Enfermedad Cero - Angelo Barbato 3 стр.


No saber aprovechar esta gran oportunidad o peor no querer participar en el cambio puede traducirse en eventos sociales desfavorables, de los cuales ya se puede tener percepción, si no las primeras señales.

La historia continuamente nos los propone.

Individuos y empresas, cada vez más colaborativos, más involucrados, más empáticos, más atentos al planeta en el que viven. El cambio incidirá en nuestras vidas aún más rápidamente cuanto más seamos parte activa.

Y esto sucederá tanto en la producción de bienes, y sobre todo en la esfera colectiva de las relaciones, los denominados Servicios y entre éstos ante todo los de la Salud, donde el valor de la empatía es uno de los pilares fundamentales de la concepción moderna de la relación médico-paciente.

La relación médico-paciente, que siempre ha representado la piedra angular y el eje central del proceso de “curación” en todas sus fases, desde la prevención hasta el diagnóstico y la terapia.

En algunos contextos nacionales con el tiempo ha cambiado la relación médico-paciente, dejando espacio a estériles protocolos matemáticos de cadenas de producción de “Empresas” de la Salud operadas por organizaciones veces especulativas. Empresas ya sean públicas o privadas. El carácter especulativo en cuanto a las “Empresas”, en éste contexto, es que en lugar de concentrarse en la “producción” de salud terminan por alimentarse a sí mismos y a su supervivencia.

¿Por qué los sistemas de administración de servicios sanitarios están siendo constantemente revisados? ¿Qué cambia continuamente? ¿Cómo es que nunca los sistemas sanitarios públicos tienden a privatizarse y viceversa? ¿Por qué una profesión importante como la sanitaria, más que cualquier otra está en el centro del debate y la polémica? ¿Por qué uno de los servicios más importantes que cada Estado debería garantizar prioritariamente es tan diferente de un país a otro?

La evolución de la sociedad ha cambiado progresivamente el foco en el nivel de la pirámide de las necesidades, esto ha ocurrido inevitablemente también por uno de los servicios fundamentales organizados para los ciudadanos en las sociedades modernas “la protección de la salud“.

Hoy es irrefutable el estrecho vínculo individuo-ambiente con las correlaciones entre la degradación ambiental y los riesgos para la salud. Desde esta conciencia ha ido desarrollándose poco a poco la consciencia y la cultura de la prevención.

La crisis ambiental, la crisis de la salud y la crisis de valores están estrechamente relacionadas y son interdependientes. El sistema responde a la solicitud de la salud con un número cada vez mayor de servicios costosísimos y sofisticados tecnológicamente, tratando de modificar la historia natural de la “enfermedad”, lo que de por sí ya significa “salud perdida”, descuidando a su vez la prevención primaria a realizar bien sea en ambiente contaminado y malsano que nos rodea, como en los individuos, con una adecuada política de información y educación sanitaria en busca de un estilo de vida más simple y sostenible.

Al valor ético y social a veces se contrapone el valor económico, del cual la necesidad de volver sostenible el sistema de salud, garantizando condiciones de igualdad y universalidad.

Todos los países del mundo se han comprometido a buscar respuestas para mejorar la salud de sus ciudadanos.

Distintos países, principalmente aquellos más desarrollados, han hecho modelos de gestión de la sanidad esencialmente de dos tipos: un público principalmente público llamado Beveridge por el inglés que al final de la Segunda Guerra Mundial llevó al Reino Unido a una cobertura de seguro público, el “Servicio Nacional de Salud”, y el modelo Bismarck denominado así por el estadista prusiano/alemán que introdujo el sistema privado de salud.

Distintos países han intentado, incluso con las personalizaciones, de adaptar dichos modelos organizativos a la continua evolución de la demanda de salud, al variable cuadro ambiental y económico con el fin de asegurar al máximo el estado de salud de la población.

En los años 90 la Organización Mundial de la Salud ha desplazado aún más el nivel de atención de los sistemas de protección de la salud dirigiendo la atención no más simplemente a la cura de las enfermedades, sino a la búsqueda del bienestar psicofísico de los individuos y de los determinantes ambientales del bienestar.

Para organizar la asistencia sanitaria el hombre comenzó su lucha contra las enfermedades que en el siglo XIX se concentró en las terapias contra las enfermedades infecciosas. Alrededor de 1850 iniciaba la construcción de los primeros hospitales con pabellones, que pronto demostraron ser capaces de albergar y conectar las actividades especializadas que empezaban a surgir, en particular aquellas quirúrgicas, como consecuencia de los revolucionarios descubrimientos científicos y las prácticas de una era en la cual se lanzaron las bases de la anestesia, la microbiología, la antisepsia y la asepsia, pero también de los soportes de los diagnósticos de laboratorio, seguidos del diagnóstico radiológico (Röntgen, premio Nobel 1901), al cual se le añadiría un poco más tarde (Einthoven, 1908), el diagnóstico electrocardiográfico7 .

Para organizar la sanidad, además de la gestión del enfermo agudo y por lo tanto la urgencia/emergencia es necesario cada vez más saber manejar la enfermedad crónica a través de una visión holística que incluye un manejo activo de la enfermedad y más a menudo de las enfermedades crónicas centrado en la prevención.

En los últimos años el modelo tradicional y jerárquico de sanidad que se identifica con la asistencia hospitalaria ha comenzado a vacilar, no sólo por el alto costo energético, tecnológico y de gestión, sino también por las profundas modificaciones epidemiológicas de las enfermedades. Tradicionalmente, la patología aguda ha visto desarrollarse una medicina de espera que ha tenido un desarrollo de arriba hacia abajo en el hospital, estructura dedicada cada vez más dedicada a los usuarios, a la emergencia y a las curas de alta intensidad que necesitan de alta tecnología. El hospital se ha vuelto ineficaz para el tratamiento de enfermedades crónicas cada vez más extendidas y que necesitan de intervenciones multidimensionales también de tipo socio sanitario.

El aumento de la expectativa de vida con el progresivo envejecimiento de la población ha llevado al aumento de las patologías crónico-degenerativas e incapacitantes, para las cuales el modelo de espera tradicional del hospital es inadecuado.

El intento de crear dentro de los hospital sectores ambulatorios para actividad externa especializada ha demostrado ser un fracaso por una serie de motivos: los costos estructurales y de gestión hospitalaria son demasiado altos para tales actividades, y los tipos de servicios son completamente diferentes dado que el enfermo agudo debe ser tratado en el hospital y el enfermo crónico deben ser tratado en el territorio a través del fortalecimiento de modelos organizativos caracterizados por la prevención.

Mezclar la gestión de la actividad para la enfermedad aguda con la gestión de la actividad para la enfermedad crónica, dentro del hospital, los recursos de las actividades propias para el enfermo agudo de alta tecnología y urgencia. El centro de gravedad asistencial para las enfermedades crónicas debe ser trasladado en el territorio, con la necesidad de intervenir cada vez más eficazmente incluyendo las intervenciones de prevención. La prevención se convierte en el pilar del modelo distribuido de la sanidad en la medicina territorial: no sólo debido a su indiscutible importancia de la promoción y mantenimiento de la salud, sino también para una mejor utilización de los recursos que resulta en la reducción de costos. Las nuevas estrategias para la integración de las políticas de salud deben tener en cuenta necesariamente la sostenibilidad del medio ambiente.

Después de un período de constante evolución y adaptación a la estructura específica realizada para las curas cada vez más precisas y eficaces, técnicamente avanzadas y pronósticamente favorables - el hospital - el foco se ha abierto en el territorio por varias razones.

El hospital, es una estructura altamente sofisticada de alta tendencia tecnológica con costos de gestión elevados sólo justificables por servicios de cuidados intensivos dirigidos a un paciente en crisis de emergencia posibles sólo en un ámbito protegido.

Por tanto el territorio se vuelve muy importante, no sólo para proporcionar asistencia y tratamiento a los pacientes de baja intensidad también garantizan la continuidad de la atención y la recuperación del paciente, pero sobre todo para prevenir y anticipar las patologías (¡detección temprana!) Y al mismo tiempo, representar un importante filtro de ingreso y selección de las hospitalizaciones.

El hospital por vocación trata (¡o debería tratar!) El 100% delos enfermos agudos, mientras la sanidad fuera del hospital trata (¡o debería tratar!) sobre todo a los sanos y hacer que se enfermen lo menos posible.

El objetivo del territorio, por tanto, está constituido por el 40% de individuos sanos, un 40% de individuos sanos con factores de riesgo y el restante 20% por individuos enfermos (de los cuales el 10% con discapacidad).

La misión del hospital está en el nivel más preciso de reparación y cura de los daños biológicos del individuo, mientras que la misión del territorio es evitar daños con múltiples estrategias sobre la salud de la población, incluso antes de informar sobre los riesgos y educar a los mejores estilos.

En un modelo distribuido de medicina territorial, los profesionales sanitarios y médicos de familia son las figuras centrales a fin de lograr una medicina proactiva. La medicina proactiva se ha centrado en la promoción de la salud y la prevención. La salud de una comunidad está determinada por factores socioeconómicos y ambientales, del estilo de vida y el acceso a los servicios. Es evidente que sólo el modelo de medicina distribuida en el territorio que incluye la prevención al centro del sistema puede garantizar la aplicación de la amplia gama de iniciativas, proyectos y políticas necesarias para la promoción eficaz de la salud.

De ahí la necesidad de una estrategia integrada entre los organismos gubernamentales y no, en las posibles áreas de intervención territorial: de la acción de los médicos en el territorio y en las escuelas, las intervenciones de las administraciones públicas, a través de actividades formativas basadas en evidencias epidemiológicas. El concepto de integración es fundamental y debe ser desarrollado en un modelo distribuido de Territorio Cero cuyos pilares sean la medicina domiciliaria y la telemedicina: es decir, tratar de llevar la asistencia cada vez más cerca al ciudadano-paciente.

La medicina moderna (A excepción del enfermo agudo) debe convertirse en “de iniciativa“, ya que no debe ser más el ciudadano-paciente quien se ponga en contacto con el sistema hospitalario, sino que debe ser el sistema de Territorio Cero el que se haga cargo de la salud del ciudadano-paciente en forma proactiva, tratando de prevenir la evolución de la enfermedad crónica. La medicina proactiva tiene el objetivo fundamental de evitar la enfermedad (prevención primaria con sus herramientas de información, educación sanitaria, empoderamiento, control e información sobre los factores de riesgo), reconocer tempranamente la aparición de estados patológicos (prevención secundaria) con intervenciones específicas y rápidas, altamente calificadas, estudio epidemiológico y monitoreo de la salud colectiva, de los determinantes del bienestar y del malestar.

Para desarrollar el Territorio, sinónimo de enfoque activo y preventivo, multidisciplinar, integrado, desjerarquizado, estructurado en red es necesaria una elevada informatización (Internet de las Cosas). Entre las herramientas de crecimiento exponencial están las aplicaciones, elementos cada vez más claves en la comunicación entre médico y paciente (binomio energético bidireccional) imprescindibles para una acción terapéutica eficaz por su esencial efecto sinérgico.

La sostenibilidad del sistema de salud en un modelo distribuido no puede prescindir de una integración incluso con lo social en el territorio en un Territorio Cero lógico (sharing economy - economía del compartir).

Territorio CERO es una operación simple y compleja al mismo tiempo. La idea es simple: programar una sociedad que tiende a la entropía cero. El trabajo para llegar allí es complejo, ya que implica nuevos paradigmas mentales, nuevos modelos formativos, nuevas estrategias industriales, nuevas estructuras administrativas, que incluyan por ejemplo la superación de las asesorías a la energía, el desarrollo económico, al ambiente, a la agricultura, en favor de departamentos a los bienes comunes o recursos del territorio Las redes digitales inteligentes son las infraestructuras del Internet de las Cosas que permiten la conexión entre la energía, comunicación y logística. En la ingeniería eléctrica y de las telecomunicaciones una red inteligente es el conjunto de una red de información y una red distribución eléctrica de una manera tal que permita gestionar la red eléctrica de forma “inteligente” bajo diversos aspectos o funcionalidades o de manera eficiente para la distribución de energía eléctrica y para un uso más racional de la energía minimizando, al mismo tiempo, eventuales sobrecargas y variaciones de la tensión eléctrica en torno a su valor nominal8 .

Según el marco ideológico de Jeremy Rifkin un modelo distribuido (Commons) se debe aplicar a la forma en cual se producen la comida y la energía y se previene la producción de residuos contaminantes al final de los ciclos de consumo. Según los autores también la forma en que se organiza la asistencia sanitaria en el territorio, a través del pilar distribuido de la prevención (Enfermedad Cero) sólo puede ser organizada Commons. Por lo tanto está naciendo la red inteligente de la salud.

En “La sociedad a costo marginal cero” Jeremy Rifkin sostiene que está surgiendo en el escenario mundial un nuevo sistema económico, la aparición del Internet de las cosas está dando vida al “Commons colaborativo”, el primer nuevo paradigma económico a tomar en cuenta desde el inicio del capitalismo y el socialismo en el siglo XIX. El Commons colaborativo está transformando nuestro modo de organizar la vida económica abriendo la posibilidad de una reducción drástica en la desigualdad de ingresos democratizando la economía global y dando vida a una sociedad ecológicamente más sostenible.

En un escenario distribuido de la Tercera Revolución Industrial no es imaginable un modelo sanitario basado en la concentración como el que prosperó durante la segunda revolución industrial, que por tanto superado de una vez por todas introduciendo prácticas de prevención distribuidas en el territorio.

No significa, de hecho, que un sistema de salud pública de un Estado o región (modelo “Beveridge“) sea siempre mejor que un sistema privado de salud de un Estado o región (modelo “Bismark“).

Es muy probable que de hecho, Estados o regiones, a fin de tener un servicio de salud eficiente y eficaz deban poner en marcha un modelo en el que los sectores públicos y privados están compitiendo entre sí.

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