Maktub II (spanish) - Coelho Paulo 38 стр.


DE LA PRINCESA

Llegué a New York, y supe que mi editora americana reservó en el clásico hotel Waldorf Astoria. Cuando la puerta del ascensor se abrió en mi piso, vi que estaba repleto de guardias de seguridad, con armas a la vista. Descubrí, por una camarera, que una princesa árabe estaba allí. Me hice millares de fantasías de como debía ser una princesa, hasta que un día la vi en el corredor: una señora gorda, fea, con los pies hinchados, y un séquito cuidándole cada paso. Una amiga que estaba conmigo consiguió hablar con ella; supimos que la seguridad no la dejaba ir a la calle, que soñaba con ir a un cine, y que la primera extranjera con la que conversaba era con mi amiga. Los guardaespaldas llegaron luego, interrumpiendo la conversación, además de revisarnos en búsqueda de armas ocultas. Fue la única princesa de verdad que conocí en mi vida.

DEL SACO

Uno de los rituales de iniciación de hechiceras consistía en colocar a una novicia en un gigantesco saco, colgando de un árbol. Durante la noche entera, mientras danzaban, las hechiceras giraban los bolsos.

Esta costumbre surgió de repente, sin ninguna base en la Tradición Oral. Por eso, su validez es muy cuestionada. H. Muller, estudioso de magia, arriesga una explicación: "A medida que el saco iba girando, la novicia perdía el sentido de dirección. Ella intentaba quedar de pié dentro del saco, mas suelo era flexible. El espacio era gigantesco, porque era oscuro; al mismo tiempo, era pequeño, porque su mano tocaba las paredes del saco. Así, eliminado por completo el sentido de tiempo y espacio, la novicia estaba más abierta para una nueva percepción de la realidad".

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