El pensamiento hizo que se desvaneciera la sonrisa de Kotaro. No estaba tan seguro de querer que ella supiera del lado oscuro de este mundo, no querÃa arriesgar su felicidad. Incluso él mismo no era lo que ella creÃa que era. Ãl sabÃa que ella lo aceptarÃa de todas formas, pero el recuerdo de enterrarla mantuvo sus labios sellados de hablar sobre el pasado. Algunas cosas eran mejor no ser recordadas.
Mientras Kotaro caminaba fuera del edificio y de vuelta sobre la acera, miró hacia arriba desde el patio debajo de la ventana de Kyoko preguntándose qué harÃa cuando se enterara sobre él. Y sÃ, le dirÃa la verdad, solo que aún no. ¿Cómo explicas que eres mayor que cualquier humano normal y que tienes poderes como los que ella solo ha visto en las pelÃculas?
Kotaro sacudió la cabeza mientras comenzaba a volver hacia la universidad reflexionando sobre su siguiente movimiento en relación con las chicas desaparecidas.
Ãl sabÃa qué era lo que les estaba pasando y que era muy probable que estuvieran muertas o al menos muertas vivas. Sus ojos destellaron con ira solo por un momento, revelando el lado más oscuro de su alma de Lycan. Necesitaba atrapar el aroma de esos malditos chupasangres y el que los guio antes de que encuentren a Kyoko de nuevo.
CapÃtulo 3
Kyoko volteó el armario buscando lo que Suki le habÃa dicho que compraron el fin de semana pasado. Soltó una risita recordando que Shinbe las habÃa seguido a sus compras compulsivas ofreciéndoles dejarlas modelar lo que fuera sobre lo que necesitaran una opinión. Lo que lo remató fue cuando se infiltró en el vestuario de chicas y le habló a Suki a través de la cortina.
Shinbe habÃa estado hablando en un tono de voz agudo para hacerle creer a Suki que él era la empleada del vestuario de chicas y se ofrecÃa a subirle el cierre.
Suki habÃa dicho que sà a la oferta de ayuda y se dio vuelta de espalda a la cortina. Kyoko casi se cayó cuando Shinbe pasó volando por el vestuario para aterrizar golpeando la pared del otro lado.
Le habÃa preguntado a Suki cómo se habÃa dado cuenta de que era Shinbe, y Suki habÃa respondido: â no creo que dejarÃan a una lesbiana trabajar en un vestuario de chicas, asà que cuando puso sus manos dentro de mi vestido en vez de en el cierre, fue lo que le delató.
â Pobre Shinbe â. Suspiró Kyoko mientras sacaba una blusa blanca corta con vuelos y mangas de seda que tenÃan forma de campana y sueltas desde el codo hasta la muñeca. De verdad, pensó que era muy bonita. Le recordaba un poco a la bata de un ángel, pero sexy. Era suficientemente corta para mostrar su ombligo con la mini falda negra a la cadera que se habÃa comprado.
Después de ponerse la ropa y encontrar los zapatos que querÃa, empujó el cabello detrás de sus orejas y algo de la parte de atrás hacia arriba con una banda elástica, dejando que el resto colgara atractivamente. Aplicando una pequeña cantidad de maquillaje y un collar del que colgaba una lágrima de cristal, se consideró lista para lo que fuera aquello en lo que la estaba metiendo Suki.
Secretamente deseó haberle podido decir a Kotaro a dónde iban, pero incluso ella no sabÃa qué responder a eso. Mordió su labio inferior dándose cuenta de que ya lo extrañaba, luego trató de empujar su sentimiento melancólico hacia un lado sabiendo que Suki lo detectarÃa.
Lo último que necesitaba esta noche era a su mejor amiga haciéndole un millón de preguntas que ella no querÃa responder.
*****
Shinbe pasó sus dedos por los reflejos azules que brillaban en su cabello oscuro mientras se apoyaba contra el marco de la puerta sonriendo. Se habÃa ido corriendo a donde Suki cuando recibió una llamada de ella diciendo que no iba a estar en casa esta tarde y que no viniera.
â Se está engañando si cree que se va a deshacer de mà tan fácilmente â. Shinbe levantó una ceja mientras esperaba.
Cuando ella abrió la puerta con su cabello envuelto en una toalla, las primeras palabras de Shinbe fueron: â Ohh⦠¿me perdà tu baño, Suki? â sonrió viendo la ceja de Suki crisparse. Tan pronto como habÃa conocido a Suki y a Kyoko, habÃa sentido la necesidad de quedarse cerca de ellas todo el tiempo. A menudo habÃa salido en citas dobles con Toya y las chicas.
Suki sabÃa que Shinbe se consideraba âsu novioâ solo porque era el único con el que tenÃa citas, pero Suki nunca habÃa accedido a la parte del grillete. Ella intentó esconder el rubor que amenazaba con elevarse y tomar posesión de su rostro mientras replicaba: â TomarÃa blanqueador y una bola de demolición para limpiar una mente sucia como la tuya.
Se inclinó más cerca de ella bloqueando todo lo demás mientras sus ojos amatista se oscurecÃan atractivamente. â Si me dejas⦠entrar⦠creo que podrÃamos encontrar una razón para que tomes otro baño.
Suki sintió el latido de su corazón acelerarse ante el sonido de su voz ronca, y dio un par de pasos hacia atrás mientras Shinbe daba varios pasos al frente cerrando la puerta detrás de él. Decidiendo no dejarlo tener ventaja, le dio su mejor mirada de advertencia y fue recompensada cuando él detuvo su persecución hacia ella. Si él alguna vez se enterara de cuánto dominio él ejercÃa sobre ella⦠a ella le caerÃa muy bien.
â Eh, Shinbe, mira, tengo que terminar de alistarme porque tengo planes esta noche con una amiga. Ya te habÃa dicho por teléfono, ¿te acuerdas? â Ella sabÃa que él vendrÃa de todas formas⦠por ninguna otra razón, sino para intentar averiguar a dónde iba.
Tomando la toalla de su cabeza, su largo cabello aún mojado, Suki fue al baño aun hablando suficientemente alto para que él pudiera escucharla. â Podemos hacer algo mañana a la noche, ¿okey?
Shinbe se apoyó contra el bar que separaba su cocina de la sala de estar. Estaba a punto de comenzar a expresar su opinión en voz alta, cuando su mirada cayó en un volante que descansaba sobre la encimera. Levantándolo, rápidamente escaneó la página. Ambas cejas se levantaron en señal de esclarecimiento.
EL MÃS GRANDE Y MÃS CALIENTE CLUB DE LA CIUDAD
CLUB MEDIANOCHE
ESPECIAL DE VIERNES POR LA NOCHE
NOCHE DE CHICAS
La palabra chicas estaba en un cÃrculo. Shinbe levantó una ceja mientras dejaba el papel de nuevo en la encimera y caminaba hacia el baño. Escondió su sonrisa en tanto entraba sin golpear y se deslizó detrás de Suki mientras tenÃa el cepillo preparado para deslizarlo a través de su cabello.
â Mañana entonces â, susurró Shinbe seductivamente en su oreja, después bajó sus labios para besar su hombro. Se volteó sin decir otra palabra, escondiendo su sonrisa sabionda.
Suki estuvo de pie sin moverse, mirando al espejo, sin gustarle la vibra que acababa de percibir. Era impropio de Shinbe no rogar y suplicarle. Sin querer verle el colmillo al caballo regalado, se apuró y terminó de arreglarse. Con miedo de que ahora Shinbe tuviera algo bajo la manga, Suki decidió que iba a aparecer donde Kyoko antes de lo planeado.
*****
A varios kilómetros, unos penetrantes ojos rojos miraban por la ventana de la suite desde un pent-house mirando la ciudad desde arriba. Largas ondas de cabello negro sedoso caÃan en cascada hacia abajo por una espalda desnuda en contraste con una piel tan pálida como la luna. Su rostro angélico era impresionante, con ángulos pronunciadamente definidos y su cuerpo era delgado y duro como el del dios mÃstico Adonis.
Su cuerpo desnudo relucÃa por la luz de la luna, los músculos bailaban con cada movimiento que hacÃa. Ãl era hermoso para cualquiera que lo mirara, sin embargo su alma oscura era maliciosa y maligna. Una sonrisa agració sus labios perfectos al tiempo que sus pensamientos volvÃan a los eventos ocurridos la noche anterior.
Dando la espalda a la ventana comenzó a prepararse para la noche. Su mirada solitaria fue a la silla de Queen Ann al lado del fuego y sentada sin vida sobre ella estaba la joven estudiante universitaria. Hyakuhei sonrió maliciosamente ante el pensamiento de la sangre fresca que habÃa cenado la noche anterior.
â Lástima, era una chica hermosa â, lamió sus labios recordando el placer de tomar a la chica y alimentarse de ella. No podrÃa nunca aburrirse de las mujeres jóvenes que atraÃa y tomaba para sÃ.
Esta noche estarÃa visitando un club nocturno popular para cazar su presa y necesitaba estar seguro de que sus âhijosâ estuviesen bien cuidados. La âNoche de chicasâ estaba siempre lista para la selección y era un bufé de carne interminable para los caminantes nocturnos.
Hyakuhei era un poderoso señor vampiro y nadie se atreverÃa a hacerlo enojar ni a cuestionar su fuerza. El placer ha sido su único deseo por más de cien años, pero ahora querÃa más. QuerÃa lo que era suyo por derecho. Un ceño fruncido arruinó su rostro mientras reflexionaba acerca de su misión, el objeto que se habÃa vuelto su obsesión en tanto que esperaba que renaciera en el mundo de nuevo. El legendario Corazón de Cristal del Guardián.
El Cristal sagrado era una joya del que se decÃa que era capaz de darle a un vampiro la habilidad de caminar más allá de la noche hacia la luz del dÃa. En la leyenda se dice que una chica con sangre inmaculada y el corazón de una niña, poseerÃa la joya dentro de su cuerpo. Ella serÃa una Sacerdotisa de la más alta clasificación y poder, la protectora y guardiana del Corazón de Cristal del Guardián.
Su oscura mirada volvió al cielo nocturno donde una luna rojo sangre se avecinaba en lo alto. â Te he perdido una vez, querida Sacerdotisa, pero no cometas errores: te encontraré de nuevo. â Sus ojos se entrecerraron mientras prometÃa a la noche. â Esta vez los poseeré a ambos, a ti y al Cristalâ¦
*****
Suki habÃa llevado a Kyoko de compras el fin de semana pasado por esta misma razón, solo que no le habÃa dicho a su amiga para qué habÃa sido. Suki también se habÃa comprado un atuendo. Sacándolo del closet, se contoneó dentro de él emocionada. Era un vestido completamente negro y pegado al cuerpo. Se habÃa enamorado de él desde el momento en que habÃa puesto los ojos sobre él.
â Qué bueno que Shinbe no está cerca â, pensó Suki para sà con una sonrisa sabionda mirando el vestido en el espejo. Era bastante corto pero no mostraba demasiado, solo lo suficiente para provocar y dejar vagar la imaginación. Halando su cabello oscuro hacia atrás con una goma elástica negra a juego, Suki aplicó algo de maquillaje y agarró sus llaves, rumbo al apartamento de Kyoko, al lado.
Kyoko salió de su habitación esperando tener tiempo de comer algo antes de salir, pero antes de que siquiera llegara a la cocina alguien golpeaba la puerta.
â Dios, espero que no sea Toya â, dijo y se preguntó si siquiera deberÃa responder. Aún tenÃa 20 minutos antes de que fuera tiempo de encontrarse con Suki, asà que Kyoko escogió ignorar los golpes de la puerta por el momento por el temor de la persona que estuviera al otro lado.
Es increÃble cómo el miedo te hace sentir de cinco años. La ceja de Kyoko se alzó mientras aguantaba la respiración.
El golpeteo se volvió un poco más fuerte, pero esta vez seguido de una voz. â De acuerdo, Kyoko, sé que estás ahÃ. ¡No me hagas tirar la puerta! â esto lo dijo con una risita.
Kyoko volteó los ojos pensando que Suki sonaba como la ley. Abrió la puerta a su mejor amiga sonriente, quien inmediatamente la agarró del brazo y la sacó del apartamento.
â Vámonos. Tengo un mal presentimiento de que si no nos vamos ahora, Shinbe aparecerá o algo â. Kyoko apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta con llave antes de que Suki la empujara hacia afuera.
*****
Kyou apartó las pesadas cortinas negras de la ventana ahora que el anochecer habÃa llegado. Su largo cabello plateado blanquecino se abanicó a su alrededor mientras abrÃa la ventana, permitiendo al venidero viento nocturno acariciar su rostro angélico. Vestido de negro, daba la apariencia de un ángel caÃdo.
El dinero le habÃa traÃdo la libertad de establecer su propio horario y el poder aseguraba que no serÃa perturbado. Comprar el último piso del hotel más costoso de la ciudad le dio la soledad y la vista que querÃa. Mirando al otro lado de la calle, él podÃa ver una fila que se habÃa comenzado a formar en el Club Medianoche, el club más popular de la ciudad. Era el lugar perfecto de las creaturas de la noche para alimentarse.
La fila llena de gente estaba llena de jóvenes chicas universitarias y los jóvenes punk que las seguÃan. Los obsesivos ojos de Kyou brillaron con desdén mientras comenzaba a escanear la fila preguntándose cuál de ellas atraerÃa la atención de aquel a quien él cazaba. ¿Quién serÃa la próxima vÃctima de Hyakuhei?
Kyou podÃa sentir a Hyakuhei dentro de la ciudad y se preguntó si Hyakuhei podÃa sentir la muerte acechándolo. Esta vez las cosas eran diferentes. Kyou lo habÃa encontrado con mucha facilidad, como si Hyakuhei hubiese dejado un rastro para que él lo siguiera. Las muertes y desapariciones de estudiantes universitarias locales era una descarada tarjeta de presentación para Kyou, apuntando a una sola persona.
No le gustaba pensar que Hyakuhei lo estaba guiando hasta aquÃ. â Ya no estoy bajo tu control â, gruñó Kyou mientras sangre caÃa entre sus dedos apretados y sus ojos se tiñeron de rosa. â Tú no tienes ningún poder sobre mÃ⦠¡no más! â calmando su creciente ira, Kyou dibujó de nuevo la máscara sin emociones en sus rasgos, ocultando su aura. Era tiempo de que el depredador se volviera presa.
Si podÃa sentir la fuerza vital de Hyakuhei, Kyou necesitarÃa prudencia para evitar que su creador lo sienta a él también.
*****
Kyoko estaba sorprendida por lo realmente grande que era el club nocturno. Sus labios se separaron cuando Suki entró al estacionamiento masivo. Suki querÃa llegar un poco temprano para evitar la lÃnea, pero por lo que Kyoko pudo notar, una fila ya habÃa comenzado asà que se apresuraron a salir del auto. Kyoko podÃa ver rostros familiares de la universidad a la que iban, y sonrió cuando notó que su viejo amigo Tasuki era uno de ellos.
Tasuki localizó a Kyoko y a Suki desde su lugar entre la multitud. HabÃa dejado que sus amigos lo convencieran de venir y, como no tenÃa nada mejor que hacer ahora que los finales habÃan terminado, voluntariamente habÃa aceptado. Era bien parecido y corpulento, con cabello marrón a la altura de los hombros y ojos marrón chocolate que derretÃan los corazones de todas las chicas.
Tasuki también era uno de los chicos más populares en el campus, pero era más conocido por las notas altas que recibÃa en todas sus clases y era más amable que la mayorÃa de los chicos del campus. Por supuesto, como era uno de los más adinerados de la academia, aunque no actuaba como tal, eso también subÃa su estatus.