Vecino silencioso - Блейк Пирс 5 стр.


De todas formas, lucía bastante centrado y determinado. Se sentó un poco encorvado en una de las sillas con una taza de café que Nolan le había servido, pero aún no había tomado ni un sorbo. Su hermano estaba parado en un rincón de la sala, lucía igual de cansado pero se notaba que estaba cuidando a su afligido hermano.

Chloe sabía que la conversación podría ser difícil. La gente que está atravesando un duelo está cansada puede estar en una posición frágil. O podrían hablar sin parar, o incluso sus emociones podrían salirse de control de un segundo al otro. Ella sabía que debía elegir sus preguntas con mucho cuidado, debería hacerle sentir que era él quien estaba en control.

–Sr. Fairchild, me gustaría que me contara cómo fue su mañana del día viernes. Le pido si puede incluir cualquier detalle que recuerde, sin importar que considere que sea algo trivial.

Él asintió pero se veía incómodo.

–Todo ―dijo él con una sonrisa somnolienta que parecía algo forzada―. Bueno… sonó mi alarma para ir a trabajar. Apreté el botón de postergar y cuando lo hice, Jessie se acercó y se acurrucó junto a mí. Era una tradición que teníamos desde que éramos novios. Era viernes y ambos habíamos tenido una buena semana, así que terminamos teniendo sexo. A ella le gustaba hacerlo en la mañana, nada fuera de lo común.

Chloe se sintió incómoda al mirar como cambiaba la expresión en el rostro del Sr. Fairchild a medida que contaba su mañana. Ella le dio un momento para que tuviera el tiempo suficiente para recomponerse y seguir hablando.

–Luego fui a la ducha mientras ella contestaba emails de su trabajo. Cuando salí de la ducha, ella se estaba lavando los dientes. Hablamos de cosas triviales. Mientras yo me alistaba para ir a trabajar, Jessie se ponía su ropa para salir a correr, la misma ropa que estaba usando cuando…

En ese momento se quedó callado y respiró hondo. Él miró a su hermano, que alentó a Mark con un leve asentimiento con la cabeza. Mark también asintió y comenzó a hablar con la voz un poco temblorosa.

–Fuimos al piso de abajo. Ella tomó un batido y yo tomé una taza de café. Ella jamás tomaba café antes de salir a correr, decía que le caía mal. Recuerdo que me acompañó a la puerta. Normalmente lo hacía, solo para darme un beso de despedida. Ella estaba jugando con sus airpods mientras buscaba el podcast que la acompañaría mientras corría. Nos besamos, entré al coche, y eso fue todo. Esa fue la última vez que la vi con vida.

–¿A qué hora se fue de su casa? ―preguntó Chloe.

–No sé la hora exacta, pero creo que fue entre las siete cincuenta y cinco y las ocho y cinco. Estoy seguro de que no fue más tarde que eso.

–Así que tenemos una ventana de tres o tres horas y media ―dijo Rhodes.

–Sr. Fairchild, ¿usted y su esposa ya habían hecho amistades? ¿Alguien que los haya visitado en su casa un par de veces desde que se mudaron?

–No, solo conocidos. Sí, vino gente a la casa. Cuando una nueva familia se muda a este vecindario, la gente viene de visita con pasteles, galletas y cosas así. Pero creo que la única persona que entró en la casa y que no fuera para darnos la bienvenida al vecindario, fue la señora de la limpieza.  Ah, y el plomero también. Tuvimos un problema con el triturador de basura la primer semana después de mudados.

–También quería hablar con usted sobre el anillo que fue encontrado en la mesa de luz ―dijo Chloe―. Entiendo que no está seguro si pertenecía o no a su esposa, ¿es correcto?

–Es correcto. No me parecía conocido, pero eso no es extraño. Jessie no era de usar joyas, solo usaba nuestro anillo de bodas. Sé que puede parecer tonto porque el vestidor está lleno de joyas. Pero Jessie tenía una especie de colección de joyas, de la misma forma de que algunas mujeres se vuelven locas por zapatos o carteras. Cuando falleció su madre hace seis o siete años, Jessie heredó todas las joyas de su madre. Collares, anillos, unos pendientes horribles. Y eso despertó algo en Jessie, allí fue cuando empezó a coleccionar ese tipo de cosas.

–¿Recuerda cuántos anillos heredó Jessie de su madre?

–No, recuerdo que la mayor parte de ellos estaban en una caja fuerte. Al menos una parte de ellos. Lo que sí sé es que recibió una pequeña caja con algunos collares y anillos. Debía haber al menos diez anillos en esa caja.

–Así que cree que hay una gran posibilidad que el anillo encontrado en la escena del crimen haya sido uno de los anillos de su madre.

–Probablemente. Pero ese es el tema, ella los tenía en el vestidor. Quien sea que haya hecho esto…

Él se detuvo como si la sola mención del acto cometido con el anillo lo hubiera paralizado. Él respiro hondo y sacudió su cabeza como obligándose a continuar.

–Quien sea que lo haya hecho ―continuó él―, debería haber sabido donde buscarlo.

–Esa es una opción, o simplemente tuvo suerte y adivinó donde podrían guardar las joyas de valor.

–Es verdad ―dijo Mark.

–¿Y durante esa semana notó algo extraño en su esposa?

–No. Me estuve preguntando lo mismo… Preguntándome si se me había escapado algo. Pero juro que parecía estar completamente normal.

–Tenemos entendido que Jessie estaba intentado involucrarse en grupos y organizaciones locales ―dijo Rhodes―. ¿Sabe en cuáles?

–Ella me habló bastante sobre “Espacio de los niños”, una organización sin fines de lucro que recaudaba fondos para niños que no pueden pagar los almuerzos en las escuelas y cosas de ese estilo. Había otra… Un club de jardinería o algo así… Estoy seguro de que sé dónde pueden estar los nombres y números telefónicos de toda esa gente, si es algo que les interesa.

–Ya tenemos una copia de eso ―dijo Nolan.

Mark asintió, poniendo sus ojos en blanco.

–Es verdad. Lo siento, estos últimos tres días son bastantes confusos para mí.

–Me imagino ―dijo Chloe―. Sr. Fairchild, gracias por su tiempo. Por favor, vaya a su casa y duerma un poco. Le pediré que se quede en la ciudad por los días venideros, solo en caso de que tengamos más preguntas.

–Claro que sí.

Él se levantó y saludo sin fuerzas mientras él y su hermano salían de la sala. Nolan los acompañó y cerró la puerta detrás de él.

–¿Qué te parece? ―le preguntó Rhodes a Chloe cuando quedaron solas.

–Creo que aunque Mark Fairchild tuviera algo importante para decirnos, no podría recordarlo. Sí creo que nos dijo todo sobre esa mañana. Se ruborizó cuando habló de sexo. Y en las pausas que hizo era obvio que estaba intentando reprimir las lágrimas.

–Sí, también me di cuenta de lo mismo.

–De todas formas, nos presenta un panorama interesante. Una nueva pareja rica llega a la ciudad. El marido tiene un trabajo que los afianza en la clase alta. Y parece que han sido el blanco de alguien de inmediato, menos de cinco semanas completas después de que se hayan mudado

–¿Crees que se estaban escapando de algo? ―preguntó Rhodes―. ¿Crees que se podrían haber mudado a Falls Church escapando de algo en Boston?

–Quizás. Me gustaría saber todo sobre este trabajo. Tal vez echarle un vistazo a la información financiera y antecedentes criminales de la familia Fairchild. Incluso también hablar con el jefe de Mark si fuera necesario.

–Y creo que también deberíamos hablar con la compañía de seguridad ―dijo Rhodes―. Me parece extraño que no haya sonado ninguna alarma. Eso me hace pensar que quizás Jessie Fairchild dejó entrar a la persona que la mató.

Mientras reflexionaban sobre esto, se abrió la puerta de la sala y volvió a entrar Nolan. Parecía agotado por haber estado en presencia de un hombre que estaba tan desconsolado y angustiado.

–Nolan, ¿qué sabemos sobre el trabajo del Sr. Fairchild? ―preguntó Chloe.

–Él es un bróker normal. Por lo que me ha dicho, ha tenido suerte con unos negocios al principio de su carrera. Eso llevó a que varios clientes de alto perfil estén contentos con su desempeño. Se mostró bastante humilde al respecto, pero nos dijo que ganó cerca de seis millones el año pasado.

–¿Y está diciendo la verdad?

–Hasta donde sabemos, sí. Aún no hicimos una investigación demasiado exhaustiva de sus finanzas, ni miramos su informe de impuestos del año pasado. Le dijimos que quizás podríamos llegar a necesitar hacerlo en algún punto. Él pareció un poco ofendido, pero nos dijo que no habría problema. Incluso nos dio un par de números telefónicos de su oficina a los que podríamos llamar si precisábamos ayuda.

–Eso significa que no tiene nada que ocultar en lo que se trata de dinero.

–Eso es cierto. Parece estar limpio. Pero de todas formas puedo llamar a algunos de los números que nos dio, solo para estar seguros.

–En sus archivos tampoco vi ningún informe sobre sus antecedentes criminales ―añadió Rhodes.

–Sí, ninguno de los dos tiene antecedentes, nada. Ni siquiera una multa por exceso de velocidad.

Chloe abrió el archivo que estaba en la mesa frente a ella, intentando no fruncir el ceño. Es verdad que el caso parecía no tener nada que ver con las muertes por estrangulamiento del año anterior. Pero aún había un asesinato que no había sido resuelto.

Miró fijamente al archivo como si quisiera que le diera todas las respuestas. Ya casi había llegado a memorizar su contenido, contaba la historia del asesinato Jessie Fairchild por medio de informes, notas y fotografías de la escena del crimen.

Y hasta este momento, la historia parecía tener un final muy abierto.

CAPÍTULO SIETE

Chloe había olvidado lo útiles que podían llegar a ser los viajes en coche durante un caso. Salieron de Falls Church a las 20:42 en dirección a Washington DC, pero aprovecharon muy bien esos cuarenta minutos. Antes de que hubieran salido por completo de Falls Church, Rhodes logró llamar por teléfono a un gerente de Intel Security. Intel era la marca del sistema de seguridad que los Fairchild habían instalado en su propiedad. Chloe escuchó la conversación mientras conducía adentrándose en la noche.

Ella sonrío un par de veces al darse cuenta de lo que buena que era Rhodes tratando con las personas. Chloe había percibido que Rhodes solo hacía preguntas que realmente fueran buenas durante una investigación, no hacía mil preguntas esperando que alguna fuera interesante. Y hacía exactamente lo mismo al hablar por teléfono con Intel Security. Ella era cordial y educada, pero no se andaba con vueltas a la hora de preguntar lo que necesitaba saber. Y por ese motivo, para Chloe era difícil seguir la conversación simplemente basándose en lo que escuchaba que decía Rhodes.

Cuando terminó la llamada luego de unos minutos, Rhodes compartió la información con ella. Y fue allí cuando Chloe se percató de otra de las fortalezas de Rhodes. Ella era muy buena tomando notas y a veces ni siquiera precisaba escribirlas, era como si su mente pudiera almacenar todos los detalles.

–Bien, el hombre con el que hablé dijo que la alarma no se disparó el pasado viernes por la mañana ―dijo Rhodes―. También buscó en la información de las fechas y dijo que no había registro de que la alarma haya sido desactivada. Dijo que nunca fue desactivada por los Fairchild.

–¿Te dio algún detalle sobre cómo funciona la alarma?

–Sí, la alarma se dispara cuando la puerta es forzada. Si la puerta se abre con una llave, la alarma se desactiva al instante. También se desactiva cuando la puerta es abierta desde dentro de la casa. El único momento en que la alarma se dispararía, aparte de cuando alguien fuerza la cerradura o patea la puerta, es cuando la puerta se deja abierta durante más de 20 segundos.

–¿Alguna vez se disparó la alarma en las pocas semanas que ellos vivieron en la casa?

–Él me dijo que había dos registros en su cuenta. Ambos fueron en la primer semana desde que se mudaron. Intel hace llamadas para cerciorarse de que todo está bien cuando las alarmas se disparan. En ambas llamadas, Mark Fairchild dijo que habían olvidado cerrar la puerta por completo al entrar las cajas y muebles durante la mudanza.

–¿Y qué hay de las ventanas? ¿La alarma también funciona en las ventanas?

–De acuerdo a lo que él me dijo, cada vez que una ventana es abierta desde el exterior, la alarma debe ser desactivada antes. Me dio el ejemplo de las limpiezas de primavera en las que la gente quiere limpiar todos los marcos de la ventanas. En esos casos, se debe desactivar la alarma antes de poder hacerlo.

–¿Eso quiere decir que no hubo nada sospechoso con respecto a la alarma en la última semana?

–No, nada.

–Es decir ―dijo Chloe―, que quien haya asesinado a Jessie Fairchild no entró por la fuerza en la casa. Alguien lo dejó entrar en la casa.

–Eso es lo que parece.

Ambas se quedaron calladas mientras procesaban esta información. Chloe sabía dónde deberían continuar su búsqueda. Hasta entonces, todo lo sabían sobre Jessie Fairchild es que desde que ella y Mark se habían mudado a Falls Church, ella había intentado involucrarse en diferentes grupos y organizaciones locales. Al ser nuevos en la ciudad, ni ella ni Mark tenían amigos allí, y eso significaba que con la mayoría de la gente con la que hablaban no eran de confianza.

Pero también tenía en mente una pregunta que se había hecho más temprano. ¿Los Fairchild se habían mudado de Boston porque estaban escapándose de algo? Si la investigación implicaba echar un vistazo a la vida de los Fairchild en Boston, este caso resultaría ser mucho más complicado que un simple caso de asesinato.

–Sin amigos ni familia en la zona ―pensó Rhodes en voz alta mientras se acercaban a Washington DC―. Hay una hermana en Boston, ambos padres han muerto. Si esto nos lleva a Boston…

Chloe sonrió complacida al ver que ambas pensaban lo mismo, y con la misma rapidez.

–¿No había una mención a un familiar de Mark en el archivo? ¿Alguien que vivía cerca a Falls Church?

–Sí, su tío. Pero por lo que he visto, está de viaje. Creo que de vacaciones.

Rhodes le respondió con poco entusiasmo, eso le daba a entender a Chloe que creía lo mismo que ella, esa pista tampoco daría muchos frutos.

A medida que se acercaba a su casa, Chloe empezaba a pensar en sus propios problemas personales. Había pensado seriamente en llamar a Danielle para disculparse por su comportamiento del día anterior. Pero ese tipo de conversación con Danielle tendía a convertirse en una larga discusión y no tenía fuerzas para soportarlo.

Regresaron a la sede del FBI, dejaron el coche de la oficina y cada una de ellas partió en su propio coche. Chloe reflexionó nuevamente en llamar a Danielle antes de irse, incluso pensó en pasar por el nuevo apartamento de Danielle, ya que ahora vivía a solo a veinte minutos de distancia, después de haberse mudado para que su exnovio no supiera donde encontrarla.

Al final decidió no hacerlo. Ella sabía que la relación con Danielle estaría bien, algunas veces les llevaba más tiempo a ambas calmarse. Sin embargo, tenía una hora libre antes de dar por terminada la noche. Y cómo las cosas no estaban muy movidas en el caso Fairchild, pensó en otra cosa que hacer. El simple hecho de pensarlo la hacía sentirse mal, pero el impulso estaba ahí y decidió actuar.

Salió hacia la calle y condujo en dirección al apartamento de su padre.

***

En realidad, no tenía ganas de verlo, mucho menos de hablar con él. Pero necesitaba probarse a sí misma que al menos podía pasar por la puerta de su casa. En algún momento tendría que hacerlo si quería ver en qué estaba, así que precisaba poder controlar sus nervios lo antes posible.

Su apartamento quedaba a menos de media hora de distancia de la sede del FBI, y a menos de veinte minutos del apartamento de Chloe en la otra dirección. Eran las 22:08 cuando ella entró en el estacionamiento. Su casa era una casa adosada más que un apartamento, el tipo de casa que está pegada a otra y luego a otra, en una especie de complejo de apartamentos. Ella conocía el Ford Focus de su padre y estaba estacionado directamente frente a su casa. Se podía ver una luz encendida por la ventana principal.

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