¿Kyoko? Una lágrima cayó de la mejilla de Kamui mientras miraba hacia abajo y la veÃa destrozarse con su color reluciente. Si él fuera verdaderamente su padre ... sus lágrimas serÃan negras como la noche o carmesà incluso ... no el destello de luz que él veÃa ahora. Imaginó a Kyoko luchando contra Hyakuhei y sabÃa lo que tenÃa que hacerse. La única manera que podÃa ganar contra tal mal era llegar a ser malvado ... pero nunca traicionarÃa a su sacerdotisa de esa manera. La amaba demasiado.
Shinbe dio un paso atrás desde la esfera cuando empezó a levantarse varios pies del suelo. El aura azul que lo rodeaba brillaba como diamantes cuando la luz interior se volvió tan brillante que la dominó.
No puedes tenerme a mà ni a ella. Una vez más Hyakuhei ... Te niego -susurró Kamui justo cuando la esfera se rompÃa-.
A varios kilómetros de distancia, los ojos de Hyakuhei parpadearon de ira al escuchar las palabras de Kamui y él respondió: "No puedes ocultar la verdad por muchacho largo ... tú y yo somos iguales".
Shinbe corrió hacia adelante para atrapar a Kamui mientras caÃa. El muchacho se desmayó frÃo. Sus ojos de amatista se ensancharon con su sonrisa al ver el colorido brillo que cayó de sus alas translúcidas. Le abrazó a Kamui sabiendo que todo saldrÃa bien ... menos por el momento. De alguna manera habÃa olvidado la oscuridad una vez más.
"Bienvenido de nuevo a Kamui," Ãl sonrió mientras los ojos de los chicos, demasiados colores para contar, se abrieron para mirarlo fijamente en la confusión.
*****
"Simplemente no entiendo ... ¿por qué Kyou de repente decidió que quiere Kyoko?" Suki paseaba de un lado a otro molesto porque ella no estaba allà ayudando a traer de vuelta a su amiga.
Sennin se frotó el templo mientras miraba a su hija, "Suki por favor siéntese. Me estás haciendo marear. Agarró un palo y asomó al fuego mientras continuaba. "Kyou es un guardián ... por lo tanto Kyoko está a salvo con él. En cuanto a que él la quiera ... bueno, si lo hace entonces ya está fuera de sus manos ".
Suki se volvió para mirar a Sennin. What do you mean by that? No es un niño. ¡Ãl puede controlar lo que hace!
Sennin miró el fuego y dijo: "Si es su sangre de guardián la que la ha elegido, entonces Kyou no tiene otra opción".
-¿Qué quieres decir con que no tiene elección? -preguntó Suki. "Es contra todo lo que los Guardianes representan para tomar ese privilegio de cualquier persona, y mucho menos de su sacerdotisa. Además, si a Kyou le gustaba Kyoko todo el tiempo, ¿por qué no dijo algo antes en lugar de robarla como un ladrón?
Sennin sonrió, "Por las mismas razones nuestro amigo Shinbe ha guardado silencio."
Suki sintió que su cara se calentaba y se alejó de su padre. "¿Por qué Shinbe querrÃa callar acerca de gustar a alguien? Nunca habÃa tenido problemas hablando su mente antes ... o manteniendo sus manos para sà mismo para el caso. Ella se encogió.
"Quizás la razón por la que Shinbe ha mantenido su silencio se debe a la única cosa que mantiene a cualquier hombre tranquilo para el que adoran secretamente ... el miedo al rechazo". Arqueó una ceja sabiendo que decÃa la verdad.
Suki miró a su padre como si hubiera crecido una segunda cabeza. "¿Quieres decir que Shinbe ama a Kyoko ... y nunca se levantó las tripas para decÃrselo?" El pensamiento hizo que el pecho de Suki doliera y la vista se volviera acuosa.
Suki de repente agarró su cabeza, frotando el lugar donde Sennin acababa de ceñirla con su propia bayoneta.
"Deja de ser una chica tonta," murmuró Sennin, colocando la bayoneta en el piso de la cabaña. "Los jóvenes y su olvido." Hizo una pausa en su pensamiento por un momento ... recordando en secreto sus propios momentos "olvidados" con la madre de Suki. -Ah, los recuerdos.
*****
El talismán dentro del maestro de los sueños ardÃa a la vida cuando sentÃa que Hyakuhei y Kyoko se deslizaban dentro de las paredes del sueño. Esto fue cuando él obtuvo suficiente libertad para mirar en sus almas y encontrar cosas que ambos habÃan olvidado o nunca tenÃan el poder de recordar, el otro lado de sus almas.
Los ojos negros del demonio de ensueño se abrieron de par en par mientras miraba a ese mundo y traÃa a sus vÃctimas. Incluso la barrera protectora alrededor de la chica no era lo suficientemente fuerte como para mantenerlo fuera.
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Los sueños eran un extraño enigma, de hecho, pero cuando se despiertan dentro de un sueño, ya no saben que todavÃa están perdidos dentro de su propia mente ... eso es más que extraño. Kyoko entró en esa misma niebla, sintiéndose como si estuviera envuelta en una manta de calor. Resistiendo el impulso de abrir los ojos, se acurrucó más cerca.
Todo estaba tan tranquilo, excepto por el latido del corazón que sonaba tan fuerte y calmado contra su oÃdo.
Sus ojos se abrieron de par en par sabiendo que no debÃa estar durmiendo con nadie. La mirada sorprendida de Kyoko entró en contacto con un pecho desnudo. Notó los magros músculos debajo de la piel impecable y los zarcillos de largo cabello oscuro y sedoso que se extendÃan en ondas a través de sus costillas. Su mirada siguió curiosamente las cerraduras de ébano hacia arriba a la cara impecable ... Hyakuhei.
Se mordió el labio inferior sintiendo un rubor en sus mejillas. ¿Qué estaba haciendo acostada con él? Al ver que sus ojos aún estaban cerrados, ella rápidamente miró hacia abajo entre ellos para asegurarse de que llevaba pantalones. Gracias a Dios, aparte de su camisa desaparecida, ambos estaban vestidos.
"Es sólo Hyakuhei ... él es mi guardián ... ¿verdad?" Se recordó obstinadamente. Tratando de recordar cómo llegaron allà ... ella dibujó un espacio en blanco. De hecho, no podÃa recordar lo último que habÃa hecho y frunció el ceño suavemente mientras miraba de nuevo hacia él.
"Efectivamente. Estaba cayendo y me salvó. Sus labios se separaron cuando sus ojos se cerraron con los suyos, él estaba despierto y la miraba fijamente. Su mano seguÃa presionada contra su pecho. PodÃa sentir el mismo latido de corazón fuerte y constante que habÃa escuchado momentos antes. Su atención bajó hasta sus labios antes de apartar su mirada de mala gana.
Ella se incorporó lentamente, sintiendo que su mirada la seguÃa mientras lo hacÃa. Ahora que ya no se tocaban, se preguntó por el frÃo vacÃo que se precipitaba para robar su calor.
Hyakuhei la vio despertar y sin sentir miedo, esperó a que se levantara. Ãl anhelaba esto. Le gustaba su olor conflictivo ... su pureza chocando con su propia aura maligna. Sus oscuros ojos se dibujaron en el rosa que ahora teñÃa sus mejillas. Le hizo preguntarse qué estaba pensando. Mientras la observaba asomarse en la soledad de la cueva, podÃa decir que no le gustaba el confinamiento de sus paredes.
â¿Dónde estamos? Kyoko se apartó de él para mirar la pequeña abertura de la cueva y sintió un ligero temor al ver la frÃa oscuridad que se extendÃa más allá. Ella dio un titubeante paso hacia atrás deseando poder seguir oyendo el latido de su corazón y sentir la seguridad con la que habÃa despertado.
Hyakuhei se levantó detrás de ella y envolvió sus brazos firmemente alrededor de ella cuando sintió que su pico de miedo. No te preocupes por mi mascota. Te traje aquà para mantenerte a salvo de los demonios que quieren el cristal del corazón de la guarda. Se acarició el pelo con la mejilla. -Siempre te protegeré y te mantendré a salvo ... -sus labios insinuados en una sonrisa secreta que ella no podÃa ver.
Kyoko cerró los ojos e inclinó la cabeza para dar su suave caricia mientras asentÃa. Eso sonaba como si fuera la respuesta correcta aunque ella no recordaba los demonios que habÃan dado persecución. -Oh, está bien -susurró mientras se hundÃa en su calor-.
"Kyoko, ¿te gustarÃa salir? Me gustarÃa contarte algo. Ãl deslizó su palma lentamente por su brazo hasta que su pequeña mano estaba dentro de la suya.
Kyoko se preguntó por qué se sentÃa tan débil. SÃ, sol Eso es lo que necesitaba para despejar la cabeza. Por alguna razón, se sentÃa fuera de lugar, pero no podÃa poner el dedo en el dilema. Ella sólo asintió con la cabeza a Hyakuhei, confiando en él para sacarla de esta oscura y hermosa mazmorra.
Hyakuhei apretó su brazo fuerte alrededor de Kyoko presionándola a su lado y se levantó sobre el suelo de piedra. A su vez, él la sintió envolver sus brazos alrededor de él, aferrándose a él para que no se caiga.
"No te dejaré ir nunca Kyoko," le susurró en su oÃdo mientras le tocaba la barbilla suavemente sabiendo que ella no escucharÃa el doble significado dentro de sus palabras. Su rostro se volvió hacia el suyo y ella soltó su agarre. Se deslizó fuera de la cueva y luego hacia arriba, pero no demasiado rápido para no asustarla. Aterrizó en el suelo blando a la luz del sol.
Kyoko miró a su alrededor las hojas. El bosque les ofrecÃa una sombra moteada y todo era tan brillante como sus ojos esmeralda ajustados a la luz. Ella se soltó y dio un paso fuera del cÃrculo de sus brazos. ¿Qué estaba haciendo ella aquÃ? ¿Qué le faltaba? Miró a Hyakuhei sintiéndose un poco confundido. ¿No estaba buscando algo que habÃa perdido?
"Kyoko, ¿todavÃa me ayudarás a encontrar los fragmentos del corazón del guardián de cristal antes de que los demonios puedan usarlos para romper el portal?" Observó cómo sus ojos se iluminaban en comprensión. Se alegró de que aún no se acordara de sus verdaderos guardianes. El hechizo que tenÃa sobre ella era fuerte y mientras nada movÃa la memoria, el encantamiento no la confundirÃa.
Kyoko sonrió. SÃ, para eso estaba ella. Buscando el talismán.
"Sà Hyakuhei. Los fragmentos. Casi se me olvida. Cerró los ojos y trató de detectar cualquiera de los cristales de energÃa intacta cerca. Después de un momento, sus ojos se abrieron y ella señaló. "Cerca de media milla de esa manera Hyakuhei y es solo." Ella sonrió contenta de que no estuviera dentro de un demonio ... bueno, no que ella pudiera decirlo.
Dejó que la tomara en sus fuertes brazos mientras los levantaba del suelo y los llevaba en la dirección que ella indicaba.
Encontraron el fragmento rápidamente y cuando le pidió que lo guardara, ella no pensó dos veces antes de dárselo, aunque algo le roÃa su memoria. Suspiró, volvió a cerrar los ojos e instantáneamente detectó otro fragmento ... pero esta vez no estaba solo. Esta vez fue contaminada con oscuridad.
Ella alcanzó detrás de ella para su ballesta pero su mano se vino vacÃa. Ella frunció el ceño preguntándose dónde la habÃa dejado cuando sintió una mano en su hombro.
"Kyoko, no te preocupes. Te mantendré seguro. Sólo dime dónde está. SabÃa que estaba buscando su arma, pero ese era un recuerdo que también querÃa que olvidara. ConocÃa el poder detrás de los dardos espirituales y era un poder que no querÃa cerca de él.
Le dejó mostrarle la dirección del fragmento y eso lo llevó a un demonio de sombra que se estaba alimentando del poder de la cinta de cristal. Empujando a Kyoko detrás de él, Hyakuhei lanzó una barrera a su alrededor para que estuviera a salvo mientras fingÃa luchar contra el demonio. Era una criatura tan espléndida y su poder era enorme ahora que tenÃa el talismán dentro de él.
Puede haber sido un simple demonio de la sombra alguna vez, pero ahora ... ahora se parecÃa a un dragón negro. SerÃa una vergüenza matar a la bestia, pero no podÃa llevarla a su propio cuerpo y saborear sus poderes frente a Kyoko. Ella no lo entenderÃa y podrÃa provocar la memoria de que él era realmente el enemigo.
Utilizando sus poderes sobre los demonios, Hyakuhei hizo un trabajo rápido de terminar su vida. Al ver la gota de cristal caer, lo cogió sintiendo la pequeña porción de poder que Kyoko le habÃa dado sin saberlo.
Las esquinas de sus labios se volvieron hacia arriba cuando miró hacia atrás a Kyoko. Soltándola de la barrera de protección, volvió a tomarla entre sus brazos. SabÃa que la estaba engañando para que estuviera con él, pero de repente no querÃa que fuera una mentira. Inclinándose hacia ella para bloquear el resto del mundo, bajó sus labios a los de ella.
*****
El gruñido de Hyakuhei resonó mientras se acercaba a la oscuridad justo cuando el sueño terminaba. La risa atormentadora del maestro de sueños fue lo único que lo saludó dentro de la cueva mientras observaba cómo las llamas del fuego convertÃan varias tonalidades de color antes de que las llamas lamecedoras se retorcieran en una oscura sombra de negro para emparejar su estado de ánimo.
Cómo se atreve el sueño a tentarlo ... haciéndole observar la soledad.
CapÃtulo 6 "Escape mortal"
Kyoko se despertó con un sobresalto, justo cuando los recuerdos de lo que habÃa sucedido le llegaban precipitadamente hacia atrás como una confusa marea. Casi podÃa jurar que podÃa oÃr el eco del furioso rugido de Hyakuhei mientras se alejaba del sueño y le producÃa escalofrÃos. Era su grito todavÃa sonando en sus oÃdos dejando sus ojos abiertos de sorpresa.
El sueño la habÃa encontrado de nuevo y de alguna manera sabÃa que estaba esperando a que ella volviera a cerrar los ojos. Sus dedos se arrastraron hasta tocar suavemente sus labios y algo dentro de ella se preguntó si se quedarÃa dormida de nuevo ... si el sueño comenzara con ese mismo beso. Ella envolvió sus brazos alrededor de sà misma, extrañamente perdiendo el calor.
Preguntándose cuánto tiempo habÃa estado durmiendo, miró hacia la ventana. Desde la altura de la luna y todas las estrellas podÃa ver que todavÃa estaba en medio de la noche, pero se acercaba al amanecer con cada latido del corazón. No era de extrañar que su mente estuviera tratando de hacer de Hyakuhei su salvador cuando su verdadero salvador se estaba poniendo tan peligroso. Esto fue culpa de Kyou.
HabÃa pasado tanto tiempo en tan poco tiempo que no estaba sorprendida de que hubiera llorado a sà misma para dormir. Su mente y su cuerpo no la dejaban dormir sino sólo unos minutos a la vez hasta que encontró una manera de salir de este lÃo. Ya se estaba poniendo duro para descifrar lo que era realidad y lo que sólo estaba dentro de su propia mente.
-¿Qué demonios creÃa que era Kyou? Kyoko mentalmente atacó mientras se levantaba sobre sus codos. Necesitaba escapar de este lugar y de él lo antes posible.
Mirando alrededor para que algo se pusiera, Kyoko vio una túnica de seda blanca tendida en una mesa baja junto a la gran almohada. Su mirada vagó por el resto de la habitación con la esperanza de encontrar algo más que usar. SabÃa que la seda de la túnica no le proporcionarÃa mucha cobertura y este era el norte por el amor de Dios ... Se congelarÃa.
Al soplar sus golpes hacia arriba en la decepción, se subió a través de la almohada y se levantó para alcanzar la bata. Deslizándose, se maravilló de la suavidad sedosa de ella contra su piel. Era tan ligero que parecÃa que no habÃa puesto nada. Si ella no hubiera sido un cautivo aquà ... ella podrÃa haber realmente me gustó este lugar.