Luz Nocturna - Amy Blankenship 3 стр.


“¿Quién es el hombre que está con Kat?”, preguntó Quinn cuando Warren terminó con su intercomunicador.

Warren se volvió a ver al ex novio de Envy. Pensó que Kat le estaba diciendo a Trevor que Envy ya no estaba disponible, lo cual era una buena idea, porque sin el bombón de Trevor en el bar, tal vez el investigador paranormal se iría a investigar a otro lugar.

“Eso es sólo el masoquista local al que le gusta ser atacado por mujeres atractivas con pistolas eléctricas.” Warren se rió burlonamente de su propia broma. Cuando Quinn no sonrió, hizo que de repente extrañara el asociarse con Michael. Se preguntó si era demasiado tarde para cambiar de pareja, pero luego se quitó la idea de la cabeza. Quinn y Kane juntos sería un desastre en potencia.

Trevor sintió que alguien lo miraba y miró de reojo hacia la puerta. Apenas logró que la sorpresa no se notara en su cara cuando vio a Quinn Wilder con Warren Santos. Si no hubiera sospechado lo que hizo, Trevor creería que los dos estaban involucrados en los asesinatos y estaban planeando su próximo paso. Pero esa línea de pensamiento estaba reservada para los burros idiotas de la policía local.

“¿Qué hace aquí el dueño del Night Light?”, Preguntó Trevor volviéndose hacia Kat.

“Todos estamos tratando de arreglar el problema con los vampiros”, dijo Kat mientras sus ojos se clavaban desafiantemente en los de Quinn. Oh cielos, parecía un poco desconcertado. Sólo para probar la teoría, ella se inclinó más cerca de Trevor como si estuviera susurrando cosas lindas en su oído, “¿Tienes alguna arma que podamos usar para emparejar las cosas?” Ella guiñó un ojo sabiendo que acababa de ganar un socio para esa noche.

Trevor lo pensó por un momento, haciendo una lista mental de lo que tenía en su cajuela.

“Sí, tengo algunas cosas en el auto”, aceptó Trevor. “Puede que tengamos que regresar a mi casa para traer algunas otras cosas que tengo escondidas en mi caja fuerte.”

‘Perfecto’, pensó Kat para sí misma.

Mientras Warren y Quinn pasaban por delante de la barra, Warren se distrajo de nuevo con el intercomunicador que sonaba en su oído. A Quinn no le importó el retraso. Le dio un momento para averiguar qué estaba pasando con la feliz pareja en el bar.

Kat vio que Quinn venía y se movió rápidamente para que Trevor no pudiera oír y Quinn no pudiera arruinar su plan.

Al tratar de alcanzar una botella, se dio la vuelta para encontrar a Quinn de pie entre ella y el bar.

“¿Puedo ayudarle, señor?” preguntó Kat con una ceja arqueada sarcásticamente. “Sabes que no se permiten clientes detrás de la barra.”

Quinn dio un paso hacia ella a pesar de que ya estaba bastante cerca. Colocó una mano en el estante al lado de su brazo, dejándola atrapada donde estaba. Al ver sus ojos tratando de mirar por encima de su hombro al hombre con el que había estado hablando... Quinn gruñó, “No te distraigas esta noche Kat. Te estoy advirtiendo. El hecho de que no vengas con nosotros a cazar no significa que un vampiro no pueda entrar por la puerta de este bar.”

Kat suspiró sabiendo que ese era el truco más antiguo del libro. Hacer que alguien piense que es importante dándole un trabajo extra que sea seguro. “Estaré bien”, le dijo mientras se agachaba para pasar bajo su brazo e irse hacia donde Trevor de nuevo. “Y si necesito algo, ya tengo a alguien dispuesto a dármelo.” Esto lo dijo con una pizca de seducción en su voz. Era mentira, pero Quinn la había hecho enojar.

Ella sonrió interiormente sabiendo que Quinn pensaba que quería decir sexualmente y Trevor pensó que quería decir en la caza de vampiros esta noche. Warren escogió ese momento para terminar y hacerle saber a Quinn que ya estaba listo para marcharse.

Quinn apretó sus labios mientras se acercó a Kat y se inclinó, casi rozando sus labios contra su oreja, “Que tengas una noche segura”. Él pudo ver, con cierta satisfacción, como a ella se le ponía la piel de gallina en todo su cuello y en su hombro.

Kat se agarró al borde de la barra cuando sintió que sus rodillas se debilitaron. Logró estabilizarse y saltó cuando oyó la voz de Michael justo detrás de ella.

“Ten cuidado con la fuerza con que tiras de la cola de ese gato, amor”, le recordó Michael, luego hizo señas con la cabeza a Trevor antes de ir a encontrarse con Kane en el techo.

Trevor frunció el ceño ante la mirada sobresaltada de Kat. “¿No era eso acaso un vampiro?

“No, eso era un caballero y nos está ayudando a rastrear a los verdaderos monstruos”, dijo Kat con seguridad mientras añadía silenciosamente, y él es el único que no hizo un alboroto de que yo saliera esta noche. “Sin embargo, parece que nos estamos quedando atrás. ¿Estás listo para salir?”

*****

Kane caminaba de un lado a otro en el techo, fumando un cigarrillo y de vez en cuando sacudiendo sus brazos. Estaba empezando a sentirse ansioso esperando que Michael apareciera.

“Jaguares y pumas” gruñó. “Son peores que los gatos domésticos. Todos tienen que dominar a los demás. Prefiero unirme a los Coyotes que lidiar con esto”.

Michael se acercó al borde de la azotea justo detrás de Kane, atrapándolo en medio su agitado discurso. Frunció el ceño cuando Kane se calló de inmediato y miró hacia un lado al darse cuenta de su presencia.

“Maldita sea Kane, ¿vamos a hablar de lo que te molesta o no?”, preguntó Michael mientras se acercaba a él.

“O no”, respondió Kane.

“Bien”, Michael esperó sabiendo que Kane odiaba más la del silencio que discutir. Le encantaba cuando él tenía razón.

Kane caminó hacia el borde del edificio, alejándose de nuevo. Había olvidado cómo Michael podía aparecerse frente a él de repente... hacía ya mucho tiempo que eso no pasaba. “Raven parecía un poco decepcionado porque faltaba parte de su ejército en el almacén... algunos de sus locos estaban desaparecidos. Supongo que los vampiros que se perdieron nuestra pequeña fiesta de la muerte probablemente necesitaban un lugar donde pasar el día, así que voy a revisar”.

Michael no dijo una sola palabra cuando Kane volvió a caer desde techo y aterrizó en el pavimento abajo. Justo cuando se acercó al borde dispuesto a hacer lo mismo que Kane hizo, algo en el tejado al otro lado de la carretera llamó su atención.

Volviendo su mirada hacia allá, Michael vio por un instante una sombra que luego desapareció. Algo acerca de esa sombra le había parecido familiar pero no podía saber qué exactamente.

¿Acaso Kane tenía un acosador o era él el blanco? Tratando de suprimir la sensación por el momento, miró hacia abajo y sonrió al caer.

Aunque ya no podía ver a Kane, y él conocía el camino al almacén, en lugar de seguir una ruta, siguió el impulso de su propia sangre dentro de las venas de Kane. Cuando llegó al almacén, pudo oír los gritos de los vampiros que Kane había tomado por sorpresa.

Se detuvo en la puerta de la enorme sala y pudo ver en la oscuridad usando su súper visión. Kane ya tenía dos vampiros encima y varios más pensaron que la táctica de trabajar en equipo había sido una gran idea. Al entrar, cerró la puerta tras de sí y empezó a avanzar cuando la voz de Kane resonó.

Se detuvo en la puerta de la enorme sala y pudo ver en la oscuridad usando su súper visión. Kane ya tenía dos vampiros encima y varios más pensaron que la táctica de trabajar en equipo había sido una gran idea. Al entrar, cerró la puerta tras de sí y empezó a avanzar cuando la voz de Kane resonó.

“Déjame manejar esto. Simplemente no permitas que ninguno se escape”, dijo Kane un poco sin aliento mientras torcía el cuello del vampiro que estaba tratando de despedazarle la garganta. Él se sacudió cuando unos colmillos se hundieron en su hombro, haciéndole perder su control sobre el primero.

Las dos cejas de Michael desaparecieron bajo su pelo, pero él se apoyó contra la puerta. “Está bien, si estás seguro”. Cruzó sus brazos sobre el pecho y se apoyó contra el metal.

“Bueno... estoy aburrido”, dijo después de un momento y miró hacia los desalmados vampiros que aún no estaban peleando. “Supongo que ninguno de ustedes me haría el honor de ir tras ella”.

Cuando Kane logró decapitar al primer vampiro, uno de ellos hizo exactamente lo que Michael había sugerido, pero el brazo de Kane lo alcanzó y lo agarró por la chaqueta de cuero que llevaba puesta. “No lo creo”, gruñó mientras lo hacía entrar en la pelea.

“¿Acaso tu mami no te enseñó a compartir?” Michael sonrió mientras veía cómo estaban dándole una buena paliza a Kane. Tenía la sensación de que Kane necesitaba el dolor para poderse sentir vivo en ese momento. No tenía ninguna duda de que Kane sería el último vampiro de pie y esa liberación de ira y violencia podría incluso ayudar a su amigo a abrirse de nuevo... La terapia por excelencia.

“Mi madre era una ladrona”, respondió Kane, saltando y pateando con sus dos pies en el pecho a un vampiro que corría decididamente hacia él. El vampiro voló y Kane aterrizó sobre su espalda. Ayudándose con la fuerza de sus piernas, se puso de pie de nuevo en un instante. “Ella no creía en compartir”.

“Ambos sabemos que tu madre no era una ladrona”, dijo Michael. “Era una dama bien educada.”

Kane recibió un golpe en la cara y voló hacia atrás. Michael siguió el movimiento mientras Kane pasaba por delante de él y hacia el mismo montón de basura al que Kriss lo había lanzado. Suspiró cuando notó que Kane se estaba convirtiendo en un maldito desastre. Kane se apresuró para ir de nuevo a pelear, destrozando a cuanto imbécil se le ponía enfrente.

“¿Todavía no necesitas ayuda?”, preguntó Michael entre el sonido de los huesos rompiéndose y pies chapoteando en charcos que crecían cada vez más. Él de hecho se rió cuando Kane empezó a murmurar uno de los hechizos de Syn, pero le dieron un puñetazo en la boca antes de que pudiera terminarlo.

“No”, gruñó Kane mientras escupía sangre en la cara del que lo había golpeado tan fuerte que hasta había visto estrellas. Agarrando un trozo de madera de una silla que habían roto durante la pelea, lo metió en la boca del vampiro con tanta fuerza que le salió por la nuca.

Michael hizo una mueca pero no interfirió. Observó atentamente, contando tres vampiros derribados y cuatro más por caer. Kane era un luchador temerario, más ahora que antes de que fuera enterrado vivo. Lo cual le recordó a Michael la única pregunta que aún no había hecho: ¿cómo rompió Kane el hechizo vinculante sin la sangre de su alma gemela?

Menos de veinte minutos después, Kane se cayó sobre sus rodillas. Miró a través de la neblina roja de su visión hacia el sonido de aplausos que se acercaba. Se limpió la sangre de su boca e intentó levantarse del suelo. Se rió cuando no pudo hacerlo porque el suelo estaba resbaloso por tanta sangre.

“Y el ganador recibe cien curitas y una buena noche de descanso en la casa de Michael”. Se agachó y puso su brazo alrededor de la cintura de Kane para ayudarlo a levantarse. Ambos se tambalearon un poco antes de que lograr equilibrarse de nuevo.

“¿Tienes una casa?” preguntó Kane con la esperanza de que si seguía hablando no se desmayaría antes de llegar allá. Sabía dónde vivía Michael, pero no quería admitirlo porque eso sólo le recordaría a Michael que estaba molesto con él por haberse mantenido lejos. No estaba exactamente contento de haber hecho eso, pero había sentido la necesidad de mantener la distancia.

“Sí, ahora ya soy todo un adulto. Además, los ataúdes ya quedaron en el pasado”. Sintió vergüenza por dentro al darse cuenta de que Kane quizás no pensaba que la broma era muy graciosa. “Es un lugar enorme. Solía ser uno de esos museos de arte de estilo victoriano, hasta que renovaron este en Beverly Hills. Tal vez si te mudas conmigo, el lugar se sentiría más como un hogar”.

“Quiero un cachorro”, dijo Kane de la nada mientras se concentraba en poner un pie delante del otro, como rutina que normalmente te impide caer.

“¿Quieres un qué?”, preguntó Michael.

“Si nos mudamos juntos, entonces yo me otorgo el derecho de escoger un cachorro”.

Michael tuvo que sonreírle a su viejo amigo. Parecía que el amor de Kane por los caninos no había disminuido con los años.

Capítulo 3

“Entonces, ¿qué pasa con Micah?”, Nick le preguntó a Steven cuando se detuvieron en el estacionamiento al lado de la iglesia y se parquearon entre dos de los autobuses.

“Micah y Quinn empezaron su pelea habitual sobre quién ponía las reglas y Micah se fue para liberar un poco la tensión”. Steven contestó mientras salía del auto. Todavía pensaba que era gracioso que todos los jaguares condujeran... lo adivinaste... jaguares. “Demonios, se enseñaron el uno al otro cómo luchar, así que tumbarse el uno al otro no es gran cosa.”

“Entonces, ¿por qué no ha vuelto?”, preguntó Nick.

“Esa es la gran pregunta, ¿no?”, suspiró Steven. “Quinn cree que Micah salió huyendo, pero yo sé que no”.

“¿Qué te hace estar tan seguro?”, preguntó Nick con curiosidad.

“Porque Alicia sólo había estado en casa un par de semanas antes de que él desapareciera. Micah había estado contando los días para cuando pudiera llevarla a casa. Incluso cuando Nathaniel estaba vivo, Micah fue como un padre para ella. Nunca se iría así ahora que ella estaba al fin en casa”. Se encogió de hombros y añadió: “O si hubiera decidido abandonar a la familia, entonces al menos se la hubiera llevado con él”.

Nick asintió con la cabeza preguntándose si los vampiros eran los responsables de la desaparición de Micah. De ninguna manera eso sonaba bien, así que por el bien de Micah, Nick esperaba que Micah solo hubiera perdido su paciencia y todavía la anduviera buscando. Le haría más preguntas a Alicia mañana.

Steven admiró la enorme iglesia con todas sus complejas esculturas y estatuas. El hecho de que parecía como si hubiera sido importada directamente de Roma hablaba del dinero que debían tener los pecaminosos humanos que adornaban su puerta. Los que eran extremadamente ricos, eran los que más pecaban, y por eso hacían de su religión todo un espectáculo.

La verdad es que este lugar era donde el alcalde de la ciudad venía a estrechar la mano e intercambiar dinero con la mafia todos los domingos justo después de la misa. Así que la pregunta que se había estado preguntando era... ¿por qué había estado ahí aquella chica sola en medio de la noche?

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