Ni en cap mapa ni en cap història y otros escritos - Gori Muñoz




Retrato de Gori Muñoz en Punta del Este.

Fotografía de Pepe Suárez

Escenes

Director: Antoni Tordera

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© De los textos originales: Herederos de Gori Muñoz, 2007

© De la selección de textos: Rosa Peralta Gilabert, 2007

© De esta edición: Universitat de València, 2007

Coordinación editorial: Maite Simón

Fotocomposición y maquetación: Celso Hernández de la Figuera

Corrección lingüística: Pau Viciano y Elvira Iñigo

Realización de ePub: produccioneditorial.com

ESTUDIOS PRELIMINARES

PALABRAS DE UN ESCENÓGRAFO EXILIADO EN BUENOS AIRES

Manuel Aznar Soler

Universitat Autònoma de Barcelona

La memoria del exiliado Gori Muñoz, firme hasta su muerte en sus convicciones republicanas, está vinculada a la ciudad de Buenos Aires, donde permanecen sus libros y documentos, cartas y programas de mano, dibujos y bocetos. Habría que evitar, sin embargo, que su archivo y biblioteca puedan convertirse en el futuro en polvo o ceniza bonaerenses y, ahora que la situación económica argentina es tan grave, sería tan necesario como urgente un gesto de generosidad por parte de alguna institución valenciana por ejemplo, la propia Filmoteca de la Generalitat Valenciana que sirviera para conservar un material documental tan valioso. Porque si existe una auténtica voluntad de «recuperación», está claro que lo que cuentan son los hechos y no las bellas palabras.

Buenos Aires, capital del teatro español

En nueve escenarios de Buenos Aires se ofrecen espectáculos de arte español. Dramas, comedias, sainetes, zarzuelas, danzas y músicas populares. Algunos de los más famosos poetas y autores dramáticos de España se han acogido a la hidalga hospitalidad argentina. Carlos Arniches, Eduardo Marquina, Antonio Quintero, E. Suárez de Deza, Francisco Madrid. Aquí escriben, y en escenarios porteños brindan ya las primicias de sus obras, que acaso no lleguen a a conocerse representadas en España.

Estos ingenios del teatro hispano sólo pueden esperar hoy del público argentino lo que antes era gracia y privilegio de los públicos españoles: la gloria de los doctos y el aplauso de las multitudes. Buenos Aires adquiere por un azar trágico la categoría de metrópoli dramática del mundo hispanoparlante.

En Las Corsarias se canta esa canción «Banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda, y el día que yo muera, si es que estoy en tierra extraña, quiero que me entierren con la bandera de España». Entonces se hizo la fiesta y se puso Las Corsarias al solo efecto de sacar la bandera española, la que nosotros considerábamos la legítima bandera española... y en ese momento hicieron como si fueran coristas Irene López Heredia, Lola Membrives, Mariíta Guerrero, Soledad León y otras actrices de primera línea. Salieron como si fueran las chicas del coro. Celia Gámez llevaba la bandera.

A este Buenos Aires políticamente dividido llegaba Gori Muñoz en noviembre de 1939 tras su estancia en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, límite cronológico de su «Pequeño itinerario bélico del hambre», texto autobiográfico que se reproduce en la presente edición. Un Gori Muñoz que, en efecto, desembarcó en la capital argentina, junto a su familia, como pasajero del Massilia, buque que había zarpado el 17 de octubre del puerto francés de Burdeos.

Buenos Aires y el exilio teatral republicano

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