Kyoko tenÃa un hermoso cabello largo color rojizo, que no era ni lacio ni ondulado, sino que tenÃa vida propia. Aguzando la vista, advirtió unos ojos brillantes color esmeralda, rodeados por pestañas pecaminosamente oscuras. La forma en que lo miraba con una fascinación mórbida hizo calentar su sangre, y eso lo confundÃa.
Gruñó cuando el sol desapareció súbitamente detrás de las nubes. Los humanos nunca le habÃan interesado⦠solo los demonios, y solo durante el tiempo que le llevaba rastrearlos y matarlos. En el instante en que ella se apartó de la ventana, Darious se envolvió en su propio poder, haciéndose invisible.
âKyoko, ¿has oÃdo algo de lo que te dije?â, preguntó Suki, consciente que habÃa estado hablando sola durante los últimos minutos.
Kyoko vaciló y se volteó para ver a su mejor amiga detrás del escritorio. âOh⦠hmm⦠¿eh?â, parpadeó, â¿cuál era la pregunta?â. Notando una sombra a su derecha, echo una mirada a la puerta de la oficina de Kyou, y se relajó al advertir que éste habÃa desaparecido una vez más.
Suki meneó la cabeza, âdije que tenemos la reunión matutina arriba en cinco minutosâ. Recogió una pila de papeles y dio la vuelta al escritorio mientras que Kyoko regresaba a la ventana. â¿Qué es lo que mirabas con tanto detenimiento?â, preguntó.
Los hombros de Kyoko se desplomaron al ver que el extraño ya no estaba allÃ. Se mordió el labio inferior preguntándose el porqué de su decepción. âEstoy buscando un taxi para poder escaparme de la reuniónâ, dijo, y le guiñó el ojo a Suki.
âBueno, si yo no te quisiera ya te habrÃa matado cuando la madre de todas las malditas bombas sacudió las ventanas anoche. Además, obtuve algunas fotos muy buenas para publicar en internet. DeberÃas haber visto la expresión en el rostro de Kotaro cuando se dio cuenta de que le habÃa disparado al televisor⦠te lo mostraré más tardeâ.
Viendo que la atención de Kyoko se dispersó una vez más hacia la calle, colocó las manos sobre sus hombros y la volteó en dirección al ascensor. âVamos⦠ya es hora de que admitas tu acto de terrorismoâ.
â¿Terrorismo?â, se defendió Kyoko en tono culpable. â¿Y cómo llamas a lo que ellos me hacen constantemente? ⦠¿Civilizado?â.
Suki rio nerviosamente y empujó a Kyoko hacia adentro del ascensor. âSube, y si hay gritosâ¦asegúrate de que sean ellos quienes gritanâ.
Darious elevó la vista hacia el nombre impreso sobre el vidrio donde antes se encontraba la muchachaâ¦âInvestigaciones paranormalesâ. Cerró los ojos, tanteando para orientarse en su camino a través del edificio, y apretó los dientes a medida que su poder daba con las almas antiguas. Inhaló cuando encontró el alma de Kyoko cerca de la cima del edificio. Ãsta se dirigÃa directamente hacia el grupo de almas que estaban contaminadas con elementos no humanosâ¦pero que tampoco eran demonios.
Abrió sus ojos color de ébano cuando comenzó a llover. La acera se humedecÃa, excepto adonde se hallaba su cuerpo invisible.
¿Por qué lo miraba con tanto interés, acaso era porque estaba ligada a las cosas paranormales? Dejó que su poder recorriera su alma una vez más, buscando detectar la presencia demonÃaca en su aura. Su poder la rodeó durante varios latidos, y pudo sentir cómo su fuerza vital se elevaba y lo miraba directamente.
Y en ese momento, lo oyó⦠el eco de un suave llanto que apenas podÃa recordar, por encima de sus propios gritos torturados. La única vez que habÃa oÃdo ese sonido fue en el momento en que las cadenas de la eternidad se habÃan roto. HabÃa dejado el sonido atrás al luchar por salir del pozo, y éste se le habÃa aparecido en su memoria muchas veces. Cuanto más se acercaba a esta ciudad⦠más lo empezaba a acechar ese recuerdo.
¿Qué cosa en ese llanto le habÃa cerrado el pecho ahora, y no hace siglos atrás cuando realmente importaba? ¿Por qué de repente importaba ahora? Darious sacudió la cabeza sintiéndose irritado. No podÃa cambiar el pasado, entonces, ¿por qué permanecer en él?
Justo cuando Kyoko abrÃa la puerta de la habitación en la que todos esperaban, sintió como si alguien la rodeara con sus brazos, y respiró súbitamente. Volteando a la derecha, elevó su vista hacia la oscuridad. Dentro de esa oscuridad se encontraba el mismo rostro que habÃa visto cruzando la calle⦠esta vez sin anteojos de sol. Sus ojos la sumieron en la fascinaciónâ¦eran del más extraño color de la plata turbulenta, con un reflejo azul helado.
Kyou giró hacia la puerta, sintiendo que Kyoko se acercaba, pero la expresión extraña en su rostro lo obligó a actuar. Corrió hacia adelante y la sostuvo antes de que cayera. Sintiendo cómo un elemento no bienvenido la tocaba por detrás, su gruñido de advertencia dispersó al poder sobrenatural que la rodeaba.
Ãste la abandonó como una ola furiosa en el mismo momento en que un trueno sacudió las ventanas por la tormenta que se aproximaba. Kyou entornó sus ojos dorados, levantándola en brazos de forma posesiva y colocándola cuidadosamente sobre el sofá, ante la presencia de todos. Cuando todos avanzaron, él sostuvo su mano en alto, ordenándoles que se quedaran atrás.
Darious se retiró y abrió los ojos, mirando hacia la cima del edificio. TodavÃa podÃa sentir el calor de su alma, y era la primera vez que habÃa experimentado una sensación de calidez desde que tenÃa memoria. También habÃa pasado mucho tiempo desde la última vez que se sintió impactado por el poder de otro ser.
Esbozó una sonrisa frÃa y maliciosa a medida que se escabullÃa. El lugar seco sobre el pavimento se fue oscureciendo cuando el cielo se abrió, dando paso a un intenso chaparrón.
CapÃtulo 2 âMitos peligrososâ
La audición de Kyoko volvió aun antes de que abriera los ojos. Cuando escuchó la voz de Shinbe anunciando que seguramente estaba embarazada, sus ojos se abrieron rápida y súbitamente, y le clavó una mirada fatal.
âYoâ¦â, se vio interrumpida de inmediato cuando Toya la jaló hacia sus brazos y casi la exprimió contra él.
â¡No hagas eso! Casi me das un maldito ataque cardÃacoâ. La sostuvo fuertemente hasta que recordó que todos estaban mirando. Su mandÃbula comenzó a temblar, sabiendo lo que se avecinaba.
âAawww, qué dulceâ, rio Kamui burlonamente, âToya está todo acaramelado con Kyoko. No sabÃa que eras asÃâ.
Toya soltó a Kyoko tan rápido que cayó contra el brazo del sofá. âVas a sentir mi puño en tu cara si no te callas, mocosoâ. Gruñó, pero su expresión volvió a suavizarse cuando dio un paso atrás y vio a Kyoko que se incorporaba. âLo que quise decir es⦠¿Qué estás intentando hacer, terminar de darnos el ataque al corazón que empezaste anoche?â.
âSi siguen asÃ, quizás lo hagaâ, dijo Kyoko con una sonrisa burlona dirigida a Toya. âLuego iré a esconderme a la habitación de Kyouâ.
âSi siguen asÃ, quizás lo hagaâ, dijo Kyoko con una sonrisa burlona dirigida a Toya. âLuego iré a esconderme a la habitación de Kyouâ.
â¿Por qué te esconderÃas allÃ?â, preguntó Toya, sintiéndose celoso al instante.
Kyoko suspiró y sopló apartando un mechón de su cabello de los ojos. Toya era inteligente pero, a veces, si no fuera por su aspecto, jurarÃa que tenÃa la edad mental de un niño de cinco años.
âPorque Kyou tiene barreras a prueba de nerds en su puertaâ, aportó Kamui sin apartar la vista de su nuevo portátil, que mantenÃa lejos de Toya.
Toya gruñó y se dio vuelta para enfrentar al más joven del grupo. âSigue asÃ, Kamui, y hare que tu sistema informático colapseâ.
â¿Y esto lo dice el hombre que siquiera sabe dónde está la tecla Enter en el teclado?â, preguntó Kamui arqueando una ceja. âMe sorprenderÃa si supieras dónde está el botón de encendido de un monitorâ.
Toya se inclinó hacia él. âNo estaba hablando del disco rÃgidoâ. Sus labios apenas esbozaron una sonrisa malvada cuando Kamui sujetó el portátil con más fuerza y se estremeció.
â¡Suficiente!â, dijo Kyou, con una voz que hacÃa eco de su autoridad. âSiéntense todos. Kyoko, tú puedes quedarte en el sofá si lo deseas y, no, Toya⦠no va a compartirlo contigoâ. Dirigió una mirada irritada a su hermano.
Toya comenzó a murmurar algo acerca de ciertos hombres con palos y microchips en sus traseros, antes de dejarse caer sobre la silla de Kyou. Ãste lo miró fijamente con la expresión impávida por la cual era famoso. Cuando el hombre de cabello plateado sintió un pequeño tirón sobre su mano, miró a Kyoko, que movió sus pies de modo tal que Kyou pudiera sentarse sobre el otro extremo del sofá.
Kotaro y Yohji rieron disimuladamente al ver que Kyou aceptó la invitación y se sentó, con los pies de Kyoko sobre su regazo.
âComo todos bien saben, esta noche es Halloweenâ, comenzó Kyou.
â¡No me digas!â, masculló Toya, intentando no mirar con furia a los pies de Kyoko en contacto con su hermano.
âLo cual significaâ, continuó Kyou dirigiendo una mirada asesina a Toya, âque hoy habrá mayor actividad. Los rituales paganos saldrán mal como de costumbre, y la actividad paranormal también se intensificará. Todos nosotros estaremos en estado de alerta durante las próximas veinticuatro horas. Considerando que las fiestas de Halloween se extenderán hasta más tarde en la noche, y siendo sábadoâ¦creo que todos entienden la ideaâ.
âSÃ, sÃ, lo entendimosâ, exclamó Toya. âUy, tengan cuidado porque habrá mujeres desnudas corriendo por las calles, perseguidas por pandillas de violadoras lesbianas, ¡uh!â
â¿Adónde?â, preguntó Shinbe a todo volumen, que no habÃa prestado demasiada atención desde que Suki entró.
Kyou masajeó el espacio por encima de sus cejas, donde sentÃa que se acumulaba una ligera presión. Ãl y sus hermanos escondÃan bien sus poderes del mundo, pero a veces se preguntaba si no habÃan retrocedido demasiado. HabÃan sido enviados aquà para mantener a Kyoko a salvo sin que ella lo supiera, y para liberar al mundo de tantos demonios como pudieran. HabÃa establecido la agencia en cuanto notó la elección de carrera que ella habÃa hecho.
Kotaro levantó la voz. âEl departamento de policÃa designó a mi brigada a la plaza de la ciudad esta noche debido a la sobrecarga de las fuerzas policiales. Otros policÃas estarán allà a intervalos porque el año pasado las fiestas barriales no terminaron sino hasta el amanecer, y varias personas desaparecieron esa nocheâ.
Kamui asintió, volteando su portátil para que todos vieran: âChicos, tenemos una bruja en la ciudadâ.
âA ver si te enteras, niño⦠esta noche tendremos un montón de brujas en la ciudadâ, Yohji sonrió burlonamente. âAlgunas más sensuales que otrasâ.
âEsas brujas no están absorbiendo la vida de niños pequeñosâ. Kamui señaló una lista de nombres de la guardia infantil del hospital. âTodos estos niños están en coma, y todo ocurrió durante la última semana. Los médicos están desconcertados, porque en todos los casos los niños se encontraban afuera después del anochecer, y todas las pruebas que les hicieron no revelaron ninguna lesión. Simplemente no se despiertanâ.
Kyoko frunció el ceño intentando concentrarse en la reunión. Era difÃcil, porque no podÃa sacudirse esa extraña sensación que habÃa permanecido en ella desde que vio a aquél hombre al otro lado de la calle, y luego sintió lo que podrÃa jurar que eran sus brazos rodeándola.
Apartando el recuerdo por un momento, su rostro se entristeció pensando en todos esos niños del hospital. Una vez habÃa leÃdo que si una bruja toma una parte de tu alma, caes en un profundo sueño. Luego tienes pesadillas por siempre, a medida que la bruja se alimenta de tu miedo. ¿Acaso todos esos niños estaban atrapados en aquellos sueños, gritando para que alguien los salvara?
âNo creo que echarle un cubo de agua en la cabeza funcione, pero yo quiero ir a la caza de algo tan cruel. ¿Cómo reconoceremos a la bruja si la vemos? ¿Alguien ha visto una alguna vez? ¿Acaso no son solo seres humanos que accedieron a una potente magia?â. Comenzó a disparar preguntas mientras intentaba incorporarse, pero Kyou le puso la mano sobre los tobillos para impedÃrselo.
Kyou no miró a Kyoko, esperando que ella pensara que no era intencional, mientras rodeaba sus tobillos con sus dedos como si fuera un brazalete. En ese momento sostenÃa una barrera protectora sobre ella, que se mantenÃa en su lugar solo mediante su toque⦠además, todavÃa no estaba listo para perder contacto con ella.
Ãl habÃa sentido la poderosa aura que la rodeó justo antes de que se desmayara. Y si bien la habÃa apartado de ella⦠todavÃa sentÃa el rastro de su presencia. Eso solo era suficiente para enojarlo. HabÃa colocado barreras contra demonios en todo el edificio, y en cada esquina de cada piso, ocultas dentro del panel de yeso para que no las notaran.
Sus ojos dorados se elevaron hacia la gran ventana panorámica que se hallaba en medio de la pared exterior. Se suponÃa que durante ese dÃa y esa noche el clima estarÃa despejado y frescoâ¦entonces, ¿de dónde habÃa salido esa tormenta? Mientras miraba la lluvia de cerca, advirtió una silueta que no era traspasada por la lluvia.
Sin querer que la aparición supiese cómo la habÃa ubicado, Kyou puso su atención en la entusiasmada descripción que Shinbe hacÃa de las brujas.
âLas brujas reales nunca fueron humanas. Sus almas son demonÃacas y eternas. Se mantienen vivas tomando la fuerza vital de los niños, alimentándose de sus pesadillas. Ese es su alimento. En cuanto a su aspecto, como tantos niños han sido sus vÃctimas, a esta altura deben haber adoptado una forma inusualâ¦jóvenes, hermosas, e incluso de apariencia angelicalâ.
Shinbe aclaró su garganta y borró la imagen erótica que rondaba su cabeza. âNo muestran su verdadera forma hasta el momento en que toman la fuerza vital de otra persona, o en plena batalla. Cuando se alimentan, su aspecto es verdaderamente espantosoâ.