No la estaba haciendo daño. En su lugar, lo que estaba haciendo se sentÃa tan bien. Ahora la acariciaba entre sus piernas con un agarre rÃtmico que la hacÃa sentir como si estuviera montando su mano ... era una tortura injusta. Nunca una vez habÃa considerado a Kyou capaz de un beso ... mucho menos un tacto tan audaz. Para que fuera tan seductor fue ... el mismo pensamiento hizo que su mente y su cuerpo hicieran la guerra mientras ella todavÃa trataba de ganar su libertad.
Kyou estaba disfrutando de su determinación de luchar contra él, pero podÃa sentir que estaba confundida con su reacción al beso y al placer que le estaba dando. Su joven cuerpo intacto lo anhelaba incluso mientras luchaba contra él con toda su pobre fuerza. Le dio aún más satisfacción sabiendo que Toya estaba observando desde fuera del escudo que habÃa creado a su alrededor.
PodÃa sentir su respuesta a su contacto y casi gimió mientras su cuerpo la traicionaba más. Sus gemidos cada vez más pronunciados como su lado sacerdotisa resplandeció a la vida ... el lado de su alma que pertenecÃa sólo a los guardianes. Ella no habÃa cedido. Ella todavÃa luchó contra él pero no importó para la opción fue hecha. Lo habÃa llevado demasiado lejos para volver atrás.
La mirada de Kyou se volvió para bloquear con la de Toya, queriendo que él viera, para verlo despertar su pasión indomable. La expresión en la cara de Toya ... la mirada en sus ojos en ese momento. SÃ, ahora su hermano sabÃa el precio que pagaba cuando apartó los ojos de la que él debÃa proteger. En la mente de Kyou ... le sirvió a Toya el derecho de perderla asÃ.
Sus jadeos fueron suficientes para que casi pierda el control que estaba sujetando por un hilo. Era intoxicante por decir lo menos. Toya sabrÃa lo que se sentÃa al querer algo que su hermano tenÃa y saber que estaba fuera de su alcance.
Kyou podÃa sentir que sus luchas se debilitaban y sabÃa por qué, al sentir que intentaba evitar empujarse más contra su mano, donde el calor húmedo irradiaba de ella. TenÃa la espalda arqueada y los ojos cerrados, las largas pestañas cubiertas por las mejillas encendidas.
Justo cuando alcanzó la cumbre de la montaña que él la habÃa forzado a subir, él quitó su boca de la suya dejando su grito seductor eco a su alrededor. El rostro de Kyou no contenÃa expresión, pero sus ojos brillaban mientras miraba, sintiendo la carne caliente de su cuerpo apretado contra el suyo. Sólo la habÃa tocado ... tal pasión se ocultaba profundamente dentro de la sacerdotisa.
La confusión de Kyoko se rompió cuando ella se sintió palpitar contra su mano y ella levantó la cabeza para mirar a Kyou. Su aparición angélica desmentÃa su maldad. No era mejor que su tÃo Hyakuhei. Sintió que toda la fuerza de su ira mortificada anulaba cualquier temor que aún tuviera. Levantó la mano y le golpeó con fuerza la mejilla, luego se calmó cuando se dio cuenta de que probablemente habÃa firmado su orden de muerte.
Cuando el sonido del golpe se desvaneció, Kyoko levantó su barbilla desafiante mientras la lluvia zumbaba contra el escudo exterior de la barrera. "Te odio", siseó mientras las humillantes lagrimas brotaban a sus ojos.
Kyou no se vio afectada y no hizo ningún movimiento para dejarla libre mientras su mirada se bloqueaba con su ahora enojada asustada. Le gustara o no, su sangre de guardián la habÃa elegido y por eso ... ambos estaban condenados. A Kyou le gustaba el olor de su ira. Era como un afrodisÃaco para él, pero sintió el caliente cuchillo de los celos mientras volvÃa su atención hacia su hermano.
Los ojos de Toya ahora estaban ocultos detrás de los mechones de su pelo plateado de medianoche mientras los miraba. SabÃa que no podÃa romper la barrera que Kyou habÃa creado, pero él habÃa oÃdo sus palabras. Odiaba a Kyou y le tocaba liberarla de su esclavitud.
-¡ Kyou! La cara de Toya se levantó para mostrar ojos plateados de rabia. "Somos sus protectores ... sus guardianes. ¡Devuélvemela! ¡Ahora! Su voz era áspera y ronca dentro del sonido de la lluvia.
Kyou seguÃa mirando a Kyoko. Ãl deslizó su palma contra su mejilla acariciando como sus ojos dorados aburridos en el suyo. -Tan posesivo -susurró como si hablara consigo mismo, todavÃa observando el fuego de sus ojos-. El hecho de que ahora le temiera aún menos por su enojo le hizo sonreÃr interiormente.
Volviendo su mirada a la de su hermano, los ojos de Kyou se estrecharon peligrosamente, pero su voz permaneció frÃa y sin sentido. "Es demasiado tarde. Estaba relajado en su protección de nuestra sacerdotisa para que ella estuviera sola en el santuario tan tarde por la noche."
Kyoko intentó alejarse de él, pero su agarre se apretó. "¡Déjame ir, idiota!" Miró hacia atrás por encima de su hombro a Toya que querÃa gritar su nombre, necesitando su ayuda. Pero sus labios se mantuvieron sellados, no queriendo que los hermanos pelearan.
SabÃa que Kyou era fuerte, pero también sabÃa si estaba enojado ... La fuerza de Toya era ilimitada. Una batalla entre ellos serÃa demasiado peligrosa. Sin embargo, no pudo evitar la mirada suplicante que brillaba dentro de sus ojos de esmeralda ... esa sola mirada era un grito silencioso para que él la ayudara.
Como si estuviera leyendo sus pensamientos, Kyou la agarró de la barbilla y le devolvió la atención a donde estaba. "Nunca," gruñó observando sus ojos ensancharse en alarma. Luego, tomando sus dedos en el pulso de su cuello, él presionó, atrapándola mientras su cuerpo se le cayó y ella silenciosamente se deslizó contra él. Casi se arrepentÃa de haberla dejado dormir ... casi.
Toya sabÃa que su hermano era más fuerte, pero todavÃa ... no tenÃa derecho a tomarla. PodÃa leer el extraño deseo en los ojos de Kyou mientras miraba a Kyoko. "¿Qué crees que estás haciendo? ¡Demonios! Solo devuélvemela... Siempre la he protegido." Esperó mientras su hermano lo miraba fijamente.
Kyou podÃa sentir lo que su hermano no podÃa. El mal se estaba acercando a ellos en forma de Hyakuhei y sus secuaces. Esta serÃa otra lección para su querido hermano para aprender de la manera más dura.
Toya soltó su respiración reprimida mientras sus manos se apretaban en puño a los costados. ¿En qué está pensando? ¡Ella es nuestra sacerdotisa! TodavÃa no obtuvo una respuesta Toya susurró: -Pensé que dijiste que los humanos estaban debajo de ti ... ¿por qué hiciste ... eso?
El rostro de Kyou se mantuvo en calma y su voz se suavizó por un momento fugaz como si estuviera hablando con un niño rebelde: -Si sacas los ojos de ella, entonces te quitarán. Tu, hermano, no conoces el significado de la verdadera protección. "
Kyou ya habÃa vuelto su atención a la chica flaca en sus brazos. Su hermano la amaba pero nunca le habÃa dicho, lo irónico. Amaba a su hermano pero ... tenÃa la intención de robar ese amor. Lo querÃa ... lo anhelaba y no se lo negarÃa.
Sus orbes de oro se volvieron hacia Toya mientras su voz se endurecÃa. "Hyakuhei está cerca ... ¿puedes sentirlo? Ella habrÃa estado en peligro. La dejaste sin tocar, sin marcar, desprotegida y sola ... esperándolo. No cometeré el mismo error.
Toya observó cómo la sombra de las alas de oro de Kyou resplandecÃa en vida, destruyendo la barrera que los rodeaba al segundo momento en que las poderosas plumas tocaron su superficie. Gritó en negación cuando Kyou desapareció con Kyoko en su apretado abrazo. El sonido rebotó, no dejando nada más que el rugido de la tormenta que seguÃa asolando el bosque.
Toya observó cómo la sombra de las alas de oro de Kyou resplandecÃa en vida, destruyendo la barrera que los rodeaba al segundo momento en que las poderosas plumas tocaron su superficie. Gritó en negación cuando Kyou desapareció con Kyoko en su apretado abrazo. El sonido rebotó, no dejando nada más que el rugido de la tormenta que seguÃa asolando el bosque.
SabÃa que la habÃa fallado por ahora, pero encontrarÃa una forma de liberarla de su hermano. Kyou estaba en lo cierto por regañarle por su falta de vigilancia sobre Kyoko, pero besarla ... tocarla asà ... y luego sacarla de su protección. ¿Por qué?
La sangre de Toya hervÃa mientras el eco de la amenaza de Kyou resonaba en su mente. ¿Desmarcado? Oró para que Kyou no quiso decir que tomarÃa a Kyoko como su compañera sólo para protegerla. Toya gruñó al pensarlo.
¡Ni hablar!â Gritó al espacio vacÃo. Ãl era el que siempre estaba a su lado, no Kyou. Kyou odiaba a los humanos y nunca habÃa mostrado interés en Kyoko. ¿Por qué de repente harÃa algo tan precipitado? El aire que rodeaba a Toya se volvió vivo con la furia suprimida mientras sus poderes guardianes se elevaban peligrosamente con su ira.
¡Kyou, maldita sea! ¡No lo permitiré! La voz de Toya se oÃa por todo el bosque.
CapÃtulo 3 "Descendiendo a la Oscuridad"
Shinbe aterrizó detrás de Toya que habÃa llegado justo cuando Kyou y Kyoko desaparecieron. Los otros descendieron detrás de él mientras observaban la poderosa aura de Toya expandiéndose a su alrededor en ondas azules fluorescentes.
El rostro de Kamui mostró la conmoción de lo que acababa de presenciar como los reflejos morados dentro de su pelo indomable que se agitaba por los vientos de la explosión de Toya. Sus ojos parecÃan cambiar de color con cada latido del corazón que le siguió. ¿Kyoko? Su voz sonaba sin aliento mientras su labio inferior temblaba de rebelión. De sus alas translúcidas brotó un polvoriento polvo multicolores mientras los levantaba en un poderoso golpe, con la intención de perseguir al que habÃa quitado a Kyoko de ellos.
Un destello de relámpago silueteaba las oscuras alas del enemigo mientras brillaba a la vida justo en el camino de Kamui. El largo cabello de medianoche de Hyakuhei se elevó en la corriente causado por su repentino descenso. Sus ojos de ébano se bloquearon con Kamui haciendo que el guardián retrocediera en su precipitación para rescatar a Kyoko.
"Pobre niño ... ¿has perdido algo?" La voz de Hyakuhei contenÃa una nota de preocupación, pero sus ojos de ébano daban sus verdaderas intenciones. Moviéndose hacia adelante, extendió la mano para tocar la mejilla pálida de Kamui, sólo para reÃrse cuando el guardián retrocedió varios pies para evitar el contacto.
"Siempre tan asustadizo." Haciendo caso omiso del otro guardián que aún está en el suelo, Hyakuhei acechó al muchacho de ojos brillantes mientras se retiraba, "Ven ahora Kamui, ¿cómo vas a poder vencerme realmente ... si no tienes a tu sacerdotisa contigo?" ConocÃa los temores del muchacho mejor que nadie. Sus labios insinuaban una sonrisa sádica. Después de todo, el fue quien enseño a Kamui todos esos miedos.
Kamui casi se atragantó con el pánico que estaba subiendo más alto por el momento. Ver el monstruo delante de él era casi tan malo como sentir el monstruo escondido dentro ... del demonio de los sueños. PodÃa sentirlo allà delante de él, detrás del rostro de su enemigo, los recuerdos de pesadillas que hacÃa tiempo habÃa enterrado volvieron a perseguirle mientras luchaba contra el impulso de huir del hombre ante él.
Sintiendo el terror de Kamui inundar el área Shinbe gritó: "¡Déjalo en paz, traidor!" Alzando su bastón, utilizó su telekinesis para enviar un ataque de rocas y tierra a su tÃo y distraerlo el tiempo suficiente para que Kamui escapara.
Con una ola de su mano, Hyakuhei creó una barrera para que los proyectiles rebotaran inofensivamente, sus ojos negros se volvieron hacia el guardián amatista en ira. "No interfiera con algo que no tiene conocimiento de su querido sobrino."
Kamui cayó al suelo, aterrizando en sus pies mientras empujaba los recuerdos oscuros hacia atrás con la esperanza de que permanecerÃan ocultos por un tiempo más. Eran sus secretos para guardar y mantenerlos que debÃa. Kamui parpadeó ... sus ojos volvieron a su normal estado brillante. Nunca recordarÃa lo que Hyakuhei le habÃa atrevido a recordar ... volvió a mirar a los otros guardianes que deseaban que la mentira fuera verdad.
Toya habÃa visto lo suficiente y se quebró. Con la velocidad más rápida de lo que el ojo humano pudo detectar, Toya parecÃa desaparecer y reaparecer detrás de Hyakuhei. Envolviendo su brazo alrededor del cuello del enemigo en un asalto de muerte, gruñó: -¿Y qué diablos crees que puedes hacer al respecto ... querido tÃo?
Los ojos de Hyakuhei se convirtieron en rajas cuando se dio cuenta de que la ira de Toya habÃa liberado el poder que igualaba el suyo propio. Viendo que Kamui habÃa escapado de su alcance por ahora, sonrió engañosamente. -¿Cómo piensas detenerme cuando ni siquiera puedes proteger a una niña pequeña? -Ya perdió.
SabÃa que todavÃa podÃa torturar a la sacerdotisa con los recuerdos seductores escondidos en lo profundo de los sueños. El duende del sueño verÃa que permanecieron vinculados. Tarde o temprano ... ella vendrÃa a él de buena gana. Kyou no la tendrÃa por mucho tiempo. Incluso ahora podÃa sentir su sueño ... esperando que se uniera a ella en sus sueños.
Con una risa perversa, el cuerpo de Hyakuhei desapareció dejando a Toya una vez más gritar de rabia.
*****
La oscuridad rodeó a Kyoko en su turbidez y de alguna manera ella supo que estaba una vez más dormida. La realidad se desvaneció en el fondo y se encogió interiormente, sabiendo que el sueño habÃa encontrado una manera de continuar. Trató de luchar contra ella ... para despertarse para que no pudiera alcanzarla, pero la calma del mundo de los sueños era demasiado fuerte.
El tiempo y el espacio no tenÃan sentido ya que el sueño se hizo real para ella. Kyoko se sentÃa caliente, casi demasiado caliente y la sensación hacÃa difÃcil para ella despertar. Luchó para tratar de sacudir la oscuridad que la dejaba tan débil y perdida. Moviendo sus dedos a su lado, sintió la suavidad de la piel. Se dio cuenta de que estaba acostada en algún tipo de piel.
Abriendo los ojos, miró a un techo de piedra y dejó que su visión la atravesara hasta los muros de piedra que la rodeaban. Estaba en una cueva de algún tipo. La luz parpadeaba en todos los colores a su alrededor desde un pequeño fuego que estaba a sólo unos tres metros de distancia. Fue realmente impresionante como sólo el sueño podrÃa ser.
Intentó sentarse, pero instantáneamente se arrepintió del movimiento, recostándose tan despacio como pudo. Le dolÃa la cabeza y ella era débil ... como si toda la fuerza acabara de ser zapped de ella. ¿Qué habÃa pasado?
Sus labios se separaron cuando los recuerdos comenzaron a volver a ella. Esta vez se sentó rápidamente sin preocuparse por el dolor, pero aún sostenÃa su cabeza en sus manos esperando conseguir su visión.
ParecÃa que estaba profundamente dentro de la tierra debido a las formaciones de cristal a lo largo del techo y las paredes. Sólo habÃa una entrada que podÃa ver y era pequeña, asà que el fuego estaba haciendo un buen trabajo de calefacción de la habitación. Sin duda sin ella, la cueva habrÃa sido muy frÃa.