Ella levantó la cabeza sabiendo que el demonio estaba a punto de hacer su movimiento. Fiel a su acto... dio un grito casi silencioso... no era como si quisiera llamar la atención de la gente inocente que pasaba por la acera, era sólo una maniobra actuar asustada y despegar corriendo.
Corriendo por delante de él, corrió hacia adelante y luego se dirigió hacia el lugar más oscuro del callejón como si tratara de esconderse de él. Justo cuando ella se volvió, él se estrelló contra ella, colocando sus palmas a ambos lados de su cabeza como si intentara escapar.
El agresivo vampiro empujó su cuerpo contra el de ella mientras la miraba fijamente con frÃos ojos azules. -¿Quieres venir a cenar conmigo? Su voz tenÃa un mal humor que no debÃa atrapar.
Kyoko casi sonrió al oÃr la petición de doble filo. "Seguro... mientras sea estaca." Sus manos se deslizaron a su alrededor y él sonrió hasta que él sintió el dolor cortar en su espalda y salir por delante de él. Miró hacia abajo la punta de la luz brillante que sobresalÃa de su pecho y abrió la boca sin hacer ningún sonido.
Al ver a la chica pegada a la pared, Hyakuhei agarró el alféizar de la ventana decidiendo que serÃa egoÃsta y no permitirÃa al vampiro que la última comida. Empujándose hacia adelante, sus pies golpearon el suelo justo cuando la niña salió de la sombra solo.
Hyakuhei no se movió cuando parecÃa no darse cuenta de él. Retrocedió hacia las sombras y observó mientras sacaba unos pantalones de la oscuridad. Arqueó una ceja al darse cuenta de que era la ropa del vampiro que acababa de atacarla.
"Tiene que haber una mejor manera de deshacerse de ellos", murmuró Kyoko. "¿Quién oyó hablar de un vampiro que se derritiera de todos modos? Nunca me acostumbraré a eso. DeberÃa ser más como en las pelÃculas... Maricon y se han ido. "Ella continuó mientras se extendÃa en el bolsillo delantero de los pantalones y sacando un paquete de cigarrillos. "Guárdelas para más tarde, nunca sepa cuándo voy a necesitar un favor. ¿Por qué diablos está fumando un vampiro de todos modos? "
Ella sostuvo los pantalones delante de ella e hizo una cara con el pegote en el frente lentamente goteando abajo. "Eu," Ella dijo infantilmente antes de comenzar su búsqueda de los bolsillos traseros. -Vamos a ver -susurró ella. "Peine, más ligero... pertenencia al gimnasio local... ¿hilo dental?" Kyoko miró el producto de higiene dental antes de lanzarlo detrás de ella. "Ahora hay un pensamiento grosero."
Dejando caer los pantalones, sacó su chaqueta de los restos del vampiro y comenzó a buscar allÃ. "Está bien, esto es más prometedor," dijo ella un poco más fuerte. "Tiffany and Co., definitivamente vale la pena empeñar. HA, jackpot ", exclamó Kyoko cuando sacó la billetera de la criatura muerta.
Al abrirla, sacó las tarjetas de crédito una por una, mirándolas. "Tarjeta bancaria, MasterCard, Visa... whoa, tarjeta American Express... No salgas de casa sin ella." Dejó caer las tarjetas de crédito en el suelo y sacó el dinero. "¡SCORE!" Gritó Kyoko cuando vio cuánto habÃa allÃ. "Un mes más sin tener que tener relaciones sexuales con Yohji para un lugar donde vivir, la vida es buena." Ella terminó mientras embolsaba el dinero y dejaba caer la chaqueta en una lata de basura.
Hyakuhei arqueó una ceja escuchando a la joven. "Está loca", pensó para sÃ. Dejó que la más breve sonrisa apareciera en sus labios cuando alivió al vampiro muerto de todo su dinero. Mientras caminaba hacia la acera, salió de la oscuridad y lentamente caminó hacia el lugar donde el otro vampiro habÃa quedado.
Viendo todo lo que quedaba de él era un charco negro y polvoriento, se metió en el bolsillo un fósforo y lo encendió, arrojándolo sobre los restos. El callejón iluminó durante unos cinco segundos antes de quemarse... sin dejar nada atrás.
Estaba teniendo problemas para aceptar que una simple mujer humana habÃa hecho esto a un vampiro. Estaba vestida indecentemente, aparentemente tenÃa unos cuantos tornillos sueltos en la cabeza y era un carterista maestro considerando todas las joyas sin valor que habÃa dejado atrás. Prueba de que ser el Rolex golpear que se habÃa quemado con el resto de la mitad de raza muerta.
Inhaló aun oliendo el olor persistente de la muchacha. Qué extraño para una vestida tan provocativa aún ser virgen. Volvió a mirar el lugar quemado en el suelo ya no le importaba cómo lo habÃa matado... si no lo hubiera hecho... lo habrÃa hecho.
Mientras caminaba hacia la acera, su mirada se volvió lentamente en la dirección que habÃa tomado. Por primera vez en mucho tiempo, Hyakuhei sintió un revuelo en su sangre. Esta noche cazarÃa y antes del amanecer... la saborearÃa.
*****
Kyoko gimió al ver a la multitud que todavÃa se estaba moliendo en la puerta del metro. Era el fin de semana y el lugar parecÃa ser un punto caliente. Se deslizó alrededor de la lÃnea y se dirigió hacia el gorila, dándole un mero asentimiento antes de agacharse bajo el brazo que le abrÃa la puerta. Todos los salteros la conocÃan a la vista porque vivÃa por encima del club.
Una vez dentro, se dirigió directamente a la puerta que decÃa "No entrar". Golpeando el código de la cerradura de la puerta, extendió la mano y la abrió, dejándola cerrar detrás de ella. Ella respiró un suspiro tan pronto como el ruido se convirtió en un rugido sordo. Sintiendo que el trozo de dinero se aferraba fuertemente a su mano, subió las escaleras. Los demonios no eran lo único peligroso en la ciudad y ella no estaba caminando toda la noche con su dinero de alquiler en su sujetador.
Deteniéndose por las pequeñas cajas de cierre al final del pasillo, ella perforó otro código y lo abrió para revisar su correo. Normalmente estaba vacÃo, pero Kyoko sonrió al ver el solitario sobre que descansaba dentro y lo sacó, reconociendo la escritura de su abuelo en la etiqueta de dirección.
Cerrando el armario del buzón, subió otro tramo de escaleras. El secreto para mantenerse en forma... viven en el tercer piso sin ascensor. Se detuvo antes de golpear el piso superior y contó el dinero viendo que sólo le quedaban veinte dólares después de dar a Yohji su dinero de alquiler.
Yohji... se encogió. Kyoko sabÃa que él querÃa que ella le pidiera más tiempo para pagar el alquiler, pero que serÃa doble si no llegaba a pasar. Yohji era escoria en lo que a ella se referÃa, pero tenÃa que ser amable con él ya que él era el que coleccionaba su renta cada mes. También le correspondÃa arreglar las cosas y él tenÃa la voz, asà que en quién alquiló y quién fue expulsado.
Caminó hasta su puerta y apenas consiguió su llave en la cerradura antes de que la puerta al otro lado del pasillo se abriera. Kyoko gimió interiormente antes de dar la vuelta y dar una sonrisa forzada a Yohji. ¿Qué era... psÃquico?
"¿Cómo te va cosa caliente?" Preguntó Yohji mientras se apoyaba contra el marco de su puerta como si estuviera actuando bien.
"Se va", respondió Kyoko, deseando de repente que llevara un enorme abrigo que ocultaba todo lo que él miraba tan ligeramente. -Ah, tengo el dinero del alquiler por cierto. -Le entregó el dinero que habÃa contado cuidadosamente hacia él sabiendo que era mejor que acercarse a su puerta-. La última vez que habÃa llegado a cerrarla, la habÃa invitado a entrar.
Los hombros de Yohji se desplomaron visiblemente mientras sus ojos se arrastraban de nuevo hacia ella, "Está bien, entra y te traeré un recibo." HabÃa esperado que ella estuviera corto este mes y le rogara que dejara escapar. La esquina de sus labios se alzó en una sonrisa.
Kyoko sacudió la cabeza mientras contaba a diez. -Puedo esperar aquà afuera. Ella cruzó los brazos delante de ella como si estuviera aburrida de su mente esperando en él.
Yohji se encogió de hombros sabiendo que ese pequeño juego... lo habÃan jugado antes. Iba a buscar el recibo y ella se irÃa antes de que volviera a salir. Te lo daré más tarde.
"Está bien", Kyoko giró la llave en su cerradura y abrió la puerta de su apartamento tratando de una rápida escapada.
"¿Alguien te ha dicho lo bien que te ves en esa falda?", Preguntó Yohji de pronto justo detrás de ella.
Kyoko miró por encima de su hombro hacia él y arqueó una ceja. "¿Estás coqueteando conmigo Yohji?" Siempre se habÃa preguntado qué aspecto tendrÃa su espalda... con la nariz ensangrentada.
-¿Es importante? -preguntó, pasando una mano por su pelo clavado y sonriendo, pensando que finalmente iba a tener suerte.
"En realidad lo hace," declaró Kyoko. "No creo que a mi novio le guste mucho".
Yohji sonrió burlonamente sabiendo que ella pasaba su tiempo dentro del apartamento solo, "Ahora ambos sabemos que no tienes novio, Kyoko. Si no lo sabÃa mejor, dirÃa que tratabas de evitar lo inevitable. Presionó su gran mano contra la puerta abierta de Kyoko para que no pudiera cerrarla. -¿Qué pasa? ¿Miedo de no ser hombre suficiente para usted, o lo está guardando para ese alguien especial imaginario? "
Kyoko lo fulminó con la mirada, sus ojos esmeraldas se volvieron tempestuosos. Si estaba cansado de ser amable... entonces también lo era. "Lo siento Yohji, pero estoy más en los tipos que no se sumergen en un sabor diferente de salsa cada noche."
Kyoko jadeó cuando Yohji de repente agarró la mano que tenÃa en el pomo de la puerta y cerró la puerta y luego presionó contra su trasero, empujando su cuerpo hacia la madera implacable.
"No puedes decirme que no eres un poco curioso Kyoko," Yohji susurró en su oÃdo mientras molÃa su excitación contra su fondo. "No le diré a tu novio imaginario si no quieres."
No es imaginario. De hecho, voy a reunirme con él abajo en un rato ", Kyoko argumentó sabiendo si perdió la paciencia con el culo mudo... definitivamente serÃa expulsado y se marcharÃa en una ambulancia.
"¿Oh enserio? Dime cómo es él, "preguntó Yohji mientras se sentÃa tenso dentro de sus vaqueros. Le gustaban los que hacÃan una pequeña pelea.
Kyoko respiró hondo. "Tiene cabello sedoso largo y negro, piel pálida, ojos muy oscuros y un cuerpo por el que morir." Ella describió y sonrió mentalmente. -¡Te tomas el culo! -Y es muy posesivo.
Yohji hizo un sonido que se suponÃa que era un gruñido. Kyoko casi se echó a reÃr... si Yohji sólo sabÃa lo que sonaba la cosa real. Finalmente decidió que ya habÃa tenido suficiente y estaba a punto de encenderlo cuando una puerta más allá del pasillo se abrió.
Amni salió con un par de pantalones vaqueros apretados y camiseta negra que acentuó su cuerpo atlético. Sus ojos azules se entrecerraron y los músculos de su mandÃbula saltaron mientras entraba en el llamado casero virtualmente atacando a Kyoko. Observó cómo Yohji se alejaba rápidamente de Kyoko y la mujer de pelo castaño se volvió con una mirada.
-Déjame saber cuándo quieres el alquiler -dijo dulcemente-. "Pensándolo bien... tal vez empiece a enviarlo a tu hermano Hitomi para que no te moleste más... ¿de acuerdo?"
Antes de que Yohji pudiera detenerla, Kyoko se metió en su apartamento y cerró todas las cerraduras detrás de ella. Arrojando su chaqueta en una silla cercana, Kyoko abrió la carta de su abuelo y comenzó a leerla. Se deslizó sobre el sofá y puso los ojos en blanco ante su contenido.
"Oh, esto es rico," gruñó Kyoko suavemente. "No sólo soy una virgen de dieciocho años... ¿pero esa es la razón por la que los vampiros pueden sentirme?" Ella bufó en disgusto justo antes de que sus ojos se abrieran en la última lÃnea de la carta. "¿Quieres que lo haga?", Gritó Kyoko.
Su abuelo acababa de ordenarle que encontrara un novio o le dirÃa a Tasuki dónde encontrarla.
"Abuelo..." Ella hervÃa mientras arrugaba la carta en su puño. "¡PERFECCIONARAS TIRON, Tà PODÃAS HABER HABLADO ESTO HACE MUCHO TIEMPO!"
Amni habÃa mirado a Yohji hasta que el fluente regresó a su apartamento. "Me pondré contigo por tocarla más tarde", informó a la puerta cerrada y luego se volvió para golpear a Kyoko. Su mano se detuvo en el aire preguntándose quién estaba gritando.
Hubo un golpe suave en su puerta y Kyoko irrumpió a través de la habitación. Rápidamente desató todas las cerraduras y casi arrancó la puerta del apartamento de sus bisagras antes de mirar al pobre alma del otro lado.
-¿Qué? -preguntó ella.
Amni retrocedió un paso y alzó las manos delante de él. "TranquilÃcese con Kyoko, sólo me estaba asegurando de que estuvieras bien." Aunque admitirÃa que la ira se veÃa muy sexy en ella, especialmente cuando su pecho se elevaba y caÃa asÃ.
Kyoko suspiró y apoyó la sien en la puerta. Amni era el barman abajo en el club. HabÃan logrado un tipo de amistad poco después de que ella se mudara. Amni era muy linda con el pelo rubio que colgaba en capas alrededor de su cara y por su espalda... las capas más largas apenas tocaban sus muslos superiores. Su piel estaba libre de manchas y tenÃa un aspecto sedoso que Kyoko estaba seguro que cualquier chica podrÃa acostumbrarse.
Ãl habrÃa sido su primera opción para lo que el abuelo Hogo habÃa sugerido... demasiado malo él era un vampiro. Esa era una relación extraña, si no desastrosa, esperando que ocurriera si alguna vez llegaba a pasar... lo cual no. Amni nunca habÃa hecho ningún movimiento para matarla o acostarse con ella por lo que estaba agradecida. Fue todo para el mejor de todos modos, porque ella no serÃa atrapada muerta con un vampiro como novio, no en un millón de años.
Amni estaba pacientemente fuera de su puerta y estudió su cansada expresión. HabÃa conocido por primera vez a Kyoko en el mismo pasillo la misma noche en que se habÃa mudado. TodavÃa le hacÃa sentirse un poco alto cuando se dio cuenta de las implicaciones de esa reunión.
Acababa de salir de su habitación y la estaba cerrando cuando salió de la suya. Ambos se congelaron y se miraron el uno al otro. Su puño derecho estaba enroscado y vio el brillante dardo del espÃritu apretado firmemente dentro de él. Después de mirarle unos instantes, se volvió para mirarlo, pero se quedó junto a su puerta, apoyándose en ella.
Amni caminó cuidadosamente por el pasillo hacia las escaleras y respiró un suspiro de alivio cuando finalmente llegó al club. Más tarde esa noche, o temprano en la mañana, si lo desea, él habÃa subido arriba listo para regar los olores de la barra de su cuerpo. Otra vez vio a Kyoko de pie frente a su puerta y recordó preguntándose si habrÃa permanecido allà toda la noche.
Mientras caminaba por su lado hacia su propia puerta, ella finalmente le habló.