Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк 16 стр.


Al domingo siguiente fuimos todos a la iglesia, a unas tres millas, todos a caballo. Los hombres se llevaron las escopetas, y Buck tambien, y las mantuvieron entre las rodillas o las dejaron a mano apoyadas en la pared. Los Shepherdson hicieron lo mismo: fue un sermon de lo mas corriente: todo sobre el amor fraterno y tonterias por el estilo; pero todo el mundo dijo que era un buen sermon y hablaron de el en el camino de vuelta, y tenian tantas cosas que decir de la fe y las buenas obras y la gracia santificante y la predeterminacion y no se que mas que me parecio uno de los peores domingos de mi vida.

Mas o menos una hora despues de comer todo el mundo dormia la siesta, algunos en sus sillas y otros en sus habitaciones, y resultaba todo muy aburrido. Buck y un perro estaban tirados en la hierba al sol, dormidos como troncos. Yo subi a nuestra habitacion pensando en echarme tambien la siesta. Vi a la encantadora senorita Sophia de pie en su puerta, que estaba al lado de la nuestra, y me hizo pasar a su habitacion, cerro la puerta sin hacer ruido y me pregunto si la queria, y yo le conteste que si, y me pregunto si le haria un favor sin decirselo a nadie y le dije que si. Entonces me conto que se habia olvidado el Nuevo Testamento y lo habia dejado en el asiento de la iglesia entre otros dos libros, y que si no querria yo salir en silencio e ir a buscarselo sin decirle nada a nadie. Le dije que si. Asi que me marche tranquilamente por el camino y en la iglesia no habia nadie, salvo quiza un cerdo o dos, porque la puerta no tenia cerradura y a los cerdos les gustan los suelos apisonados en verano, porque estan frescos. Si se fija uno, casi nadie va a la iglesia mas que cuando es obligatorio, pero los cerdos son diferentes.

Me dije: «Algo pasa; no es natural que una chica se preocupe tanto por un Nuevo Testamento», por eso lo sacudi y se cayo un trocito de papel que tenia escrito a lapiz: «A las dos y media». Segui buscando pero no encontre nada mas. Aquello no me decia nada, asi que volvi a poner el papel en el libro y cuando regrese a casa y subi las escaleras la senorita Sophia estaba en su puerta esperandome. Me hizo entrar y cerro la puerta; despues busco en el Nuevo Testamento hasta que encontro el papel, y en cuanto lo leyo parecio ponerse muy contenta; y antes de que uno pudiera darse cuenta, me agarro y me dio un abrazo diciendo que yo era el mejor chico del mundo y que no se lo contara a nadie. Se le enrojecio mucho la cara un momento, se le iluminaron los ojos y estaba muy guapa. Yo me quede muy asombrado, pero cuando recupere el aliento le pregunte que decia el papel, y ella me pregunto si lo habia leido, y cuando dije que no, me pregunto si sabia leer manuscritos y yo respondi que solo letra de imprenta, y entonces ella dijo que el papel no era mas que para senalar hasta donde habia llegado y que ya podia irme a jugar.

Baje al rio pensando en todo aquello y en seguida me di cuenta de que mi negro me venia siguiendo. Cuando perdimos de vista la casa, miro atras y todo en derredor un segundo, y despues llego corriendo y me dijo:

—Sito George, si viene usted al pantano le enseno un monton de culebras de agua.

A mi me parecio muy curioso; lo mismo habia dicho ayer. Tenia que saber que a uno no le gustan tanto las culebras de agua como para ir a verlas. ?Que andaria buscando? Asi que le dije:

—Bueno; ve tu por delante.

Lo segui media milla; despues llego al pantano y lo vadeo con el agua hasta los tobillos otra media milla mas. Llegamos a un trozo de tierra llana y seca, llena de arboles, arbustos y hiedras, y me dijo:

—De usted unos pasos por ahi dentro, sito George; ahi es donde estan. Yo ya las he visto bastante.

Despues se alejo y en seguida quedo tapado por los arboles. Anduve buscando por alli hasta llegar a un sitio abierto, del tamano de un dormitorio, todo rodeado de hiedra, y alli vi a un hombre que estaba dormido; y ?por todos los diablos, era mi viejo Jim!

Lo desperte y crei que el se iba a sorprender mucho al verme, pero no. Casi lloro de alegria, pero no estaba sorprendido. Dijo que habia nadado por detras de mi aquella noche que habia oido todos mis gritos, pero no se habia atrevido a responder, porque no queria que nadie lo recogiera y lo devolviese a la esclavitud. Y siguio diciendo:

—Me hice algo de dano y no podia nadar rapido, asi que hacia el final ya estaba muy lejos de ti; cuando llegaste a tierra calcule que podia alcanzarte sin tener que gritar, pero cuando vi aquella casa empece a ir mas lento. Estaba demasiado lejos para oir lo que te decian; me daban miedo los perros, pero cuando todo volvio a quedarse tranquilo comprendi que estabas en la casa, asi que me fui al bosque a esperar que amaneciese. A la manana temprano llegaron algunos de los negros que iban a los campos y me llevaron con ellos y me trajeron aqui, donde no me pueden encontrar los perros gracias al agua, y me traen cosas de comer todas las noches y me dicen como te va.

—Pero, ?por que no le dijiste a mi Jack que me trajera antes, Jim?

—Bueno, no merecia la pena molestarte, Huck, hasta que pudieramos hacer algo, pero ahora ya esta bien. Me he dedicado a comprar cacharros y comida cuando he podido y a arreglar la balsa por las noches cuando…

—?Que balsa, Jim?

—Nuestra vieja balsa.

—?Vas a decirme que nuestra vieja balsa no se quedo hecha pedazos?

—No, na de eso. Se quedo bastante destrozada por uno de los extremos, pero no paso nada grave, solo que perdimos casi todas las trampas. Y si no hubieramos buceado tanto y nadado tan lejos por debajo del agua, si la noche no hubiera sido tan oscura, no hubieramos estado tan asustados ni nos hubieramos puesto tan nerviosos, como aquel que dice, habriamos visto la balsa. Pero mas vale asi, porque ahora esta toda arreglada y practicamente nueva y tenemos montones de cosas nuevas en lugar de las que perdimos.

—Pero, ?como volviste a conseguir la balsa, Jim? ?La fuiste a atrapar?

—?Como voy a atraparla si estoy en el bosque? No; algunos de los negros la encontraron embarrancada entre unas rocas ahi donde la curva y la escondieron en un regato entre los sauces, y tanto discutieron para saber cual se iba a quedar con ella que en seguida me entere yo, asi que arregle el problema diciendoles que no era de ninguno de ellos, sino tuya y mia; y les pregunte si iban a quedarse con la propiedad de un joven caballero blanco, solo para llevarse unos latigazos. Entonces les di diez centavos a cada uno y se quedaron muy satisfechos pensando que ojala llegasen mas balsas para volver a hacerse ricos. Estos negros se portan muy bien conmigo, y cuando quiero que hagan algo no tengo que pedirselo dos veces, mi nino. Ese Jack es un buen negro, y listo.

—Si, es verdad. Nunca me ha dicho que estabas aqui; me dijo que viniera y que me ensenaria un monton de culebras de agua. Si pasa algo, el no tiene nada que ver. Puede decir que nunca nos ha visto juntos, y dira la verdad.

No quiero contar mucho del dia siguiente. Creo que voy a resumirlo. Me desperte hacia el amanecer e iba a darme la vuelta para volverme a dormir cuando note que no se oia ni un ruido; era como si nada se moviera. Aquello no era normal. Despues vi que Buck se habia levantado y se habia ido. Bueno, entonces me levante yo extranado y baje la escalera y no habia nadie; todo estaba mas silencioso que una tumba. E igual afuera. Pense: «?Que significa esto?» Donde estaba la lena me encontre con mi Jack y le pregunte:

—?Que pasa?

Me contesto:

—?No lo sabe usted, sito George?

—No. No se nada.

—Bueno, ?pues la sita Sophia se ha escapado! De verdad de la buena. Se ha escapado esta noche y nadie sabe a que hora; se ha escapado para casarse con el joven ese Harney Shepherdson, ya sabe… por lo menos eso creen. La familia se entero hace una media hora, a lo mejor algo mas, y le aseguro que no han perdido tiempo; ?en su vida ha visto manera igual de buscar escopetas y caballos! Las mujeres han ido a buscar parientes, el viejo senor Saul y los chicos se han llevado las escopetas y han salido a la carretera para tratar de cazar a ese joven y matarlo antes de que pueda cruzar el rio con sita Sophia. Me paice que vienen tiempos muy malos.

—Y Buck se marcho sin decirme nada.

—?Hombre, pues claro! No iban a mezclarlo a usted en eso. El sito Buck cargo la escopeta y dijo que volveria a casa con un Shepherdson muerto. Bueno, seguro que va a haber muchos de ellos y que se trae a uno si tiene la oportunidad.

Eche a correr por el camino del rio a toda la velocidad que pude. En seguida empece a oir disparos bastante lejos. Cuando llegue al almacen de troncos y el monton de lena donde atracan los barcos de vapor, me fui metiendo bajo los arboles y las matas hasta llegar a un buen sitio y despues me subi a la cruz de un alamillo donde no alcanzaban las balas, y mire. Habia madera apilada a cuatro pies de alto un poco por delante de mi arbol, y primero me iba a esconder alli detras, pero quiza fue una suerte que no lo hiciera.

En el campo abierto delante del almacen de troncos habia cuatro o cinco hombres que daban vueltas en sus caballos, maldecian y gritaban y trataban de alcanzar a un par de muchachos que estaban detras del monton de madera junto al desembarcadero, pero no podian llegar. Cada vez que uno de ellos se asomaba del lado del rio del monton de lena, le pegaban un tiro. Los dos chicos se daban la espalda detras de las maderas, para poder disparar en todos los sentidos.

Paso un rato y los hombres dejaron de dar vueltas y gritar. Echaron a correr hacia el almacen, y entonces uno de los muchachos apunto fijo por encima de las maderas y apeo a uno de la silla. Todos los hombres desmontaron de sus caballos, agarraron al herido y empezaron a llevarlo hacia el almacen, y en aquel momento los dos chicos echaron a correr. Se encontraban a mitad de camino del arbol en el que estaba yo antes de que los hombres se dieran cuenta. Entonces los vieron y saltaron a sus caballos y se lanzaron tras ellos. Fueron ganando terreno a los muchachos, pero no les valio de nada porque estos les llevaban bastante ventaja; llegaron al monton de maderos que habia delante de mi arbol y se metieron detras de el, de forma que volvian a estar protegidos contra los hombres. Uno de los muchachos era Buck y el otro era un chico delgado de unos diecinueve anos. Los hombres dieron vueltas un rato y despues se marcharon. En cuanto se perdieron de vista llame a Buck para que me viese. Al principio no comprendia por que le llegaba mi voz desde un arbol. Estaba la mar de sorprendido. Me dijo que permaneciera muy atento y que se lo dijera cuando volvieran a aparecer los hombres; dijo que estaban preparando alguna faena y que no iban a tardar. Yo preferia marcharme de aquel arbol, pero no me atrevia a bajar. Buck empezo a gritar y a maldecir, y juro que el y su primo Joe (que era el otro muchacho) iban a vengarse aquel mismo dia. Dijo que habian matado a su padre y sus dos hermanos y que habian muerto dos o tres de los enemigos. Dijo que los Shepherdson los esperaban en una emboscada. Buck anadio que su padre y sus hermanos tenian que haber esperado a sus parientes, porque los Shepherdson eran demasiados para ellos. Le pregunte que iba a pasar con el joven Harney y la senorita Sophia. Respondio que ya habian cruzado el rio y estaban a salvo. Me alegre, pero Buck estaba enfadadisimo por no haber matado a Harney el dia que le habia disparado; en mi vida he oido a nadie decir cosas asi.

De pronto, ?bang! ?bang! ?bang!, sonaron tres o cuatro escopetas. ?Los hombres habian avanzado juntos entre los arboles y venian por atras con sus caballos! Los chicos corrieron hacia el rio (heridos los dos), y mientras nadaban en el sentido de la corriente, los hombres corrian por la ribera disparando contra ellos y gritando: «?Matadlos, matadlos!» Me senti tan mal que casi me cai del arbol. No voy a contar todo lo que paso porque si lo contara volveria a ponerme malo. Hubiera preferido no haber llegado nunca a la orilla aquella noche para ver despues cosas asi. Nunca las voy a olvidar: todavia sueno con ellas montones de veces.

Me quede en el arbol hasta que empezo a oscurecer, porque me daba miedo bajar. A veces oia disparos a lo lejos, en el bosque, y dos veces vi grupitos de hombres que galopaban junto al almacen de troncos con escopetas, asi que calcule que continuaba la pelea. Me sentia tan desanimado que decidi no volver a acercarme a aquella casa, porque pensaba que por algun motivo yo tenia la culpa. Pensaba que aquel trozo de papel significaba que la senorita Sophia tenia que reunirse con Harney en alguna parte a las dos y media para fugarse, y que tendria que haberle contado a su padre lo del papel y la forma tan rara en que actuaba, y que entonces a lo mejor el la habria encerrado y nunca habria pasado todo aquel horror.

Cuando me baje del arbol, me deslice un rato por la orilla, encontre los dos cadaveres al borde del agua y tire de ellos hasta dejarlos en seco; despues les tape la cara y me marche a toda la velocidad que pude. Llore un poco mientras tapaba a Buck, porque se habia portado muy bien conmigo.

Acababa de oscurecer. No volvi a acercarme a la casa, sino que fui por el bosque hasta el pantano. Jim no estaba en su isla, asi que fui corriendo hacia el arroyo y me meti entre los sauces, listo para saltar a bordo y marcharme de aquel sitio tan horrible. ?La balsa habia desaparecido! ?Dios mio, que susto me lleve! Me quede sin respiracion casi un minuto. Despues logre gritar. Una voz, a menos de veinticinco pies de mi, dice:

—?Atiza! ?Eres tu, mi nino? No hagas ruido.

Era la voz de Jim, y nunca habia oido nada tan agradable. Corri un poco por la ribera y subi a bordo; Jim me agarro y me abrazo de contento que estaba de verme y dice:

—Dios te bendiga, nino, estaba seguro que habias vuelto a morir. Ha estado Jack y dice que creia que te habian pegado un tiro porque no habias vuelto a casa, asi que en este momento iba a bajar la balsa por el arroyo para estar listo para marcharme en cuanto volviese Jack y me dijera que seguro que habias muerto. Dios mio, cuanto me alegro de que hayas vuelto, mi nino.

Y voy yo y digo:

—Esta bien; esta muy bien; no me van a encontrar y creeran que he muerto y que he bajado flotando por el rio… Alli arriba hay algo que les ayudara a creerselo, asi que no pierdas tiempo, Jim, vamos a buscar el agua grande lo mas rapido que puedas.

No me quede tranquilo hasta que la balsa bajo dos millas por el centro del Mississippi. Despues colgamos nuestro farol de senales y calculamos que ya volviamos a estar libres y a salvo. Yo no habia comido nada desde ayer, asi que Jim saco unos bollos de maiz y leche con nata, y carne de cerdo con col y berzas (no hay nada mejor en el mundo cuando esta bien guisado) y mientras yo cenaba charlamos y pasamos un buen rato. Yo me alegraba mucho de alejarme de las venganzas de sangre, y Jim del pantano. Dijimos que no habia casa como una balsa, despues de todo. Otros sitios pueden parecer abarrotados y sofocantes, pero una balsa no. En una balsa se siente uno muy libre y tranquilo.

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