Colligite Fragmenta - AAVV 13 стр.


Por otra parte, la socióloga francesa Françoise Champion, constata un aumento del 10% en los porcentajes de los que se dicen cristianos en el censo británico (en ingleses y galeses) de 2001. Se piensa que se ha ido demasiado lejos en la idea del multiculturalismo en general y en la aceptación del Islam en particular. El resultado es un recentramiento en el cristianismo como agente y factor de identidad propia y de diferenciación y separación respecto de los otros.

En consecuencia la religión adquiere una función social de cohesión y valoración de un grupo, grupo en el que la identidad religiosa tenía un perfil muy bajo, incluso oculto o agazapado como excusándose de pertenecer al colectivo de matriz cristiana que, sin embargo, emerge ante la presencia, estimada amenazante, del «otro». Pensamos que algo de esto está ya sucediendo en la población española, aún de forma limitada, con un «revival» de España como país de larga tradición católica venida a menos, en los últimos tiempos, por diversos factores en los que aquí no podemos entrar.

4. En fin, el cuarto modelo y, a nuestro juicio, el único que puede asegurar la persistencia, arraigo e, incluso, resurgimiento del cristianismo entre nosotros, es lo que hemos denominado como «cristianismo encarnado» o «cristianismo histórico». Es el cristianismo que asumiendo el «nosotros» de catalanes, vascos, españoles, franceses, por azar (cuna, lugar de nacimiento) y/o proyecto vital (desplazamiento o decisión vital), lo adopte como espacio socio cultural donde vivir su fe y desde donde practicar la fraternidad universal. Es un espacio donde se debe darse una real imbricación de la fe con la cultura, ambas como resultante de una decisión, tanto emocional como intelectual, fruto y consecuencia de una reflexión prolongada y mantenida en el tiempo. Es una religiosidad «que sirva», «que sea útil» y «que responda» a las preguntas básicas y fundamentales de la vida: quién soy yo; por qué he de hacer el bien y no el mal; qué sentido tiene una vida, una vida que se acaba con el hecho biológico de la muerte o tiene alguna continuidad; existe Dios y qué Dios, o más bien una espiritualidad que trascienda la materia, espiritualidad que puede ser religiosa o atea; qué consecuencias tiene para la vida cotidiana las respuestas que vayan dándose a estas cuestiones... En definitiva una religiosidad vivida hoy, con los parámetros culturales del mundo de hoy, una religiosidad vivida con las gentes de hoy, en un espacio geográfico concreto, toda vez que se abre a lo universal, empezando con los de al lado, donde muy frecuentemente, la solidaridad resulta más difícil.

Esta visión de las cosas exige superar algunos escollos de talla. Señalemos dos. El primero el de no confundir el cristianismo (o el islam, o el protestantismo) histórico o encarnado con el cristianismo identitario, modelo que más arriba hemos descrito. El concepto de «glocalidad», con su famoso corolario del «pensar global y actuar local», nos parece de gran utilidad para no caer en semejante deriva identitaria con el gravísimo riesgo de adoptar una religión excluyente de los «otros», de los que no son de mi país, queremos subrayar concretamente. (La cuestión de las relaciones inter-religiosas suponen otro registro de lectura al que dedicamos espacio propio).

Lo que nos lleva a la importante cuestión del dialogo entre religiosos de diferentes confesiones y, más aún al diálogo de los religiosos con los ateos, de los creyentes con los no creyentes; cuestión que nos parece central y definitoria de la singularidad y especificidad de la religiosidad en la modernidad tardía en la que nos encontramos, ya atravesada la secularidad (pero no los secularismos) y cuando emergen a derecha e izquierda nuevas formas de sacralidad o pseudosacralidad. Un marco relacional que, a nuestro juicio, solamente cabe afrontar mediante la confrontación seria y respetuosa de las diferentes confesiones religiosas y de ellas con los no creyentes que no hayan caído en el laicismo excluyente de lo religioso.

4. EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO Y EL DIÁLOGO ENTRE CREYENTES Y NO CREYENTES, PARADIGMA DEL RESURGIMIENTO DE LA NUEVA RELIGIOSIDAD

Lo que nos lleva a la importante cuestión del dialogo entre religiosos de diferentes confesiones y, más aún al diálogo de los religiosos con los ateos, de los creyentes con los no creyentes; cuestión que nos parece central y definitoria de la singularidad y especificidad de la religiosidad en la modernidad tardía en la que nos encontramos, ya atravesada la secularidad (pero no los secularismos) y cuando emergen a derecha e izquierda nuevas formas de sacralidad o pseudosacralidad. Un marco relacional que, a nuestro juicio, solamente cabe afrontar mediante la confrontación seria y respetuosa de las diferentes confesiones religiosas y de ellas con los no creyentes que no hayan caído en el laicismo excluyente de lo religioso.

4. EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO Y EL DIÁLOGO ENTRE CREYENTES Y NO CREYENTES, PARADIGMA DEL RESURGIMIENTO DE LA NUEVA RELIGIOSIDAD

Me detendré en tres puntos en este apartado. Por un lado, en las relaciones entre distintas religiones en un mismo espacio geográfico, por otro lado, en el diálogo entre creyentes y no creyentes, y, por último, cerraré con un apunte sobre la laicidad en la España actual. En los tres casos con especial referencia a la Iglesia católica.

Respecto del diálogo interreligioso, más allá del hecho innegable de diferentes religiones compartiendo el mismo espacio geográfico, situación que irá en aumento con la globalización y los desplazamientos de personas e ideas, la cuestión estriba en saber cómo los responsables de las iglesias van a entender la «verdad» de su dogma. ¿Cómo cabe entender, en este contexto, en el mundo católico, que «fuera de la iglesia no hay salvación», o en el ámbito islámico que «Alá es el único Dios»? La cuestión va mucho más allá de querellas teológicas, pues toca la vida relacional de las personas, por ejemplo en el espinoso y no resuelto tema de los matrimonios interreligiosos, cada día evidentemente más numerosos. Lo planteo en términos que adopto de un prestigioso teólogo católico, Jacques Dupuis, profesor emérito de la Universidad Gregoriana de Roma y durante muchos años también profesor en la India. Escribe que «el dilema fundamental es el que existe entre exclusivismo eclesiocéntrico y pluralismo teocéntrico, es decir entre una interpretación fundamentalista del axioma ʻfuera de la Iglesia no hay salvaciónʼ y un radical liberalismo que concibe las diferentes manifestaciones divinas dentro de las diversas culturas como caracterizadas todas ellas incluida la que tuvo lugar en Jesucristo por una igualdad fundamental en sus diferencias». Más adelante señala que:

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