DEL SUICIDIO
Colin Wilson, hoy un escritor consagrado, describe su tentativa de suicidio a los 16 años: "Entré en el laboratorio de química de la escuela, y tomé la botella de veneno. Coloqué un vaso delante de mí, lo miré bastante, reparé en su color, e imaginé el posible gusto que tendría. Entonces, aproximé el ácido a mi rostro, y sentí su olor; en ese momento, mi mente dio un salto al futuro – y yo podía sentirlo quemando mi garganta, abriendo un agujero en mi estómago. La sensación de los daños causados por el ácido era tan real, que parecía que ya lo había bebido. Fue entonces que tuve la certeza de que no quería eso. Me quede algunos momentos sosteniendo el vaso entre mis manos, saboreando la posibilidad de la muerte, hasta pensar para mí mismo: si soy valiente para matarme, también soy valiente para continuar viviendo."
DEL PILOTO
Un conocido mío, piloto de una compañía aérea de Túnez, comentó: "en la aviación, tenemos un aparato llamado piloto automático , que dirige el avión cuando llega a determinada altura." En la vida de los adultos también existe esto: como nuestras actividades van siendo cada vez más complejas, existe un momento en que precisamos dejar parte de las tareas para el piloto automático . Sucede que este piloto automático , que habíamos criado para cuidar de cosas odiadas, toma vida propia, y comienza a interceptar todo lo que llega hasta nosotros. Su radar está encendido, y siempre mueve nuestro avión para alejarse de las cosas que no conoce. Así, perdemos el sentido de la aventura.
Y quien pierde el sentido de la aventura, de cierta manera pierde también el sentido de la vida.