Vecino silencioso - Блейк Пирс 2 стр.


–Sé lo que estás pensando ―dijo Chloe.

–No, no lo sabes. Odio admitir que me gusta esta Chloe que bebe antes del mediodía. Me gusta esta Chloe malhumorada. Pero sería una mala hermana si no te dijera que estoy preocupada por ti. No tienes la personalidad necesaria para que te salga natural el lado oscuro y melancólico de los góticos.

–¿Es por eso que estás aquí? ―preguntó Chloe―. ¿Para decirme que estás preocupada por mí?

–En parte sí. Pero también vine por otra cosa. Y necesito que me escuches por un segundo, ¿de acuerdo?

–Claro ―dijo Chloe mientras ambas se acomodaban en el sofá con sus cervezas. Ella posó sus ojos sobre el diario de su madre en la mesa ratona y su mente brevemente volvió a la sórdida idea de matar a su padre. Y fue en ese preciso momento, con Danielle sentada frente a ella, que supo que jamás podría hacerlo. Ella podía fantasear con ello y hacer todos los planes que quisiera, pero nunca lo haría. Simplemente no era esa clase de persona.

–Hace un tiempo, recuerdo haber visto un programa… una especie de programa como Misterios sin Resolver ―dijo Danielle.

–Espero que esto tenga un sentido―la interrumpió Chloe.

–Sí, tiene sentido. Bien… se trataba de una mujer que salvó la vida de su hermano. Verás… eran gemelos idénticos. Nacieron con cinco minutos de diferencia o algo así. Una noche ella estaba preparando la cena para su familia y de repente, sintió una punzada en el cerebro, como si alguien le hablara. Por la mente se le pasó la idea de que su hermano estaba en problemas. Fue tan fuerte que dejó de hacer lo que estaba haciendo y lo llamó. Cuando él no contestó el teléfono, llamó a la novia de su hermano. La novia fue a la casa del hermano y encontró que alguien había entrado en su casa y le había disparado. Él se estaba desangrando cuando la novia lo encontró, pero ella llamó al 911 y terminó salvándole la vida. Y todo fue gracias a esa extraña sensación que tuvo su hermana gemela.

–De acuerdo…

Danielle puso los ojos en blanco. Chloe pudo ver que estaba eligiendo con cuidado las próximas palabras que saldrían de su boca.

–Estoy sintiendo algo así hace unos cuarenta minutos ―dijo Danielle―. No tan fuerte como lo presentó el programa de televisión, pero lo sentí. Fue bastante fuerte. Y fue… bueno, fue raro.

–Nadie entró ―dijo Chloe―. Nadie me ha disparado.

–Puedo verlo. Pero, no lo sé. Tuve ese extraño sentimiento de hermana. Sentí que tenía que estar aquí. Lo siento si suena tonto. Pero… ¿hay algo que podría haber evitado al aparecer?

Chloe sacudió la cabeza diciendo que no. Pero pensó: «Solo me has impedido planear el asesinato de nuestro padre». Sonrío suavemente y bebió un sorbo de su cerveza.

–Tú no estás bien ―dijo Danielle. Y señaló con la cabeza hacia la botella de cerveza. ―¿Cuántas de estas botellas vacías encontraré en la basura?

–Dos. Y lo siento… pero ¿quién eres tú para preocuparte por los hábitos de bebida de alguien? Es bastante hipócrita de tu parte.

–Oh, no me molesta que bebas. Tú puedes automedicarte como te parezca. Pero lo que sé es que tú no eres de automedicarte. Nunca lo ha sido. Tú eres la lógica, la inteligente. Estoy aquí porque has empezado a usar mis viejas estrategias para manejar las cosas. Eso es lo que me preocupa.

–Estoy bien, Danielle.

Danielle se cruzó de brazos y se reclinó en el sofá. Si había alguna posibilidad de salvar la conversación, Chloe sintió que desaparecía con ese simple gesto. La expresión de Danielle parecía hacer notar su descontento.

–¿Debo olvidar todo el año pasado cuando tú declarabas que papá era inocente? ¿Debo olvidar nuestras peleas a causa de él, y tú siempre apoyándolo? En mi opinión, me merezco algo de honestidad, Chloe. No soy estúpida. Este descubrimiento que te mostró cómo era papá realmente te ha afectado mucho.

–Por supuesto que sí.

–Así que dime lo que estás pensando. Dime qué hacemos ahora. Si soy honesta contigo, no entiendo por qué no lo has entregado a las autoridades todavía. ¿El diario no suficiente para condenarlo?

–¿No crees que he pensado en eso? ―le preguntó Chloe, empezando a enojarse un poco―. Y no, el diario no es suficiente. Podría ser suficiente para reabrir el caso, pero eso es todo. No hay evidencia sólida, y lo que lo hace aún más difícil es el hecho de que ya hubo un juicio y que nuestro padre ya fue puesto en prisión y luego liberado. Si a todo eso le sumas la reciente condena de Ruthanne Carwile, lo que se obtiene es un gran lío.

–¿Me estás diciendo es que probablemente se salga con la suya?

Chloe no le respondió. Terminó el resto de su cerveza y entró en la cocina. Abrió la puerta del refrigerador para tomar otra pero luego se detuvo. Lentamente, la cerró de nuevo y se apoyó en el pequeño mostrador de la cocina.

–Soy consciente de que esto es mayormente mi culpa ―dijo Chloe. Esto le fue difícil de admitir. Esas palabras le supieron amargas cuando salían de su boca.

–No estoy aquí para culparte, Chloe.

–Lo sé, pero es lo que estás pensando. Y no te culpo. Ahora que he visto lo que había en ese diario y es cómo que… No sé… como que ahora lo veo todo… Yo también pienso que es mi culpa. Si te hubiera escuchado antes de que todo esto hubiera empezado las cosas habrían sido diferentes. Antes de Ruthanne, antes de conseguir mi trabajo en el FBI…

–No hagas eso. Concentrémonos en el futuro. Averigüemos qué podemos hacer.

–¡No hay nada que hacer!

Chloe se sorprendió a sí misma cuando se escuchó gritarle esas palabras a su hermana. Pero luego de decirlas, ya no había vuelta atrás.

–Chloe, yo…

–Arruiné todo. Te fallé a ti, a mamá y a mí. Esta soy yo ahora. Tengo que vivir con esto y solo…

–Pero podemos resolverlo juntas, ¿verdad? Mira, no me molesta esta inversión de roles, pero no soporto verte torturándote a ti misma de esta manera.

–Ahora no, no puedo lidiar con ello ahora mismo. Tengo que resolver algunas cosas.

–Entonces déjame ayudarte.

Chloe se sintió sofocada. También sintió que estaba a punto de explotar otra vez, pero apretó los puños y fue capaz de calmarlo.

–Danielle ―dijo tan lenta y pacientemente como pudo―, aprecio tu intención y te amo por estar tan preocupada. Pero por ahora necesito manejar esto sola. Entre más molestes y presiones, más difícil será. Así que, por favor… solo por ahora… ¿puedes irte?

Chloe vio como cambiaba la expresión de Danielle. Parecía decepcionada. O tal vez era algo más parecido a la tristeza. Chloe no lo sabía y, francamente, en ese momento no le importaba.

Danielle dejó su cerveza casi llena en la mesa ratona, y se puso de pie.

–Quiero que me llames cuando termines de estar distante.

–No estoy distante.

–No sé cómo estás ―dijo Danielle mientras abría la puerta para irse―. Pero distante sonaba mejor que decir que te comportas como una perra.

Antes de que Chloe pudiera responderle algo, Danielle se fue, cerrando la puerta detrás de ella.

Chloe hubiera deseado que Danielle cerrara la puerta de un portazo. De esa forma, al menos sabría que había algún tipo de sentimiento, alguna señal de que Danielle estaba tan enojada como Chloe. Pero solo se escuchó el suave clic de la puerta al cerrarse y nada más.

Chloe se sentó en silencio durante el resto de la tarde y todo lo que había logrado al día siguiente era aumentar el número de botellas de cerveza vacías en la basura.

CAPÍTULO DOS

El domingo, Chloe estaba sentada en el estacionamiento para visitantes fuera del Centro de Detención de Washington DC. Miró el edificio por un momento antes de salir del coche, tratando de entender exactamente por qué estaba allí.

Sabía la respuesta, pero era algo difícil de aceptar. Estaba allí porque extrañaba a Moulton. Era una verdad que nunca diría en voz alta, era un tema delicado que tenía problemas para procesar. Pero la pura y simple verdad era que necesitaba a alguien que la consolara y desde que se había mudado a Washington, Moulton había ocupado el lugar de esa figura. Curiosamente, era algo de lo que no se había dado cuenta hasta que él fue enviado a prisión por su papel en un fraude financiero.

Al principio, ella pensaba que solo lo extrañaba por la intimidad física, por la necesidad de ser apoyada por un hombre cuando se sentía desanimada y perdida. Pero cuando Danielle se fue ayer de su casa y Chloe se vio a sí misma desesperada por hablar con alguien sobre lo que le estaba pasando, la única persona que se le vino a la mente fue Moulton.

Con el último empujón para motivarse, Chloe salió de su coche y entró por la puerta principal. Usó su identificación federal para entrar, se registró, y luego se sentó en una zona de espera mientras un guardia era enviado a buscar al agente Moulton. La zona de espera estaba casi vacía, aparentemente el domingo no era el día más popular para visitar a los seres queridos en prisión.

No habían pasado ni cinco minutos cuando Moulton apareció por la puerta del fondo de la habitación. La habitación en sí parecía como una especie de salón. Chloe estaba sentada en un sofá, y Moulton se acercó lentamente. La miró con una sonrisa escéptica, como si tratara de entender qué hacia ella ahí.

–¿Te parece bien si me siento aquí? ―preguntó inseguro.

–Sí ―dijo ella, moviéndose para dejarle espacio en el sofá.

–Me alegra verte ―dijo enseguida―. Pero tengo que admitir que también es algo muy inesperado.

–¿Cómo te están tratando aquí?

Puso los ojos en blanco y suspiró. ―Son sobre todo tipos como yo que están aquí por crímenes de guante blanco. No me preocupa que me ataquen en las duchas o que me golpeen en el patio, si a eso es a lo que te refieres. Pero no quiero ni hablar de eso. ¿Cómo va el trabajo? ¿Estás trabajando en algo interesante?

–No. Me pusieron a Rhodes como compañera. Ella y yo hemos estado trabajando en un proyecto de perfiles. A veces se torna un poco aburrido, pero nos mantiene ocupadas.

–¿Se están llevando bien?

–Mucho mejor que la primera vez, eso es seguro.

Él se acercó a ella y volvió a mirarla con una expresión escéptica.

–¿Qué te trae por aquí, Fine?

–Quería verte.

Él sonrió.

–Eso me hace sentir mucho mejor de lo que debería. Pero no me lo creo. No creo que hayas venido solo por eso. ¿Qué pasa?

Ella apartó la vista, empezando a sentirse avergonzada. Mientras se volvía hacia él, finalmente fue capaz de darle una respuesta―: Es por mi padre.

–¿Tu padre? ¿El que apareció en tu vida de nuevo hace unos meses? ¿El que pasó la gran parte de los últimos veinte años en prisión?

–Sí, ese mismo.

–Pensé que estabas feliz por eso, a grandes rasgos al menos.

–Lo estaba. Pero, sucedió algo más. Y luego algo más. Ha sido una gran pila de basura que se sigue acumulando. Y esta última cosa que descubrí… no lo sé. Creo que solo necesito la opinión de alguien que no tenga una conexión con él.

–¿Tal vez de alguien con quien hayas trabajado de cerca antes de que lo metieran en la cárcel?

–Tal vez ―dijo ella, sonriéndole de una forma que parecía bastante coqueta.

–Bueno, escuchar la historia será lo más interesante que me ha sucedido en las últimas dos semanas más o menos. Así que cuéntamela.

A Chloe le tomó unos segundos encontrar el coraje para hablar de un tema tan personal, pero sabía que tenía que hacerlo. Y cuando empezó a contarle a Moulton las constantes advertencias de Danielle sobre su padre y las revelaciones descubiertas en el diario, entendió que se había negado a discutirlo con Danielle porque esto la hacía ver vulnerable. Y Danielle nunca la había visto en ese estado.

Incluso cuando le contó todo a Moulton, omitió algunos de los detalles más privados, especialmente los que eran recuerdos relacionados con la muerte de su madre. Pero haber podido contar una gran parte de ello fue de gran ayuda. Ella sabía en lo profundo de su ser que esto no era más que una sesión de desahogo. Sin importar lo que fuera, lo importante era que se sentía como si le hubieran quitado un peso de los hombros.

Fue de gran ayuda que Moulton nunca la cuestionó ni expresó con su rostro lo que pensaba de todo el asunto. Él sabía lo que ella necesitaba, solo necesitaba alguien que la escuchara, alguien que tal vez incluso le diera algún consejo.

–Voy a asumir que ya has considerado presentarle esto a Johnson ―le preguntó él cuando ella terminó.

–Sí, he pensado mucho en ello. Pero tú sabes tan bien como yo que no harán nada por unas pocas anotaciones escritas en un diario hace dos décadas. En todo caso, eso solo haría que él se dé cuenta de lo que sucede. En el momento en que la policía o el FBI empiecen a interrogarlo, él sabrá que algo pasa.

–¿Crees que huiría? ―preguntó Moulton.

–No lo sé. Debes recordar que no lo conozco tan bien, él ha pasado la mayor parte de mi vida en prisión.

–¿Y qué hay de ti y tu hermana? ¿Se sienten seguras? ¿Crees que él llegaría a perseguirlas si sucede algo?

–Lo dudo. Todavía me ve como su confidente. Aunque estoy segura de que debe estar pensando que está sucediendo algo raro ya que no le he devuelto sus llamadas ni he respondido sus mensajes. Y no contesto a la puerta cuando viene.

Moulton asintió en señal de comprensión. Él la miraba de una manera que la hacía sentir un poco incómoda. Era la misma mirada que ella había visto hace un mes más o menos cuando casi se habían acostado. Y tenía que aceptar que realmente quería besarlo ahora.

–Ya sabes lo que tienes que hacer ―dijo él―. No sé si viniste aquí esperando que te apoyara o qué.

–Lo sé.

–Entonces dilo. Dilo en voz alta y hazlo real.

–Necesito averiguarlo por mí misma. No es una investigación oficial, pero solo quiero… mantenerlo vigilado, supongo.

–¿Crees que eso implica que vuelvas a contactarlo? ―preguntó Moulton―. ¿Tal vez seguir como si todo fuera como antes de que leyeras el diario de tu madre?

–No lo sé.

Moulton cortó con un suspiro el breve silencio que se instaló entre ellos.

–Me perderé muchas cosas por lo que hice ―dijo él―. Honestamente, demasiadas cosas si lo pienso con detenimiento. Y ya me estoy empezando a arrepentir del hecho de que creo que tú y yo podríamos haber estado muy bien juntos.

–Estoy tratando de no pensar en eso.

Él asintió, la miró a los ojos y se acercó lentamente. Ella se sintió atraída hacia él como un imán, incluso pudo sentir como sus labios se empezaban a abrir para recibir su beso. Pero ella giró la cabeza en el último momento.

–Lo siento. No puedo. Con todo este asunto con mi padre, lo último que necesito es una extraña y tensa relación con un criminal.

Él se rio y apoyó su cabeza juguetonamente sobre el hombro de ella.

–Tienes razón ―dijo él, levantando la cabeza y mirándola―. Pero, oye… haré uso de mis derechos para poder llamarte cuando salga de aquí.

–¿Y en cuánto tiempo será eso? ―preguntó Chloe.

–Oficialmente, dentro de unos pocos años. Pero gracias a un comportamiento ejemplar y a algunas lagunas legales del FBI, nada es claro todavía. Podría ser tan poco como ocho meses.

–Bien… te contestaré la llamada ―dijo ella.

–Eso es algo que puedo esperar con ansias, eso es bueno. Porque este lugar es horrible. Sin embargo, la comida es mejor de lo que esperaba.

Este encuentro la había hecho recordar por qué disfrutaba de la compañía de Moulton. Había logrado transformar la incómoda charla sobre su padre en otra cosa. Y lo había hecho sin que ella sintiera que lo estaba molestando.

Se sentaron en el sofá durante otros quince minutos mientras Moulton le contaba cómo había sido su vida en las últimas semanas. Él se lo estaba tomando con calma y no tenía problemas en admitir su culpa y remordimiento. A Chloe le hizo bien escucharlo, no solo porque creía que era un buen hombre en el fondo, sino porque también le demostraba que la gente era capaz de ser honesta.

Y a causa del caos que podía sentir que estaba a punto de estallar entre ella, Danielle y su padre, estar en presencia de cualquier tipo de honestidad era muy refrescante.

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