Carolina se enamora - Федерико Моччиа 23 стр.


 Bueno, ¿estás lista? Eres la primera persona a la que se lo leo «Un día como tantos otros, pero nunca más a partir de ese momento. Nunca más desde que se conocieron»

Me mira risueño. Es su novela.

 ¡Me gusta! Sigue

 «Él es un chico introvertido, serio, con el pelo largo y las manos encallecidas por el duro trabajo que realiza a diario -Y sigue leyendo sin dejar de caminar lentamente, poniendo pasión en cada palabra, moviendo la mano derecha como si tratase de detener el tiempo. Lo miro y pienso que su relato me gusta. Es una historia de amor. Lo escucho-: Le gustaba esa chica, delgada, casi flaca, pero con una mirada hambrienta, rebosante de curiosidad -La chica me cae bien de inmediato, me la imagino a través de sus palabras. Luego me adormezco al calor de la seta. Sólo oigo la voz de Rusty, a lo lejos, que no ha dejado de leer-, Y su mirada fue tan intensa que» ¡Caro!

Abro los ojos casi instintivamente, quizá porque he oído mi nombre, con esa sensación extraña que experimentas cuando te sientes espiado.

 Te has dormido

 Perdona, La verdad es que es precioso

 Sí, mira si es precioso que te has quedado dormida Venga, acompáñame.

Deja su novela sobre una mesita. Pone un libro encima, pese a que en ese instante no sopla el viento y, sin darme tiempo a levantarme, me coge por debajo de las piernas y me levanta. Me aleja de allí y yo me aferró con todas mis fuerzas a su cuello con ambos brazos.

 No te vengues de mí No me tires al rio.

Rusty suelta una carcajada.

 ¡La verdad es que no te vendría mal! Seguro que así te despabilabas.

Lo abrazo aún más fuerte. Me sonríe, no está enojado. Él es así. Y yo me siento querida.

 Es que estoy un poco cansada Pero me gustaría leer tu novela.

 Sí, sí, tienes todo el tiempo que quieras Todavía debo corregirla y luego la enviaré a las editoriales. Por eso quería saber tu opinión.

 Las mujeres llorarán, y después sonreirán.

 ¿Qué quieres decir?

 Llorarán leyéndola porque se emocionarán, ¡y sonreirán cuando te conozcan porque querrán salir contigo!

 Tonta

Me tumba en la cama y me tapa con el edredón. Me cubro con él y me alegro de haberme lavado ya los dientes.

 Rusty

 ¿Sí?

 Hablo en serio, quiero leerla.

Una última sonrisa.

 Buenas noches, Caro. Que duermas bien.

Apaga la luz y yo me vuelvo del otro lado. Y, pese a que estoy en el río, no tengo miedo. Al contrario. Oigo fluir el agua por debajo de mí. Y me gusta. Y me quedo profundamente dormida.

Al día siguiente voy a casa de mis abuelos. El abuelo Tom me explica unas cosas sobre fotografía. Hacemos varias fotos e incluso las imprimimos.

 ¿Te gustan, abuela? Mira qué bonitas son A ver si adivinas cuáles he hecho yo y cuáles el abuelo Tom.

Se echa a reír.

 Ésta la has sacado tú

 ¡No, te equivocas! La mía es ésta, la de las flores.

Y me voy corriendo.

Cuando, más tarde, me acerco a la cocina, veo que está triste, en silencio, pero ella no se percata de mi presencia. Está llorando. Salgo sigilosamente. Después me detengo en la puerta y miro por última vez hacia atrás. La veo reflejada en el cristal, me mira. Nuestros ojos se encuentran por un instante. Se da cuenta de que la he descubierto. Me marcho.

Luego, en la cena, me sonríe.

 Abuela, pero si has preparado ese plato de carne que me encanta: chuletas con salsa de tomate.

 Sí, pese a que a tu abuelo no le gustan.

Lo mira con unos ojos, no sé cómo expresarlo, y esa sonrisa que refleja todo el amor que siente por él. O, al menos, a mi me lo parece. El abuelo finge enfadarse.

 De vosotras dos no cabe esperar otra cosa Voy a lavarme las manos.

Sale de la cocina, la abuela se pone seria y me mira con una dulce sonrisa en los labios, ligeramente triste, quizá un poco preocupada.

 No le dirás nada, ¿verdad? Será nuestro secreto.

Me sirvo de beber sin mirarla, después apuro mi vaso y, con él aún en la boca, asiento con la cabeza. Ella sonríe de nuevo. En realidad no tenía sed, pero si hubiese tenido que hablar en voz alta, a buen seguro me habría echado a llorar, A continuación regresa el abuelo.

 Entonces, ¿qué comemos? ¿O lo habéis devorado ya todo? -Se sienta presidiendo la mesa, entre las dos, y me coge la mano con la suya, que es grande y está fresca, recién lavada-. Monstruo, que eres un monstruo, ¡pero al mismo tiempo eres tan preciosa que te comería ahora mismo!

Y prueba a morderme la mano y a metérsela en la boca. Yo trato de zafarme de él mientras me río a carcajadas. También la abuela está ahora de buen humor, de manera que olvido nuestro secreto.

¡Sólo faltan dos! Mañana por la noche se celebra la fabulosa fiesta de Borzilli en Supper. Empiezo a preparar el terreno en casa.

 Mamá, Alis me ha invitado a dormir mañana en su casa.

 ¿Quiénes vais?

 Clod, Alis y yo.

 ¿Y ya está?Mi madre arquea las cejas, ligeramente desconfiada.

 Es verdad, ¿quieres llamarla? También estará su madre, por supuesto.

Ella sacude la cabeza.

 Esa familia es un desastre.

 Pero Alis no, Alis es mi amiga, no tiene nada que ver con los problemas de sus padres.

 ¡Caro! Ya está bien, no me gusta que hables así Parece que formes parte de esa familia. ¿Acaso te han adoptado?

Me modero.

 No, perdona, mamá.

 Está bien. Hablaré con tu padre. Por mí puedes ir.

 Sí, pero convéncelo a él. ¡De lo contrario, no sirve de nada! Vamos, cuando quieres lo consigues.

La abrazo con fuerza. Al principio, mi madre levanta los brazos. Da la impresión de que se ha rendido. Después los deja caer y me abraza a su vez.

 Eres terrible. Vete ya al colegio, que si llegas tarde mañana no irás a ningún sitio, te lo digo en serio.

 Sí, sí, claro.

No me hago de rogar y me dispongo a marcharme en seguida. Y la tranquilizo sobre el hecho de llegar tarde.

Parezco Raffaelli, una de esas chicas que sólo viven para ir a la escuela ¡que adoran estudiar y no se avergüenzan! Y lo hago tan bien que me merezco un Oscar como actriz. Y, cuando vuelvo de clase, obtengo el permiso como premio.

 ¡Papá ha dicho que puedes ir!

Mi madre es genial. La abrazo aún más fuerte.

 Eh, quieta, quieta, ¡que me voy a caer! ¿A qué viene tanta euforia? ¿Acaso debo preocuparme?

Vaya, es cierto. Me he comportado como una estúpida. Me controlo.

 No, es que me alegro de que entiendas hasta qué punto es importante para mí la amistad de Alis y Clod

Mi madre me mira.

 Cuando yo tenía tu edad tenía una amiga, Simona. Un día, de repente, no quiso volver a verme.

 Quizá le parecías demasiado guapa.

Sonríe y ladea la cabeza.

 No bromeo. El caso es que la busqué para pedirle una explicación. Le pregunté si había hecho algo malo, pero ella se limitó a decirme: «No, no. en absoluto. Supongo que he estado muy ocupada.» No obstante, a partir de ese día nunca volvió a llamarme.

La miro perpleja.

 ¿Qué quieres decir, mamá?

 Que yo consideraba a Simona mi mejor amiga. Para ella, en cambio, yo no significaba nada, sólo que yo no lo había entendido.

 Sí, mamá, pero Alis, Clod y yo nos lo contamos todo, estamos verdaderamente unidas, es un caso distinto El problema es que no estás con nosotras Tú no puedes entenderlo.

 Ah, claro, yo nunca comprendo nada. ¿Sabes lo que solía decirme mi madre? «A veces hace falta golpearse contra un cristal para saber que está ahí.»

 Eso es porque la abuela no veía nada Yo veo de maravilla.

Me escabullo.

 Llámame cuando llegues.

 Sí, mamá. Bajo la escalera como un rayo y, tal y como hemos acordado, veo que Clod me está esperando fuera.

 ¡¡¡¡Holaaaa!!!!

Subo al coche, pero antes saludo a mi madre, que, como no podía ser de otro modo, se ha asomado a la ventana.

 Vamos. ¡Venga, Clod, vamos!

Arranca a toda velocidad.

 ¡No tan de prisa, que mi madre está asomada!

 Pues sí que Primero de prisa, luego no. ¡No hay quien te entienda!

 ¿Qué te pasa? ¿Estás enfadada?

 ¿Yo?

 ¿Quien, si no?

 No me pasa nada.

 ¡No es cierto!

 Está bien Lo que pasa es que podría haber ido con Aldo a la fiesta. Hemos hablado y ¡lo han invitado!

 ¿En serio? ¿Y cómo es que la conoce?

 Por lo visto es amiga de un amigo suyo. Esta noche habrá un montón de gente allí

 Bueno, mejor así. Ya lo verás en la fiesta.

 Eso, por una vez que podemos quedar fuera del gimnasio ¡tengo que verlo allí! ¿Y si luego no lo encuentro?

 Mira que eres pesada Mejor. ¡Así te deseará más!

 Pero ¿y si no me desea?

 Si empiezas así, estás perdida No funcionará de ninguna manera.

Clod se encoge de hombros.

 Si tú lo dices

 ¡Confía en mí!

La miro, parece un poco desconsolada. Intento cambiar de tema.

 Eh, ¿has traído la bolsa? -Dicho así, esto parece una película de esas en las que todos disparan, corren, huyen, tienen unos cuerpos que quitan el hipo, son negros y hay de por medio un lío de drogas.

 Sí, sí, está aquí detrás

Me vuelvo. ¡Dentro de las bolsas de Catenella están nuestros supervestidos! Los tops de lentejuelas, las minifaldas y las botas con el calcetín incorporado.

 ¡Caray! Será una noche fantástica.

Clod me mira y al cabo de un instante recupera la sonrisa.

 ¡Si, será genial!

Pasados unos minutos llegamos a casa de Alis. Nos abre la puerta y se abalanza sobre nosotras gritando.

 ¡Yujuuu! ¡Qué bien que ya estéis aquí! ¡Vayamos a vestirnos, vamos!

Nos arrastra dentro. Su madre aparece en el pasillo.

 ¡No corras de ese modo, Alis, vas a romper algo!

 Mira que eres plasta, mamá, dijiste que nos dejarías solas.

Alis acompaña a su madre hasta la puerta del salón, donde la espera una amiga. Casi la saca a empellones desu casa.

 Sí, sí, ya me voy Con tal de que no destroces las cosas de casa

 ¡Qué más te da! Pues compramos otras. ¡Tú tráeme una bonita sorpresa, que todavía no hemos hecho las paces!

Y tras decir esto las echa de casa y cierra la puerta. La amiga de su madre sacude la cabeza.

 ¿Tu hija se comporta siempre así?

 ¡Huy, esto no es nada! ¡Últimamente ha mejorado mucho!

Segundos después, Alis entra a toda prisa en el salón y pone Tokio Hotel.

 ¡Vamos! -Empieza a bailar como una loca, saltando sobre los sofás, pasando por delante de nosotras, mareándonos tanto a Clod como a mí-. ¡Esta noche va a ser alucinante! Venid, vamos.

Entramos en una habitación enorme en la que hay una gran cantidad de espejos. Nos probamos los vestidos, uno, dos, a continuación otros, todos diferentes.

 ¡Verás cómo éste te sienta de maravilla!

Alis tiene muchos más, y ha cogido sin decimos nada otras prendas para nosotras. Al final, organizamos mucho más que un destile. Un mayordomo impecable se acerca de puntillas.

 Señorita, le he preparado té verde, tisanas y chocolate.

 Déjalos ahí y esfúmate.Alis ve que la miro con aire de reprobación. Entonces corrige la frase-: Por favor.

Y probamos también a maquillarnos poniéndonos un sinfín de coloretes y sombras de ojos.

 Éste Éste más oscuro. Prueba este lápiz azul.

 Éste plateado me queda fenomenal.

Alis se aproxima.

 Es cierto Rebájalo aquí arriba. Un poco más

Acto seguido, me miro al espejo.

 Yo me pondría el celeste, luego el azul claro y a continuación el blanco para difuminarlo

 ¡Pero vas a parecer una loca!

 ¡Por eso mismo!

Alis sube el volumen de la música y seguimos así, riéndonos, empujándonos, maquillándonos y bailando como tres auténticas chilladas.

Son las ocho. Ya estamos listas.

 ¡Estamos buenísimas!

De eso nada, y lo mismo piensa el portero, que, cuando nos ve salir, se lleva la mano a la frente.

 ¡Hola, guapo! ¡¿Qué tal estamos, eh?!

Alis y su manera de comportarse. Al menos bromea, se ríe y no lo trata mal.

Bajamos hasta llegar a los coches. Clod tiene un aspecto muy cómico con su vestido corto. ¡Su elegancia, por decirlo de alguna forma, resulta simpática!

 ¿Por dónde vamos?

Alis arquea las cejas.

 Yo tengo que pasar antes por un sitio. Nos vemos allí.

 ¿Allí, dónde? ¿Y si no nos dejan entrar?

 Venga ya, estáis en la lista. Está en el centro, al lado del cine Barberini: bajando, a la derecha Supper, ¡todo el mundo lo conoce!

Desaparece en el interior de su coche rosa con todos los accesorios posibles de Hello Kitty, y arranca casi derrapando.

 A saber adónde va.

 Bah,, siempre tiene alguna extraña sorpresa

Clod es más dura:

 Yo creo que está como una cabra.

 Para mí es Alis y punto.

 Sí, vale. -Se da por vencida- Busquemos ese Supper.

Bajamos por la cuesta de la piazza Barberini.

 Tienes que ir por ahí.

 No, Alis dijo a la derecha.

Clod se para.

 Pero ¿qué haces?

 Pregunto

 ¿A un marroquí?

 Eh, disculpe, ¿sabe dónde está Supper?

El marroquí se acerca al coche.

 ¿Qué?

Clod insiste:

 Supper.

 Ah. perdona, ¡no entender antes! Local estupendo, segunda calle a la derecha y lo verás. -¡Gracias!

El marroquí se aleja. Clod me mira satisfecha. -¿Has visto?

 ¡Sí, pero yo ya te había dicho que era a la derecha! Encontramos aparcamiento, después el local, nuestros nombres en la lista y, en un pispás, estamos dentro.

¡No me lo puedo creer! Están todos los Ratas Y Cudini con su amigo,

 ¡Hola!

Un tipo pasa por mi lado. Es Matt.

 Hola -lo saludo con frialdad.

 ¿Estás enfadada?

 ¿Yo? ¿Por qué?

 Bueno, por la fiesta de aquella noche que subimos, y yo no te había contado lo de la chica

 En absoluto, ¿por qué debería estar enfadada? Y ahora perdona, pero voy a saludar a mis amigos. ¡Ahí están! Ven, Clod.

Me escabullo y nos alejamos de él. Clod escruta a la multitud.

 ¿Se puede saber a quién has visto, Caro?

 A nadie, sólo que no tenía ganas de hablar con él.

Luego los veo de verdad.

 Mira. ¡Gibbo y Filo!

 ¡Hola, chicos!

Nos aproximamos a ellos. Están pegados al disc-jockey. Gibbo lleva unos auriculares enormes. Me guiña un ojo y sonríe. Filo coge el micrófono, baja la música, y se pone a cantarWhen did your heart go missing? de Rooney encima de la canción.

Clod y yo nos miramos.

 Caramba, canta de maravilla

 ¡Sí, desde siempre!

A continuación Filo rapea y dice algunas cosas sobre la velada. Nosotras empezamos a bailar enloquecidas, saltamos, nos empujamos y nos abrazamos. Clod se detiene de improviso.

 ¿Qué ocurre?

 Acabo de ver a Aldo

Aldo, sí, ahí está. Camina entre la gente arrastrado por una chica que lo lleva de la mano.

 Pero ¿sale con alguien?

Clod no contesta a mi pregunta, baja al vuelo de la tarima del disc-jockey y se dirige al centro de la pista. Se pone a bailar. Se coloca justo en medio de su trayectoria y, de hecho, la chica que arrastra a Aldo no tarda en pasar por delante de ella. En cuanto la deja atrás, Clod se pone a bailar delante de él para llamar su atención. Él la ve y la saluda.

 ¡Hola!

 Ah, hola -le responde muy seria, forzando una sonrisa-. ¿Ya estás aquí?

 Pues sí, ¿has visto cuánta gente?

 Sí.

La chica se acerca a ellos,

 Ah Ella es Serena, y ella Claudia. -Luego se dirige a Clod-: ¿Sabes que ella también sabe hacer imitaciones? ¡Te gustarían un montón'.

Clod da media vuelta y lo deja tirado.

 Pero Claudia

Aldo extiende los brazos, pero la chica vuelve a cogerlo de la mano y se lo lleva.

Clod se me acerca y empieza a bailar con los ojos reducidos a una hendidura, apretando tanto los dientes que casi le rechinan de rabia.

 ¿Qué pasa?

 ¡Que es un cabrón!

 Ah, pues sí, tienes razón.

Como si de repente todo estuviese más claro que el agua. Y justo en ese momento la veo.

 Mira, ahí está Alis.

Camina entre la gente con la cabeza erguida. Sonríe, saluda, agita la mano para decir hola, besa a algunos. Y detrás de ella, no me lo puedo creer: ¡Dodo Giuliani! Así que ésa era la sorpresa Cuando nos ve, sacude la cabeza risueña, como si dijese: «Esto sí que no os lo esperabais, ¿verdad? ¿Habéis visto a quién os he traído?»

Empieza a bailar delante de él. Dodo la mira, no se ha percatado de nuestra presencia. Le dice algo al oído, Ella se ríe echando la cabeza hacia atrás, Se ríe aún más fuerte, como si pretendiese darnos a entender a nosotras, a todos, a cualquiera que pudiese albergar alguna duda, que lo que él acaba de decirle al oído es un cumplido precioso. Alis baila ahora con mayor convencimiento, se mueve alrededor de él, se acerca, lo roza, y al final aproxima su boca a la suya, cerca, demasiado cerca. Lo mira a los ojos, le sonríe, se mueve lentamente. Tiene la boca entreabierta mostrando sus dientes perfectos, su sonrisa ligera. Dodo no puede resistirlo, es evidente, de manera que la besa. La música cambia como en una explosión. Alis se separa de él y se pone a bailar alzando las manos a la vez que nos mira. Sonríe y grita; «¡Sí!» Levanta los dedos índice y corazón de la mano izquierda y hace el signo de la victoria. Clod y yo nos miramos.

 Ha ganado

Simulo que lo lamento, si bien soy la única que sabe lo que podría haber ocurrido con el tal Giuliani. Clod parece más disgustada que yo. Intento consolarla.

 Venga Hay que reconocer que Alis se lo ha currado.

 ¡Me importa un comino! Dodo no me gusta nada. Sí, admito que es guapo, pero es también un imbécil. ¡A mime gusta Aldo!

Menuda historia. Alis se ha jugado el todo por el todo y está feliz de haber ganado ¡Y va y resulta que nosotras estamos encantadas de habernos librado de él!

 Bueno, quizá a Aldo le importe un bledo esa especie de tanque. -Miramos las dos en la misma dirección. Aldo está sentado en un rincón bebiendo un zumo, mientras ella baila delante de él como si fuese una odalisca metida en carnes-. Oh, Clod ¡Creo que se está aburriendo como una ostra!

 ¡Y a mí ella me parece una vacaburra!

 ¡Eh, chicas, coged esto.

De repente nos dan un par de botes de Nutella.

 ¿Qué pasa?

 ¿No lo sabéis? ¡Está a punto de empezar elTuca, Tuca sweet!

 ¿Y eso qué es?

Tratamos de entender algo, pero la tipa con el uniforme decow girl de Supper, que lleva colgados los botes de Nutella de un extraño cinturón doble, desaparece de inmediato entre la gente.

 Pero ¡¿para qué son estas cosas?!

Clod sonríe.

 ¡Bah! ¡En cualquier caso, se come!

Justo en ese momento suena una canción de Tiziano Ferro: «Y Raffaella canta en mi casa, y Raffaella es mía, mía. Mía. Sólo mía. Y Raffaella» Y todos bailan enloquecidos mientras el vídeo se proyecta en las pantallas.

 ¡Venga, chicos, elegid compañero!

En un abrir y cerrar de ojos se forman un montón de parejas. Y el disc-jockey se apresura a mezclar perfectamente la canción de Raffaella Carrà: «Se llama, mmm tuca, tuca! Lo he inventado yo»

Todo el mundo sujeta una gran cuchara de plástico y empiezan a untar de Nutella a la persona que tienen delante. I.as piernas, el cuello, los brazos, la barriga, en cualquier lugar donde se pueda, vaya, y luego comienzan a lamer y a mordisquear al ritmo de la música, en pocas palabras, a recuperar la Nutella.

 ¡Qué asco!

 ¡Pero si es genial!

 ¡Sí, pero engorda!

En fin, que en un instante estalla una guerra de chocolate. Pasados unos segundos, y siempre al ritmo deTuca, Tuca, todos untan de Nutella a los demás y se muerden y se lamen. Es una suerte de círculo dantesco de golosos. Y en medio de ese extraño Tuca, Tuca sweet aparece ella.

 ¡Eh, Clod, Caro! He ganado ¿Habéis visto?

 ¡Sí, eres la mejor!

Alis desaparece al fondo de la pista, donde se encuentra Dodo. Clod ve que Aldo está solo y se acerca a él. El disc-jockey mezcla de nuevo y yo me pongo a bailarHappy ending de Mika. Tengo los ojos cerrados, extiendo los brazos y giro sobre mí misma sacudiendo el pelo, siguiendo la música. Los demás me temen y nadie osa aproximarse. Y me echo a reír sola, en mi interior, y pese a que nadie desea untarme de Nutella, me siento feliz. A continuación abro los ojos. El techo del Supper también está tachonado de estrellas.

 ¡Ha sido una fiesta genial!

Clod me coge del brazo a la salida del local. La gente se aleja armando jaleo, unos van del brazo, otros patean una lata como si estuviesen jugando un partido de fútbol.

 Sí ¡Salvo que ahora soy un pedazo de chocolate andante! ¡Un tipo se puso a untarme mientras bailaba y después quería lamerme el brazo! ¡Me cabreé tanto que casi le doy una patada!

 ¡No tenías el día! Se veía a la legua

 Mira quién habla. Aldo te ha jorobado la noche.

 De eso nada, hemos hablado. Sea como sea, he entendido lo que te sucede, Caro: te molesta lo de Dodo y Alis.

 ¿A mí? Pero ¿qué dices? ¡Ahí están!

Justo en ese momento pasan por nuestro lado corriendo, cogidos de la mano.

 ¡Eh, nos vemos en mi casa!

Desaparecen al doblar la esquina.

 ¡Qué locos! Me alegro por ellos, oye.

 Ya

 ¿Qué te ocurre. Clod?

 ¡Nada!

 Estás rara.

 Ya te he dicho que nada.

 Acabas de decirme que has aclarado las cosas con Aldo.

 Sí, de hecho

 ¿Entonces?

 Uf, nada

Permanece en silencio hasta que llegamos al coche. Después se para. Miro alrededor.

 ¡Eh, el tuyo no está! ¡O se lo han llevado o, peor aún, te lo han robado! Por eso estabas así. ¡Lo presentías! ¿Te das cuenta, Clod? ¡Tienes poderes! -La sacudo por los hombros-. ¿Entiendes? Lo presentías ¡Eres médium!

Ella me mira desconsolada.

 De eso nada: se lo he prestado a Aldo.

 ¡¿A Aldo?!

 Sí, para que pudiese acompañar a la tipa que estaba con él.

 ¡En ese caso no es que tengas poderes, sino que eres idiota!

 ¡Oye, no te permito que me insultes! ¡El coche es mío y puedo prestárselo a quien me dé la gana! ¡Pareces mi madre!

 Puede, pero al menos tu madre tiene su coche consigo. Nosotras no tenemos ninguno. ¿Qué hacemos ahora?

 Esperar. Volverá.

 Pero ¿cuándo? llámalo al móvil.

 Ya lo he hecho. Lo ha apagado.

 ¡Pues vuelve a intentarlo!

 Hace una hora que pruebo.

 En ese caso, el que tiene poderes es él. ¡Menudo gilipollas!

Echo a andar.

 ¿Adónde vas?

 A casa de Alis.

 ¿Y me dejas aquí tirada?

 ¡Tú me has dejado aquí tirada! Yo me voy a casa.

 ¡Espérame! -Me da alcance corriendo de medio lado debido a los tacones-, ¡Justamente tenía que ponérmelos esta noche!

La miro con odio.

 Todo estaba saliendo a pedir de boca hasta que le prestaste el coche.

 ¿Y qué podía hacer? No quería parecer celosa cuando me lo pidió.

 ¡Pues has quedado cono una imbécil!

Caminamos en silencio. La oigo cojear a mi lado, la miro por el rabillo del ojo. Tiene una expresión de dolor en el rostro. Le hacen daño los zapatos. He sido demasiado dura con ella. Me vuelvo, la miro y a continuación esbozo, una sonrisa.

 Perdona, Clod

Ella también sonríe.

 No te preocupes, si tienes razón.

La cojo del brazo. Me guiña un ojo.

 Además, Caro, se que estás nerviosa.

 ¿Por qué?

 Porque en el fondo te gustaba Dodo, ¿eh? ¡A mí no se me escapa nada!

Niego con la cabeza y alzo la mirada. No hay nada que hacer. Exhalo un suspiro. Clod sólo piensa en eso.

 Sigamos andando, venga.

Más tarde. Caminamos exhaustas por la piazza Venezia.

 Pero ¿cuánto falta? ¡Ya no puedo más! -Clod va detrás de mí jadeando.

 ¡Animo, ya no queda nada!

Pasa un coche y el conductor toca el claxon. Uno de los chicos que van dentro se asoma por la ventanilla trasera.

 ¡Hola, guapas! ¿Cuánto queréis?

Y se alejan sin dejar de tocar el claxon como locos. Otro coche se arrima a nosotras de inmediato.

 Perdonad.

 ¿Sí? -responde Clod con ingenuidad.

La cojo del brazo.

 Ven, crucemos.

 Pero si quería preguntarnos algo

 ¡Por supuesto! ¡Quería saber lo que estás dispuesta a hacer!

Cruzamos la calle sin esperar a llegar al paso de cebra. Los coches tocan la bocina, frenan. Uno se detiene en seco delante de nosotras, no nos atropella por un pelo. Clod y yo nos quedamos patidifusas. Son el profe Leone y la profe Bellini.

 Pero Carolina, Claudia

Esbozamos una sonrisa forzada.

 Venimos de una fiesta.

La profe Bellini se asoma y nos mira divertida.

 De disfraces, ¡qué bien!

 Sí Bueno, nos vemos mañana.

Me pongo detrás de Clod y acabamos de cruzar la calle.

 La profe Bellini es una estúpida ¡Una fiesta de disfraces, dice!

 Bueno, Caro, hay que reconocer que vamos vestidas de una forma un tanto estrafalaria

 ¡Estrafalaria! ¡Es la moda!

 Si tú lo dices ¡Qué guay que salgan juntos, ¿no?!

 ¡Salen juntos!

 ¡Genial! ¡Dos profes que salen juntos! ¡Es extraño! Creo que el reglamento no lo permite. En cualquier caso, yo no lo habría adivinado jamás. A Alis le va a sentar fatal.

 ¿Por qué?

 ¡Porque le gustaba el profe Leone!

 ¿También?

 Pues sí ¿Por qué? ¿Acaso no te gustaba también a ti?

 ¡¿A mí?! Yo sólo dije que es un hombre atractivo, un tipo simpático

 Ah Sea como sea, el caso es que, cada vez que a ti te gusta alguien, no sé por qué pero automáticamente también le gusta a ella.

 Venga, ahorra saliva, que ya estamos llegando.

Caminamos de nuevo en silencio. Qué curioso, nunca lo había pensado. No obstante, he de reconocer que es cierto. Tal vez el hecho de que tengamos los mismos gustos se deba a que somos muy amigas Aunque recuerdo que, en una ocasión, Alis salió con un tipo que yo no podía ver ni en pintura. Iba siempre cubierto de tachuelas, con los pantalones desgarrados, pero si no lo soportaba no era por su manera de vestir. Quiero decir que cada uno puede hacer lo que le parezca. Por lo que no lo aguantaba era por su forma de actuar. Estaba en la III-E y era el primo de uno de los Ratas. En fin, que cada vez que el tipo me veía, un tal Gianni, al que en realidad llaman Giagua porque es sardo y se apellida Degiu, bueno, se burlaba siempre de mí, me empujaba en la escalera o me tiraba del pelo, y se metía con Clod diciéndole que debería hacer una de esas dietas extremas. A saber lo que pretendía. Y Alis, nada, al revés, daba la impresión de que en el fondo se divertía. No sé cómo podía salir con un tipo así. Decía que porque era alternativo. ¿Alternativo a qué? Montaba escenas por los pasillos durante el recreo, llegaba y la cogía en brazos, pero no de una manera dulce, no, sitio como unbulldozer, mientras que Alis se limitaba a soltar grititos. Sí, he de reconocer que estaba un poco agilipollada. Nunca entenderé esa clase de cosas. Lo único que sé es que un tío como Dios manda respeta también a mis amigas y, por descontado, no les toma el pelo. Además, un chico que venga a verme a mí no debe montar todos esos numeritos para hacerse notar; tiene que acercarse a mí y darme un beso porque le apetece y punto.

Alis me contó, además, que él quería hacer el amor con ella; bueno, él, como no podía ser de otro modo, no decía «amor», sino «sexo».

Alis vacilaba. ¡Yo le dije que, en mi opinión, era un poco pronto! Tenía trece años! «¡¿Estás de guasa?! Haces el amor con un tipo así y en dos semanas lo sabe todo Roma.» En cualquier caso, y pese a que yo me siento mucho más cercana a Clod, es Alis la que lo sabe todo sobre mí, con ella consigo abrirme más. Con estos últimos pensamientos llegamos a su casa. Alis sale a nuestro encuentro a la carrera. Se ha desmaquillado ya y se ha puesto un pijama muy elegante. Faltaría más.

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