Pero ¿se puede saber dónde os habíais metido? ¿Había otra fiesta? No me habéis dicho nada, ¿eh? ¿Habéis ligado? ¡Bueno, sea como sea, he ganado yo! ¡¡¡He ganado yo!!!
Baila sobre la cama, salta, lanza los almohadones al aire, en fin, que arma un buen jaleo. Nos descalzamos sin perder un segundo y empezamos a saltar con ella. No le cuento nada del coche de Clod, ni de Aldo y todo lo demás. ¡No le digo que Dodo lo intentó en primer lugar conmigo! Es agua pasada. Salto y me río, me río y salto. Nos abrazamos y, al final, nos caemos de la cama. Pero por suerte
¡Ay!
Aterrizamos sobre Clod. Se ha hecho daño, no consigue librarse de nosotras, cuanto más lo intenta, más nos enredamos encima de ella, y os juro que en mi vida me había reído tanto.
Luci, la abuela de Carolina
Soy la abuela de Carolina. Me llamo Lucilla, aunque ella me ha puesto el apodo de «abuela Lucí». Amo mi terraza, las flores que me saludan por la mañana en cuanto subo las persianas, y mi taza de té, que, en esta ocasión, es de flores silvestres. Me encanta estar aquí, sobre todo a última hora de la tarde, cuando el cielo se tiñe de naranja y se levanta esa brisa La casa, las habitaciones, la cocina donde me gusta estar preparando algo apetitoso. Los cuadros en las paredes, las fotografías de Tom y mías, mi Tom. En fin, mis costumbres, mis puntos de referencia, cuando uno se convierte en anciano, en una persona madura o de la tercera edad, como prefieren decir hoy en día, que, a fin de cuentas, la sustancia no cambia. Es bonito mirar alrededor y sentirnos a gusto en medio de lo que conocemos tan bien. Así resulta más agradable recordar la vida y todas las cosas que ésta nos ha regalado. En particular, el amor; me refiero al verdadero. Y yo me siento afortunada porque lo encontré. Ahora me divierto mucho con mi nieta favorita, Carolina, que me hace recordar mi juventud, si bien no viene a verme muy a menudo. Me gustaría que siempre estuviese aquí. Pero la entiendo: es joven, tiene la edad de las novedades, de los descubrimientos en los que el tiempo y el espacio nunca son suficientes. Es divertida, simpática y realmente inteligente. Además, me escucha con curiosidad, y eso es muy importante cuando uno tiene el pelo cano, es agradable. Si bien a veces tengo la impresión de que la aburro; entonces, le digo: «Vete, sal con tus amigas, te divertirás mucho más que escuchando todas estas viejas historias.» Pero ella hace caso omiso, se queda, como mínimo hasta que llega la hora de volver a su casa para evitar el sermón de su padre. Lamento que él tenga un carácter tan brusco y desconfiado, creo que Carolina sufre un poco por ese hecho, al igual que Giovanni, o Rusty James, como lo llama ella. Los dos son muy sensibles y noto que necesitan hablar, contar sus cosas simplemente, como cuando uno se siente verdaderamente relajado y no tiene la impresión de estar diciendo tonterías. No obstante, a veces, cuando el padre es un poco expeditivo, uno se avergüenza y tiende a decir tan sólo lo que él quiere oír. Mi hija es diferente, sé que ella, Carolina y Giovanni siempre han hablado un poco más entre sí, pese a que no han logrado tener la misma confianza que tienen con nosotros, sus abuelos. Por eso me alegro de verlos. De alguna manera, me siento como una segunda madre. En particular me gusta cuando Carolina y yo podemos cocinar juntas. Sin ir más lejos,focacce. A ella le encantan. Cocinar juntas es un momento mágico porque mientras preparamos los ingredientes, los cocinamos y, a continuación, esperamos el resultado, nos sentimos en sintonía. Creamos algo que luego comeremos juntos. Es precioso. Trescientos gramos de harina, un sobrecito de levadura, una pizca de romero y aceite. Carolina empieza echando la harina formando un hueco en el centro de la artesa, yo añado la levadura que previamente he disuelto en agua tibia, un pellizco de sal y después ella lo mezcla todo bien. Cuando llega el momento de dividir la masa en cuatro partes y estirarla, Carolina me pasa el testigo alegando que ella no lo hace bien. Entonces yo unto la masa con un poco de aceite y echo por encima el romero y la sal. Luego viene la cocción. Están ricas así, sin más. Sin rellenos u otros condimentos. En parte como el amor, crudo y desnudo. Sí, quizá sea una abuela muy sincera y quizá ése sea el motivo de que me lleve tan bien con mi nieta. Cuando salen las focacce, nos las comemos todos juntos, tal vez incluso con Giovanni, porque Carolina le manda siempre un sms para avisarlo y él, si puede, pasa por casa y está un rato con nosotros. Giovanni y su sueño de escribir. Cómo me gustaría que se realizase y que fuese feliz. A veces me deja leer algo, es realmente bueno, intenso y capaz. Pero su padre no lo entiende, quiere para él un futuro más cierto, más seguro. Que sea médico. Y él no, ha decidido que no quiere seguir ocultando su verdadera pasión y se ha marchado de casa. Qué valor. Lo admiro, aunque al mismo tiempo temo por él. Lamentaría que sufriese. Espero que pueda transformar su sueño en un auténtico trabajo, se lo merece de verdad. Mi nieta Alessandra, sin embargo, es el verdadero misterio de esa casa. No acabo de entenderla. Aun así, la quiero mucho. Como siempre digo, cada uno de nosotros se comporta como sabe, de nada sirve enojarse demasiado. Cada uno sigue su camino y su manera de vivir y, si bien a veces no nos sentimos en sintonía con alguien, no debemos juzgarlo. ¿Cómo podemos saber a ciencia cierta lo que piensan los demás? Así pues, confío en que también Alessandra encuentre su camino, el que más le guste. Tom y yo hemos coincidido siempre en esta manera de ver las cosas. Mi Tom. El amor de mi vida. La persona con la que lo he compartido todo, que me comprende, y me hace reír y soñar. Vivir con él, levantarse todas las mañanas mirándolo a los ojos, compartir alegrías y penas, dificultades y sorpresas, además del deseo de seguir así un año tras otro, siempre juntos. Soy una mujer afortunada. Amo y me aman. Y la cotidianidad no ha menoscabado nuestra relación, no le ha restado magia. Nuestro amor ha ido evolucionando con el tiempo, ha sabido crecer gracias a nuestra voluntad. Porque las historias sólo funcionan con el esfuerzo, el sentimiento y la colaboración. No bastan las mariposas en el estómago, como dice a veces Carolina. Ése es el punto de partida. Luego es necesario el deseo de construir un proyecto. Nosotros lo hemos logrado. Y espero que mis nietos puedan vivir tanta belleza y felicidad.
Ahora hay un problema en el que prefiero no pensar. Tengo confianza. Quiero tenerla, entre otras cosas porque no me queda otro remedio.
Febrero
Si fueses una cantante, ¿cómo te llamarías? Caro X.
¿Cómo te llama tu madre? Pequeña.
¿Qué edad te gustaría tener? Dieciocho años.
¿Qué serás «de mayor»? Espero que yo misma.
¿Haces realmente lo que te gusta? Casi nunca.
¿Tienes algún «sueño en el cajón»? Ser fotógrafa.
¿Intentarás abrirlo alguna vez? Si encuentro la llave
¿Tienes novio? No.
¿Estás enamorada? Eso creo.
¿Cuál es tu canción preferida este mes? Goodbye Philadelphia, de Peter Cincotti.
¿Cómo es él? ¿Rubio, moreno? ¡Moreno y guapo!
¿Tienes éxito con los chicos? Cuando no me interesan, sí.
¿Qué es la última cosa que has comprado? Un cinturón plateado de esos blandos.
¿Un adjetivo para describirte? Nice.
¿Tienes animales en casa? Sí, mi hermana.
Dentro de un mes será primavera. Cuánto me gusta esta época del año ¡Los primeros colores, la idea de que el verano ya no queda tan lejos! ¡Todo resulta cada vez más ligero! Los domingos hacemos las primeras excursiones a las afueras de Roma con los coches de Alis y Clod, pero, sobre todo, con la moto de mi hermano, ¡A veces me parece increíble que él, precisamente él, me dedique un domingo! Sí, en ocasiones sucede que, después de comer, y a menos que yo no haya quedado con Alis y Clod y él no tenga a alguna tipa rondándole, me pregunta si me apetece salir un rato a probar la moto. ¡Qué guay! Lo abrazo con todas mis fuerzas y me siento segura. Vamos por esa carretera que lleva al campo que se encuentra en los alrededores de Bracciano, circulando a toda velocidad mientras contemplo el paisaje que desfila por mi lado. Cuando acelera, agacho la cabeza porque tengo la impresión de que el casco va a salir volando y me acurruco contra su cuerpo mientras todo va quedando rápidamente a nuestras espaldas. Será que hoy es un bonito día soleado, el primero de este mes. Cudini nos ha hecho reír como locos. Faltaba en clase Triello, el famoso empollón, peor aún que Raffaelli. ¡Si no ha venido es que debe de estar verdaderamente enfermo! En fin, que llega el profe Pozzi, que enseña arte, con un programa muy preciso, muy bien estudiado, supermetódico. ¿Recordáis ese juego de hundir barcos? Pues aún peor. Todos los pupitres están numerados: 1A. 1B, 2A. 2B, etcétera, por nombres y apellidos, y también en función de los exámenes que hemos hecho o de los que nos faltan.
En fin, escuchad ésta.
Venga, chicos, a vuestros pupitres Sentaos, por favor, ¡Vete a tu sitio, Liccardi!
¡Soy Pieri!
Ah, sí. A tu sitio, Pieri.
Pues sí, porque el profe Pozzi tiene un defecto absurdo. ¡No se acuerda del nombre de nadie! Aunque quizá, bien mirado, sea una ventaja. Sea como sea, nos hemos divertido como enanos. El profe se acomoda en su asiento. Saca un dossier de su bolsa y lo abre.
Veamos, hoy le preguntaré a ¡Triello!
Sin darle tiempo a alzar la mirada del papel, Cudini se apresura a ocupar el puesto de Triello: pupitre 6A. Raffaelli, la otra empollona universal, levanta la mano para intervenir sin perder un segundo.
Disculpe, profesor
Pero Bettoni, el amigo del alma de Cudini, la detiene.
Ni se te ocurra o verás cuando salgas.
El profesor Pozzi busca en su lista a quién pertenece esa mano levantada.
Sí, dime, Raffaelli.
No, nada. Es que pensaba que me preguntaría a mí.
No, a ti ya te he preguntado. Falta Triello. A ver, dime
Cudini se ha puesto en pie y tiene las manos detrás de la espalda, está erguido y muy serio, preparado para cualquier pregunta.
Háblame del arte romano.,.
Cudini sonríe como diciendo: «¡Genial, ésta me la sé!» Bettoni, como no podía ser de otra forma, saca el móvil y empieza a grabar.
El arte romano fue prácticamente «robado» de la antigua Siria, las primeras pinturas, además, pertenecían a los babilonios ¡Y a los sumerios!
El profe Pozzi se levanta las gafas de la nariz como si eso le permitiese oír mejor.
¿Robado por quién?
Ah, disculpe, por los egipcios.
¿Por los egipcios?
Pero ¿qué estoy diciendo? Por los franceses.
Por los franceses
No, no, eso es, ¡por los búlgaros!
En resumen, una retahíla de sandeces que, claro está, nos hacen reír a todos a carcajadas, sobre todo al imaginar que Triello habría sabido responder acertadamente y, en cambio, ahora ha quedado como uno de los más ignorantes de la clase. ¡Y eso sin estar siquiera presente!
¡No me lo puedo creer, Triello! ¿Has perdido el juicio?
El profe Pozzi golpea la mesa con su dossier.
¿Se puede saber de qué os reís? De su ignorancia ¡Muy bien! ¡Me parece fantástico! No debéis reíros, ¿lo entendéis? ¿Qué te ocurre, Triello, te has enamorado? ¿Ha perdido tu equipo favorito? ¿Te ha caído un rayo en la cabeza? Tenías una media de sobresaliente. ¿Y sabes lo que pienso ponerte ahora? ¿Eh? ¿Sabes la nota que te voy a poner? Pues no, ¡no tienes la menor idea! ¡Un suspenso como una catedral!
Ya nos duele la barriga de tanto reírnos.
Cudini insiste.
Profesor, eso no es justo, algo sí sabía.
¿El qué?
¿Cómo que el qué? ¿Acaso no me ha escuchado? Le he enumerado un montón de civilizaciones.
¡Sí, incluso algunas posteriores a los romanos! ¡Triello, eres la vergüenza de este instituto!
¡Y usted un borrico que no entiende nada!
La discusión entre ambos llega a tal punto que Cudini-Triello acaba siendo expulsado de la clase tras obtener una nota pésima.
Al día siguiente el auténtico Triello, ya recuperado de su enfermedad, vuelve a clase.
Hola, ¿cómo estás?
¿Cómo te sientes?
¿Todo bien?
Triello nos mira estupefacto. Todo el mundo le pregunta por su estado de salud. La clase jamás lo ha tenido en tan alta consideración.
¡Estábamos preocupados por ti!
Triello se dirige a su sitio. Evidentemente, nadie le cuenta nada, pero no dejarnos de mirarlo y de reírnos.
Por la tarde Cudini le manda un sms: «Echa un vistazo a www. scuolazoo.com. Y ¡gracias!» Cuando Triello entra en la web y se ve respondiendo a las preguntas del profe Pozzi pese a estar ausente, bueno, casi le da un patatús.
Mamá
Sobra decir que, posteriormente, la nota de Triello pasó a Cudini, que, sin embargo, permaneció entre los mejores de www.scuolazoo.com durante diez semanas. Todo un récord.
Febrero me parece el mes más guay del año. En primer lugar porque nací yo, el 3, para ser más exactos, y en segundo lugar porque durante dicho mes se celebra la fiesta de los enamorados. Quiero decir que el hecho de que un mes se elija como el período en que se festeja a los enamorados es ya de por sí importante, ¿no? En cualquier caso, he entendido que el 3 de febrero es un día especial. En esa fecha nacieron varias personas importantes: Paul Auster, escritor; Félix Mendelssohn, compositor, y Simone Weil, una socióloga francesa. No es muy conocida, pero lo que he leído de ella me ha impresionado mucho. Tenía un carácter profundo y sensible, y en eso me reconozco un poco, pero lo que me preocupa es que justo a los catorce años sufrió una crisis adolescente que la llevó a las puertas del suicidio. Cuando lo leí me quedé de piedra. He de reconocer que a mí también se me ha pasado por la mente. Lo he comentado con mis amigas.
¿En serio? ¿Y por qué?
Clod me mira sin saber muy bien qué decir.
Me refiero, es absurdo ¿Cómo se te puede haber ocurrido una cosa así?
Bah, no lo sé, quizá sea porque todo me parece muy difícil, el mundo de los adultos parece tan alejado del nuestro que, cuando pienso en lo que nos espera y a lo que deberemos enfrentarnos, preferiría desaparecer.
Alis permanece durante un momento en silencio. Luego nos mira sonriente.
Yo lo pienso con frecuencia. -Se calla y a continuación prosigue-: Quizá porque me aburro.
Y nos mira con fijeza adrede, de esa forma que sabe perfectamente que nos hace enfadar.
¡En una ocasión incluso lo intenté!
¿Y qué hiciste?
Bebí ginebra para envalentonarme.
¿Y después?
Pues luego no sabía muy bien qué hacer, la cabeza me daba vueltas, me sentía fatal. Al final vomité muchísimo. Mi madre se enfadó porque le manché su alfombra preferida, imagínate En cualquier caso, ahora que ha pasado todo, no puedo soportar la ginebra ni tampoco la alfombra de mi madre ¿Salimos?
Ese día se compró de todo y compró también cosas para nosotras. Le habían regalado una tarjeta de crédito no sé por qué entraño motivo. Quizá porque le había contado a su madre esa historia y ella, como no sabía qué decir o qué hacer, le había dado la tarjeta en cuestión. Sea como sea, el hecho de que Simone Weil pensase también en el suicidio me hizo sentir mejor. A una se le ocurren una infinidad de cosasy cree que sus pensamientos son extraños y únicos cuando, en realidad, no es así. Todos pensamos determinadas cosas, pero son pocos los que las cuentan. De manera que la tal Simone Weil debió de decírselo a alguien porque, de lo contrario, no figuraría escrito en su biografía, ¿no? ¡En cualquier caso, me encanta esa Simone! Quiero decir que primero era profesora, luego abandonó la docencia, se convirtió en obrera y escribió sus Cuadernos, donde figuran todas sus poesías y reflexiones que, según leo, son «de una rara integridad existencial». Bueno, eso me encanta, porque, si bien no acabo de entender del todo lo que significa, es inusual. Creo que se refiere al hecho de que siempre trató de hacer lo correcto y que, por aquel entonces, quizá no resultaba tan fácil, y, además, la circunstancia de que naciese el mismo día que yo o, mejor dicho, yo el mismo día que ella (dado que vino al mundo mucho antes que yo) nos hace muy similares. Al igual que debo de tener grandes afinidades con el escritor Paul Auster y con el compositor Mendelssohn, dos personas profundas y sensibles, famosas en el mundo porque son o fueron capaces de expresar lo que sentían a través de las palabras y de la música.
Un tipo con el que no me identifico en absoluto es, sin embargo, el director de cine Ferzan Özpetek. También nací el mismo día que él, pero de no haber sido porque Rusty lo adora y me llevó al cine, quizá no habría visto jamás una de sus películas. Ahora, en cualquier caso, no, porque sus películas son ¿cómo decirlo?, dolorosas, eso es. Y hay ya tantas cosas dolorosas en este mundo que a uno se le quitan las ganas de pagar los 7,50 euros que cuesta la entrada para que alguien te cuente durante dos horas cuánto se sufre. Ya lo sé por mí misma, ¡y a mí no me paga nadie! Pero, dado que Rusty me había regalado la entrada y que él estaba deseando ver la peli, pues fui, aunque he de decir que después de dos días había olvidado yaNo basta una vida y ni siquiera la mencioné en mi agenda como un «recuerdo negativo». Quizá tenía razón Rusty cuando me dijo: «Oh, Caro, algún día lo entenderás.»
Y él no lo dice como nuestro padre, que parece estar llamándome imbécil cuando lo hace, sino con afecto, eso es, igual que el abuelo Tom. En fin, que me hizo entender que no hay que tener prisa para ciertas cosas, que son sensaciones, emociones que maduran con el tiempo, al igual que ciertas clases de fruta, que resulta maravilloso morder cuando llega el momento adecuado. ¡Pero lo que me vuelve realmente loca es que yo nací el mismo día que «Carosello», el mítico programa televisivo! A ver, no es algo que conozca bien o que haya visto, pero mi madre siempre me ha dicho que era fantástico. La abuela Lucí le decía siempre: «Acuéstate después de "Carosello".»
Y a mi madre le gustaba esta idea. Después de cenar se lavaba los dientes a toda prisa para poder verlo. Que, a fin de cuentas, era simplemente un conjunto de anuncios como los que hacen hoy, sólo que, por aquel entonces, y según me contaba mi madre, estaban protagonizados por los actores más importantes. Y eran sólo anuncios divertidos, con melodías alegres, con muchos dibujos animados, en fin, que por eso mi madre siempre dice: «¡Yo soy hija de "Carosello" y de su buen humor!»
Quizá se deba a eso su manera de saber tomarse la vida con una sonrisa en cualquier caso, incluso cuando está agotada, ha tenido un día complicado, corriendo para volver a casa, con el tráfico y todo lo demás, para prepararnos la cena.
Pero si mi madre es «hija» de «Carosello» y yo soy hija de mi madre, ¿no será por eso que me llamó Carolina? ¡A veces tengo unas paranoias realmente absurdas! ¡Sea como sea, mañana es mi cumpleaños y ya no tendré que mentirle al Lore o al Lele de turno, que consideran tan importante el hecho de tener catorce años!
Pero yo digo ¿será posible que, de repente, mi visión del mundo, lo que opino de mi padre, de Rusty, de la escuela, de los hombres en general y de cualquier otra cosa que pueda habérseme pasado por la cabeza hasta ahora cambie mañana? No. Yo seguiré siendo la misma, con catorce años en lugar de trece, lo que, en el fondo, quizá incluso me traiga suerte.
Sólo hay algo que me da mucha rabia: Dakota Fanning. ¿Sabéis quién es? Una joven actriz estadounidense que cumple catorce años el 23 Bueno, ella ya es mucho más famosa que yo, pese a que vino al mundo veinte días después, de manera que yo soy mayor que ella. Aprendió a leer a los dos años, sí, pero mi madre me ha contado que yo empecé a escribir a los cuatro, de modo que tampoco me quedo corta ¿no? Y, en cualquier caso, no cuenta, porque ella ha tenido la suerte de poder relacionarse en seguida con personas que los demás tal vez no conozcamos en toda nuestra vida: Sean Penn, Robert de Niro, Denzel Washington, Tom Cruise, Steven Spielberg, Paris Hillton, Michelle Pfeiffer En pocas palabras, si frecuentas a gente mayor sueles aprender algo. Si, además, la gente en cuestión es ésa, ¡no es ningún mérito que aprendas a leer a los dos años!
Sea como sea, tengo que reconocer que es realmente buena. Una noche Rusty trajo a casaEl fuego de la venganza, y, dado que mi madre no quería que la viese, simulé que me iba a la cama y la vi entera con mi hermano.
¡Es genial! Rusty dijo que Dakota Fanning llega a emocionar en esa película, y que Denzel es único, y yo la verdad es que estoy de acuerdo con él y pienso que mi madre se equivocaba al no querer que yo la viera.
La película no me dio miedo en absoluto. Era un poco violenta, eso es cierto, pero he visto cosas peores con Alis y Clod. La relación entre Dakota y Denzel se parece un poco a la que tenemos Rusty y yo, ambos nos sentimos protegidos. Tal vez sea por ese motivo por lo que, a pesar de que la fama que tiene ya a los catorce años, en realidad no me importaría ser amiga suya, y estoy incluso segura de que nos llevaríamos muy bien.
Bueno, ahora me voy a dormir.
El abuelo Tom me dice siempre que «el secreto para vivir mejor es reír y soñar».
No sé si me reiré o si soñaré cosas bonitas, lo único cierto es que me voy a la cama. Considero que no hay nada mejor que pasar el tiempo esperando una fecha que sabes de antemano que te hará feliz. Y mañana será así. El mero hecho de pasar de los trece a los catorce años y de no verme obligada a contar más mentiras me parece lo más. Bueno, ya no tendré que seguir mintiendo ¡sobre mi edad! Buenas noches.
A la mañana siguiente. El aroma es fabuloso.
¡No me lo puedo creer! ¡Mamá; Pero si has preparado el roscón de crema y chocolate, ¡lo adoro, no hay nada mejor para empezar el día! ¡Gracias!
El desayuno es fantástico.
¡Felicidades, Caro!
Incluso Ale me parece más simpática. Me ha dado un beso por detrás, un abrazo muy fuerte, y he de decir que jamás habría esperado algo así de ella. Pero lo mejor llega cuando salgo de casa.
¡Noooo!
Están todos ahí: el abuelo Tom, la abuela Lucí, Rusty y, detrás de mí, aparecen mis padres y también Ale.
¿Te gusta?
Es preciosa
Camino con los ojos anegados en lágrimas, conmovida por su regalo: una Vespa 50 Special último modelo, de color negro.
Dios mío, la miro con más detenimiento, tiene algunos arañazos y el sillín beis claro, un color un poco gárrulo. Por lo visto, la han comprado de segunda mano. Camino alrededor de ella, sí, tiene también alguna abolladura A decir verdad me habría gustado que me regalaran uno de esos cochecitos, un Aixam, para cuando llueve, o un Chatenet gris oscuro con los cristales ahumados como el de Raffaelli Pero quizá costaba demasiado incluso usado.
De manera que, después de haberla observado con detenimiento, me detengo y, como una consumada actriz, cierro los ojos conmovida.
Es realmente preciosa, en serio.
Me alegro de que te guste, Caro.
Mi madre me da un beso en la frente.
Tengo que irme pitando a trabajar.
Yo también, he pedido una hora de permiso para poder asistir a la sorpresa, pero ahora debo marcharme.
Gracias, papá. Es un regalo verdaderamente bonito.
Oh.
Hace un gesto con la mano como si pretendiese decir: «Basta, no digas nada más» Ese tipo de cosas que se hacen cuando no sabes exactamente por qué has hecho algo.
Ten, esto es para ti.
Ale me da un paquete, lo abro. Es un casco rosa oscuro con un número en lo alto.
¡14! Genial
Luego Rusty se acerca y me da otro.
Y éste por si debes llevar detrás a una de tus amigas -y añade, alusivo-: o a uno de tus amigos.
Monísimo, el mismo casco con otro número encima, ¡14 bis!
Nosotros hemos pensado en la cadena, así no te la robarán
No lo digas ni en broma, abuelo, ¡que trae mala suerte!
¡Carolina!
Y este llavero
¡Es ideal! Ahora mismo meto las llaves
Han elegido uno con la letra K que es todo de acero, justo como a mí me gusta, como cuando soy Karolina, con K de Kamicaze. En fin, mi yo de cuando intento hacerme la dura y parecer segura de mí misma y luego ¡luego no lo consigo! Y la abuela Luci lo sabe de sobra.
Mi madre intenta poner un poco de orden.
Venga, Rusty, acompaña a tu hermana al colegio o llegará tarde.
¡Qué bien'. Podemos ir en la Vespa.
Giovanni conduce, ya te lo he dicho ¡Tú todavía no tienes el permiso y estás aún medio dormida!
Pero, mamá, sé llevarla de sobra. ¡Es imposible que me pille un guardia de aquí al colegio, está muy cerca!
Bueno, si lo prefieres, puedes ir a pie entonces. Venga, Carolina, no protestes tanto, tu hermano te llevará.
Resoplo, ¡Vaya coñazo! Incluso el día de mi cumpleaños tienen que controlar todo lo que hago.
Pero nada más doblar la esquina. Rusty se detiene.
Coge la Vespa
Me hace bajar las piernas, acto seguido se apea él también y mete el casco 14 bis en el pequeño baúl que hay detrás.
¿Qué haces?
Me voy a casa. Adiós, diviértete en el colegio ¡y felicidades de nuevo!
Se aleja con esa sonrisa irresistible, ajustándose la cazadora y metiendo las manos en los bolsillos.
¡Gracias, Rusty James! -grito como una loca y arranco lentamente miLuna 9.
La he bautizado así porque mientras buscaba información sobre lo que había sucedido el 3 de febrero leí que justo ese día, en 1966, una nave soviética aterrizó en la Luna. Se llamabaLuna 9. La verdad es que no se puede decir que esos soviéticos tengan mucha imaginación, pero a mi Vespa le queda bien. De hecho, Luna me hace quedar de miedo cuando «aterriza» en la puerta del colegio.
¡No me lo puedo creer! ¿Dónde la has robado?
Gibbo, Filo y Clod se aproximan a mí corriendo, también Alis y algunas otras compañeras me hacen fiestas.
Alis siempre lo sabe todo.
¡De robar, nada, imbécil, hoy es su cumpleaños!
Me abraza.
¡Toma, esto es para ti! -Me da un paquete que abro muerta de curiosidad.
¡Qué pasada! ¡Un iPod Touch! Alis, ¡es ideal de la muerte!
Así puedes escuchar todas las canciones que quieras mientras conduces tu nueva Vespa Te he metido Finley, pero también Linkin Park, Amy Winehouse y Alicia Keys, para que puedas empezar a usarlo en seguida.
Mola muchísimo, basta con tocar la pantalla para mover las carátulas de los CD. Elijo una canción de Rihannay me pongo los auriculares. Empiezo a cantar como una loca, bailo, río, salto y grito, con una felicidad que Choco con una barriga prominente, importante, propia de un profesor. Me quito los auriculares.
Profesor Leone
¿Sí, Carolina?
Nada ¡es que hoy es mi cumpleaños!
Espero un segundo. Luego él también me hace un regalo espléndido; ¡sonríe!
Bueno, ¡en ese caso, felicidades! ¿Y vosotros, chicos? No es también vuestro cumpleaños, ¿verdad? Pues todos a clase, venga
La mañana ha sido genial. Todos los profes se han enterado de que era mi cumpleaños y se han abstenido de preguntarme la lección.
Las 11.30, Suena el timbre del recreo.
Quietos, chicos, no salgáis.
Pero, profe, tenemos hambre, es la hora del recreo.
Si os digo que os estéis quietos será porque tengo un motivo, ¿no os parece?
Me quedo un poco sorprendida, pero hago como si nada. En realidad estoy jugando con el iPod Touch Sin embarco, de repente, entran por la puerta el abuelo Tom y la abuela Luci.
¡Por eso no quería que bajaseis! -dice el profe.
En caso de que no lo sepáis, hoy es el cumpleaños de nuestra querida nieta. ¡Felicidades, Caro!
¡La abuela Luci y el abuelo Tom han traído bandejas con pizza caliente! ¡Y además unos sándwiches buenísimos! Y unos bocadillos cuyo simple aroma hace que te ruede la cabeza
Abuelo, abuela, no deberíais Después de la sorpresa de esta mañana
Y me precipito en dirección a ellos y los abrazo con todas mis fuerzas, primero a uno y luego a otro. Y sólo pienso en ellos. En parte porque mis amigos se han abalanzado sobre las pizzas y ni siquiera nos miran. Pasado un momento, me suelto.
Gracias, sois realmente un encanto.
Y me dirijo corriendo hacia las bandejas.
¡Eh, dejadme algo!
Los abuelos permanecen en un segundo plano, mi abuelo con el pelo canoso, mi abuela, en cambio, no. Él es alto y ella, en cambio, no. Se abrazan y se miran de una manera que no soy capaz de describir, pero parecen incluso más felices que yo. A pesar de que luego la abuela cierra los ojos y veo que le aprieta la mano al abuelo y, por un momento, tengo la impresión de que se ha emocionado por algo, de que está a punto de echarse a llorar. Pero después mi atención se centra en Clod.