Las aventuras de Huckleberry Finn - Твен Марк 6 стр.


Al cabo de un rato llegaron, y el barco se acerco tanto que podian haber echado una plancha para bajar a tierra. En el barco estaban casi todos: padre y el juez Thatcher y Becky Thatcher, y Joe Harper, y Tom Sawyer y su vieja tia Polly y Sid y Mary y muchos mas. Todo el mundo hablaba del asesinato, pero el capitan va y les interrumpe y dice:

—Atentos ahora; aqui es donde mas se acerca la corriente y a lo mejor ha llegado flotando a la orilla y esta enredado entre la maleza al borde del agua. Por lo menos, eso es lo que yo espero.

Yo no lo esperaba. Se amontonaron todos para mirar por encima de la barandilla, y casi me daban en la cara, y no hacian mas que mirar, mirar con todas sus fuerzas. Yo los veia de primera, pero ellos a mi, no. Entonces el capitan grito: «?Apartense!», y el canon solto tal zambombazo justo a mi lado que me dejo sordo del ruido y casi ciego del humo, y crei que me iba a morir. Si hubieran puesto algo de carga, calculo que habrian conseguido el cadaver que buscaban. Bueno, vi que no estaba herido, gracias a Dios. El barco siguio flotando y desaparecio por la punta de la isla. De vez en cuando oia los canonazos, cada vez mas lejos, y al cabo de un rato, una hora o asi, ya no los oia. La isla tenia tres millas de largo. Pense que habian llegado al final y renunciaban; pero todavia no. Dieron la vuelta a la isla y subieron a vapor rio arriba por el lado de Missouri, soltando canonazos de vez en cuando segun avanzaban. Pase a aquel lado y los mire. Cuando llegaron a la otra punta de la isla dejaron de disparar y fueron hacia la ribera de Missouri y volvieron al pueblo.

Ahora comprendi que ya estaba a salvo. Nadie iba a venir a buscarme. Saque las trampas de la canoa y me prepare un buen campamento en medio del bosque. Hice una especie de tienda con las mantas para poner mis cosas debajo de ella y que no las mojara la lluvia. Pesque un pez gato, lo abri con el serrucho y hacia el anochecer encendi mi hoguera y cene. Despues eche un sedal para pescar algo que desayunar.

Cuando oscurecio del todo me quede sentado, fumando junto a la hoguera, y me senti muy satisfecho; pero despues de un rato empece a sentirme solo, asi que fui a sentarme a la ribera a oir el chapotear del agua y conte las estrellas y los troncos que bajaban a la deriva y las balsas y despues me acoste; no hay mejor forma de pasar el tiempo cuando se siente uno solo; no se puede continuar asi y al cabo de un rato se pasa.

Y asi pasaron tres dias con sus noches. Ningun cambio: siempre lo mismo. Pero al dia siguiente fui a explorar toda la isla. Yo era el amo; todo era mio, como quien dice, y queria conocerla entera, pero sobre todo queria pasar el rato. Encontre montones de fresas, maduras y estupendas, y uvas verdes de verano y moras verdes, y ya estaban a salir las moras negras. Pense que todo me vendria muy bien con el tiempo.

Bueno, fui entreteniendome por dentro del bosque hasta que me parecio que no estaba lejos de la punta de la isla. Habia llevado mi escopeta, pero no habia disparado contra nada; era para protegerme; pense que ya encontraria algo que cazar cerca de casa. Entonces casi pise una serpiente de buen tamano, que se fue reptando entre la hierba y las flores, y yo detras de ella, tratando de pegarle un tiro. Iba a buena marcha cuando de repente me encontre con las cenizas de una hoguera que todavia echaba humo.

Me dio un salto el corazon entre los pulmones. No espere a seguir mirando mas alla, sino que arme la escopeta y fui en silencio de puntillas a toda la velocidad que pude. De vez en cuando me paraba un momento entre las hojas y escuchaba, pero respiraba tan fuerte que no podia oir nada mas. Segui avanzando algo y volvi a escuchar, y asi una vez despues de otra. Si veia un tocon creia que era un hombre; si pisaba una ramita y la rompia, me sentia como si alguien me hubiera cortado el aliento en dos y no me quedase mas que la mitad, y encima la mas corta.

Cuando llegue al campamento no me sentia muy tranquilo ni muy valiente, pero voy y digo: «No es momento para hacer el tonto». Asi que volvi a meter todas mis trampas en la canoa para que nadie las pudiera ver, apague la hoguera y esparci las cenizas por ahi para que pareciese un campamento antiguo, del ano pasado, y despues me subi a un arbol.

Creo que pasaria dos horas en el arbol, pero no vi nada. No oi nada; solo me parecia haber oido y visto por lo menos mil cosas. Bueno, tampoco me podia quedar alli eternamente, asi que por fin me baje, pero segui en el centro del bosque y alerta todo el tiempo. No podia comer mas que moras y lo que quedaba del desayuno.

Cuando se hizo bien de noche tenia bastante hambre, asi que cuando estaba oscuro del todo me meti en silencio en el agua antes de que saliera la luna y fui a remo a la ribera de Illinois: aproximadamente un cuarto de milla. Sali al bosque, me cocine algo que cenar y practicamente me habia decidido a pasar alli toda la noche cuando oi un clip clop y me dije que venian caballos; y despues oi voces de gente. Meti todo en la canoa lo mas rapido que pude y me arrastre por el bosque a ver si me enteraba de algo. No habia avanzado mucho cuando oigo decir a alguien:

—Mas nos vale acampar aqui si encontramos un buen sitio; los caballos estan muy cansados. Vamos a mirar. No espere, sino que me aparte y comence a alejarme en silencio. Volvi a amarrar en el sitio de antes y calcule que dormiria en la canoa.

No dormi mucho. No se por que, pero no podia, porque estaba pensando. Y cada vez que me despertaba creia que alguien me tenia agarrado por el cuello. Asi que el sueno no me valio de nada. Al cabo de un rato voy y me digo: «No puedo seguir viviendo asi; voy a enterarme de quien esta en la isla conmigo; o me entero o me muero». Bueno, inmediatamente me senti mejor.

Asi que agarre el remo y baje a solo uno o dos pasos de la ribera, y despues deje que la canoa se metiera sola entre las sombras. Brillaba la luna, y donde no habia sombra casi era como la luz del dia. Estuve buscando casi una hora, en medio de un silencio como una tumba, mientras todo dormia. Bueno, para entonces ya habia llegado casi a la punta de la isla. Empezo a soplar una brisa suave, rizada y fresca, que era como decir que estaba a punto de terminar la noche. Di un golpe de remo y acerque la canoa a la ribera; despues saque la escopeta y fui deslizandome hasta el borde del bosque. Alli me quede sentado en un tronco, mirando entre las hojas. Vi que la luna terminaba su turno y que el rio empezaba a ponerse oscuro. Pero al cabo de un rato vi una franja palida por encima de los arboles y supe que llegaba el dia. Asi que saque la escopeta y avanze hacia donde me habia encontrado con aquella hoguera, parandome a escuchar cada minuto o dos minutos. Pero no se por que no tuve suerte; era como si no pudiera encontrar el sitio. Pero al cabo de un rato, por fin, vi un resto del resplandor del fuego entre los arboles. Fui hacia el, con mucho cuidado y calma. Poco despues ya estaba lo bastante cerca para echar un vistazo, y alli habia un hombre tumbado en el suelo. Casi me da un telele. Tenia la cabeza envuelta en una manta, justo al lado del fuego. Me quede sentado junto a unos matojos a unos seis pies de el sin parar de mirarlo. Ya estaba empezando a verse una luz gris del dia. Poco despues bostezo, se estiro y se quito la manta, ?y era Jim, el de la senorita Watson! ?Vaya si me alegre de verle! Voy y digo:

—?Hola, Jim! —y sali de un salto.

El se levanto de golpe y me miro con los ojos desorbitados. Despues se dejo caer de rodillas, junto las manos y dijo:

—No me hagas dano, ?por favor! Yo nunca le he hecho dano a un fantasma. Siempre he sido amigo de los muertos y he hecho lo que podia por ellos. Vuelvete al rio otra vez, que es tu sitio, y no le hagas nada al viejo Jim, que siempre fue amigo tuyo.

Bueno, no tarde en hacerle comprender que no estaba muerto. Estaba muy contento de ver a Jim. Ya no me sentia solo. Le dije que no me daba miedo que el dijese a la gente donde me habia visto. Yo seguia hablando, pero el continuaba alli sentado, mirandome, sin decir ni una sola palabra. Entonces voy y digo:

—Ya es de dia. Vamos a buscar el desayuno. Atiza bien la hoguera.

—?De que vale atizar la hoguera para cocinar fresas y cosas asi? Pero tu tienes una escopeta, ?no? Asi podemos comer algo mejor que fresas.

—Fresas y cosas asi —voy y digo yo—. ?Estas viviendo de eso?

—Es lo unico que encuentro —dice el.

—Pero, ?cuanto tiempo llevas en la isla, Jim?

—Vine la noche despues que te mataran.

—?Como, tanto tiempo?

—Si, senor.

—?Y no has comido mas que cosas de esas?

—No, senor; nada mas.

—Bueno, debes estar muriendote de hambre, ?no?

—Calculo que me podria zampar un caballo. De verdad que si. ?Cuanto tiempo llevas tu en la isla?

—Desde la noche que me mataron.

—?No! y, ?de que has vivido? Pero tienes una escopeta. Ah, si, tienes una escopeta. Esta muy bien. Ahora tu matas algo y yo hago una hoguera.

Asi que fuimos adonde estaba la canoa y mientras el organizaba la hoguera en un claro de la hierba entre los arboles, yo fui a buscar harina y tocino y cafe, y cafetera y sarten y azucar y unas tazas de hojalata, y el negro se quedo muy asombrado, porque penso que todo lo hacia por brujeria. Tambien atrape un buen pez gato y Jim lo limpio con su navaja y lo frio.

Cuando el desayuno estuvo listo nos tumbamos en la hierba y lo comimos mientras estaba calentito. Jim se puso a comer con mucha gana, pues estaba medio muerto de hambre. Cuando nos quedamos bien llenos, descansamos y nos tumbamos.

Poco despues va Jim y dice:

—Pero, oye, Huck, ?a quien mataron en la cabana si no fue a ti?

Entonces le conte toda la historia y me dijo que habia sido muy astuto. Dijo que Tom Sawyer no podia inventarse un plan mejor que el mio. Despues voy yo y digo:

—Y, ?como es que estas tu aqui, Jim, como has llegado? Parecio ponerse nervioso y no dijo nada durante un minuto. Despues va y dice:

—A lo mejor mas vale que no te lo cuente.

—?Por que, Jim?

—Bueno, hay motivos. Pero tu no te chivarias si te lo contara, ?verdad, Huck?

—Por estas que no, Jim.

—Bueno, te creo, Huck. Me… me he escapado.

—?Jim!

—Pero acuerdate que dijiste que no lo dirias… sabes que dijiste que no lo dirias, Huck.

—Bueno, es verdad. Dije que no y lo mantengo. De verdad de la buena. La gente me llamara maldito abolicionista y me despreciara por no decir nada, pero no me importa. No voy a acusarte y de todos modos nunca voy a volver alli. Asi que ahora cuentamelo todo.

—Bueno, mira, paso asi. La moza vieja, o sea, la senorita Watson, se pasa el tiempo metiendose conmigo y me trata muy mal, pero siempre dijo que no me venderia en Orleans. Pero he visto que habia un tratante de negros que pasaba mucho tiempo por casa y empece a ponerme nervioso. Bueno, una noche me acerco a la puerta muy tarde y la puerta no estaba cerrada del todo y oigo a la moza vieja que dice a la viuda que me va a vender en Orleans, aunque no queria, pero que me podia sacar ochocientos dolares, y era tanto dinero que no podia resistirse. La viuda trato de hacer que prometiese que no, pero yo no espere a oir el resto. Te aseguro que me marche a toda velocidad.

»Me largue zumbando cuesta abajo, con la esperanza de robar un bote en la orilla, en alguna parte por arriba del pueblo, pero todavia habia gente despierta, asi que me escondi en el taller viejo del tonelero que esta medio derrumbado en la orilla, a esperar que se fueran todos. Bueno, alli me pase la noche. Siempre habia alguien. Hacia las seis de la manana empezaron a pasar botes, y hacia las ocho o las nueve todos los botes que pasaban contaban que tu papa habia venido al pueblo a decir que te habian matado. Estos ultimos botes estaban llenos de senoras y de caballeros que iban a ver el sitio. A veces amarraban a la orilla para descansar antes de empezar el cruce, y me entere de tu muerte por lo que decian. Senti mucho que te hubieran matado, Huck, pero ahora ya no.

»Me quede alli escondido todo el dia, debajo de las virutas y el serrin. Tenia hambre, pero no miedo, porque sabia que la moza vieja y la viuda iban a ir al sermon del campamento poco despues del desayuno y faltarian todo el dia, y ellas sabian que yo salia con el ganado al amanecer, asi que no esperarian verme por la casa y no me echarian de menos hasta despues de la oscurecida. Los otros criados tampoco, porque se iban a ir de fiesta en cuanto las viejas no estuvieran en casa.

»Bueno, cuando oscuricio subi por la carretera del rio, unas dos millas o mas hasta donde ya no habia casas. Habia decidido lo que iba a hacer. O sea, si trataba de escaparme a pie, los perros me encontrarian; si robaba un bote para cruzar, lo echarian de menos, comprendes, y sabrian que iba a dar al otro lado y donde buscarme la pista. Asi que digo: «Lo que necesito es una balsa; eso no deja huellas».

»Vi una luz que pasaba por la punta, asi que me meti y empuje un tronco delante de mi y nade mas de la mitad del rio y me meti entre el maderamen que bajaba, con la cabeza baja, y como que nade contracorriente hasta que paricio la balsa. Entonces nade a la popa para agarrarme. Llegaron nubes y estuvo oscuro un rato. Asi que me subi a tumbar en las planchas. Los hombres estaban todos en el medio, donde el farol. El rio estaba creciendo y habia buena corriente, asi que pense que para las cuatro de la manana estaria veinticinco millas rio abajo y entonces volveria al agua antes de echarme otra vez a nadar y meterme en el bosque del lado de Illinois.

»Pero no tuve suerte. Cuando habiamos llegado casi a la punta de la isla un hombre empezo a venir a popa con el farol. Vi que no valia de nada esperar, asi que me deje caer y me eche a nadar hasta la isla. Bueno, creia que podia hacer pie casi en cualquier parte, pero no; la ribera estaba demasiado empinada. Tuve que llegar casi al final de la isla antes de encontrar un buen sitio. Me meti en el bosque y pense que no volveria a subirme en mas balsas mientras siguieran andando por ahi con el farol. Tenia la pipa y un poco de picadura en la gorra que no se habian mojado, asi que no habia problema.

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