Nancy Kress
"Con energía y con vigilia constante, id adelante y traednos victorias."
Abraham Lincoln, al Mayor General Joseph Hooker, 1863.
I
Se sentaron tiesos en sus antiguas sillas Eames, dos personas que no deseaban estar allí, o una que no lo deseaba y otra que se resentía por la resistencia de la otra. El doctor Ong ya lo había visto antes. En dos minutos estuvo seguro: la que se resistía furiosamente era la mujer. Perdería. El hombre lo pagaría luego, con pequeñeces, por mucho tiempo.
– Supongo que ya pidieron los informes financieros necesarios -dijo amablemente Roger Camden-, de modo que vayamos directamente a los detalles, ¿de acuerdo, doctor?
– Seguro -dijo Ong-. ¿Por qué no empieza por decirme todas las modificaciones genéticas que desea para el bebé?
La mujer se volvió repentinamente en la silla. Tenía entre veinticinco y treinta años -obviamente una segunda esposa- pero ya parecía decaída, como si convivir con Roger Camden la estuviera desgastando. No le extrañaría en lo más mínimo, pensó Ong, que así fuera. El cabello de la señora Camden era castaño, sus ojos eran castaños, su piel tenía un tinte castaño que habría sido bonito con algo de color en las mejillas. Llevaba un abrigo castaño, ni barato ni a la moda, y zapatos que parecían vagamente ortopédicos. Ong buscó en los informes su nombre: Elizabeth. Apostó a que la gente lo olvidaba a menudo.
Junto a ella, Roger Camden irradiaba una nerviosa vitalidad; un hombre de edad algo más que mediana, cuya cabeza en forma de bala no casaba con el cuidadoso corte de pelo y el traje de negocios de seda italiana.
Ong no necesitó consultar sus informes para recordar algo sobre Roger Camden. Una caricatura de su cabeza de bala había sido la principal ilustración de la edición por cable del
– Normas de juego limpio…
– … pensadas para proteger a las minorías cuando actúan como proveedores. Sé que nunca se aplicaron en el caso de clientes, excepto para limitaciones en instalaciones de energía-Y.
Pero se puede hacer la prueba, doctor Ong. Las minorías tienen derecho a que se les ofrezca el mismo producto que a los que no son minoría. Sé que al Instituto no le caería bien un juicio, Doctor. Ninguna de sus veinte familias de la prueba genética beta es negra o judía.
– ¡Un juicio!… ¡pero usted no es negro