Mayo 20.
No me hubiera fijado en el nuevo lavaplatos, un muchacho de unos dieciséis años, en el restaurante donde solía cenar todas las noches, de no ser por el incidente de los platos rotos.
Cayeron al suelo, haciéndose añicos y esparciendo trozos de loza blanca por debajo de las mesas. El muchacho quedó allí de pie, aturdido y asustado, con la bandeja vacía en las manos. Los comentarios y las carcajadas de los clientes, los gritos de «¡Vaya! ¡Ahí van los beneficios!»... «¡Mazeltov!»... y, «Bueno, no trabajará aquí mucho tiempo»... los cuales parecen seguir de un modo invariable a la rotura de vasos o de platos en un restaurante) parecían confundirle más y más.
Cuando el dueño se presentó para ver a qué se debía aquel jaleo, el muchacho se cubrió el rostro con el antebrazo como si temiera recibir una bofetada de un momento a otro.
—Está bien, está bien, ya la has hecho —gritó el dueño— ¡No te quedes ahí plantado como un pasmarote! Vete a buscar una escoba y barre todo esto, Una escoba... ¡Una escoba, idiota! Está en la cocina. Barre bien todos los pedazos.
El muchacho vio que no iba a ser castigado. Su asustada expresión desapareció, y cuando regresó con la escoba para barrer el suelo estaba sonriendo. Unos cuantos clientes empezaron a reírse a su costa.
—Aquí, muchacho, detrás tuyo tienes un hermoso pedazo de plato...
—Vamos, hazlo otra vez...
—No es tan tonto como parece. Es más fácil romper los platos que lavarlos...
El muchacho miró a los que hablaban con ojos desprovistos de toda expresión, y finalmente sonrió por la chanza que evidentemente no comprendía.
Al ver aquella vacua sonrisa, aquella insegura mirada de los ojos de un niño deseoso de mostrarse complaciente, me sentí enfermo. Se estaban riendo de él porque era un retrasado mental.
Y yo también me había estado riendo de él.
Repentinamente me puse furioso conmigo mismo y con todos aquellos que se estaban mofando del muchacho. Me levanté de un salto y grité.
—¡Cállense! ¡Déjenlo en paz! ¡No es culpa suya si no puede comprender! ¡No puede evitar ser como es! ¡Pero... pero sigue siendo un ser humano!
Se produjo un gran silencio. Me maldije a mi mismo por haber perdido el control y haber hecho una escena. Traté de no mirar al muchacho mientras pagaba mi cuenta sin haber tocado la comida. Me sentía avergonzado por los dos.
Qué extraño resulta que unas personas de buenos sentimientos, sensibles, que no abusarían de un hombre que hubiera nacido sin brazos, o sin piernas, o sin ojos, no consideren ofensivo tomarle el pelo a un hombre que ha nacido corto de inteligencia. Me enfurecía pensar que hacía muy poco tiempo que yo, al igual que el muchacho del restaurante, había representado estúpidamente el papel de payaso.
Y casi lo había olvidado.
Me ocultaba a mí mismo el cuadro del antiguo Charlie Gordon porque ahora, que era inteligente, aquello era algo que debía borrar de mi cerebro. Pero hoy, al mirar a aquel muchacho, he visto por primera vez lo que yo había sido. ¡Yo era exactamente igual que él!
Hace muy poco tiempo, aprendí que la gente se reía de mi. Ahora sé que inconscientemente me unía a la gente riéndome de mí mismo, Y esto es mucho más doloroso.
A menudo he vuelto a leer mis informes de progresos y he visto la ignorancia, la ingenuidad infantil, la mente de escasa inteligencia mirando desde una habitación oscura, a través del ojo de la cerradura, a la cegadora luz del exterior. Veo que incluso en mi estupidez yo sabía que era inferior, y que las otras personas tenían algo que a mí me faltaba... algo que a mí me había sido negado. En mi ceguera mental, yo pensaba que era algo relacionado con la capacidad de leer y escribir, y estaba convencido de que si yo podía adquirir aquellas habilidades automáticamente me sería dada también la inteligencia.
Incluso un hombre de mentalidad atrasada desea ser como los otros hombres.
Un niño puede no saber cómo alimentarse a sí mismo, ni lo que tiene que comer, pero sabe que tiene hambre.
La lección recibida había sido muy provechosa para mí. Viendo el pasado con más claridad, he decidido aplicar mis conocimientos y mis habilidades a la tarea de aumentar los niveles de la inteligencia humana. ¿Quién mejor equipado que yo para esa tarea? ¿Quién ha vivido en los dos mundos? He pertenecido a la familia de los retrasados mentales. Dejadme que emplee el don que me ha sido concedido en hacer algo por ellos.
Mañana, hablaré con el doctor Strauss para ver de qué modo puedo enfocar mi trabajo para que resulte más eficaz. Tal vez pueda ayudarle a él en la solución de los problemas que plantea la extensión de la técnica que me fue aplicada a mí. Tengo varias ideas sobre la materia.
Esta técnica puede producir resultados asombrosos. Si ha podido convertirme a mí en un genio, ¿no podría alcanzarse niveles fantásticos aplicándola a personas normales? ¿Y aplicándola a genios innatos?
Hay muchas puertas para abrir. Y estoy impaciente por empezar a abrirlas.
INFORME DE PROGRESOS 13 — Mayo 23.
Ha ocurrido hoy. Algernon me ha mordido. He ido al laboratorio para hacerle una visita, como hago de cuando en cuando, y al sacarle de la jaula me ha mordido en la mano. He vuelto a meterlo en la jaula y lo he contemplado un buen rato, Estaba desacostumbradamente excitado y agresivo.
Mayo 24.
Burt, que tiene a su cargo los animales destinados a experimentos, me ha.dicho que Algernon está cambiando. Se muestra indolente; se niega a recorrer el laberinto; la motivación general ha disminuido. Y no quiere comer. Todo el mundo está intrigado acerca del significado que todo esto puede tener.
Mayo 25.
Han estado alimentando a Algernon, que ahora se niega a resolver problemas para obtener su comida. Todo el mundo me identifica con Algernon. En un sentido, los dos somos los primeros de nuestro tipo, Todos aseguran que el comportamiento de Algernon no es necesariamente significativo para mí. Pero resulta difícil ocultar el hecho de que algunos de los otros animales que fueron utilizados en este experimento se están portando de un modo muy raro.
El doctor Strauss y el doctor Nemur me han pedido que no vaya al laboratorio, Sé lo que están pensando, pero no puedo aceptarlo. Voy a seguir adelante con mis proyectos de investigación. Con el debido respeto a los dos excelentes hombres de ciencia, tengo plena consciencia de sus limitaciones. Si existe una respuesta, tengo que encontrarla por mi mismo. Repentinamente, el tiempo se ha convertido en algo muy importante para mi.
Mayo 29.
Me han dado un laboratorio para mi uso personal y permiso para seguir adelante con mis investigaciones. Los estoy aprovechando bien. Trabajo día y noche. Tengo un catre plegable en el laboratorio. La mayor parte del tiempo que dedicaba a la escritura lo invierto en la redacción de las notas que guardo en folios separados, pero de cuando en cuando encuentro necesario anotar mis estados de ánimo y mis pensamiento, tal como tenía por costumbre.
He descubierto que el calculus de inteligencia es un estudio fascinante. Éste es el campo al que puedo aplicar todos los conocimientos que he adquirido. Es el problema que me ha afectado directamente toda mi vida.
Mayo 31.
El doctor Strauss cree que trabajo demasiado. El doctor Nemur dice que estoy tratando de concentrar en unas semanas toda una vida de investigación. Sé que debería descansar, pero me siento empujado por algo interior que no me permite detenerme. Tengo que descubrir el motivo de la repentina regresión de Algernon. Tengo que saber si y cuándo me ocurrirá a mí.
Junio 4.
CARTA AL DR. STRAUSS (copia).
Mi querido Dr. Strauss
En sobre aparte le envío una copia de mi informe titulado “El Efecto Algernon-Gordon: Un Estudio sobre la Estructura y el Funcionamiento de la Inteligencia Aumentada" el cual me gustaría que leyera usted antes de su publicación.
Como podrá ver, mis experimentos han sido exhaustivos. He incluido en mi informe todas mis fórmulas, así como los análisis matemáticos, que van en el apéndice. Desde luego, los análisis tienen que ser comprobados.
A causa de su importancia para usted y para el doctor Nemur (y no hace falta decir que también para mí) he revisado y vuelto a revisar mis resultados una docena de veces, con la esperanza de encontrar un error. Siento decir que los resultados son exactos. Sin embargo, en beneficio de la ciencia, me alegro de haber podido aportar una pequeña contribución al conocimiento del funcionamiento de la mente humana y a las leyes que gobiernan el aumento artificial de la inteligencia humana.
Recuerdo que usted me dijo en cierta ocasión que un fracaso experimental o la refutación de una teoría era tan importante para el avance de un conocimiento como el propio éxito.
Ahora sé que es verdad. Lamento, sin embargo, que mi contribución en este terreno descanse sobre las cenizas del trabajo de dos hombres a los cuales aprecio y admiro tanto. Sinceramente suyo,
CHARLES GORDON
Junio 5.
No debo dejar paso al sentimentalismo. Los hechos y los resultados de mis experimentos son claros, y los aspectos más sensacionales de mi propia rápida ascensión no pueden oscurecer el hecho de que la triplicación de la inteligencia por medio de la técnica quirúrgica desarrollada por los doctores Strauss y Nemur deben ser considerados como de muy escasa o de ninguna aplicabilidad (en los momentos actuales) para el aumento de la inteligencia humana.
Al revisar los informes y los datos sobre Algernon, veo que, aunque se encuentra aún en su infancia física, ha retrocedido mentalmente. La actividad motriz ha empeorado; existe una acelerada pérdida de coordinación.
Existen también claros síntomas de una progresiva amnesia.
Tal como podrá apreciarse en mi informe, éstos y otros síndromes de deterioración física y mental pueden ser predichos con resultados estadísticamente significativos mediante la aplicación de mi fórmula.
Los estímulos quirúrgicos a los cuales hemos sido sometidos Algernon y yo han provocado una intensificación y aceleración de todos los procesos mentales. El imprevisto desarrollo, al cual me he tomado la libertad de llamar el Efecto Algernon-Gordon, es la extensión lógica del proceso de aceleración de la inteligencia. La hipótesis aquí demostrada puede ser descrita sencillamente en los siguientes términos: la inteligencia aumentada artificialmente se deteriora en un espacio de tiempo directamente proporcional a la cantidad de aumento.
Creo que esto, en si mismo, es un importante descubrimiento.
Mientras sea capaz de escribir, seguiré anotando mis ideas en estos informes de progresos. Es uno de mis pocos placeres. Sin embargo, según todos los indicios, mi propia deterioración mental será muy rápida.
He empezado ya a notar síntomas de inestabilidad emotiva y de lagunas nemotécnicas, los primeros en anunciar la proximidad de la deterioración.
Junio 10.
La deterioración va en aumento. Experimento prolongadas ausencias mentales.
Algernon murió hace dos días. La autopsia ha demostrado que mis predicciones eran ciertas. Su cerebro había perdido peso y existía un reblandecimiento general de la masa encefálica así como un ensanchamiento de las fisuras del cerebro.
Creo que no tardará en sucederme lo mismo a mi. Ahora que es un hecho seguro, no deseo que ocurra.
He colocado el cadáver de Algernon en una cajita de quesos y le he enterrado en el patio trasero, He llorado.
Junio 15.
El doctor Strauss ha venido a verme otra vez. No he querido abrirle la puerta y le he dicho que se marchara. Quiero estar solo. Me he convertido en una persona susceptible e irritable. Resulta difícil ahuyentarlas ideas de suicidio. No ceso de decirme a mí mismo cuán importante será este diario introspectivo.
Es una extraña sensación la de coger un libro que uno ha leído y gozado hace sólo unos meses y descubrir que no lo recuerda. Me acuerdo de la gran impresión que me produjo John Milton, pero cuando cogí El Paraíso Perdido no comprendí absolutamente nada. Me puse tan furioso, que tiré el libro al otro extremo de la habitación.
Trato de aferrarme desesperadamente a algunas de las cosas que he aprendido, ¡Oh, Dios mío! Que no lo pierda todo, te lo ruego...
Junio 19.
A veces, por la noche, salgo a dar un paseo. Anoche no pude recordar dónde vivía. Un policía me acompañó a casa. Tengo la extraña sensación de que todo esto me ha ocurrido antes... hace mucho tiempo. No ceso de decirme a mí mismo que soy la única persona del mundo que puede describir lo que me está ocurriendo.
Junio 21.
¿Por qué no puedo recordar? Tengo que luchar. Me quedo en la cama días enteros sin saber quién soy ni dónde estoy. Luego todo vuelve a mí como en un relámpago. Fugas de amnesia. Síntomas de senilidad... segunda infancia. Puedo verlos aparecer. Esto es cruelmente lógico. He aprendido tanto y con tanta rapidez... Ahora mi mente se está deteriorando rápidamente. Tengo que luchar. Me resulta insoportable pensar en el muchacho del restaurante, en su vacua expresión, en su estúpida sonrisa, en la gente riéndose de él. No... por favor... aquello, no...
Junio 22.
Estoy olvidando cosas que había aprendido recientemente. La cosa parece seguir la pauta clásica: las últimas cosas aprendidas son las primeras olvidadas. ¿Era así, en realidad? Tendré que mirarlo otra vez...
He vuelto a leer mi informe sobre el Efecto Algernon-Gordon y he experimentado la extraña sensación de que estaba escrito por otra persona. Hay partes que ni siquiera comprendo.
La actividad motriz empeora. Tropiezo continuamente, y escribir a máquina se ha convertido en una tarea sumamente dificultosa.
Junio 23.
He renunciado por completo al uso de la máquina de escribir. Mi coordinación es muy deficiente. Noto que me muevo cada vez con más lentidad. Hoy he recibido una terrible impresión. He cogido una copia de un articulo que había utilizado en mi investigación, Uber psychische Ganzheit de Krueger, para ver si podía ayudarme a comprender mis deducciones. De momento creí que tenía algo en la vista. Luego he comprobado que ya no podía leer el alemán. He hecho la prueba con otros idiomas. Los he olvidado todos.
Junio 30.
Ha pasado una semana desde la última vez que escribí. Esto se desliza como arena a través de mis dedos. La mayor parte de los libros que tengo me resultan ininteligibles ahora. El comprobarlo me pone furioso porque sé que hace unas semanas los leía y comprendía perfectamente.
No ceso de decirme a mí mismo que tengo que continuar escribiendo informes a fin de que alguien pueda saber lo que me está ocurriendo. Pero resulta difícil formar las palabras y recordar como se escriben. Ahora tengo que consultar en el diccionario incluso palabras sencillas y esto me pone nervioso.
El doctor Strauss viene por aquí casi todos los días, pero le he dicho que no quiero ver ni hablar con nadie. Se siente culpable. Todos ellos se sienten culpables. Pero yo no le reprocho nada a nadie. Pero resulta muy doloroso,