Agradezcan que no esta Pollo. Sino jugaba la revancha rápido, más que suerte. Hicimos una serie de bolas increíbles, un hoyo tras otro.
Los dos muchachos ponen una actitud de poco convencidos.
Si, esta bien. Van a agarrar algo de beber en la barra. Step ve que hablan. Después miran hacia el y se ponen a reír.
Escucha Claudio, tu sabes jugar Pool?
Cuando era joven lo hacia todo el tiempo, era bueno. Pero llevo una vida que no agarro un palo de billar.
Anda, te pido, me debes ayudar. Yo a esos les gano como si nada. Basta que tú ayudes a colocar las pelotas. A meterlas en los hoyos lo hago yo.
Pero verdaderamente, disculpa, tenemos que hablar.
Hablamos todo después. Esta bien?
Después de una partida de Pool quizás sea más fácil hablarle. Y si perdemos? Prefiere no pensarlo. Step va a la barra donde están los dos muchachos.
Entonces lista. Anda. Antonio, abre la mesa. Que vamos a jugar rápido, ese dinero.
Y con quien juegas tu, con ese? uno de los dos muchachos señala a Claudio.
Si, porque, te molesta?
Como te parezca, de verdad
Claro, si estuviera Pollo seria otra historia. Lo saben ustedes. Quiere decir que les regalamos este dinero. Esta bien?
No, si lo pones así no jugamos. Después dices que ganamos porque no estabas con Pollo.
Igual les gano a ustedes dos yo solo.
Si, todavía!
Quieren aumentar la apuesta? Pongamos doscientos euros? Les parece? Pero una rápida, porque tengo poco tiempo.
Los dos intercambian una mirada. Después ven al compañero de Step. Claudio, sentado en el fondo de la sala, juega apenado con un paquete de Marlboro en la mesa. Es justo esto lo que los convence.
Ok, esta bien, vayamos para allá. Los muchachos agarran el triangulo con las pelotas.
Claudio, sabes jugar el estilo americano? Una partida seca, doscientos euros?
No Stefano, gracias. Es mejor si hablamos.
Anda, es solo una. Si perdemos, pago yo.
No es esto el problema
Que hacen, juegan billar? Es Francesca. Se pone frente a Claudio, sonriente, con todo su entusiasmo brasilero.
Anda, voy a verlos y los apoyo. Seré su porrista.
Step mira a Claudio de forma curiosa.
Entonces?
Una sola.
Yahooo! Vayamos para allá y ganemos. Francesca lo agarra divertida debajo del brazo y van todos los tres a la sala cercana.
Las pelotas están ya puestas sobre el fieltro verde. Uno de los dos muchachos alza el triangulo. El otro se pone en el fondo de la mesa y con un tiro preciso, rompe. Bolas de todos los colores se esparcen sobre el fieltro deslizando silenciosas. Algunas tropiezan haciendo sonidos secos, después lentamente, se detienen. Comienzan a jugar. Primero golpes simples, calibrados, después cada vez mas fuerte, pretenciosos, difíciles. A Claudio y a Step le tocan las bolas lisas. Step mete el primer hueco. Los demás logran dos bolas, tuvieron más suerte. Cuando le toca a Claudio, juega una bola larga. Esta fuera de entrenamiento. El tiro resulta corto. No logra siquiera acercarse al hoyo. Los dos muchachos se miran divertidos. Sienten ya el dinero en el bolsillo. Claudio se prende un cigarrillo. Francesca le lleva un whisky. Claudio nota que, como todas las brasileras, tiene senos pequeños, pero firmes y derechos debajo de la camisa oscura. Poco después le toca de nuevo a el. La segunda bola le va mejor. Claudio la centra de lleno y con un efecto preciso, metiéndola en el centro. Es el numero quince, los dos se la dejaron jugar seguros de que la equivocaría.
Centro! Step le da un golpecito en la espalda. Buen golpe!
Claudio lo mira sonriendo, después manda otro trago de whisky y se dobla sobre el billar. Se concentra. Golpea la pelota blanca ligeramente a la izquierda y después baja por el borde, dulcemente llevada. Un golpe perfecto. Hoyo. Los dos muchachos se miran preocupados. Francesca aplaude.
Bravo! Claudio sonríe. Con la punto de la lengua baña la tiza azul y lo pasa rápido por su palo de billar.
Hace tiempo si que era bueno! Siguen jugando. Step también mete en hoyo algunas. Pero los dos son más suertudos. Pocos golpes después a ellos les falta meter solo una bola roja y después, la uno. Ahora le toca a Claudio. Sobre la mesa todavía quedan dos bolas lisas. Claudio apaga el cigarrillo. Toma la tiza y mientras la pasa veloz sobre el palo, estudia la situación. No es de las mejores. La doce esta muy cerca del hueco del fondo, pero la diez esta casi a la mitad de la mesa. Debe hacer una salida perfecta, pararse ahí frente y meterla en el hoyo central izquierdo. Tiempo atrás quizás si hubiera sido capaz de hacerlo, pero ahora hace cuantos años que no juega? Baja el último trago de whisky. Regresando hacia arriba encuentra la mirada de Francesca. Cuanta edad tendrá esa esplendida muchacha. Se siente ligeramente sonrojado. Le sonríe. Tiene la piel color miel y esos cabellos oscuros con una sonrisa muy sensual. Es también tierna, al mismo tiempo. Le da dieciocho años al menos. Quizás tiene alguno menos. Dios mío, piensa, puede ser mi hija. Porque vine acá? Para hablar con Stefano, mi amigo Step, mi compañero. Abre y cierra los ojos. Esta sintiendo el efecto del alcohol. Bueno, ahora estoy jugando, vale terminar la partida. Apoya la mano en la mesa, si pone sobre el palo y lo hace deslizar entre sus dedos, cuadrando el tiro. Después va hacia la pelota blanca. Esta ahí, detenida en medio de la mesa, fría. En espera de ser golpeada. Da un largo respiro, bota el aire. Una ultima prueba y después golpea. Preciso. Con la fuerza justa. Corre lateralmente y después dobla hacia la doce: hoyo. Perfecto. Después la pelota blanca no se detiene. Veloz, muy veloz. No, parate, parate. La golpeo con demasiada fuerza. La pelota blanca sobrepasa la diez y se detiene más allá. Un poco mas de la mitad del campo, frente a Claudio, irrespetuosa y cruel. Los dos adversarios se miran entre ellos. Uno de los dos alza la ceja, el otro da un suspiro de alivio. Por un momento temían perder la partida. Se sonríen. De esa posición es verdaderamente un tiro imposible. Claudio le da la vuelta a la mesa. Estudia todas las distancias. Difícil. Debe hacer cuatro golpes a los bordes. Esta ahí en un ángulo apoyado con las manos sobre el borde de la mesa y piensa.
Que importa, prueba. Claudio se voltea. Step esta detrás de el. Entendió perfectamente que estaba pensando.
Si, pero cuatro rebotes
Y bueno? A lo mas perdemos pero si lo logras, piensa como quedamos!
Claudio y Step miran a sus dos adversarios. Pidieron dos cervezas y ya están bebiendo por su victoria.
Ya que importa, a lo mas perdemos! Claudio ahora esta ebrio. Se va a la otra parte de la mesa. Ajusta el palo, se concentra y golpea. La bola blanca parece volar sobre el fieltro verde. Una. Claudio piensa en todas las tardes que paso jugando billar. Dos, en sus amigos de un tiempo, cuando estaba siempre son ellos. Tres, en las muchachas, en el dinero que no tenia, en cuanto se divertida. Cuatro. En la juventud pasada, en Francesca, en sus diecisiete años y en ese momento la bola blanca golpea de lleno la diez. Desde atrás, con fuerza, segura, precisa. Un sonido sordo. La bola vuela frente hacia el hoyo central.
Centro!
Yahoo! Claudio y Step se abrazan. Carajo tienes suerte. Mira donde te quedo.
La bola blanca se detuvo frente a la uno amarilla a pocos centímetros de la boca del fondo. Claudio la mete dentro con un golpe facilísimo.
Ganamos! Claudio abraza a Francesca y logra alzarla un momento. Después, bailando abrazado a ella termina tropezándose con uno de los dos adversarios.
Ve por donde vas. El tipo le da un empujón a Claudio, haciéndolo terminar contra la mesa. Francesca se levanta rápido. Claudio, ligeramente mareado, se levanta un poco. El tipo lo agarra por la chaqueta y lo levanta.
Te hiciste el listo, no? Hace tantos años que no juego muchachos estoy fuera de entrenamiento. Claudio esta asustado. Esta ahí, sin saber bien que hacer.
Llevaba tiempo que no jugaba, en serio.
Ah si! Por ese ultimo golpe no lo diría.
Fue solo suerte.
Hey, deja, suéltalo. El tipo hace como si no oyera a Step.
Te dije suéltalo. Repentinamente se siente llevar hacia atrás. Claudio esta libre con la chaqueta de nuevo estirada. Recupera la respiración mientras el tipo termina contra el muro. Step le tiene la mano en la garganta. Que, no escuchas? No quiero pelear. Dale, saca los doscientos euros. Ustedes eran los que querían jugar.
El otro se le acerca con el dinero en la mano.
Nos engañaron, de todas formas. Ese juega diez veces mejor que Pollo.
Step agarra el dinero, los cuenta y se los mete en el bolsillo.
Es cierto, pero no es mi culpa yo ni lo sabia
Después agarra a Claudio bajo su brazo y salen vencedores de la sala de Pool. Claudio toma otro whisky. Esta vez para recuperarse del susto.
Gracias Step. Diablos, ese me quería golpear la cara.
No, todo es mentira, solo esta molesto! Toma Claudio, estos son tus cien euros.
No, dale, no puedo aceptarlos!
Como no? La partida casi la ganaste tu!
Esta bien, entonces tomemos algo bueno. Pago yo.
Mas tarde, Step, viendo cuanto ebrio esta Claudio, lo acompaña al carro.
Esta seguro que llega bien a su casa?
Segurisimo, no te preocupes.
Seguro, eh? No pierdo nada si te escolto.
No, en serio, estoy bien.
Esta bien, como quieras. Bella partida, eh?
Bellísima! Claudio va a cerrar la puerta.
Claudio espera! Es Francesca. Que haces, no te despides?
Tienes razón, pero estaba todo ese alboroto.
Francesca se mete en el carro y lo besa en los labios, tiernamente, con ingenuidad. Después se aleja y sonríe.
Entonces adiós, nos vemos. Ven a visitarme alguna vez. Siempre estoy aquí.
Claro que vendré. Después, se pone en marcha y se aleja. Baja la ventanilla. El aire fresco de la noche es agradable. Mete un CD en el stereo y prende un cigarrillo. Después, completamente ebrio, golpea fuerte las manos en el volante.
Guau! Que noche! Y que mujer de repente se siente feliz como no lo era desde hace tanto tiempo. Después, mientras llega a su casa, regresa a estar triste. Que le puedo decir a Raffaella? Se mete en el garaje aun indeciso acerca de lo que contaría. Estacionar el carro, que ya se le hace difícil sobrio, entonces ebrio resulta imposible. Bajando del carro, mira el rayón por el lado y la Vespa caída hacia el muro. La sube disculpándose solo.
Pobre Pitufina, te raye tu Vespa. Después sube a la casa. Raffaella esta ahí esperándolo. Es el peor interrogatorio de su vida, peor que esos de las películas policíacas. Raffaella solo hace de policía malo, el otro, el bueno, ese que en las películas es el amigo y ofrece un vaso de agua o un cigarrillo, no existe.
Se puede saber como fue? Dale, cuenta!
Bien, de hecho buenísimo. Step es una buena persona en el fondo, un muchacho agradable. No hay de que preocuparse.
Como que no hay de que preocuparse? Pero si le daño la nariz a Accado?
Quizás fue provocado. Que sabemos nosotros? Y hablando en serio, Raffaella, digamos la verdad, Accado es un gran fastidio
Pero que dices? Le dijiste que dejara a nuestra hija, que no debe verla, llamarla, ir a buscarla a la escuela?
Realmente a ese punto nunca llegamos.
Y que le dijiste? Que hicieron hasta ahora? Es medianoche!
Claudio confiesa.
Jugamos Pool. Imagina tesoro, le ganamos a dos bufones! Yo hice las últimas dos bolas. Gane cien euros, muy bien, no?
Bueno? Eres el inútil de siempre, un incapaz. Estas borracho, lleno de humo y no lograste siquiera poner en su puesto a ese delincuente.
Raffaella se va de ahí, molesta. Claudio hace un último intento para calmarla.
Raffaella, espera!
Que pasa?
Step dijo que quiere un titulo universitario. Raffaella bate la puerta y se encierra en el cuarto. Ni siquiera esa última mentira le sirvió. Diablos, de verdad debe estar molesta. Para ella ese pedazo de papel es todo. En el fondo, a mí nunca me perdono de no haber tenido un titulo. Después, incomodado por ese ultimo pensamiento, agitado por la noche en general, se marcha ebrio hacia el baño. Alza la tapa y vomita. Mas tarde, mientras se desnuda, del bolsillo de la chaqueta cae un papel. Es el número de teléfono de Francesca. La bella chica de cabellos ondulados y la piel color miel. Debe haberlo metido cuando me beso en el carro. Lo lee de nuevo. Si, esa escena le recuerda la película Papillon. Steve Moqueen, en prisión, recibe un mensaje de Dustin Hoffman y para hacerlo desaparecer lo traga. Claudio aprende el número de memoria y prefiere botar el papel en el inodoro. Si hubiera tratado de comerlo hubiera vomitado de nuevo. Baja el agua, apaga la luz, sale del baño y se mete en la cama. Se queda así, mareado entre las sabanas ahora ligeramente ebrio, dulcemente llevado por las vueltas que le da la cabeza. Que noche grandiosa. Un golpe magnifico. Una partida magnifica. La cerveza, el whisky, su compañero Step. Ganaron doscientos sacos. Y Francesca? Bailaron juntos, la tuvo entre sus brazos y estrecho ese cuerpo suave. Recuerda sus cabellos oscuros, su piel color miel, su suave beso en el carro, tierno y sensual, perfumado. Se emociona. Piensa en el papel que consiguió en el bolsillo. Es una clara invitación. Le encanta. Será un paseo. Mañana la llamo. Como era el número? Trata de repetirlo. Pero se duerme con un sentimiento de desesperación. Ya se le olvido.
Y ganaron? Pollo no cree sus oídos.
Dividimos el dinero, doscientos euros cada uno!
Juralo, entonces el papa de Babi es un tipo simpático?
Un mito, un verdadero hermano! Imaginate que Francesca me dijo que le gusta bastante.
A mi me parece aburrido!
Porque, cuando lo has visto?
Cuando vine a tu casa a buscar al perro.
Ah si, a propósito, como esta Arnold?
Buenisimo. Ese perro es bastante inteligente. Estoy seguro que dentro de poco aprenderá a traer las cosas. El otro día estaba debajo de la casa, le lance un bastón y fue a buscarlo. Solo que después se puso a jugar en el parque con una perrita. Jugaba con todos, pobrecito, yo creo que la Giacci no lo sacaba nunca!
Step se para adelante del portón.
Ya llegamos. Te pido que no hagas un alboroto. Pollo lo mira ofendido.
Porque, acaso siempre hago alboroto yo?
Siempre.
Ah si? Mira que solo vine para hacerte un favor.
Suben al segundo piso. Babi esta haciendo de niñera a Giulio, el hijo de los Mariani, un niño de cinco años con cabellos claros como su piel.
Babi lo espera en la puerta.
Hola. Step la besa. Ella se queda sorprendida al ver a Pollo. El murmura algo que debe ser un hola y se pone rápido sobre el sofá frente al niño. Cambia de canal buscando algo mejor que las estupidas caricaturas japonesas. Giulia naturalmente comienza a quejarse llorando. Pollo trata de convencerlo.
No anda, ahora comenzaran a salir las tortugas voladoras. Giulio se pone a mirar atento, confiando que saldrán. Pollo también se pone a ver en silencio el programa que coloco. Babi va a la cocina con Step.
Se puede saber porque lo trajiste?
Me insistió. Y Pollo le va muy bien con los niños.
No me parece! No termino de llegar y ya lo hizo llorar.
Entonces digamos que lo hice para estar solo contigo. La abraza. Claro que soy sincero, tu sacas fuera lo mejor de mi. Como la ropa, entonces, deberíamos quitarla.
Se la lleva riéndose al primer cuarto que consigue. Babi trata de resistir, pero a la final de deja convencer por sus besos. Terminan los dos sobre una pequeña cama.
Ay!
Step se lleva la mano hacia la espalda. Un carro armado puntiagudo estaba debajo. Babi se echa a reír. Step lo lanza al sofá. Limpia la cama de guerreros electrónicos y algunas partes removibles. Después, finalmente tranquilo, empuja la puerta con el pie y se dedica a su juego favorito. Le acaricia los cabellos besándola, su mano corre veloz por los botones de su camisa soltándolos. Le alza el sostén y la besa en la piel más clara, dulcemente más suave, rosada. De repente algo golpea su cuello.
Ay. Step lleva veloz la mano a donde fue golpeado. En la oscuridad la ve reírse, armada de un extraño muñeco de orejas puntiagudas. Y esa sonrisa fresca, ese aire ingenuo lo golpean aun más en el fondo.
Me lastimaste!
No podemos estar acá, es el cuarto de Giulio. Piensa si entra.
Pero si esta Pollo. Le di órdenes precisas. Ese terrible niño esta acabado, inmovilizado. No se puede levantar del sofá.
Step regresa a tocarla. Ella le acaricia los cabellos dejándose besar.
Giulio es muy bueno. Eres tu el niño terrible.
Pollo esta comiendo un pan que agarro de la cocina junto a una bella cerveza helada, cuando Giulio se alza del sofá.
Adonde vas?
A mi cuarto.
No, te debes quedar acá.
No, quiero ir a mi cuarto.
Giulio hace para marcharse, pero Pollo lo agarra por la camiseta llevándolo cerca de el en el mueble. Giulio trata de rebelarse, pero Pollo le pone el codo en la barriga bloqueándolo. Giulio comienza a lamentarse.
Déjame, déjame!
Anda, que ya comienzan las caricaturas.
No es cierto. Giulio mira de nuevo la televisión, y quizás por la culpa de un primer plano de un protagonista feo, comienza a llorar. Pollo lo suelta.
Toma, quieres probar? Es buenísima, solo la beben los grandes.
Giulio parece ligeramente interesado. Se adueña con las dos manos de la lata de cerveza y bebe un trago.
No me gusta, es amarga.
Entonces ve lo que tío Pollo te va a dar
Poco después, Giulio juega feliz en el suelo. Hace volar los balones rosados que tío Pollo le regalo. Pollo lo mira sonriente. En el fondo solo se necesita poco para hacer feliz a un niño. Bastan dos o tres preservativos. Igual el no los usaría esa noche. Del cuarto no sale ningún ruido. Creo que Step tampoco tendrá la necesidad, piensa Pollo divertido. Entonces, como se esta aburriendo, decide hacer una llamada.
En la oscuridad de ese cuarto lleno de juguetes, Step le acaricia la espalda, los hombros. Hace deslizar la mano a lo largo de su brazo y se lo lleva cerca de la cara. Lo besa. Lo toca con la boca, después toda su piel. Babi tiene los ojos entrecerrados, dulce prisionera de sus suspiros. Step le abre la mano delicadamente, le besa la palma y la deja en su pecho desnudo, abandonándola a sus pensamientos. Babi se queda inmóvil, repentinamente asustada. Dios mío, entiendo que quiere. Pero nunca lo haría. Nunca lo he hecho. No lo lograría. Step continúa a besarla tiernamente en el cuello, detrás de las orejas, en los labios. Mientras sus manos, mas seguras y tranquilas, mas expertas, se adueñan de ella como suaves ondas, dejando en esa playa desconocida un naufrago placer.
Después de repente, llevaba por esa corriente, de aquella brisa de pasión, ella también se mueve. Babi obtiene coraje. Se despega lentamente de ahí donde fue dejada y comienza a acariciarlo. Step la abraza dándole confianza, tranquilizándola. Babi se deja llevar. Sus dedos bajan ligeros por su piel. Siente su abdomen, los fuertes abdominales. Cada escalón para ella es un obstáculo, un abismo, un paso difícil de dar, casi imposible. Igual lo debe hacer y, manteniendo su respiración en la oscuridad del cuarto, de repente salta. Sus dedos acarician su barriga abajo, con rizos suaves entre los dedos, y después bajan más hacia los jeans, hacia ese botón, el primero para ella en todos los sentidos. Y en ese momento, sin saber porque, piensa en Pallina. Ella, mas segura, mas experta. Imagina cuando se lo contara. Sabes, ahora hasta ahí no lo ha logrado, no ha podido. Esto quizás le da el coraje, el último empujón. Repentinamente lo hace. Lo abre. Ese primer botón dorado sale con un sonido ligero. En el silencio del cuarto escucha todo, llega nítido y claro hasta sus orejas. Lo logro. Casi da un suspiro. Ahora todo es más fácil. Su mano, ahora más segura, pasa al segundo y después al tercero y mas abajo mientras los bordes del jeans se alejan entre ellos, siempre mas libres. Step se aleja dulcemente de ella, echa la cabeza hacia atrás. Babi lo alcanza rápido, refugiándose tímida en ese beso, avergonzándose de esa mínima lejanía. Después un sonido inesperado. Puertas que golpean.
Que sucede?
Y como por encanto, se destruye esa magia. Babi alza la mano y se levanta.
Que cosa era?
Que se yo? Anda ven acá. Step la lleva de nuevo hacia el. Otro sonido. Algo que se rompe.
No, diablos, allá esta sucediendo un desastre! Babi se alza de la cama. Se acomoda la falda, se abotona la camisa y sale veloz del cuarto. Step se deja caer sobre la cama con los brazos abiertos.
Estupido Pollo! después se cierra los pantalones y cuando llega a la sala no cree a sus ojos. Que coño hacen? están todos. Bunny y Hook están haciendo alguna especie de juego en la alfombra. Cerca de ellos hay una lámpara rota. Schello esta sentado con los pies sobre el sofá, come un paquete de galletas y mira Sex in the City. Lucone tiene al niño en las piernas y le esta haciendo fumar una marihuana.
Mira Step! Mira la cara de loco que pone este niño. Babi se lanza como una furia sobre Lucone, le quita la marihuana de las manos y la apaga en un cenicero.
Fuera! Fuera de aquí. Inmediatamente.
Sintiendo ese grito, de la cocina salen Dario y otro con una cerveza en la mano. Llega también el Siciliano con una chica. Tienen la cara roja. Step piensa que debieron haber hecho aquello que el y Babi siquiera pudieron intentar. Suertudos!
Babi comienza a empujarlos uno por uno fuera por la puerta.
Salgan todos de aquí fuera!
Divertidos se dejan llevar haciendo aun mas desorden. Step la ayuda.
Dale muchachos fuera. Por ultimo empuja a Pollo. Contigo arreglo cuentas después.
Pero yo solo llame a Lucone, es su culpa, el le aviso a los demás.
Callate. Step le da una patada en el trasero y lo lanza fuera de la puerta. Después ayuda a Babi a poner todo en su lugar.
Mira, mira que hicieron esos vándalos.
Le muestra la lámpara rota y el sofá manchado de cervezas. Las galletas esparcidas por todos lados. Babi tiene lágrimas en los ojos. Step no sabe que decir.
Disculpa. Anda, te ayudo a limpiar.
No gracias, yo lo hago.
Estas molesta?
No, pero es mejor que te vayas. Dentro de poco llegan los padres.
Estas segura que no quieres que te ayude?
Segura.
Se dan un beso rápido. Después ella cierra la puerta. Step va para abajo. Mira alrededor. No hay ninguno. Monta en su moto y la prende. Justo en ese momento, detrás de un carro sale todo el grupo. En la noche se alza un coro. Bravo niñera, oh oh oh! dicen aplaudiendo. Step baja volando de la moto y comienza a correr detrás de Pollo.
Yo no tengo nada que ver! Agarra a Lucone! Es su culpa!
Que importa, igual te golpeare!
Igual ni estabas haciendo nada ahí. Te estabas aburriendo!
Continúan a correr por la calle entre risas lejanas de los otros y la curiosidad de cualquier inquilino con insomnio.
Babi recoge los pedazos de la lámpara, los bota en la basura, después limpia el suelo y desmancha el sofá. A la final, cansada, mira alrededor. Bueno, podía haber sido peor. Diré que la lámpara se me cayó cuando jugaba con Giulio. El niño no pudra nunca negarlo. Ahí esta durmiendo profundamente, completamente fumado.
La mañana después, Step va al gimnasio. Pero no para entrenarse. Busca a alguien. Al final lo consigue. Se llama Giorgio. Es un muchacho de quince años que tiene una desenfrenada admiración por el. No es el único. También los amigos de Giorgio hablan de Step como una especie de Dios, un mito, un ídolo. Todos saben sus historias, todo eso que se cuenta acerca de el y no hacen nada sino alimentar aun mas esa que ahora se ha convertido en una especie de leyenda. Ese muchacho es uno confiable. El único al que Step puede pedirle algún favor del género sin correr el peligro de salir mal. También porque donde termina la admiración comienza el terror.
Poco mas tarde, Giorgio esta en la Falconieri. Camina rápido los corredores sin dejarse ver y entra en la sección B, la clase de Babi. La Giacci esta dando una lección, pero extrañamente no dice nada. Babi se queda sin palabras. Mira en su pupitre ese enorme mazo de rosas rojas. Lee divertida la tarjeta: Mis amigos son un poco desastrosos, pero te prometo que esta noche cenaremos en mi casa solos. Uno que no tiene la culpa.
La noticia se esparce rápido por la escuela. Ninguno había hecho algo así. A la salida, Babi baja las escaleras de la Falconieri con ese enorme mazo de rosas rojas entre los brazos, acabando así con las últimas dudas. Todos hablan de ella. Daniela esta orgullosa de su hermana. Raffaella se molesta aun más y Claudio, naturalmente, tiene que aguantar otra regañada.
Esa tarde Step esta guardando una recopilación de la obra de Pazienza apenas comprada cuando suenan a la puerta. Es Pallina.
Primero fui la cupido, ahora soy la mensajera. La próxima vez que me tocara hacer? Step ríe. Después agarra el paquete de las manos y la saluda. Tiene un delantal de flores rosadas y un papel: Acepto solo si cocinas tu y sobretodo si lo haces poniéndote mi regalo, p.d. Yo voy por mi cuenta, pero a las ocho y media, no puedo antes porque están mis padres!
Poco después, Step esta en la oficina de su hermano.
Paolo, esta noche necesito la casa sola, absolutamente.
Pero yo invite a Manuela.
La invitaras otro día anda, a Manuela la ves siempre. Diablos, Babi viene solo esta noche
Babi? Quien es ella? La hija de ese que vino a la casa?
Si, porque?
El parecía molesto. Hablaron después?
Como no. Fuimos a jugar billar juntos y nos emborrachamos.
Se emborracharon?
Si, de hecho solamente se emborracho el.
Hiciste que bebiera?
Como que hice que bebiera. Bebió el. Que importa. Entonces estamos de acuerdo no? Esta noche sales. Esta bien?
Después, sin esperar su respuesta sale veloz de la oficina. Esta tan concentrado de lo que tiene que hacer que no se da cuenta de la sonrisa que le da la secretaria de Paolo.
Desde casa llama a Pollo. Le avisa de no pasar, de no llamar y sobretodo de no hacer ningún tipo de alboroto.
Mira, que de esto depende tu cabeza. Hasta peor, nuestra amistad y no estoy bromeando! después hace una lista de las cosas que comprar, va al supermercado debajo de casa y agarra de todo, hasta un paquete de esos biscochos ingleses que le gustan tanto a su hermano. En el fondo, Paolo se los merece. Es un buen tipo. Tiene algunas cosas que lo obsesionan como el carro, el trabajo y sobretodo Manuela. Pero, con el tiempo, se le pasarían. Después mientras sube a su casa lo piensa mejor. No, lo de Manuela nunca se le pasaría. Ahora son seis años que están juntos y no da señal de ceder. Bella relación pero, por lo que ha escuchado, ella ha tenido algunas aventuras por su cuenta. Aparte de su hermano, no logra entender que loco podría tener una aventura con Manuela. Fea, antipática y sobretodo creída. Una sabelotodo. No hay nada peor que eso. Pobre Paolo. Al final son sus problemas. Yo preferiría a su secretaria. Y después de esa ultima consideración positiva, prende la radio y va a la cocina a lavar la ensalada.
A las ocho todo esta listo. Escucha el último éxito de las lista de canciones americana, no se puso el delantal de Babi, pero para compensarlo lo apoyo sobre una silla para mentir en el momento oportuno. Mira los resultados de su labor. Carpaccio con queso grana. Ensalada mixta con aguacate y una macedonia de fruta traída de Maraschino. Afloran los recuerdos. Esa macedonia la comía mucho de pequeño. Lo deja pasar tranquilo. Esta feliz. Esa es su velada, no quiere que nada la arruine. Revisa complacido la mesa, arregla mejor una servilleta. Es justo un gran chef, pero no sabe que los cuchillos se ponen de la otra parte. Comienza a girar por la casa nervioso. Se lava las manos. Se sienta sobre el sofá. Se fuma un cigarrillo, prende la televisión. Se lava los dientes. Las ocho y cuarto. El tiempo pareciera nunca pasar en ciertas ocasiones. Dentro de un cuarto de hora llega, cenaremos juntos, hablaremos tranquilos. Estaremos en el sofá sin que alguien nos moleste. Después iremos a mi cuarto y no, Babi nunca lo haría. Es muy rápido. O quizás no. No hay un tiempo preciso para estas cosas. Si estuvieran más tiempo juntos, quizás sucediera. Trata de acordarse de una canción de Battisti. Que sensación de ligera locura esta coloreando mi alma, el tocadiscos las luces bajas y después champaña helada y la aventura pasara Diablos. Eso se me olvido! La champaña! fundamental! Step va veloz a la cocina, abre todas las gavetas. Nada que hacer. Consigue solo un vino Pinot Grigio. Lo mete en el freezer. Bueno, es mejor que nada. Justo en ese momento suena el celular. Es Babi.