Las esquinas de los labios de Kyoko se doblaron al ver a Shinbe salir de su aspecto aturdido y guiñarle el ojo a ella de nuevo. "Suki, me encantarÃa ir con ustedes. De esa forma podemos formar equipo en caso de que Shinbe se salga de control".
Ambas le dieron a Shinbe una mirada intensa y él gimió. Kyoko no pudo resistir reÃrse a carcajadas otra vez. A ella en verdad le agradaban estos dos.
Toya miró a Kyoko con el rabillo del ojo. Maldición, Se veÃa bonita cuando reÃa asÃ. Se quejó internamente. ¿De dónde diablos vino eso? Sé desplomó en su silla, molesto con su pensamiento. "¡Maldición!". Ahora él tendrÃa que ir con ellos al club solo para cuidarla. Ella seguÃa sonriéndole a Shinbe y a Suki cuando se dio la vuelta.
Mientras lo miraba, su pulso se aceleró un poco y su sangre subió de temperatura varios grados. Toya se dio cuenta que ella tenÃa más poder dentro de sà ahora que se sentÃa feliz que cuando él la habÃa hecho molestar hace un momento. Ãl se sintió intranquilo por primera vez en mucho tiempo.
Cuando la risa de Kyoko se detuvo, ella volteó hacia Suki, "Oye, ni siquiera estoy segura de a cuáles clases debo ir el lunes o a dónde ir para saberlo. ¿Sabes dónde puedo averiguarlo?"
Antes de que Suki contestara, Toya contestó la pregunta mirándola de cerca. "A todos los estudiantes becados se les enseña los mismo. Entonces tú, Suki, y Shinbe, junto con los demás, estarán en las mismas clases. La única clase separada será cuando tu estés con el dueño". Su voz se tornaba perezosa a medida que se recostaba en su silla.
Kyoko frunció el ceño, "¿Qué clase enseña el dueño?"
Shinbe contestó en esta oportunidad, los ojos amatistas de él se iluminaron con intriga, "Para todos nosotros es diferente. Por eso es que nos enseña por separado. Ãl nos ayuda con nuestras habilidades especiales". Ãl se inclinó hacia atrás pensativo, luego añadió con una sonrisa, "Tú, supongo, estarÃas fortaleciendo tus poderes de sacerdotisa".
La furia de Kyoko volvió, preguntándose cómo demonios el dueño sabÃa que ella era una sacerdotisa. La beca no decÃa nada al respecto. Ella se habÃa ido los últimos dos años, tratando de enterrar los mismos poderes por los cuáles el dueño le habÃa concedido la beca. Ella querÃa llegar al fondo de esto tan pronto como fuese posible.
Mirando a su plato, Kyoko dijo con tensión en su voz, "Tal vez esto es un error. ¿Hay alguna forma de que yo pueda hablar con el dueño de la academia ahora?
Toya entrecerró los ojos. Kyou le habÃa dicho que ella probablemente pedirÃa verlo, y aunque Kyou nunca querÃa ver a nadie fuera de clase, él le habÃa dicho a Toya que la trajera directamente a él si ella tenÃa alguna pregunta.
"¿Qué pasa?, ¿Estas asustada?â Ãl se burló y se recompensó al ver que los ojos de ella se estrechaban de rabia al mirarlo. Asà que, esta chica pensó que podÃa manejarlo. Pues, serÃa divertido observarla, hacerle esa mirada a Kyou. Ãl podÃa ver el miedo que ella instantáneamente podÃa transmitir a alguien sin decir una palabra.
"Bien, te llevaré a verlo tan pronto estés lista", Toya la retó preguntándose si ella morderÃa el cebo.
Kyoko perdió parte de su rabia al escuchar esto. Empujando su plato hacia un lado, asintió con la cabeza, feliz de llamar a su farol, "Listo cuando tú lo estés". Ella alzó una ceja al mirarlo.
"'¿Cuál es la prisa?" Toya se puso de pie con una sonrisa. "Puede que quieras disminuir ese temperamento tuyo porque él lo notará", le dijo burlándose de ella, y pensando que no tenÃa ni idea en qué se estaba metiendo.
Kyoko entrecerró los ojos al mirarlo, luego se puso de pie, mirando a Suki y a Shinbe. "Hablaré contigo cuando ya haya terminado, si vienes a buscarme estaré en mi habitación esperando y podremos hacer planes para esta noche". Ella le guiñó el ojo a Suki, luego volvió a ver a Toya y añadió con una voz apática. "Eso es si me decido quedar".
Ãl se alejó de ella molesto y ella lo veÃa irse, luego se despidió de los otros mirando por encima de su hombro mientras ella lo seguÃa. Ella rápidamente notó cómo los otros estudiantes salÃan del camino de Toya apresuradamente y preguntándose acerca de eso. ¿Quién era él? ¿El buscapleitos de la escuela?"
Kyoko no le iba a dar la satisfacción de correr para ir a su lado, entonces se tomó su tiempo caminando, a propósito para quedarse atrás. TodavÃa un poco molesta con él se intentó sonrojar cuando sus ojos se desviaron hacia el trasero de Toya. Mirando su cepillo de pelo en el bolsillo de su pantalón, y la firme redondez que yacÃa debajo, lo cual la irritó más. Exasperante y lindo, solo era una horrible combinación.
Mentalmente sacudiendo su cabeza, ella continuó siguiéndolo, maldiciendo sus errantes ojos. "Hay que ser una completa idiota para pensar que alguien que no puedes soportar es lindo", murmuró. "Molesto, hostil y arrogante tal vez, pero nunca lindo", sonrió, ya sintiéndose mejor.
Una extraña sensación de alerta se deslizó por su espina, sus ojos se dispararon por encima de ella y se engancharon a unos ojos oscuros que estaban penetrando los suyos. El hombre estaba apoyado contra la pared al término superior de las escaleras, mirándola. Ãl tenÃa ondulaciones de ébano en el cabello cayendo por su espalda y sobre sus hombros, y sus ojos de medianoche eran intensos. Ãl era muy atractivo pero ella se sintió amenazada.
Ella miró hacia otro lado. 'Kyoko debes controlarte. Deja de analizar a todo el que ves', se dijo a sà misma con severidad incluso mientras intentaba levantar sus ojos esmeralda hacia él.
"Ahà está la chica más bonita del campus", Kyoko sintió un fuerte brazo alrededor de sus hombros y volteó a ver, recordando la voz del hombre que le habÃa mostrado su cuarto más temprano esa mañana. Ella sintió que las puntas de sus cabellos le hacÃan cosquillas a su cara como si una brisa de la nada acariciara sus mejillas.
Ella le mostró una sonrisa cálida pero al mismo tiempo, se hundió y se encogió alejándose de su brazo. "Kotaro, me alegra verte de nuevo. Gracias por tu ayuda esta mañana", dijo Kyoko nerviosa, deseando que él no actuara tan amistoso con ella. Ella pensaba que él era agradable, pero ella nunca dijo que él podÃa poner su brazo alrededor de ella.
Kotaro no se afectó al tomar su mano, "¿Hay algún otro lugar a dónde puedo escoltarte, Kyoko?" Ãl miro profundamente sus ojos color esmeralda sabiendo que los habÃa visto antes en algún lado. Y tenÃa una vaga sensación de que una vez se habÃa ahogado feliz en ellos.
Kyoko miró hacia las escaleras para ver a Toya que se habÃa detenido y dado la vuelta, luciendo molesto otra vez. Ella pudo haber jurado que lo habÃa acabado de escuchar murmurarle a ella o a Kotaro, no estaba segura a cuál.
Toya no sabÃa qué planeaba Kotaro, pero a él no le gustaba el hecho de que él actuara tan amistoso con Kyoko. Un profundo gruñido vino de su pecho mientras le daba una advertencia "Puedo manejarlo Kotaro a menos que quisieras llevarla a ver a Kyou". Ãl le dio a Kotaro una mirada intensa, sabiendo que Kotaro no se acercaba a Kyou a menos que fuera para una clase o que haya sido citado.
Kotaro le soltó la mano a Kyoko, "Espero que todo esté bien, Kyoko". Ãl miró mal a Toya, luego volteó hacia ella, "Asegúrate de tener cuidado con alguna quemadura helada. Si se sale de control, me encargaré de él por ti". Kotaro miró a Toya de una manera arrogante, luego asintió su cabeza a Kyoko y se volteó para bajar las escaleras.
Kotaro le soltó la mano a Kyoko, "Espero que todo esté bien, Kyoko". Ãl miró mal a Toya, luego volteó hacia ella, "Asegúrate de tener cuidado con alguna quemadura helada. Si se sale de control, me encargaré de él por ti". Kotaro miró a Toya de una manera arrogante, luego asintió su cabeza a Kyoko y se volteó para bajar las escaleras.
Kyoko escuchó a Toya quejarse y ella lo miró mientras se daba la vuelta y caminaba por el corredor de la misma forma que ella se habÃa ido esta mañana.
Esta vez ella corrió y se encontró con él justo a tiempo para verlo entrar a la puerta que decÃa, NO ENTRAR. Kyoko se preguntó para dónde iban. Mientras seguÃa su espada rÃgida, la posibilidad de que la estaba llevando de vuelta a su propia habitación cruzó su mente. Cuando de hecho se detuvo en frente de su puerta, Toya volteó a verla y ella lo miró molesta hasta que él llevó su mano derecho a la puerta que estaba en frente de la de ella y tocó.
Kyoko estaba en shock. ¿El dueño estaba en el cuarto justo en frente de ella? De nuevo, las palabras de su hermano volvieron para atormentarla. "¡no puede ser!" sin esperar por una respuesta, Toya abrió la puerta y la empujó hacia adentro, delante de él.
Inmediatamente, Kyoko se volteó "No sé cual es tu maldito problema pero por favor ¿podrÃas no empujarme?" luego hizo como para ahuyentarlo, "o tocarme. No te he hecho nada". El vello de su nuca se erizó otra vez cuando notó que Toya estaba mirándola desde atrás.
Los hombros de Kyoko cayeron. Ahora lo habÃa hecho. ¿Siempre tenÃa que dar un salto sin pensar en donde estaba o quien podrÃa estar observándola?
Toya vio que Kyoko se ponÃa tensa y sonrió, bajando su mirada hacia la chica que pareciera ser más pequeña de repente. "¿No querÃas hablar con alguien?" Cuando Kyoko no volteó, Toya miró a Kyou y entrecerró los ojos cuando notó que estaba apoyado contra la puerta de la sala, mirando a Kyoko como si estuviera en un trance.
'¿Qué diablos?', Toya pensó. ¿Por qué Kyou la estaba mirando como si hubiera visto un fantasma? En cierto nivel, él no querÃa aceptar el sentimiento de celos que causó. Una sensación le recorrió sus entrañas al querer interponerse entre ellos y bloquear a Kyoko de la mirada de Kyou. Ãl querÃa protegerla.
Kyou momentáneamente se quedó sin palabras, al ver a Kyoko tan cerca por primera vez en más de mil años. El aire a su alrededor tarareaba con la fuerza que él recordaba, la misma innegable fuerza que lo atrajo a ella en el pasado no se habÃa desvanecido.
Sus ojos dorados se fijaron en el guardián detrás de ella con una especie de indiferencia distante. "Toya, vete". Un tono peligrosamente amenazante podÃa oÃrse en su voz.
Un gruñido se formó en la garganta de Toya y sus puños se cerraron por la ira como si un sentimiento creciera y lo atormentara desde algún lugar escondido y profundo de su memoria. Sin decir otra palabra, Toya se dio vuelta y salió por la puerta azotándola.
Kyoko vio a Toya salir mientras que su mente daba vueltas entre pensamientos caóticos. De repente, ella sintió el impulso de correr tras él. Al decidir no ser una cobarde, alzó su barbilla y se llenó de coraje para finalmente darse vuelta sin creer lo que estaba viendo.
En lugar del anciano en traje de ejecutivo que ella esperaba ver, se encontró de frente con sus ojos de oro ardiente mirándola fijamente, haciéndola sentir que no podÃa mirar hacia otro lado. Su cabello plateado caÃa sobre sus hombros y sobre su cuerpo perfectamente esculpido. Ãl era alto y hermoso con un toque de arrogancia rodeando su regio cuerpo y un rostro que podÃa solo ser un regalo del cielo.
Kyoko instantáneamente cerró los ojos. ¿Qué diablos le pasaba? Ella vino a hacer preguntas, no a babear. Cuando ella abrió sus ojos otra vez, él estaba más cerca. Ella instantáneamente dio un paso atrás por la nobleza y superioridad que lo rodeaba solo para sentir la solidez de la puerta detrás de ella, dejándola sin salida.
Sin darse cuenta de lo que habÃa hecho, Kyou empezó a caminar hacia ella. Pero cuando notó que se alejaba de él, éste alzó la ceja de forma elegante, extendiendo su mano hacia el sofá. "¿Le gustarÃa sentarse señorita Hogo?" Ãl sabÃa que ella tenÃa preguntas para él. EstarÃa decepcionado si no fuese asÃ.
Kyoko tragó nerviosa, pero con actitud altiva alzó su barbilla, caminando hacia el sofá, manteniendo tanta distancia como fuera posible entre ellos, sin nada más que con la esperanza de que su cerebro funcionara normalmente. Interiormente rió nerviosa.
"Lo primero que quiero saber es, ¿Qué le hace pensar que soy una sacerdotisa?" Ella lo miró con cautela y casi se enloquece cuando él se sentó a su lado en el sofá en lugar de sentarse en la silla en el otro lado de la mesa de café. Kyoko cambió de posición mirando hacia él, evitando alejarse más y mostrarle miedo.
"Asà que, quiere jugar", Kyou reflexionó ociosamente, pero rápidamente sacó de su cabeza su pensamiento intrigante. "¿Qué te hace pensar que no sabrÃa que eres una sacerdotisa?" él respondió con tono de voz tranquila. Ella era tan pequeña comparada con él, porque se inclinó hacia ella para mirar su rostro en forma de corazón.
Kyoko observó las facciones de su rostro perfecto buscando algún indicio de emoción pero se sorprendió al no ver ninguno. Ãl era como una escultura de perfección y calma, y eso la irritó sin fin.
"¿Siempre contesta una pregunta con otra pregunta, Señor?" Ella tartamudeó sin ni siquiera saber su apellido.
Kyou sonrió pero solamente en su interior para que ella no se diera cuenta. Bueno, él podÃa decir que ella aún tenÃa vida dentro de ella y no estaba decepcionado de eso. Sólo lo hizo querer ver más. "Señor, pero me puedes llamar Kyou, a menos que te guste más Señor" Mirándola de forma acalorada.
Kyoko le devolvió la mirada, "¿Por qué estoy aqu�" Dijo lentamente y una palabra a la vez, como si estuviera hablándole a un niño. Eso es, ahora vamos a ver como se libra de ésta. "Señor, claro" Kyoko murmuró para ella, sin dejar de mirarlo a los ojos.
Habiendo leÃdo su mente, los ojos dorados de Kyou brillaron mientras se entrecerraban mirando sus ojos esmeralda-. Ãl se inclinó un poco más cerca de ella, sabiendo que haciendo eso la intimidarÃa. PodÃa sentirlo.
"Tus poderes de sacerdotisa son débiles y sin entrenamiento o sabrÃas por qué sé que eres una sacerdotisa", casi la abuchea, perdiendo la compostura por un momento antes de recobrar la calma de nuevo. "Te enseñaré artes marciales junto con el fortalecimiento, lo que te haga falta".
Para Kyoko, lo último que dijo sonó casi como un insulto. Siendo un poco impetuosa como todos sabÃan que era, ella se inclinó casi quedando cara a cara con él, y el sarcasmo era fuerte. "Tal vez solo escondo mi verdadero poder, luego cuando encuentro un objetivo digno lo libero". La rabia la volvÃa más audaz, o estúpida, en el momento no estaba segura cuál de las dos.
Kyou se acercó aún más, profundizando sus labios en los de ella para que su aliento acariciara sus labios. Ãl susurró con oscuridad en su voz, "Sacerdotisa".
CapÃtulo 4 "Presta Atención".
Kyoko se lanzó hacia atrás, lejos de él, sintiendo de repente vibras viniendo de él que no se supone que deberÃa sentir. Algo pasaba aquà y ella sintió que era la última en saberlo.