Aportacions entorn del desenvolupament territorial i social valencià - AAVV 2 стр.


Imagen 1: Masa boscosa de Les Rodanes (Vilamarxant) en el Parque Natural del Turia afectada gravemente por el ataque del insecto Tomicus.


En la actualidad, tan solo un 38,8% de la superficie del suelo comprendido entre los primeros 200 m de la franja litoral corresponde a un uso natural, existiendo en esta franja 4 áreas protegidas: i) la Marjal de la Safor, ii) les dunes de la Safor, iii) la marjal del Moros y iv) lAlbufera. Estos espacios protegidos pueden ser una fuente de ingresos para los municipios cercanos a ellos por medio de un turismo no estacional que busca el contacto con la naturaleza en cualquier época del año.

Agricultura: Se puede considerar a la agricultura como un recurso tanto natural como económico. Es un recurso básico que no se debería perder y que volverá a ser la base del desarrollo en el futuro. Sin embargo, una agricultura extensiva y no respetuosa con los ciclos naturales tiene efectos no deseados: i) salinización de los acuíferos por el abuso del consumo de aguas subterráneas que, junto con la deforestación por incendios y la urbanización sin control, hacen que los acuíferos no se recarguen y se favorezca la intrusión marina en las áreas próximas al mar, ii) salificación de los suelos al regar los campos continuamente con aguas superficiales, en las que las sales en disolución se quedan y se acumulan poco a poco en el suelo al evaporarse el agua; se considera como una forma de desertificación por la acumulación de sales en el suelo y, con el transcurso del tiempo, imposibilitan el crecimiento de las plantas, iii) eutrofización de las aguas por un exceso de nutrientes (nitrógeno y fósforo) consecuencia del continuo abonado de los campos que hace que las aguas de escorrentía estén enriquecidas en los mismos y, al llegar a lagos y ríos, se produce un crecimiento exponencial del fitoplancton que aumenta la turbidez del agua y, en último término, acaba con el oxígeno disuelto en la misma, impidiendo la vida acuática, y iv) residuos plásticos y pesticidas que aumentan la contaminación en el suelo y en el agua.

Se debe apostar por una agricultura respetuosa, de cercanía y de calidad que proporcione productos de elevado valor añadido, siendo los productos ecológicos o con denominación de origen marcas a tener en consideración (ver imagen 2).

Imagen 2: Nota de prensa sobre el Caqui con denominación de origen protegida Kaki Ribera del Xúquer.


Ganadería: Las grandes instalaciones deberían sustituirse por granjas con más espacio para los animales y se debería dar solución a los residuos orgánicos que generan.

Caza: La falta de depredadores, ha ocasionado que algunas especies animales se reproduzcan en exceso y estén provocando problemas en la agricultura (conejo y jabalí) o desequilibrios ambientales (urraca). Su número podría verse regulado por medio de una caza controlada, evitando o prohibiendo aquellos métodos que no fueran selectivos.

Pesca: La pesca, tanto en aguas interiores como en el mar, es un recurso natural que tampoco es ilimitado. Es necesario un control adecuado de esta actividad para asegurar la conservación poblacional de las diferentes especies. En el caso de la pesca en aguas marinas se sabe desde hace años que los especímenes de mayor tamaño y de mayor edad tienen contenidos, de mercurio y compuestos orgánicos tóxicos, incluso superiores a los límites máximos establecidos como seguros. Estos contaminantes se suelen acumular en las partes grasas de los pescados, y por tanto si se consumen pescados grandes habitualmente, el tejido graso se debería eliminar para minimizar el riesgo de toxicidad.

Minería: La minería es sin duda una de las actividades más agresivas en la extracción de los recursos que contienen los suelos inorgánicos. Modifica drásticamente el paisaje, genera contaminación y afecta a la fauna y flora de la zona (ver imagen 3). De entre ellas, la actividad más peligrosa para el entorno es la denominada fractura hidráulica que, para extraer el gas natural adsorbido en las fisuras del suelo profundo, puede incluso romper el equilibrio y la estabilidad de las capas internas del suelo. Para este proceso de extracción del gas atrapado en las rocas semipermeables se inyecta en el suelo, a elevadas presiones, una gran cantidad de agua con diversos productos químicos y arena. La fragmentación del suelo en las capas interiores del mismo puede provocar seísmos de mayor o menor intensidad, y los productos químicos empleados pueden producir la contaminación de los acuíferos.

Imagen 3: Cantera a cielo abierto (Alpuente).


Energía: La necesidad del cambio del modelo energético a corto plazo es evidente por el agotamiento de los recursos convencionales y por la dificultad de encontrar nuevos yacimientos cercanos. Las nuevas fuentes de energías limpias o renovables, como la solar y la eólica, junto con otras que se desarrollarán en un futuro próximo harán posible que disminuyan los problemas por residuos peligrosos y gases de efecto invernadero. Sin embargo, estas energías limpias también tienen sus efectos colaterales.

La energía eólica, con sus aerogeneradores en los montes valencianos (ver imagen 4), están llenando la noche de luces blancas intermitentes que interfieren en la vida nocturna de las especies animales adaptadas a la oscuridad en estos espacios alejados de las ciudades. Además un número importante de aves y murciélagos mueren todos los años por choques con los mismos. En cuanto a la energía solar, la calidad del silicio necesario para su empleo en las placas solares debe ser de una pureza muy elevada, y la fabricación de este tipo de silicio necesita de cantidades ingentes de energía eléctrica.

Imagen 4: Campo de aerogeneradores (La Yesa).


Turismo: Por último, y aunque no se considere como un recurso natural, debemos tratar al turismo como un recurso muy importante para el desarrollo económico de muchos municipios. Además, el turismo tendrá un buen efecto de llamada si se saben vender los recursos naturales a los potenciales visitantes. No obstante, el modelo de turismo de finales de siglo XX; el turismo de masas, de sol, playa y fiesta, poco respetuoso con el medio ambiente y que todavía hoy en día está presente en los medios de comunicación, es el modelo que se debe evitar. Incluso los parques naturales no están exentos de estos peligros (ver imagen 5). Los espacios naturales protegidos, en sus diferentes catalogaciones, son el reclamo para un turismo respetuoso y cultural.

Imagen 5: Malos usos en el Parque Natural del Turia.


Además, los espacios nocturnos sin iluminación son reclamo para poder ver las estrellas en el firmamento; estrellas que nos han robado en las ciudades por el afán de iluminar hacia el cielo, sustituyendo las luces naturales por luces artificiales. La Universitat de València en algunas de sus exposiciones sobre el territorio valenciano ha hecho eco del valor de este nuevo recurso, el cielo nocturno (ver imagen 6).

Imagen 5: Malos usos en el Parque Natural del Turia.


Además, los espacios nocturnos sin iluminación son reclamo para poder ver las estrellas en el firmamento; estrellas que nos han robado en las ciudades por el afán de iluminar hacia el cielo, sustituyendo las luces naturales por luces artificiales. La Universitat de València en algunas de sus exposiciones sobre el territorio valenciano ha hecho eco del valor de este nuevo recurso, el cielo nocturno (ver imagen 6).

3. Conclusiones

Los recursos naturales se pueden considerar como una fuente de riqueza de los municipios que los contienen. Sin embargo, estos recursos no son inagotables, tienen vidas finitas, y si se gestionan inadecuadamente se puede llegar a la pérdida completa de los mismos. Por otra parte, los diferentes recursos naturales son interdependientes entre sí, es decir, el uso que se haga de uno de ellos afectará en mayor o menor medida al resto de recursos.

Se debe apostar por aquellos recursos considerados como inagotables y cuidar a aquellos otros que por su fragilidad pueden poner en peligro el desarrollo de las generaciones futuras de un territorio.

Imagen 6: Paneles informativos sobre la contaminación lumínica en los parques naturales


4. Bibliografía

MEADOWS D.H., MEADOWS D.L., RANDERS J., HAKIMZADEH F., MACHEN J.A., ANDERSON A.A., MURTHY N.S., BAYAR I., SEEGER J.A., ZAHN E., ANDERSON J.M., BEHRENS W.W., HARBORDT S., MILLING P., NAILL R.F., SCHANTZIS S., WILLIAMS M., (1972) Los límites del crecimiento, Club de Roma.

MORALES-RUBIO A., (2014) El río Túria y su territorio: Un banco de recursos naturales Colección Universitat i Territori, Volumen 3, 629-639.

MORALES-RUBIO A., BARBA CAMPOS E., (2015), El medio natural valenciano, Capítulo 3, 33-82; en Los recursos territoriales valencianos: Bases para el desarrollo, Universitat de València.

1 Conferencia impartida en Xàtiva, en el marco de la jornada Universitat de València - Ayuntamiento de Xàtiva: Recursos territoriales valencianos: Factores de desarrollo local. 6 de noviembre de 2014.

2 Catedrático de Química Analítica (Facultad de Química. Universitat de València). Exrepresentante de las Universidades Valencianas en la Junta Rectora del Parque Natural del Turia.

La aplicación de la perspectiva económica a la industria del vino exige un esfuerzo de sistematización. El adecuado análisis exige precisión y la disección de aquellos elementos que afectan al comportamiento de un producto caracterizado por su gran complejidad. Es difícil pensar en alguna otra industria en la que en su producción confluyan variables de tipo místico, religioso, de estatus social y a la vez pueda llegar a verificar las características de una commodity.

Tal vez lo que sucede es que no hay una industria del vino sino varias y que con cierta frecuencia algunas de dichas industrias coexisten y se entrelazan en un complejo continuo de productos con caracteres más o menos diferenciados y correspondientes a diferentes segmentos de mercado.

En el extremo más indiferenciado tenemos el vino a granel, un producto bastante homogéneo que compite en mercados altamente competitivos con el principal argumento de su precio. En este contexto el vino es literalmente una más de las muchas commodities que abundan en los mercados globales. Que nadie piense que esta vertiente es novedosa puesto que el vino ha acompañado durante siglos a las personas como un alimento más, pero un alimento peculiar, con cierto contenido de alcohol y que formaba parte de la dieta de una amplia población localizada sobre todo en las orillas del mar Mediterráneo, hasta el punto que en la concepción clásica de la dieta mediterránea el vino ha sido un elemento básico. La importante crisis de este consumo básico de carácter alimentario nos permite entender los problemas que buena parte de la industria viene arrastrando desde hace ya años.

Pero el vino también ha acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales en otra vertiente, su utilización ritual: la civilización griega o la romana contaban con su Dios del Vino [Dionisos / Baco] y con sus celebraciones que giraban en torno al consumo de dicha sustancia; pero también se ha utilizado el vino como un elemento de gran simbolismo en la religión cristiana. Relacionado con esta vertiente y no menos relevante ha sido su uso como un símbolo de estatus social y de hecho hay aun vinos que utilizan como imagen el haber sido productos consumidos por reyes y por personas importantes como símbolo de su poder (político y/o económico3). Esta perspectiva abre la puerta a una parte diferente de la industria del vino, capaz de incorporar un elevado valor añadido, una industria que en sus segmentos superiores no sabe que es la crisis.

Pero entre el granel y los vinos míticos (icon wines) hay todo un continuo de segmentos con una reglas del juego propias. Una posible tipología habla de 6 niveles centrándose en su precio y, supuestamente, también en la calidad asociada con dicho precio:

1. Top-basic (3 a 5 )

2. Popular premium (5 a 7 )

3. Premium (7 a 10 )

4. Super premium (10 a 15 )

5. Ultra premium (15 a 100 ) y

6. Icon (más de 100 ).

La competencia en cada uno de dichos niveles exige estrategias diferenciadas jugando la marca un papel esencial especialmente en los últimos escalones. Un elemento que aporta valor son las regulaciones sobre calidad plasmadas en zonas geográficas identificadas y reguladas. En el caso de España el artículo 13 de la Ley de la Viña y el Vino (2003) establece una pirámide de zonas productivas que tiene 2 grandes niveles, en la base están los vinos de mesa y sobre ellos los Vinos de calidad producidos en una región determinada, que pueden ser de menor a mayor nivel: 1. Vinos de calidad con indicación geográfica; 2. Vinos con denominación de origen; 3. Vinos con denominación de origen calificada y, finalmente, 4. Vinos de pago. Esta regulación se ve condicionada por las disposiciones de la Unión Europea como el Reglamento (CE) 1898/2006 de la Comisión, de 14 de diciembre de 2006, que afecta a la aplicación del Reglamento (CE) nº 510/2006 del Consejo, sobre la protección de las Indicaciones Geográficas y las Denominaciones de Origen de los productos agrícolas y alimenticios y sobre todo el Reglamento (CE) 479/2008 que regula la organización del mercado (OCM) vitivinícola además de implantar una nueva regulación para los nombres geográficos de vinos. Desaparecen los VCPRD (vinos de calidad producidos en regiones determinadas) y se incorporan las DOP (denominación de origen protegida) e IGP (indicación de origen protegida), siendo un elemento de especial relevancia el que desde su entrada en vigor el reconocimiento de las zonas protegidas no será realizado por los Estados miembros, sino por la Comisión.

En todos los niveles es posible encontrar vinos de gran calidad, incluyendo por supuesto en el nivel de los vinos de mesa, pero en este caso la marca deberá trabajar otros parámetros para mejorar su posicionamiento en el mercado ya que la mera pertenencia a los niveles superiores de protección geográfica aporta valor.

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