IVACE (2014): VINOS DE LA COMUNITAT VALENCIANA, IVACE, Generalitat Valenciana.
MARTÍN CERDEÑO, V.J. (2013): Consumo de vino en España, Distribución y Consumo - Vol 2. Pps. 54-59.
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VINOS DE ESPAÑA (2015): EL VINO EN CIFRAS AÑO 2014, Vinos de España, ICEX.
1 Conferencia impartida en La Nau de la Universitat de València, en el marco de la jornada Universitat de València - Terres dels Alforins 2014: territorio y comunicación. 2 de diciembre de 2014.
2 Departamento de Economía Aplicada Universitat de València.
3 En algunos casos estas personas van asociados a la imagen del producto, como el Tokaji o el champagne Cristal de Roederer y los zares, o incluso a personas concretas, como Winston Churchill y el Champagne Cuvée Sir Winston Churchill de la Maison Pol Roger.
4 Más allá del impacto directo hay otros impactos indirectos que pueden ser mucho más relevantes. El efecto de desarrollo local de la industria en zonas rurales, el efecto de mantener o mejorar la renta agraria en esas zonas y el efecto ambiental de mantenimiento de las explotaciones que en otros casos podrían ser zonas yermas, debe ser tenido en cuenta.
El patrimonio cultural valenciano: Horizonte 20201
Rafael Gil Salinas2
Introducción al concepto de patrimonio cultural
El concepto de patrimonio cultural es subjetivo y dinámico, no depende de los objetos o bienes sino de los valores que la sociedad en general le atribuye en cada momento de la historia y que determina qué bienes son los que hay que proteger y conservar para la posteridad.
El patrimonio cultural es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que ésta vive en la actualidad y la que transmite a las generaciones presentes y futuras.
Hoy son varios los documentos internacionales que consolidan una visión amplia y plural del patrimonio cultural, que valoran todas aquellas entidades materiales e inmateriales significativas y testimoniales de las distintas culturas, sin establecer límites temporales ni artísticos, considerando así las entidades de carácter tradicional, industrial, inmaterial, contemporáneo, subacuático o los paisajes culturales como garantes de un importante valor patrimonial.
Sin embargo, la visión restringida, singular, antigua, monumental y artística del patrimonio del siglo XIX será superada durante el siglo XX con la incorporación del concepto de valor cultural.
Desde el siglo XVIII hasta nuestros días el patrimonio y el museo han conocido momentos claves de inflexión que han marcado la incorporación de nuevas tipologías, nuevos modelos de administración, nuevos conceptos y también nuevas metodologías. En este tiempo ha cambiado mucho: del museo tradicional y el patrimonio histórico artístico, al bien cultural, a su uso y gestión como recurso, a las políticas actuales o al museo contemporáneo.
En 1849 John Ruskin en su obra Las Siete Lámparas de la Arquitectura describía la actitud que debía presidir nuestras actuaciones en el patrimonio entonces denominado «Monumento» con estas palabras: «Tened en cuenta sus piedras, del mismo modo que haríais con las joyas de una corona. Poned guardianes como los pondríais a la puerta de una ciudad prisionera. Hacedlo con ternura y respeto, con vigilancia incesante, y más de una generación nacerá y desaparecerá a la sombra de sus muros»3.
En 1993 Jean Baudrillard, ya en el contexto del pensamiento de la postmodernidad, afirmaba a colación del papel de la cultura que «todo lo que queda por hacer es jugar con los fragmentos»4.
En siglo y medio, el patrimonio ha pasado de ser ese tesoro artístico heredado de nuestros antepasados, que era preciso transmitir a las generaciones venideras, a la actitud y acción de la sociedad contemporánea que elige y adapta elementos de su pasado y su presente, otorgándoles un valor significativo como expresión de su identidad. Ese universo de reconocimiento elocuente de nuestra cultura y nuestra cohesión social.
Antecedentes y estado de la cuestión
Desde el punto de vista del patrimonio cultural, España es un país privilegiado, se sitúa en orden al volumen e importancia de su patrimonio en el segundo lugar después de Italia.
Sin embargo, la capacidad de nuestro país en investigación e innovación en conservación es mucho menor, no sólo en el sector público, sino, sobre todo, en el de las empresas privadas.
El patrimonio cultural, además del enorme valor cultural que atesora, es fuente de crecimiento económico y creación de riqueza y empleo en nuestro país, no sólo de forma directa, sino también como estímulo para el turismo. Todos los estudios existentes relacionados con patrimonio y economía revelan su notable importancia como motor de desarrollo en los sectores público y privado, destacando un porcentaje alto de retorno de la inversión y un beneficio directo a la mejora de la economía local.
Un segundo aspecto relevante es la apropiación social, objetivo dirigido a la educación, que alcanza también un notable impulso con la conservación del patrimonio. Un patrimonio conocido y con el que la sociedad se identifica genera cultura y conocimiento entre sus individuos.
En tercer lugar, cabe mencionar el aspecto medioambiental. La conservación del medio ambiente se encuentra también favorecida por la conservación del patrimonio. De un modo evidente y directo, en objetivos como la conservación de los paisajes culturales, del patrimonio industrial y del patrimonio inmaterial. De un modo indirecto, con la investigación en técnicas y procesos respetuosos con el medio ambiente y la incorporación de criterios medioambientales a los tratamientos de conservación y restauración de los bienes culturales.
No debemos olvidar que el patrimonio cultural es un bien no renovable. Aunque existe la conciencia de la necesidad de conservar, y existen numerosos planes y actuaciones de conservación, hay aún problemas sin resolver y nuevos riesgos para el patrimonio, que hacen imprescindible seguir avanzando en el conocimiento para garantizar la preservación de este patrimonio en el futuro.
La investigación en conservación del patrimonio cultural es un tema complejo, por lo variado de las características y problemáticas de los bienes culturales, y porque en la conservación del patrimonio intervienen factores físicos, químicos, históricos, culturales, etc. La naturaleza histórica y cultural del patrimonio sitúa su estudio y comprensión en el campo de las ciencias humanas, si bien su naturaleza material y los problemas físicos y químicos de su conservación hacen necesaria la aplicación de las ciencias experimentales.
El problema surge a la hora de compatibilizar esta naturaleza dual, que hace que, por su contenido humanístico sea considerada como una materia secundaria por las ciencias experimentales, y que por su complejidad científica no siempre sea comprendida en el campo de las ciencias humanas. Por esa razón, muchos proyectos no tienen un éxito suficiente en los programas de ciencias experimentales, ya que no se consideran prioritarios, ni tampoco en los programas de humanidades, que los consideran fuera de su campo.
Es fundamental considerar esta doble naturaleza a la hora de abordar la investigación en conservación del patrimonio, que hace necesaria la colaboración de equipos interdisciplinares tanto en la investigación como en la definición de objetivos y la evaluación de los proyectos. Este abordaje interdisciplinar sólo es posible desde un programa específico que tenga en cuenta todos estos factores.
Es fundamental considerar esta doble naturaleza a la hora de abordar la investigación en conservación del patrimonio, que hace necesaria la colaboración de equipos interdisciplinares tanto en la investigación como en la definición de objetivos y la evaluación de los proyectos. Este abordaje interdisciplinar sólo es posible desde un programa específico que tenga en cuenta todos estos factores.
Importancia económica del patrimonio cultural
El patrimonio cultural constituye indudablemente una fuente de riqueza y generación de empleo para diversos sectores. Directamente genera importantes actividades económicas relacionadas con su identificación, protección, conservación, restauración, gestión y puesta en valor5.
Aunque existen algunos estudios y estadísticas sobre el impacto económico del patrimonio cultural, los datos disponibles son insuficientes y difíciles de comparar, ya que no siempre coinciden las fuentes y criterios. Así, aunque a grandes rasgos podemos afirmar que las cifras aportan un balance positivo, sería necesario profundizar en estos estudios.
Los estudios sobre el impacto económico del patrimonio cultural son escasos y recientes, sin embargo todos los estudios existentes revelan su notable importancia como motor de desarrollo en los sectores público y privado, un porcentaje de retorno de la inversión alto y un beneficio directo a la mejor de la economía local. Además, es una importante alternativa a otros sectores económicos en retroceso, especialmente en áreas rurales.
Recogiendo algunos datos clave, según estadísticas de 2008 del Ministerio de Cultura, el PIB correspondiente a patrimonio, que incluye las actividades ligadas a la gestión y explotación de elementos del patrimonio cultural, tales como los monumentos históricos, los museos y los yacimientos arqueológicos, generada como consecuencia de su apertura al uso público, creció desde el año 2000 a un fuerte ritmo, con una tasa media de crecimiento anual del 13,3%, muy superior a la observada en el conjunto de la economía española, del 7,1%6.
De manera directa, la conservación del patrimonio cultural da empleo a numerosos profesionales tanto en el sector público (museos, instituciones, centros de formación) como en el sector privado (fundaciones, profesionales independientes, empresas especializadas en conservación de bienes muebles, empresas de la construcción que trabajan en la conservación de bienes inmuebles, empresas y laboratorios especializados en estudios o en productos y tecnologías para la conservación, etc.)7. En un momento como el actual, la conservación del patrimonio cultural puede ser un motor importante de generación de empleo: datos recientes muestran que, de manera global en Europa, la rehabilitación de edificios históricos obtiene unos beneficios un 13% superior y un 16,5% más que el empleo de las nuevas construcciones; y un 10% más de beneficios y un 26,6% más de empleo que la construcción de autopistas8.
Pero aún mayor es el impacto económico que tiene de manera indirecta, como base para el creciente sector del turismo cultural. Probablemente, el sector sobre el que el patrimonio cultural tiene un mayor impacto es el del turismo. En Europa, se estima que el turismo cultural supone unos ingresos directos e indirectos de 335 billones de euros por año. España es un país en el que el turismo representa en torno al 10% del PIB y dentro de este sector, el turismo cultural es el que está experimentando un mayor crecimiento según la Organización Mundial del Turismo.
En cuanto al turismo nacional, el gasto total en viajes de residentes en España realizados principalmente por motivos culturales pasó de 4.500 millones de euros en 2005 a 6.118 millones en 2009, lo que supone aproximadamente un 36% de incremento. En cuanto a turismo internacional, el gasto pasó de 3.483 millones a 4.836, un 39% de incremento9.
La importancia relativa del turismo cultural dentro del total del turismo también ha aumentado significativamente en los últimos años: el porcentaje de gasto de los viajes realizados principalmente por motivos culturales, respecto al total de gasto en viajes por ocio, recreo o vacaciones, pasó de un 27,4% a un 34,4% (+26%) entre los turistas nacionales, y de un 9,4% al 12,4% (+32%) entre los turistas internacionales.
Otras mejoras directas a la economía y el empleo proceden de la fabricación de productos, equipamientos y materiales para la conservación y restauración, así como para la investigación, formación y divulgación. Estos aspectos no han sido, hasta ahora, incluidos en los estudios realizados sobre el impacto económico del patrimonio.
El mantenimiento y acrecentamiento de este valor económico viene asegurado por una correcta gestión y, sobre todo, por la conservación de este recurso no renovable que es el patrimonio cultural. La salvaguarda de este patrimonio cultural, cada vez más complejo y variado, se ve amenazada, además de por su natural envejecimiento, por factores como la creciente presión humana, la contaminación, el cambio climático, etc. La única forma de afrontar con garantías estas amenazas es por medio de la investigación, el desarrollo y la innovación en este sector.
Conservar este patrimonio es, por lo tanto, conservar una de las bases fundamentales de una de las principales industrias del país. No hay que olvidar en ningún momento que se trata de un bien no renovable, con valores únicos e insustituibles.
Por tanto, las inversiones en este ámbito y, en concreto, en la investigación en conservación del patrimonio, no deben ser vistas, como tradicionalmente se ha hecho hasta ahora, a modo de una inversión que no genera beneficio, sino como una inversión a corto, medio y largo plazo, ligada a importantes sectores económicos, motor de desarrollo y empleo.
Por tanto, existe una gran interacción positiva entre investigación en conservación y crecimiento económico, de modo que se establece un ciclo en el que la investigación da lugar a una mejor conservación del patrimonio cultural, que a su vez, tiene un gran impacto en el crecimiento económico, que revierte de nuevo en un aumento de los recursos en investigación.
Así pues, el principal valor del patrimonio cultural es, precisamente, el cultural, de carácter intangible y cualitativo.
Sin embargo, aunque España es uno de los países más ricos en patrimonio cultural, los índices de turismo cultural de países con menos patrimonio, como Gran Bretaña o Francia, son muy superiores al nuestro. Las causas de esta contradictoria realidad son varias pero existen dos especialmente relevantes: por un lado, el patrimonio histórico de esos países está en su conjunto mejor conservado y gestionado que el patrimonio español; por otro lado, el aprovechamiento cultural y turístico de los recursos patrimoniales de España es mucho menor que el de aquéllos. Y es que la existencia de monumentos, sitios arqueológicos, museos, paisajes, etc., no supone ningún beneficio económico automático para un territorio, siendo necesaria una adecuada gestión con una visión amplia y a largo plazo en la que la innovación juega un papel determinante10.
En el ámbito regional, el estudio de la Fundación Caja Madrid indica que la aportación del turismo cultural a la economía de, al menos, cuatro Comunidades Autónomas -Cantabria, Extremadura, Asturias y Castilla-La Mancha-, está muy por encima del esfuerzo que sus respectivas administraciones autonómicas realizan en la conservación y puesta en valor de su patrimonio histórico11. De ello se desprende también que, para estas comunidades, las medidas de conservación y valoración de su patrimonio han de constituir un importante elemento de dinamización económica.