Quiero que las memorias escritas en mis pergaminos y encerradas en este libro, puedan un día ser claras, como un día sin nubes, al viajero, al peregrino, al señor, al caballero o al hombre de iglesia, que sabrá leerlas porque ellas son el camino que conduce a la inmortalidad.
Oleaux se paró, con el pensamiento todavía sobre esta última palabra, que parecía era recurrente en el resto de la primera página. Después cogió las otras dos fotografías que reproducían la segunda página, y las tradujo.
El códice que dejo a la posteridad servirá para desvelar aquello que he visto y escuchado y que juro delante de Dios y de todos los santos que ha sucedido en mi presencia. Que los hechos que aquí recojo sean la prueba de la existencia de las aguas de la salvación y de las plantas de la vida, que estas páginas sean el camino para que el hombre afortunado las utilice al exclusivo servicio de Dios y de los hombres.
La parte inferior relataba:
Que el Maligno quede sordo y ciego, y para él desconocida la lengua en que se ha escrito este libro, de la misma manera todas las cosas del mundo y las plantas y los astros y los hombres que existirán y que yo ya conozco y conoceré. A los caballeros de la santa Cruzada que combatirán para liberar Jerusalén, ruego a Dios que los defienda como yo los defenderé. A los emperadores que sucederán a nuestro emperador Enrique V, quiera el Señor preservar la salud a fin que yo los conozca a todos. A los papas que sucederán a nuestro bendito santo Pasquale II, quiera el Señor concederme servir a todos como su humilde y devoto siervo.
Del tenor del texto parecía que el autor de aquellas dos páginas y, presumiblemente, de todo el manuscrito, estuviese seguro de sobrevivir a sus contemporáneos, ya que imploraba a Dios que concediese a los futuros caballeros, emperadores y papas conservar la salud, a fin de que él pudiese conocerlos a todos. Justo como si el tal De Fugger fuese inmortal.
Otro dato interesante era que el Obispo hiciese referencia a algunos hechos que, según el texto, podrían conducir a la vida eterna. ¿Era una frase alegórica, ligada a la esperanza en el más allá o el autor del manuscrito se refería justamente a la inmortalidad física?
¿Y el agua de la salvación, de la que De Fugger hablaba en las páginas, era una referencia al bautismo cristiano? ¿O era el producto de aquellos alambiques y de otros extraños instrumentos alquímicos que él recordaba que habían sido dibujados en el manuscrito? ¿Y por qué De Fugger hablaba de plantas de la vida?