Hasta pronto
Marco
Con este correo electrónico, que encontré en una computadora vieja, a comienzos de febrero de 2002 escribà a Dina Nascetti, una de mis jefas en el Espresso , para informarle de mis movimientos. Estuve en Japón para un informe sobre la tumba de Jesús [1] y me estaba preparando para afrontar un largo viaje que me alejarÃa de casa durante casi dos meses. El destino final era el lÃmite geográfico extremo: la Antártida.
En el camino yo preveÃa una parada en Argentina, por un informe sobre la grave crisis económica que se apoderó del paÃs sudamericano en esos meses y luego, en el camino de vuelta, Colombia, donde tendrÃa que entrevistar a Ingrid Betancourt Pulecio, la polÃtica de Derechos humanos colombianos y militantes. En realidad, llegué un par de dÃas antes de lo esperado en Bogotá. Y fue â al menos para mà â una fortuna. Conocà a Betancourt el 22 de febrero y exactamente veinticuatro horas más tarde mientras viajaba en coche a Florencia, Ingrid Betancourt desapareció en el aire, cerca de San Vicente del Caguán. Secuestrada por las guerrillas de las FARC, fue rehén durante seis años.
Si hubiera llegado a Colombia solo al dÃa siguiente, nunca la hubiera conocido.
*****
Cabello castaño suelto en los hombros. Ojos oscuros, como una verdadera colombiana. En la muñeca un brazalete de ámbar. Y los labios que casi nunca sonrÃen.
Tiene pocas oportunidades de sonreÃr Ingrid Betancourt, 40 años bien llevados, cincuenta kilos bien distribuidos a más de un metro setenta, hoy candidata para el incómodo cargo de presidente de la República del paÃs más violento del mundo, Colombia. Un lugar donde todos los dÃas hay en promedio setenta vÃctimas asesinadas. Donde, durante cuarenta años, se libró una guerra que, desde 1990, ha hecho treinta y siete mil vÃctimas civiles. Donde más o menos diez personas son secuestradas cada veinticuatro horas. Un paÃs que cuenta con la supremacÃa del principal productor de cocaÃna del mundo y del cual en los últimos tres años han huido más de un millón de personas.
Sin embargo, no han pasado muchos años desde la misma mujer que hoy se sienta frente a mÃ, en un apartamento anónimo supe secreto y súper blindado en el centro de Bogotá, chaleco antibalas y mirada nerviosa, sonriendo serenamente, tumbada en una playa de Seychelles, bajo la mirada indulgente del Padre Gabriel de Betancourt, un guapo, educado e inteligente diplomático francés, enviado a trabajar en ese rincón del paraÃso después de los difÃciles años pasados en Colombia.
Exactamente veinticuatro horas después de esta entrevista, mientras viajaba en automóvil a Florencia, Ingrid Betancourt desapareció, cerca de San Vicente del Caguán, al borde de la zona más avanzada de penetración de las tropas colombianas contra los rebeldes de las FARC. Junto con ella, un camarógrafo y un fotógrafo francés que la acompañaron para documentar su arriesgada campaña electoral desaparecieron. Y todo sugiere que esto es un secuestro.
Un giro dramático que, paradójicamente pero no demasiado en un paÃs tan cruel como Colombia, "de repente aumenta las posibilidades de su elección", como observa pragmáticamente uno de los eventos colombianos, Gabriel Marcela, profesor de la Escuela de Guerra.
Ingrid Betancourt Pulecio, en este infierno, habÃa vuelto a su voluntad. Y no en el ocaso de la vida sino, en sus treintas, en el '90.
Ex miembro del Parlamento, ahora senadora, fundó un partido llamado Verde OxÃgeno , "para dar un aire limpio a la polÃtica colombiana, enfermo de corrupción", explica con seriedad. El lema dice: «Ingrid es oxÃgeno». Y en la imagen hay ella, una máscara anti moda y globos de colores. Con ciento sesenta mil preferencias, es el más votado del paÃs. Pero nadie, tal vez, hablarÃa de ella hoy si no fuera por la autobiografÃa que sale en estos dÃas en Italia. El tÃtulo no deja dudas sobre el carácter del autor: "Probablemente me maten mañana".
¿Un poco de teatro tal vez?
"La edición francesa se tituló La rage au coeur - Ira en el corazón ", se defiende. "Pero los editores italianos querÃan un tÃtulo más fuerte, asà que elegimos este. Después de todo, asà es como me siento, y esto es lo que pienso todas las mañanas, cuando me levanto y todas las noches, antes de quedarme dormida. Y no creo que haya algo particularmente heroico al respecto. La probabilidad de ser asesinado mañana es una perspectiva muy real y muy presente para una gran parte de la población de este paÃsâ.
Los periódicos la han pintado casi como una Santa. Paris Match lo llamó "la mujer en el visor". Liberación "una heroÃna". Le Figaro , "la pasionaria de los Andes". Le Nouvel Observateur escribió que "si Simón BolÃvar, el Libertador de América Latina, pudiera elegir un heredero, él la habrÃa elegido".
La prensa colombiana, en cambio, han tomado un poco de todo. La Semana , la primera revista de información semanal del paÃs, la puso en la portada con el tÃtulo "Juan de Arco" (Juana de Arco) y un fotomontaje donde aparece en la versión de Pulzella d'Orleans, caballo, armadura y lanza en restos. En realidad, el libro es mucho más mesurado y seco que el tÃtulo que lleva y en sus reseñas. Ingrid no se esconde de ser una privilegiada. Hija de la élite, ha mantenido algunos lujos: montar a caballo una vez a la semana en una finca puesta a disposición por amigos, por ejemplo.
Sin embargo, las ideas no faltan, y no tiene pelo en la lengua en expresarlos. «Las FARC, fuerzas Armardas revolucionarias de Colombia, el primer grupo guerrillero del paÃs, en 1998, según cálculos prudentes, podrÃan contar con una financiación anual de 300 millones dólares, principalmente de la "financiación" de Droga y el producto de secuestros y extorsiones. Hoy sabemos que pueden contar con una cifra anual que toca quinientos millones de dólares, mientras que sus pinturas han pasado de quince mil a veintiún mil.
Esta situación, "explica ella," pone al Estado colombiano en una situación de total diferencia de fortaleza en la guerrilla. Para lograr resultados decisivos, calculamos que el gobierno debe ser capaz de tres a cuatro soldados bien entrenados para cada guerrilla, mientras que hoy en dÃa puede, como mucho, desplegar una proporción de uno, máximo dos soldados para cada miembro de las FARC. Y todo esto con un esfuerzo económico que, sin embargo, para mi paÃs, es casi sobrehumano. Se estima que desde 1990 el costo de la represión es casi diez veces más. «Y si al principio representara el uno por ciento del producto interno bruto, hoy excede el dos por ciento, y ahora ha alcanzado la cifra astronómica de mil millones de dólares estadounidenses».
¿Una mujer exaltada, como la describen sus enemigos, o una mujer que quiere hacer algo por su paÃs, como usted dice? Los cÃrculos polÃticos en Bogotá ignoran su candidatura. Pero, por debajo, le temen. Omar, el jefe de sus gorilas, dice: "En este paÃs, aquellos que son honestos corren el riesgo de pagar con la muerte". Y usted dijo: "No tengo miedo a morir". El miedo me hace más fuerte.
El primer punto de su campaña electoral es la lucha contra la corrupción. En el segundo se encuentra la guerra civil: "el estado debe lidiar con las guerrillas de la izquierda sin más" concluye "tomando la distancia de las AUC, la derecha paramilitar, que son responsables de la mayorÃa de los asesinatos en el PaÃs".
Pero, ¿cómo vives con amenazas y miedo todos los dÃas?
"Quizás también se convierta en un hábito". Un hábito horrible El otro dÃa, "concluye en voz baja," abriendo el correo, encontré una imagen de un niño descuartizado. Debajo estaba escrito: "señora senadora, para ella, los matones ya les han pagado." «Para su hijo nos reservamos un tratamiento especial...».
6
Aung San Suu Kyi
Premio Nobel por la Paz 1991
Libre de miedo
El 6 de mayo de 2002, luego de una fuerte presión de la ONU, Aung San Suu Kyi fue liberada. Las noticias dieron la vuelta al mundo, aunque su libertad duró poco. El 30 de mayo de 2003, mientras estaba a bordo de un convoy con muchos seguidores, un grupo de soldados abrió fuego, masacrando a muchas personas, y fue solo gracias a la rapidez de los reflejos de su conductor Ko Kyaw Soe Lin si Aung San Suu Kyi tuvo éxito en salvarse a sà misma, pero fue puesta nuevamente bajo arresto domiciliario.
El dÃa después de su liberación en mayo de 2002, a través de algunos contactos que tuve con el disidente birmano, logré hacerle una serie de preguntas para una entrevista "remota" por correo electrónico.
*****
A las diez de la mañana de ayer, silenciosamente, los guardias que estaban estacionados frente a la residencia de Aung San Suu Kyi, lÃder del disenso democrático birmano, volvieron a sus cuarteles. AsÃ, con un movimiento sorpresivo, la Junta militar de Rangún revocó las restricciones a la libertad de movimiento del lÃder pacifista, "la dama" como la llaman simplemente en Birmania, Premio Nobel de la Paz en 1991, bajo arresto domiciliario desde el distante 20 de julio de 1989.
Desde las diez de la mañana, luego de casi trece años, Aung San Suu Kyi puede abandonar la casa en el lago, comunicarse con cualquier persona, hacer polÃtica, ver a sus hijos.
¿Pero realmente ha terminado el terrible aislamiento de la "pasionaria birmana"? La oposición en el exilio aún no cree en las declaraciones altisonantes de la junta militar que declaró su liberación sin condiciones.
Incrédulos, los exiliados birmanos están esperando. Y rezan. Desde ayer, de hecho, la diáspora birmana ha celebrado manifestaciones de oración en todos los templos budistas de Tailandia y Asia oriental.
Ella, la Señora , acaba de regresar a la libertad no perdió el tiempo. Inmediatamente llegó a la sede de su partido en el coche, que la Liga Nacional para la democracia (LND), que en las elecciones de 1990, obtuvo una victoria abrumadora (80 por ciento de los votos), mientras que el partido gubernamental de la unidad nacional se Ganó sólo diez escaños en 485. El gobierno militar anuló el resultado de las elecciones, prohibió las actividades de la oposición, reprimió violentamente las manifestaciones callejeras y los lÃderes de la oposición fueron encarcelados o exiliados. El parlamento nunca fue convocado.
La edición italiana de su autobiografÃa se titula "libre de miedo". ¿Te sientes asà ahora?
Ahora, por primera vez desde hace más de una década, me siento libre. FÃsicamente libre. Libre sobre todo para actuar y pensar. Como explico en mi libro, hace ya muchos años que me sentà "libre del miedo". Desde que me di cuenta de que el abuso de la dictadura aquà en mi paÃs podrÃa herirnos, humillarnos, incluso matarnos. Pero ya no nos pueden asustar.
Hoy, tan pronto como estuvo libre, inmediatamente declaró que no habÃa estado sujeta a condiciones y que la junta militar en el poder la autorizó a ir al extranjero. ¿De verdad lo crees?
Un portavoz de la junta, en una declaración escrita publicada anoche, anunció la apertura de "una nueva página para el pueblo de Myanmar y para la comunidad internacional". Cientos de presos polÃticos han sido liberados en los últimos meses, y los militares me han asegurado que continuarán liberando a aquellos que, según dicen, "no representan un peligro para la comunidad". Todos aquà quieren creer, quieren esperar que este sea realmente el signo del cambio. La reanudación de ese camino hacia la democracia interrumpido bruscamente por la violencia con el golpe de 1990. Pero nunca olvidado en la mente del pueblo birmano.
Ahora que ha sido liberada, ¿No tiene miedo de ser expulsada, se alejó de sus seguidores?
Debe quedar claro que no me iré. Soy birmana, renuncié a la ciudadanÃa británica solo porque no ofrecà una disculpa al régimen. No tengo miedo Y esto me da fuerza. Pero la gente tiene hambre, entonces tienen miedo y se debilitan.
Usted ha denunciado en forma reiterada y enérgica la intimidación de los militares contra los simpatizantes de la Liga para la Democracia. ¿Todo esto continúa hoy?
Según datos que tenemos en nuestro poder solo en 2001, el ejército ha arrestado a más de mil militantes de la oposición por orden de los generales del SLORC. Muchos otros han sido forzados a renunciar a la Liga después de ser sometidos a intimidación, amenazas, presiones ilegales para las cuales no hay justificación. La estrategia de acción es siempre la misma, capilar: la unidad de los funcionarios del estado desatada en todo el territorio nacional gira "puerta a puerta" para que las casas pidan a los ciudadanos que abandonen la Liga . Las familias que se niegan son chantajeadas con el fantasma de la pérdida de trabajo y, a menudo, con amenazas explÃcitas. Muchas secciones del partido se han cerrado y todos los dÃas el ejército controla el número de personas que han renunciado. Esto muestra cuánto miedo tienen de la Liga . La esperanza en este momento es, para todos nosotros, que todo esto haya terminado realmente.
¿La vuelta de hoy, el golpe de efecto de su liberación, la tomó por sorpresa, o fue algo cuidadosamente preparado y estudiado por los militares para cuestiones de "imagen" internacional?
Desde el 95 hasta la actualidad, el aislamiento de Birmania se ha relajado gradualmente, la Universidad de Rangún ha sido reabierta y tal vez el nivel de vida ha mejorado ligeramente; pero la historia de Birmania continúa teniendo lugar en una vida cotidiana hecha de violencia, anarquÃa y abuso tanto contra los disidentes como contra las minorÃas étnicas (Shan, We, Kajn) en busca de autonomÃa, y en general contra la mayorÃa de su población. Los militares están cada vez más en problemas, tanto en el mercado nacional como internacional. Mientras tanto, continúan comerciando con drogas, a menos que puedan reemplazar esta lucrativa fuente de ingresos con otra, igualmente rentable. ¿Cuál? La nación es prácticamente una inmensa caja de seguridad, de la cual solo el ejército conoce la combinación. Y no será fácil convencer a los generales de compartir esta riqueza con los otros cincuenta millones de birmanos.