El Baile De La Luna: Libro Uno Dela Serie Lazos De Sangre - Amy Blankenship 3 стр.


Kane no quería que Michael conociera el demonio que habitaba dentro de él desde que fue enterrado vivo. Había pasado algún tiempo en las últimas dos semanas observando a Michael desde la distancia. Él sabía que Michael y el hijo mayor del jaguar, Warren, eran amigos... justo como él y Malachi llegaron a serlo una vez.

Los cambiantes eran unos traidores y Michael todavía tendría que averiguar este pequeño detalle. Al acabar con los cambiantes, hasta le estaría haciendo un último favor a Michael... por los viejos tiempos.

Kane alzó la mano, tocó el pendiente que contenía el heliotropo sabiendo que este no le permitía matar humanos. Si su alma fuera totalmente demoníaca, entonces la magia contenida en el heliotropo no funcionaría con él. A menudo se preguntaba cómo Malachi podría haber pasado por alto ese simple hecho... la prueba de su inocencia estaba justo delante de sus narices.

Da igual... Se había pasado treinta años en su prisión por algo que no había hecho.

La venganza será un infierno para vosotros, amigos míos.

*****

¿Vendedor telefónico? Preguntó Chad tratando de esconder su mueca de burla mientras su hermana pequeña cerraba la puerta de un sonoro portazo que hizo que esta cayera al suelo. Se estrelló contra el suelo con gran estruendo.

Envy le dio una patada al teléfono en el pasillo imaginándose que era la cabeza de su novio antes de darse la vuelta hacia su hermano. ¿Es que todos sois unos cerdos o solo los tíos con los que salgo?

Chad levantó las manos con gesto de rendición.

En mi opinión, las chicas sois igual de malas. Ahora cálmate y cuéntale a tu hermano mayor qué ha pasado.

Envy apoyó la frente en la pared. Se negaba a verter ni una sola lágrima. Trevor no le gustaba lo suficiente como para llorar por él y ella se estaba empezando a cansar seriamente de todos los chicos de un modo o de otro.

Jason me acaba de pedir salir. Él creía que estaba soltera de nuevo porque se encontró con Trevor en la nueva discoteca. Prácticamente, se estaba tirando a otra en la pista de baile.

Chad agitó la cabeza. No sentiría ninguna pena por Trevor cuando su hermana le pusiera las manos encima.

¿Y por qué no salimos por ahí entonces? arqueó una ceja, no quería perdérselo por nada del mundo.

Envy sonrió, le había gustado la idea.

Dame diez minutos y estoy lista.

Chad asintió y se sentó en la punta del sofá. Cogió el mando a distancia para ver las noticias, aunque no les prestó mucha atención. Él no quería que su hermana saliera con Trevor. Él sabía que el tipo actuaba como un completo americano, el típico niño rico de bachillerato que trata de despistar a todo el mundo; pero eso no significaba que le gustara que mintiera a su hermana sobre su verdadero ser. Si Trevor iba a acostarse con ella, entonces necesitaba saber por lo menos la verdad sobre la persona con la que se acostaba su hermana.

Empezar una relación con una mentira no era la mejor manera. Si ibas a mentir, entonces, en primer lugar, no deberías verte involucrado. Él arrinconó a Trevor la última vez que se vieron en la estación y le dijo al agente secreto que le contara a Envy toda la verdad sobre lo que estaba haciendo o, si no, que se alejara de ella. No era culpa suya que Trevor no escuchara a nadie más que a sí mismo.

Le enfadaba pensar que Trevor pudiera estar utilizando a Envy mientras llevaba a cabo sus negocios encubiertos en los locales nocturnos de moda. Como ella era camarera en muchas discotecas, Trevor podía seguirla a cualquier edificio antes de que abrieran al público y quedarse hasta que cerraban. Al estar allí, entre la multitud, Trevor podía husmear mucho mejor sin que Envy se enterara de nada.

Chad rechazó desvelar la verdad, incluso aunque el equipo de Fuerzas Especiales había estado intentando que lo hiciera por la fuerza hasta entonces. Lo más cerca que había estado de hacerlo era siendo su chico favorito para llamar cuando era el momento de tumbar puertas de una patada y bajarle los humos a la gente. Y a él le parecía bien. Él prefería mucho antes dale una patada en el culo a uno de los malos y después escabullirse, charlar con la gente y remover papeles para intentar encontrar la porquería de alguien.

Ahora, su amigo Jason, por el contrario, sería mucho mejor novio para Envy. Ella había ido al colegio con Envy, y eso era un problema. Jason se había colgado por Envy durante toda la secundaria y había pasado tanto tiempo en su casa, que Envy lo consideraba un hermano... no alguien con quien salir.

Jason se unió a los guardabosques del Bosque Nacional Ángeles justo cuando acabó la escuela y nunca cambió de oficio. A Envy aún le gustaba salir por ahí con Jason. También solía ver a su mejor amiga Tabatha, ya que Tabatha era compañera de unidad de Jason.

Chad se levantó del sofá y esperó en al otro lado de la puerta de la habitación de Envy. Habían sido compañeros de habitación durante los últimos cuatro años, desde que sus padres murieron en un accidente de coche, y se las habían apañado bastante bien. Él era policía y ella estaba en nómina en bastantes discotecas de la ciudad como camarera.

La única razón por la que él no le había dicho lo típico de búscate un trabajo de verdad era porque la mayoría de las noches ella ganaba más dinero que él. Lo que hacía las cosas más fáciles porque, cuando llegaba el día de pagar el alquiler, Envy era quien solía pagarlo mientras que él se preocupaba de todo lo demás.

¿A qué discoteca vamos? preguntó él al otro lado de la puerta.

La nueva. Moon Dance, Envy se hizo una coleta con algunas capas del pelo mientras las de abajo le colgaban por la espalda. Puede que también me ofrezca como camarera ya que vamos.

Chad frunció el ceño.

Es la que está casi a las afueras de la ciudad, ¿verdad? Él volvió a su habitación sin esperar su respuesta. Últimamente, las cosas se habían vuelto un poco peligrosas por aquella zona de la ciudad. Las desapariciones eran el mayor peligro, y ya se habían encontrado unos cuantos cuerpos a una manzana de esa discoteca.

Hasta entonces, no habían encontrado nada que pudiera vincularse directamente con el Moon Dance, excepto que todas las víctimas escogidas eran asiduos de la discoteca. Era el lapso de tiempo entre asesinatos lo que hacía sospechar a Chad y a tantos otros. Se habían hecho algunas preguntas para averiguar si había un asesino en serie paseándose por el bar. Varias de las últimas víctimas habían sido vistas por la discoteca. Como policía, no podía dejar pasar la posibilidad de que existiera algún tipo de conexión.

Como su pistola y su placa ya estaban en el coche, Chad cogió la pistola paralizante y se la metió entre el cinturón. Con todas las atrocidades que estaban ocurriendo por allí, quería que Envy la tuviera solo por si algo malo ocurría mientras ella estuviera en la discoteca.

Al salir de su habitación, echó un vistazo al pasillo y se quedó de piedra cuando vio a su hermana. Una falda negra de cuero con encaje asomando hasta la mitad del muslo cubría sus piernas a conjunto con una camisa de encaje a la altura del ombligo. algunos parches de cuero estratégicamente colocados cubrían lo necesario... lo justo para esconder sus pechos y mostrar su vientre y su ombligo.

También llevaba puestas unas botas negras de cuero hasta justo por encima de las rodillas con unas cadenas elegantes de adorno alrededor de los tobillos. Un colgante que su madre le había regalado hacía años adornaba su cuello con una bonita pieza de cuarzo de amatista. La mayoría de su pelo rojo lo llevaba recogido en una coleta alta con algunos mechones cayendo por un hombro.

Llevaba también un maquillaje elegante con delineador de ojos y sombra negros, así como un tono oscuro de lápiz de labios. Parecía una dominatriz.

¡Joder! ¿Salimos a por sangre? Chad levantó una ceja echándole un vistazo... dos veces. Se estaba planteando cancelar la salida nocturna y hacerla volver a su habitación por razones de seguridad.

Bueno, he decidido Envy levanté una ceja con delicadeza, que después de encargarme de Trevor, ¡me lo voy a pasar bien! Desde ahora en adelante, me niego a quedar solo con un tío. No quiero un novio ¡quiero MUCHOS! Así, cuando uno de ellos se comporte como un gilipollas, me dará igual porque tendré otros que estarán más que contentos por darle una patada.

Sí, recuerdo lo bien que funcionaba eso en el instituto. Chad movió la cabeza con gesto de disgusto porque sabía que su hermana era mucho más frágil de lo que fingía ser, Iremos en mi coche por si llaman desde la central.

Solo si me dejas jugar con las luces azules Envy sonrió porque sabía que le dejaría.

Chad suspiró y caminó hacia el coche. Te juro que eres peor que un crío en una tienda de juguetes apretando todos y cada uno de los peluches que hacen ruido y volviendo a todos locos.

¿Qué? rio ella. Me gustan las luces azules. La gente se aparta de nuestro camino cuando las enciendo.

¿Cómo aquella vez que las encendiste porque nos habíamos quedado sin café? preguntó. Sabes que eso es gastar dinero de los contribuyentes, ¿verdad?

Si no te callas conduciré yo. Y entonces tendrás que lidiar con las luces rojas y la sirena le advirtió con un guiño de ojo juguetón.

Chad se calló inmediatamente porque la última vez que ocurrió, ella llegaba tarde al trabajo y él se encontraba demasiado enfermo como para conducir, así que se sentó en el asiento del pasajero medio dormido. El jefe todavía enfurecía al recordarlo.

*****

Envy apagó las luces azules a una manzana de la discoteca y miró hacia arriba a los focos que bailaban a través del cielo cubierto de nubes. Observó como el edificio de dos plantas entraba en su campo de visión.

Había estado trabajando tanto últimamente que no había tenido un momento para observar el Moon Dance, aunque algunos de sus clientes ya lo habían puesto por las nubes anteriormente. Por fuera no era nada sofisticado. Parecía simplemente un almacén de ladrillo con pocas ventanas y un enorme letrero de neón púrpura en la fachada frontal.

La gente hacía cola a medio camino entre el enorme aparcamiento, iban vestidos con sus mejores prendas para la discoteca y hablaban entre ellos de manera animada. El hecho de que fueran las diez de la noche y siguiera habiendo cola para entrar le hacía pensar que trabajar allí podía ser muy lucrativo.

Sí, sin duda voy a presentarme al puesto de camarera sonrió valorando la posibilidad de trabajar allí.

Por lo menos ya no hay casi cola Chad dijo con sarcasmo. No quería esperar para ver como Trevor se llevaba una buena dosis de la adrenalina de su hermana.

Aparcó al fondo del aparcamiento, en el lugar más oscuro, al lado del coche de Trevor. Antes de que Envy pudiera abrir la puerta del coche, Chad se acercó y cogió a su hermana por el brazo.

Toma le dio la pistola paralizante y, sin pronunciar una sola palabra más, abrió la puerta y salió del coche.

Envy rodeó el pequeño aparato con sus dedos y sonrió. Su hermano le había enseñado técnicas de defensa personal hasta tal punto que, probablemente, ella podría derribar a la mayoría de los policías con los que él trabajaba sin sudar una gota. Pero Chad siempre decía, ¿Por qué pelear, cuando puedes apretar un botón?

Ella deslizó la pistola en el pequeño bolsillo de la falda de cuero al lado de su DNI. A ella no le importaría apretarle bien "los botones" a Trevor. De hecho, aceptaría de buen grado apretar el botón del ascensor que va al infierno solo por verlo a él allí mismo en aquel momento. Nadie engañaba a Envy Sexton y se libraba de sufrir las consecuencias.

Caminaron en paralelo a la cola y Envy se alegró especialmente cuando la cola empezó a avanzar rápido, solo les costó un par de minutos entrar.

El portero iba vestido con unos pantalones Armani y una chaqueta de traje a juego. La camisa que llevaba debajo se ajustaba a su cuerpo y dejaba intuir su pecho esculpido. El pelo castaño caía a ambos lados de su cara haciendo ondas. Llevaba barba de varios días y sus penetrantes ojos oscuros casi brillaban más que el cartel de luces de neón.

Chad pagó y mostraron sus carnets de identidad antes de que el hombre les pusiera el sello en la mano y desabrochara la catenaria de terciopelo para permitirles el paso. Entraron por la puerta principal y se aproximaron por un pequeño pasillo a otra puerta que se abrió automáticamente a su paso. Ambos se detuvieron cuando entraron en la sala principal y observaron sus alrededores. Se parecía mucho a entrar en otra dimensión.

Como el aparcamiento estaba lleno, cualquiera pensaría que el local estaría repleto de gente por todas partes, pero no era así. Los labios de Envy se entreabrieron mientras caminada por la pista de baile hasta el enorme hueco vacío en el centro de la sala.

Se acercó a la barandilla y observó la pista de baile que tenía bajo sus pies. A ambos lados de donde se encontraban había una pasarela que atravesaba el nivel principal con una barra que recorría toda la distancia. La barra se componía de una lámina de cristal templado y unas luces de neón suaves zigzagueando por toda la superficie.

Dos escaleras conectaban con el piso inferior por la izquierda y por la derecha y se encontraban en medio antes de llegar finalmente a la pista de baile. La pista de baile brillaba con luces suaves, lo suficiente como para fundir los pies de la gente en una especie de luz negra. Todo esto añadido a la confusión que se creaba gracias a la luz estroboscópica y los focos que se movían en todas direcciones sin enfocar directamente a los bailarines.

De la forma en la que estaba configurado, podías ver las rodillas y los pies de los bailarines, pero el resto de sus cuerpos permanecía entre las sombras.

Envy se apoyó en la barandilla y miró buscando más barras en el nivel inferior, pero allí no había nada más que pista de baile. De algún modo le recordaba a un foso. Una vez bajabas esas escaleras, estabas al amparo de la oscuridad que ensombrecía a los bailarines aportándoles privacidad.

¿Tiene tres pisos? preguntó ella mirando al techo sobre sus cabezas. Contando el sótano, ese sería el tercer piso. Ella se preguntaba si también sería parte de la discoteca o si se encontraba fuera del alcance de los clientes.

Vítores y abucheos llamaron su atención y miró de nuevo al piso de abajo. Observó con incredulidad como un foco de luz azul pálido iluminaba una jaula en medio del foso. En seguida, se sintió cautivada por el hombre que estaba detrás de los barrotes.

La mirada de Chad también se paró en la jaula. Parecía una celda pequeña de una cárcel. Dentro había un hombre y una mujer acechándose en círculos. Incluso desde la distancia a la que se encontraban, de podía sentir el ardor de sus movimientos. Los nudillos de Chad se volvieron blancos al agarrarse con fuerza al pasamanos mientras el tío de la jaula empujó a su compañera de baile hacia los barrotes solo para que ella tuviera que escurrirse por debajo de su brazo mientras él intentaba sujetarla contra los barrotes.

Girando, él agarró a la chica por la muñeca y la atrajo hacia él de espaldas antes de guiar sus manos hacia las barras que tenía delante. Haciendo que agarrara las barras, él se restregó por su cuerpo casi desnudo hasta que ella echó la cabeza hacia atrás contra su pecho como si lo estuviera disfrutando.

Назад Дальше