Los Secretos De La Mente Y El Cuerpo - Gianluca Pistore 2 стр.


Puedes imaginar donde quieres estar, dentro de dos años, y pensar en todas las cosas que podrías realizar, te darás cuenta que el camino fue quizás largo pero que te ha llevado justo a aquello que querías, justo a aquello en que te has convertido. Entonces mirarás hacia atrás, unirás las piezas del rompecabezas y notarás que encajan a la perfección, que siempre han encajado, sólo que eras demasiado miope como para darte cuenta.

El presente trabajo es un relato que inspira, que motiva y hace soñar: la historia de un muchacho que no encontraba su identidad y que la encontró a través de un trabajo escrupuloso de dos mentores, y un pequeño ensayo: un ensayo sobre cómo alcanzar la plena potencialidad física y mental.

Si de verdad queréis adelgazar y cambiar vuestra vida, entonces pasa la página y continúa leyendo ya que esta será la lectura más importante de tu vida.

Hazte un regalo de verdad, dite a ti mismo: “Debo conocer el Secreto, debo transmitir el Secreto, debo convertirme en el Secreto”.

Síguenos. Síguenos y no te arrepentirás.

Vuelve la página y apodérate de nuestro Secreto, nos vemos en el otro lado…

¡Por tu éxito!

Oreste e Gianluca.

“En verdad que sería nuevo y original el libro que nos hiciese amar la antigua verdad”

Vauvernagues

Prólogo

Pegado a un brillante escaparate de un gimnasio de Río había un cartel que obsesionaba a Carlos desde hacía meses: “Primer premio 80.000 dólares”

Para quien estaba acostumbrado a vivir día a día, con poco menos de 200 dólares al mes, esa cifra era un sueño. Sólo Dios sabe a cuántos pobres de las favelas de Rocinha les resultaba atractiva aquella suma de dinero.

Rocinha es un barrio de la zona sur de la ciudad de Río de Janeiro, en Brasil.

Es una de las 700 favelas que conforman la ciudad de Río. Es el barrio de favelas más grande del mundo con más de 150.000 habitantes censados.

Como sucede a menudo en los barrios pobres, viven aterrorizados por la lucha entre las distintas bandas de traficantes, los Amigos dos Amigos y el Comando Vermelho, por conseguir el control del barrio.

Fue aquí donde nació y creció Carlos, siempre en la cuerda floja entre sobrevivir y morir.

Aquella cifra podría cambiar su vida.

Carlos no había visto jamás tanto dinero junto y lo necesitaba.

Era la cantidad de dinero que necesitaba para dar una patada al pasado.

Había pensado en ello constantemente, día y noche.

Finalmente había decidido pedirle ayuda, a él, al hombre legendario, aquel del que todos conocían sus hazañas y a quien nada osaba contradecir.

I

Recuerdo perfectamente aquel lunes del mes de abril. Aquí en Río hacía calor, mucho calor. Era el típico día de primavera en que las personas encontraban más placer en tumbarse en la playa que en trabajar en una oficina con el aire acondicionado. Y recuerdo también aquella llamada telefónica a mi cuartel general, en mi Cueva de los Guerreros, un lugar de encuentro para todos los amantes del levantamiento de pesas, para todos los apasionados del old style. “Buenos días, ¿hablo con Himenes, George Himenes? ¿El propietario del gimnasio Muscle and Mind”? dijo una voz débil desde el otro lado de la línea.

“Sí” respondí inmediatamente. “¿Con quién tengo el placer de hablar?”

“Me llamo Santana, Carlos Santana. Me urge hablar con usted. ¿Cuándo podría encontrarme con usted?”

“Bueno, si no tiene nada mejor que hacer puede venir ahora mismo. ¡Los guerreros del hierro10 no descansamos jamás!” afirmé con vehemencia.

Fue de esta manera que conocí a aquel extraño muchacho que provenía de las favelas. Pesaba más o menos 60 kilos empapado de agua y con una altura de un metro y ochenta y cinco.

Era el clásico ectomorfo11. Menudo, de esqueleto grácil y con una musculatura poco desarrollada. Tenía hombros estrechos y un tórax largo y plano. Tanto su peso como su perímetro torácico non concordaban con su estatura. Además eran casi tan largos sus miembros superiores como los inferiores.

Parecía estar desnutrido y atemorizado.

“Bien, querido Carlos, ¿en qué te puedo ayudar?”

“Me dijeron que usted hace milagros con las personas…”

Lo paré enseguida. “Muchacho, cuidado con lo que dices. Los milagros los hace Dios. Yo simplemente ayudo a que salga la mariposa de su capullo. Miguel Ángel esculpía la piedra para realizar sus obras, pero las obras maestras estaban ya en el interior de la piedra en bruto. Él sólo redondeaba los ángulos. Pues bien, esto es lo que hago yo”

El muchacho, titubeante, me miró con los ojos muy abiertos y añadió. “¡No me importa! Tengo que ganar el Campeonato Internacional de las Dos Américas”.

“Tranquilo, chaval, poco a poco. Ya te he dicho que no hago milagros, ¿tú quieres ganar el campeonato más importante de halterofilia americana en menos de un año y partiendo de cero?” ¡Que tipo más simpático! Quizás no se había mirado nunca en un espejo, yo ni siquiera le hubiera dado permiso para inscribirse en ell torneo de halterofilia del barrio.

“Usted no lo entiende. Necesito hacerlo. ¿Me quiere ayudar o no?” se apresuró a decir con una rabia en su mirada que yo no había visto jamás.

El primer momento de confusión se desvaneció enseguida: “Muchacho, no lo conseguirás, olvídate. Si quieres hacer deporte puedo ayudarte pero quítate de la cabeza esas tonterías.”

Me miró con los ojos llorosos: “¡Usted es un inepto! ¡No sabe nada sobre deportes! Se limita a mirar como soy ahora, no consigue imaginarme más fuerte y tampoco a ver, más allá de mi cuerpo, la rabia, la motivación y el dolor que hay dentro de mí…” Hizo un amago de decir algo más, después se volvió y comenzó a caminar con paso decidido hacia la salida.

Lo llamé “¡Muchacho! Espera un poco… ¿cuál es esa gran motivación? Venga, escuchemos… ¿Para qué te sirve ganar la más importante competición de halterofilia americana, quieres, a lo mejor, demostrar algo a tu novia?”

“No me importa ganar. ¡Necesito el premio de 80.000 dólares que está en juego para sacar a mi hermano pequeño de las calles! Hemos nacido en una familia muy pobre, como tantas otras de las favelas de Río. En nuestros barrios hay incursiones de la policía, de los Batallones de la Muerte, casi todos los días. Intento mantener a mi hermano apartado de la influencia de la banda, pero es difícil. Nuestro padre murió durante una redada policial, muerto de un tiro que iba dirigido a un narcotraficante que vivía a cincuenta metros de nosotros. Después de su muerte nuestra madre cayó en un estado de depresión fortísimo y no consigue sacar a flote a toda la familia. Nos ayudan los misioneros de San Francisco pero eso no funciona. Intento sacar algún dinero extra trabajando con un carpintero amigo de mi padre, ¡pero la paga no me permite ni siquiera inscribirme en el gimnasio! Hace unos meses mi hermano ingresó en una banda de traficantes, que está bajo el control de Ramires, uno de los mayores traficantes de droga de nuestra favela y el más despiadado.” Mientras hablaba los ojos comenzaron a iluminarse, a convertirse en transparentes, y yo entendí lo que sentía su corazón. Era la encarnación de una triste historia como muchas otras. Los puños cada vez más apretados sobre sus piernas. “Yo intento explicarle que si continúa así sólo conseguirá malograrse y perjudicarnos a nosotros que le queremos bien, pero él ignora mis sugerencias. Intenté hablar con algunos de su banda, primero me advirtieron diciéndome que no metiese las narices ¡y después una nariz rota! ” cerró los ojos al recordar las desagradables experiencias. “Quiero ganar por él y por nuestra madre… ¡Quiero llevarlos lejos de aquí! Usted es el único que puede ayudarme a alcanzar este objetivo y el único que no se ha dejado avasallar y al que los narcos respetan.”

Parecía distinto de los matones habituales que venían al gimnasio. “Muchacho, la vida no es fácil para nadie. Deberías saber que si te entreno acabarás escupiendo sangre. Serán los diez meses más duros de tu vida. Tu madre te ha dado la vida, yo te la reprogramaré. Transformo mocosos en auténticos hombres, sin tener en cuenta la edad. Te convertirás en un hombre, pero antes deberás volver a ser un niño, a llorar, a suplicar piedad y nadie te ayudará. Estarás luchando contigo mismo antes de poder combatir contra el mundo. No habrá nadie que te ayude a levantarte. Deberás hacerlo tú mismo. Deberás rehacerte y aprender a levantarte. Te enseñaré que no te debes rendir nunca ante la vida. No debes nunca bajar la guardia, no rendirte jamás, no lamentarte nunca. ¿has comprendido, chaval? ¿Serás capaz de resistir todo esto?”

“¡Empecemos!” respondió titubeante Carlos.

“Perfecto, ven mañana por la mañana muy temprano, antes de ir al trabajo, aquí en mi gimnasio hablaremos sobre el modo de proceder. Es todo por ahora”

Antes de que saliese del gimnasio le hice pararse. “Dentro de una semana conocerás a una persona especial que te podrá ser de gran ayuda. Es un entrenador de la mente”

“¿Un loquero?” añadió enseguida Carlos con aire despreciativo.

“No, peor. Ahora vete a casa y descansa. Nos vemos mañana”

Lo vi desde los ventanales del gimnasio salir con la espalda curvada, parecía que no tuviese pecho. La cabeza baja. “Habrá que trabajar duro” pensé. El primero que debería creer que sería capaz de alcanzar su objetivo tenía que ser él.

II

Al día siguiente Carlos llegó puntual al gimnasio. Vestía un chándal, zapatillas deportivas y arrastraba una gran bolsa.

“¡Por amor del cielo, hijo! ¿Qué diablos hay en la bolsa?” le apostrofé.

“Bueno, he cogido todo el dinero que tenía ahorrado y me lo he gastado en la ropa y esto… es lo último que se ha inventado, el cinturón de contención para las pesas, he traído algunos libros para que los vea y la ropa para cambiarme…”

“Umm, en primer lugar, tutéame, compartiremos el tiempo y las emociones juntos y es importante que me veas como un amigo. Además, creo que esta sesión la vamos a dedicar en su totalidad a las explicaciones”

“Entonces, ¿no comenzamos enseguida? ¡Tenemos muy poco tiempo!” dijo con vehemencia el chaval.

“Carlos, Carlos, he entrenado a muchas personas antes de ti. Sé el tiempo que necesitas para que te conviertas en alguien más fuerte. Sé que sin una buena base mental estarás destinado al fracaso y sé también que, en este momento, tus convicciones están equivocadas.” Seguí hablando sin darle tregua. “En primer lugar, no te quiero ver entrar otra vez con esas zapatillas de fitness. No te permitiré profanar este templo jamás. ¿Sabes que aquí han luchado los mejores gladiadores y pioneros de nuestro amado deporte? ¡Comienza por sentir su espíritu dentro de ti cuando te entrenes! Vístete con una ropa adecuada cuando entres aquí. ¡Calza estas!” dije tirando a sus pies unos sencillos zapatos de trabajo con la punta reforzada de hierro.

Carlos se dobló para cogerlas e hizo un gesto de fastidio. “Uf, pero… ¡Pesan mucho! ¿Para qué son?”

“¡Son útiles para que vuelvas a casa por tu propio pie! Si, accidentalmente, te cayese un disco de 25 kilos sobre los dedos de los pies te verías obligado a caminar sobre los talones el resto de tu vida, y no sería una estampa demasiado bonita.”

Carlos, con el rostro descompuesto, se apresuró a calzarse los zapatos de trabajo.

“Bien, la primera lección será la liberación de la basura del cerebro. Explícame como te has entrenado hasta ahora, y, si alguna vez lo has hecho, la manera en que te has alimentado, cuéntame también cómo ha sido tu estilo de vida, en general.” Lo incité a que me hablase.

“Sí, precisamente he traído conmigo unos libros para mostrarle…” y abrió la bolsa para coger algunos libros, cuyas portadas no prometían nada bueno.

“Umm, entiendo. Y ¿Mirando estos textos entenderé cómo te has entrenado?” respondí al instante.

“Sí, he seguido el programa de súper campeón de Mr. Olimpya para tener brazos de dar miedo, después este otro esquema, de músculos inverosímiles, de Mr. Universo y…” dijo mientras cogía muy entusiasmado todas aquellas revistas de su bolsa y las tiraba sobre la mesa.

“¡Por el amor del cielo, hijo, basta! ¿No te había dicho que esto es un templo? ¡Estás torturando las almas de los antiguos guerreros además de mis sentidos con estas palabras! Muéstrame tu ficha más reciente y tu diario de nutrición.” Dije con aire fatigado.

Removió dentro de la bolsa que había traído y sacó una ficha plastificada sobre la que no pude ver señalado los kilos levantados y dijo que no tenía ni idea de lo que era un diario de nutrición y que él siempre había comido cuando su instinto le decía que había llegado la hora de comer algo.

Resignado suspiré y dije “Veamos qué has hecho últimamente.” ¡Casi me da un ataque por aquello que había escrito! “Alzamiento en dos tiempos en banco plano en la smith macchine12, 6 serie de 10, peck deck13 5 series de 12, croci ai cavi14 5 series de 20, press machine15 5 series de 8 repeticiones, leg extension16, sissy squat17, presiones hacia abajo con los cables, french press18 …mejor me paro aquí, ya basta por hoy con desilusiones. Mi pobre físico no aguanta más. Siéntate y escucha, veamos…”

“¿Hay algo que no funciona? El instructor súper musculado de mi antiguo gimnasio me ha dicho que es de esta forma como se ha desarrollado él. ¡La leg extension aísla el músculo y después con la sissy squat lo destruyo!” Afirmó convencido Carlos.

“Carlos, escucha, lo único que has destruido es tu sentido común. La leg extension suck y, después, ¿cómo demonios puedes continuar con un ejercicio llamado sissy squat? ¡Es para mujercitas! Te diré sólo cuatro palabras shut up and squat Cállate y sigue el squat19 La sissy no vale nada ante un bello squat con el culo pegado a la tierra. ¿Entiendes? Quiero ser muy claro contigo. Hasta ahora no has hecho más que perder el tiempo. Esta ficha es una basura. Siéntate y escúchame con atención. Estoy a punto de explicarte el Secreto perdido del entrenamiento. Aquel que ha forjado miles y miles atletas de hierro. Te devolveré a la categoría de los hombres. Donde la belleza era fuerza y la fuerza significaba el dominio indiscutible sobre las otras criaturas del universo. ¿Estás preparado? Entonces empezamos.

III

Debes saber que soy de origen americano. Mis orígenes son antiquísimos y se dice que mis antepasados provenían directamente de antiguos guerreros. Desde hace mucho tiempo que en mi familia ha pasado de generación en generación una historia.

Назад Дальше