido un hacker activista y un partidario decidido que apoyaba causas sociales a través de Internet y hacía comentarios anticapitalistas. Cuando empezaba a hablar de cómo "el sistema estaba diseñado para que los ricos explotaran a las masas", nadie podía callarlo.
El agente Palmer tomó la página con la captura de pantalla y la agitó mientras su compañera de equipo caminaba por la esquina del salón. "Esta era la página de ´Nexus Bank después del primer ataque de Anti América el 1 de mayo – el día internacional del trabajador – para conmemorar el período de Red Scare (miedo a un potencial surgimiento comunista) de 1919 hace un siglo, seguido de ataques contra el Dominion y el First Regency. Los tres bancos más grandes del país pirateados en los últimos dos meses".