Para eso eran los grandes focos: para ver los objetivos en el agua. Las luces probablemente también servirían para cegar a los nadadores y negarles objetivos, si alguno de ellos pudiera sacar sus armas.
Los hombres de negro comenzaron a girarse hacia Murphy. Casi parecían moverse a cámara lenta. En un segundo, iban a comenzar a dispararle.
Murphy agarró con ambas manos el arma pesada que tenía delante.
Su dedo encontró el mecanismo de disparo.
Por favor, funciona.
Disparó. DUH-DUH-DUH-DUH-DUH-DUH llegó el sonido metálico de las balas disparando. Él asumió cómodamente el retroceso de la ametralladora montada. Los casquillos gastados cayeron al fondo del bote, tintineando como cascabeles.
Murphy roció a los hombres. Abatió a cuatro o cinco con su primera ráfaga.
No cayeron cuando les dispararon. Se separaron como muñecas de trapo, las balas los atravesaron. Ahora los otros escapaban corriendo, buscando refugio.
–Corred, monos —dijo.
Un sonido llegó.
WHOOOOOOOOSSSHH.
Un cohete voló junto a él. Todo su cuerpo se sacudió en respuesta.
Falló. Ni siquiera lo había visto venir. Impactó en algún lugar del agua detrás de él. No oyó una explosión, pero vio un destello naranja y amarillo.
¿Cómo lo vio por el rabillo del ojo?
No. Debía tener ojos en el cogote.
Su cinturón de municiones se estaba agotando. No tenía repuesto.
Quedarse sin munición era un problema. Ese cohete también era un problema: iba a haber más. Los hombres ya se estaban reagrupando y tomando posiciones de tiro frente a Murphy. Extendió la mano izquierda y disparó una granada de humo.
Luego se dejó caer al suelo del bote.
Un segundo después, las balas comenzaron a golpear el casco blindado del bote. Tunk, tunk, tunk, tunk…
Las balas silbaban por encima.
Levantó la vista hacia el gatillo del cañón de cadena. Todavía le quedaban algunas balas, pero si intentaba levantar la mano…
WHOOOOSSSHHH.
Pasó otro cohete. Quienquiera que manejara el lanzacohetes era un mal tirador.
Gracias a Dios.
Murphy llevaba encima una pistola. La sacó de la funda. Se agachó debajo del borde del arco. El primer hombre que apareciera allí iba a recibir una bala en la cabeza. Después de esto…
Pero no eran tan tontos. De repente apareció una granada, rebotando dentro de la proa del bote como una pelota de goma. Hizo ruidos metálicos sólidos mientras rebotaba. Murphy la recogió, esperó un momento y la arrojó de vuelta.
Un instante después: BUUUUUUM.
Alguien por ahí gritó. Llovió tierra, hielo, sangre y carne.
Estaban allí mismo, arrastrándose hacia él.
Las respiraciones de Murphy se convirtieron en ásperos pitidos. No iba a durar. Estaba superado. Fue superado en armas. No podía igualarse a ellos; si se asomaba por un costado, le volarían la cabeza. No podía devolver todas las granadas que vinieran. El tipo con el lanzacohetes no iba a fallar toda la noche.
Murphy iba a morir aquí mismo, en este bote.
Su mente se aceleró, buscando opciones.
–Oh Dios —dijo.
Esto pudo haber sido un error.
* * *
Algo había cambiado.
En un momento, parecían estar todos condenados, atrapados en el agua, con el enemigo encima de ellos y disparándoles, ametrallándolos. Ahora estaban nuevamente a la ofensiva, avanzando.
1
ANWR. Siglas de Arctic National Wildlife Refuge. En español: Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico. (Nota de la Traductora)
2
FUBAR. Acrónimo militar de “Fucked Up Beyond All Reason/Recognition/Repair”, que significa “Estamos jodidos sin remedio”. (Nota de la Traductora)