- En la fase M.O.R. también conocida como fase de R.E.M. (Rapid Eyes Moviment), producen movimientos oculares rápidos, y es cuando el cerebro está tan âactivoâ como cuando se está despierto, produciéndose el sueño paradójico, ligero y fácil de interrumpir.
Cuando se despierta a una persona en esta fase y se le pregunta sobre el contenido del sueño, éste se suele describir como muy vivido, con gran cantidad de detalles y elementos, aunque con ausencia de âlinealidadâ tanto temporal como espacial en la argumentación.
La explicación a esto se encuentra en la desactivación de algunas regiones del cerebro, sobre todo las implicadas con el movimiento de forma que la persona no âactúeâ como sujeto dentro de su sueño, evitando que realice los mismos movimientos del sueño en su cama.
Otra de las áreas desconectadas, son precisamente las que tienen que ver con la âlinealidadâ argumental espacio-temporal, de ahà la falta de conexión de las escenas y su aparente âsinsentidoâ.
- En la fase No M.O.R. o No R.E.M., también conocido como de sueño lento, no se producen movimientos rápidos oculares, en ésta fase el cerebro está âdescansandoâ, teniendo un sueño profundo y difÃcil de despertar, cuando se hace, la persona escasamente recuerda lo soñado, siendo normalmente próximo a la experiencia vivida durante el dÃa anterior. En esta fase la actividad neuronal es más bien baja, y el contenido del sueño está más asociado a las preocupaciones diarias.
<<Durante las fases de sueño, los cambios en la actividad cerebral se sincronizan a los cambios del sistema nervioso autónomo y al tono muscular.
Dª. Vilma Aho, BiocientÃfica, Equipo del Sueño de Helsinki, Instituto de Biomedicina de la Universidad de Helsinki (Finlandia).>>
Tal y como cabrÃa pensarse de cualquier reloj de pared, en donde con el tiempo debe de ajustarse para corregir el retraso que provoca el mecanismo interno de contrapesos, igualmente el ciclo interno de sueño-vigilia tiene un mecanismo para reajustarse, para que coincida con el ciclo de dÃa-oscuridad, sabiendo que aunque este parezca estable en el tiempo, va cambiando, sólo hay que recordar que en invierno los dÃas son más cortos y las noches más largas, y al revés, en verano los dÃas son más largos y las noches más cortas.
Pero hubo que esperar hasta que el espeleólogo y geólogo francés Michel Siffre permaneciese durante 12 meses encerrado en una cueva de Clamouse, en el departamento de Hérault, en la región de Languedoc-Rosellón (Francia), para conocer la necesidad de ese mecanismo de sincronización con las horas del sol.
Los datos recogidos meticulosamente durante cada uno de los dÃas que pasó allà dentro fueron sorprendentes, al observar cómo a pesar de permanecer largos perÃodos sin luz el citado espeleólogo mantenÃa un ritmo constante de temperatura, ingesta o sueño, de un poco más de 24 horas.
Unos resultados que son difÃciles de observar en una civilización avanzada como la actual donde todos usan la electricidad ya sea antes de que salga el sol o cuando este se ha ido, y que sigue un ritmo más o menos regular de 8 horas de sueño, y donde cada poco, el que más o el que menos, está mirando al reloj para saber si llega a tiempo al trabajo o si es la hora de cierre del supermercado.
Similares resultados se obtuvieron en mamÃferos confinados en ambientes de laboratorio controlados, donde se suprimÃa cualquier tipo de señal que pudiese informar si era de dÃa o de noche.
Datos que constataban la existencia de un ciclo de casi 25 horas que rige la vida, y que de alguna forma se ajusta cada dÃa para poder hacer lo mismo a las mismas horas y con ello poder rendir mejor.
Seguro que, si te paras a pensar, casi todos los dÃas te levantas a la misma hora, desayunas más o menos a la misma hora, empiezas a tener ganas de comer a medio dÃa más o menos a la misma hora, ⦠incluso hay quien presume de la regularidad en cuanto a ir a âevacuarâ todos los dÃas a la misma hora; y todo ello por un mecanismo denominado de sincronización.
<<La sincronización del sueño y la vigilia se controla por dos procesos: el ritmo circadiano y la presión homeostática del sueño.
- El ritmo circadiano (circa => cerca de; diano => un dÃa) oscila durante el dÃa y la noche, el momento de la actividad de los animales diurnos es el tiempo del dÃa y el de las especies nocturnas es la noche.
La luz arrastra el reloj maestro en el N.S.Q. (Núcleo SupraQuiasmático) del cerebro. El N.S.Q. interviene en la regulación de señales neurohormonales y la sincronización de otros ritmos del organismo, por ejemplo, el sueño, la alimentación y el metabolismo.
- La homeostasis (homeos => similar; stasis => estado), por definición, trata de mantener el sistema estable y relativamente constante. El proceso homeostático del sueño mide la necesidad de sueño, aumentando durante la vigilia y disminuyendo hacia la lÃnea basal durante el sueño.
Dª. Vilma Aho, BiocientÃfica, Equipo del Sueño de Helsinki, Instituto de Biomedicina de la Universidad de Helsinki (Finlandia).>>
Algo que parecÃa tan âsencilloâ como irse a la cama y descansar hasta el dÃa siguiente, es más complejo de lo que cabrÃa esperar, ya que el sueño tiene un principal papel en el órgano más complejo del cuerpo, el cerebro, que en un adulto puede contener alrededor de cien mil millones de neuronas; cada una de las cuales, puede estar conectada con otros miles de ellas.
Gracias a esta distribución de los nervios, el cerebro recibe información tanto del exterior, a través de los sentidos, la vista, el oÃdo, el olfato, el gusto y el tacto; como del interior, percibiendo sensaciones de hambre, cansancio, y dolor, cuando éste se produce.
Toda esa información es ordenada, procesada y tenida en cuenta por el cerebro a la hora de tomar las decisiones oportunas. Un órgano fundamental e imprescindible, desde el que se gobierna el resto del cuerpo, la temperatura, el hambre, el sueñoâ¦, asà como la conducta externa mediante el control de los movimientos finos y gruesos de los músculos.
Lo más extraordinario de éste enigmático órgano, es que gracias a él se producen los denominados procesos superiores o cognitivos tales como la atención, la percepción, la memoria o el pensamiento, que configura a la especie humana y dentro de ella como individuo, y que permite relacionarse con el medio ambiente que le rodea y consigo mismo.
El cerebro, el órgano más importante del cuerpo debido a que es quien permite pensar, sentir y actuar, además de ser desde donde se controla el resto del organismo funciona mediante conexiones eléctricas y quÃmicas.
Además de las inervaciones directas entre estructuras cerebrales, que establecen comunicación entre ellas mediante impulsos eléctricos, hay que tener en cuenta que existe toda una red de conexiones, más difÃciles de concretar, gracias a las sustancias quÃmicas que sirven como medio de comunicación, a través de las conocidas como neurohormonas, entre las que se encuentran:
- La dopamina que suele estar asociada a la consecución del placer y el deseo sexual, activando el sistema nervioso simpático, necesario para los nuevos aprendizajes, basados en el deseo por conseguir el refuerzo. Altos niveles mejoran la motivación, el buen humor y el deseo sexual. Su inhibición produce desmotivación, indecisión, bajada de la libido e incluso depresión. Producido desde el área tegmental ventral llega hasta el núcleo acumbes, la amÃgdala, el área septal lateral, el núcleo olfatorio anterior, el tubérculo olfatorio y el neocórtex.
- La dopamina que suele estar asociada a la consecución del placer y el deseo sexual, activando el sistema nervioso simpático, necesario para los nuevos aprendizajes, basados en el deseo por conseguir el refuerzo. Altos niveles mejoran la motivación, el buen humor y el deseo sexual. Su inhibición produce desmotivación, indecisión, bajada de la libido e incluso depresión. Producido desde el área tegmental ventral llega hasta el núcleo acumbes, la amÃgdala, el área septal lateral, el núcleo olfatorio anterior, el tubérculo olfatorio y el neocórtex.
- La oxitocina, asociada a la empatÃa, el deseo sexual y a la conducta paternal, facilitando la formación de vÃnculos afectivos. Producido en el núcleo supraóptico y el núcleo paraventricular del hipotálamo hasta llegar a la hipófisis y de ahà al torrente sanguÃneo.
- La noradrenalina, implicado en la atención, el aprendizaje, la sociabilidad y la sensibilidad a las emociones y deseos de los demás. Altos niveles provocan facilidad emocional, hipervigilancia y deseo sexual. Su inhibición produce falta de concentración, desmotivación, depresión, pérdida de libido y reclusión en uno mismo.
- La acetilcolina, afecta a la capacidad de retención de la memoria a corto plazo. Niveles altos facilitan el aprendizaje y la memoria. Su inhibición produce problemas de aprendizaje y memoria que pueden llevar a la demencia senil.
- Las endorfinas, pertenecientes al tipo de neurotransmisores opioides, moduladores del dolor, la temperatura, el hambre y la reproducción, también conocidas como las hormonas de la felicidad o la alegrÃa. Bajos niveles provocan dificultades para sentir placer y felicidad, y anhedonÃa, haciendo a la persona más sensible ante los reveses de la vida.
Pero si se habla del complejo proceso del sueño y sus consecuencias a nivel neuronal, las neurohormonas más importantes y destacadas son:
- El G.A.B.A. (siglas en inglés de Acido Gamma-AminoButÃrico), responsable de la inhibición de buena parte del resto de los neurotransmisores, favoreciendo la relajación. Niveles altos provoca buena memoria, sedación y sueño. Su ausencia provoca dificultades para dormir, ataques de pánico y estados de ansiedad.
- La adrenalina, que incrementa el pulso cardÃaco y la presión sanguÃnea, y prepara al organismo para situaciones de tensión, ya sean agradables o no. Altos niveles de adrenalina provocan fatiga, falta de atención, insomnio, ansiedad e incluso depresión. Bajos niveles provocan decaimiento y depresión.
- La melatonina, producida por la glándula pineal e implicada en procesos del sistema inmune, el ritmo cardÃaco, asà como en el ciclo del sueño. Su deficiencia provoca insomnio, depresión y aceleración del envejecimiento.
- La serotonina, asociada al apetito y al deseo sexual, importante para la aparición del sueño, la coagulación de la sangre y la aparición de migrañas. Altos niveles producen calma y paciencia, sociabilidad y adaptabilidad. Una deficiencia de éste neurotransmisor puede provocar tristeza, ansiedad, irritabilidad, estallidos de ira, hiperactividad, fluctuaciones del humor, insomnio y depresión.
De ahà que uno de los tratamientos habituales de la depresión sea mediante el empleo de I.S.R.S. (Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina) los cuales son los psicofármacos que trabajan bien, aunque pueden producir efectos secundarios como alteración del apetito o de la libido, además de pesadillas.
Los niveles de serotonina van a afectar en gran medida a la cantidad y calidad del sueño, pero esta es una relación de doble sentido, es decir, la alteración de la serotonina puede provocar insomnio, pero igualmente, permanecer durante largos perÃodos sin dormir va a acarrear importantes cambios hormonales alterando la producción de neurohormonas como la serotonina, pero ¿Cuánto sueño se necesita realmente?
<<La necesidad del sueño no es en realidad una medida fácil de determinar. En estudios experimentales, el E.E.G. de los sujetos se puede grabar en el laboratorio del sueño y su longitud sueño puede medirse objetivamente. Sin embargo, no hay una forma para cuantificar objetivamente la necesidad real de sueño.
A pesar de lo cual se puede abordar la necesidad subjetiva del sueño a través de preguntas, por ejemplo, ¿Cuánto sueño sueles necesitar para sentirte renovado y para un buen funcionamiento durante el dÃa?, que se utilizan en los estudios epidemiológicos. La duración del sueño de un individuo es determinada tanto por factores genéticos como ambientales.
Hasta ahora unos pocos genes que se asocian a la duración del sueño han sido identificados en estudios de población humana. Sin embargo, cada uno de estos genes puede explicar una pequeña parte de la variabilidad entre individuos.
En la mosca de la fruta (Drosophila melanogaster), los cientÃficos han identificado, por ejemplo, un gen llamado Sleepless. Las moscas con una mutación en este gen, sólo necesitan una quinta parte de sueño en comparación con el tiempo en el resto de las moscas.
Sin embargo, estos mutantes no parecen dedicar mucho más tiempo a hacer cosas, ya que también tienen vida útil considerablemente más corta que las moscas normales (aproximadamente la mitad del tiempo).
La duración en el sueño humano se ha evaluado en varias poblaciones. En promedio, la mayorÃa de la gente tiende a dormir de 7 a 8 horas por la noche. Aunque la duración media del sueño ha disminuido durante las últimas décadas.
Parece ser, que también hay quien de forma natural duerme poco y sobrevive bien a lo largo de su vida con sólo unas pocas horas de sueño por noche. Del mismo modo, algunas personas dicen necesitar más de 9 a 10 horas cada noche para sentirse bien descansados.
Dª. Vilma Aho, BiocientÃfica, Equipo del Sueño de Helsinki, Instituto de Biomedicina de la Universidad de Helsinki (Finlandia).>>
El sueño, aunque parezca un proceso estable en el tiempo va cambiando con la edad en cuanto al número de horas que involucra, desde la infancia en donde el sueño puede requerir hasta la mitad de las horas del dÃa, hasta la ancianidad, donde las horas de sueño seguido se pueden reducir a cuatro o cinco, tras lo cual se despierta, deambula e incluso se pone a leer algo o ver la tele por la noche, antes de volver a conciliar el sueño durante otras 4 a 5 horas.
Pero si hay una cantidad de horas que va a acompañar durante buena parte de la vida, eso va a ser, en la mayorÃa de las personas de 8 horas de sueño al dÃa.
Aunque estas horas pueden verse afectadas por muchas circunstancias, como el estrés o la depresión, reduciendo o aumentando estas respectivamente. La duración del sueño se ha observado que se altera ante la presencia de algunas psicopatologÃas.
<<El sueño cambia con la edad. Asà se suele dormir entre 14 horas por la noche a la edad de un año y entre 9 a 10 horas con 12 años.
En los adultos, el envejecimiento disminuye la duración y la calidad del sueño, y las personas mayores tienden a tener un sueño más fragmentado (con interrupciones).
También existen diferencias de género, las mujeres duermen en promedio veinte minutos más que los hombres por noche.
Dª. Vilma Aho, BiocientÃfica, Equipo del Sueño de Helsinki, Instituto de Biomedicina de la Universidad de Helsinki (Finlandia).>>