EL GRECO Y LA LUZ
En una agradable tarde de primavera, un amigo fue a visitar al pintor El Greco. Para su sorpresa, lo encontró en su atelier, con todas las cortinas cerradas.
El Greco trabajaba en un cuadro que tenía como tema principal a la Virgen María, y usaba apenas una vela para iluminar el ambiente. Sorprendido, el amigo le comentó:
– Siempre oí decir que a los pintores les gusta el sol para elegir correctamente los colores que van a usar. ¿Por qué no abres las cortinas?
– Ahora no -respondió El Greco. -Perturbaría la llama brillante de inspiración que me está incendiando el alma, y que llena de luz todo a mi alrededor.
LA VERDADERA IMPORTANCIA
Jean paseaba con su abuelo por una plaza de París. En un determinado momento, vió un zapatero que estaba siendo maltratado por un cliente, cuyo calzado presentaba un defecto. El zapatero escuchó calmadamente el reclamo, pidió disculpas, y prometió enmendar el error.
Pararon a tomar un café en un bistró. En la mesa de al lado, el camarero le pidió a un hombre que corriese un poco la silla, para hacer espacio. El hombre irrumpió en un torrente de quejas, y se negó.
– Nunca olvides lo que has visto -le dijo a Jean su abuelo. -El zapatero aceptó el reclamo, mientras que este hombre junto a nosotros no quiso moverse. Los hombres útiles, los que hacen algo útil, no se incomodan por ser tratados como inútiles. Pero los inútiles siempre se juzgan importantes, y esconden toda su incompetencia detrás de la autoridad.