El pobre no sabía que Greg tenía un lío con otra. Otra vez. El muy mentiroso de… ¡Aaaaaaah! Me dan ganas de pegarle una paliza. Me parece que no había estado tan enfadada en mi vida. La primera vez que me la jugó me dolió; ahora estoy directamente cabreada. Me muero por largarme de este país. En el fondo es una suerte que Kevin destapara el pastel porque así ya no seré más la tonta de la película.
Ruby: Me he enterado de que Kevin tiene problemas en el trabajo. ¿Es por haber husmeado en la lista de reservas?
Rosie: No, es por haber irrumpido en el comedor durante la cena y haberle arreado un puñetazo a Greg en la nariz delante de su amiguita y del resto de los huéspedes del hotel.
Ruby: Bien hecho. Espero que le rompiera la nariz.
Rosie: Lo hizo. Por eso tiene problemas.
Ruby: ¿Y con quién voy a ir a clases de salsa ahora?
Rosie: Seguro que Miss Behave estará la mar de contenta de ser tu pareja.
Ruby: Cuando por fin consigo bailar con un hombre resulta que lleva leotardos. Ay, cuánto te echaré de menos, Rosie Dunne. No es fácil encontrar una amiga como tú.
Rosie: Y yo a ti, Ruby, pero aunque Greg me ha hecho mucho daño, me ha dado la oportunidad de volver a empezar de cero. Me libraré de él y eso me hará más fuerte.
Me voy la semana que viene, Greg. No intentes ponerte en contacto conmigo, no intentes venir a visitarme, no quiero tener nada más que ver contigo. Me has traicionado justo cuando había conseguido enamorarme de ti otra vez. No estoy dispuesta a que vuelva a ocurrir. Lo has tirado todo por la borda, pero te doy las gracias. Gracias por hacerme ver con quién me casé y por liberarme de ti.
Que Katie te siga viendo o no será decisión de ella. Tendrás que aceptar lo que diga.
Alex: Tenías razón, Phil. Viene en mi busca. Sólo tenía que dejar que las cosas siguieran su curso y que viniera a mí en su debido momento.
Phil: ¡Menos mal que tenía razón! Fue una buena apuesta, ¿verdad? ¿Y ya te ha dicho que te ama, que nunca tendría que haberse casado con ese idiota y que sólo desea estar a tu lado y todas esas cosas que dicen en las películas?
Alex: No.
Phil: ¿No te ha dicho que te quiere?
Alex: No.
Phil: ¿Y tú a ella?
Alex: No.
Phil: ¿Pues entonces por qué se va a Boston?
Alex: Dijo que quería marcharse de Dublín y que necesitaba cambiar de aires y tener a su lado una cara amiga.
Phil: Vaya.
Alex: ¿Qué crees que significa eso?
Phil: Seguramente eso. ¿No tienes idea de lo que siente por ti?
Alex: No. Phil, su matrimonio acaba de romperse. Habrá tiempo de sobra para hablar del futuro cuando esté aquí.
Phil: Lo que tú digas, hermano. Lo que tú digas.
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: Tú y Katie
Me entusiasma pensar que pronto estaréis aquí. Josh prácticamente se sube por las paredes de emoción. Adora a Katie y está encantado con vuestra decisión de venir a vivir con nosotros durante una temporada. Tengo un amigo que tiene un amigo que tiene un hotel y están buscando director. Y tú estás más que preparada para ocupar el puesto. Puedo ayudarte a superar esto, Rosie. Recuerda que he pasado por lo mismo. Sé cómo se siente uno cuando su matrimonio se va al traste. Cuenta conmigo al cien por cien. Puede que te mudes a Boston catorce años más tarde de lo que habías previsto, pero mejor tarde que nunca.
Josh y yo os esperamos. Nos vemos la semana que viene.
¡Te mudas al extranjero!
Buena suerte, Rosie.
Todos tus compañeros del Two Lakes te echaremos de menos.
Bill, Bob, Tania, Steven, Geoffrey, Fiona, Tabitha, Henry y Grace
Sniff, sniff.
Voy a extrañarte, Rosie Dunne.
Buena suerte en tu nueva vida. Mándanos un e-mail de vez en cuando.
Te quiere,
Ruby
Rosie y Katie:
Nos da mucha pena que consideres que tenéis que marcharos. Nos da mucha pena que tengas motivos para hacerlo. Nos da mucha pena que haya ocurrido esto. Os echaremos mucho de menos a las dos, mucho, pero esperamos que encontréis la felicidad eterna. No más lágrimas, chicas. Que el mundo se porte bien con vosotras. Llamad cuando aterricéis.
Besos,
Mamá y papá
Buena suerte, hermana. Cruzo los dedos por ti y Katie. Contad con nosotros para lo que necesitéis.
Besos,
Stephanie, Pierre y Jean-Louis
Siento que tengas que irte. Buena suerte.
Kev
Katie:
Buena suerte en tu nuevo hogar. Te añoraré.
Besos,
Toby
Queridos papá y mamá:
Tampoco es que vaya a desaparecer para siempre. Sólo estaremos a unas pocas horas de casa. ¡Podéis visitarnos siempre que queráis! Os queremos mucho y agradecemos vuestro constante apoyo. Esta vez necesitamos salir adelante por nuestra cuenta.
Besos,
Rosie y Katie
Capítulo 32
Querida Rosie:
Antes de romper esto dame una oportunidad para explicarme, por favor. Ante todo pido perdón sinceramente desde el fondo de mi corazón por los años que han transcurrido. Por no estar a tu lado, por no apoyarte y darte la ayuda que merecías. Estoy lleno de remordimientos y decepcionado conmigo mismo por la manera en que me he comportado y el tipo de vida que he elegido. Soy consciente de que no puedo hacer nada para cambiar los años en que he actuado tan estúpidamente y os he tratado tan mal a las dos, ni tampoco para mejorarlos.
Pero te ruego que me des una oportunidad para construir un futuro mejor, para corregir lo que está mal. Entiendo que estés muy enfadada, que te sientas traicionada y herida, y que me odies, pero no deberías pensar sólo en ti misma. Vuelvo la vista atrás y me pregunto qué puedo mostrar de mi vida. No he hecho muchas cosas de las que me sienta orgulloso. No puedo explicar una trayectoria de éxitos, no he ganado un millón. Sólo hay una cosa en mi vida de la que estoy orgulloso: mi hija.
Tengo una hija pequeña que ya ni siquiera es «pequeña». No estoy orgulloso de cómo la he tratado. Hace unas semanas, el día en que cumplí treinta y dos años, al despertarme por la mañana fue como si de repente me cayera encima toda la sensatez que he estado echando de menos durante estos treinta y dos años. Me di cuenta de que tenía una hija, una hija adolescente de quien no sabía nada y que no sabe nada de mí. Me encantaría tener ocasión de conocerla. Me han dicho que se llama Katie. Es un nombre muy bonito. Me pregunto qué aspecto tendrá. ¿Se parece a mí?
Ya sé que no he demostrado merecer esto, pero si tú y Katie estáis dispuestas a hacerme un hueco en vuestras vidas, te demostraré que no será una pérdida de tiempo. Katie conocerá a su padre y yo veré a mi hija, ¿cómo cabe considerar que eso no merezca la pena? Por favor, ayúdame a hacer realidad mi sueño.
Ponte en contacto conmigo, Rosie. Dame la oportunidad de enmendar mis errores del pasado y de contribuir a crear un nuevo futuro para Katie y para mí.
Con mis mejores deseos,
Brian
Rosie: No no no no no no no no no no…
Ruby: Ya lo sé, cariño, te entiendo. Pero al menos echa un vistazo a las demás opciones.
Rosie: ¿Opciones? ¿QUÉ PUÑETERAS OPCIONES? No tengo ninguna. ¡NINGUNA! Tengo que marcharme. Quedarme aquí no es una opción.
Ruby: Cálmate, Rosie. Estás alterada.
Rosie: ¡Pues claro que estoy alterada! ¿Cómo demonios voy a rehacer mi vida cuando todos los que me rodean se dedican a jodérmela? ¿Cuándo me tocará a mí vivir mi vida en lugar de hacerlo por los demás? Ya estoy harta, Ruby. Hasta la coronilla. No puedo más. Me marcho y punto. ¿Quién es ese hombre? ¿Dónde puñetas ha estado durante los últimos trece años? ¿Dónde se escondió durante los años más importantes de la vida de Katie, o de la mía, ya puestos?
¿Quién se pasó las noches en vela dándole de mamar, paseando por los pasillos y cantando puñeteras nanas para aplacar sus constantes chillidos? ¿Quién le cambió los pañales sucios, le limpió los mocos de la nariz y acabó harta de lavarle la ropa a diario? ¿Quién tiene estrías y cicatrices, las tetas caídas y canas a los treinta y dos? ¿Quién asistió a reuniones de padres y alumnos, la acompañó y recogió del colegio, hizo la cena, puso la mesa, pagó el alquiler, fue a trabajar, la ayudó a hacer los deberes, le dio consejos, le enjugó las lágrimas, le explicó los pájaros y las abejas, le explicó por qué su papá no estaba en casa como los papás de los demás niños? ¿Quién se pasó la noche despierta y preocupada cuando estuvo enferma, poniéndole el termómetro y comprando medicinas, yendo al médico y al hospital en plena noche? ¿Quién dejó de ir a la universidad, pidió días libres en el trabajo y se quedó en casa el fin de semana para cuidar de ella? Yo y sólo yo. ¿Dónde estaba ese cabrón entonces?
Y tiene el morro de irrumpir tan campante en nuestras vidas al cabo de trece años cuando todo el trabajo duro ya ha terminado, encogiendo un poco los hombros con un patético «lo siento», justo después de que mi marido me haya puesto los cuernos, mi matrimonio se haya ido al carajo y por fin haya decidido mudarme a Boston, que es donde tendría que haber estado todo este tiempo si ese taimado gilipollas no hubiese arruinado mis planes, trastornando por completo mi vida y abandonando el país con la polla entre las piernas.
Que se joda.
Ahora se trata de mí, Rosie Dunne, y de nadie más.
Ruby: Te equivocas, Rosie. También se trata de Katie. Tiene que saber que su padre quiere verla. No la castigues por los errores que has cometido en tu vida.
Rosie: Pero si se lo digo, seguro que querrá verle. La emocionará mucho la idea de conocerle y luego lo más probable es que él le vuelva a fallar y le parta el corazón otra vez. ¿Y quién tendrá que arreglar el estropicio? Yo. Seré yo quien intente recomponer el corazón roto de mi hija. Tendré que recoger los pedacitos y enjugarle las lágrimas. Tendré que poner cara de aquí no pasa nada, encogerme de hombros y decir: «Bueno, no te preocupes, querida hija de trece años, no todos los hombres son unos canallas, sólo los que has conocido».
Ruby: Pero, Rosie, podría salir la mar de bien. A lo mejor es verdad que ha cambiado. Nunca se sabe.
Rosie: Tienes razón, nunca se sabe. NUNCA. Y una cosa más, ¿cómo quieres que conozca a su padre cuando ya tenemos un pie en la otra punta del mundo? No quiero quedarme aquí, Ruby. Quiero largarme. Quiero dejar atrás este desastre de vida.
Ruby: No es ningún desastre, Rosie. La vida dista mucho de ser perfecta para todos. No eres la única. No hay una gran nube negra justo encima de tu cabeza y en la de nadie más. Sólo da esa impresión. Pero todo el mundo la tiene. Debes aprovechar lo que tienes y tú eres afortunada: tienes una hija preciosa, saludable, inteligente y divertida que te quiere con locura. Procura no perder eso de vista. Si Katie quiere conocer a Brian, deberías apoyarla. Puedes mudarte igualmente y que él os vaya a visitar, pero si consideras que es lo bastante importante como para quedarte, quédate.
Rosie: Katie querrá quedarse. El mes pasado pensaba que vivía en el paraíso. La vida me ha cambiado en un instante.
Ruby: Bueno, ése es el problema del paraíso. Es lo que más atrae a las serpientes.
Querida Stephanie:
¡Enhorabuena por el embarazo! Estoy contentísima por ti y Pierre. Seguro que este segundo bebé os dará tantas alegrías como Jean-Louis. Supongo que mamá te ha contado lo mío. Está encantada de que ya no me vaya a América. Alex no. Me maldijo, me insultó y me soltó todos los tacos habidos y por haber. Piensa que me estoy rindiendo otra vez, que estoy dejándome pisotear, así que está de morros y no se digna hablarme. Puede que otras veces me haya dejado pisotear, pero esta vez no. Katie es lo primero en mi vida y mi razón de ser es asegurarme de que tenga ocasión de ser feliz.
Ha pasado por muchas cosas últimamente, con Greg, volviendo a vivir en casa de los papás y luego preparándose para mudarse a América. Ha soportado un montón de tensión injustificada. Se supone que tendría que estar preocupada por los granos, los sujetadores y los chicos, no por el adulterio, los cambios de continente y la mágica reaparición de su padre. Nada de esto es culpa suya y puesto que fui yo quien la trajo a este mundo, lo menos que puedo hacer es continuar el buen trabajo que he estado haciendo hasta ahora. No es drogadicta, no es maleducada, le van bien los estudios, tiene todos los miembros en el sitio que corresponde y se las ha arreglado para no cometer ninguna estupidez con su vida. De modo que, habida cuenta de las espantosas historias que a una le cuentan, pienso que lo estoy haciendo muy bien.
Algo me dice que Alex aparecerá por la puerta en cualquier momento. Seguro que ha subido al primer avión que ha podido para venir a partirle la cara a Brian. Supongo que para esto están los buenos amigos. No puedo evitar ponerme a llorar cada vez que pienso en cómo habría sido mi vida en Boston. No sé qué tengo que hacer ahora. No tengo trabajo ni casa y vuelvo a vivir con nuestros padres. En esta casa todo me devuelve a una época en que no fui nada feliz.